‘Te doy gracias, Padre, Señor delcielo y de la tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y entendidos, y se las has revelado a los pequeños’.
Paz y bien a todos. Con este saludo franciscano os agradezco el haber venido aquí, a esta plaza llena de historia y de fe, para rezar juntos.
Como tantos peregrinos, también yo he venido para dar gracias al Padre por todo lo que ha querido revelar a uno de estos ‘pequeños’ de los que habla el evangelio: Francisco, hijo de un rico comerciante de Asís. El encuentro con Jesús lo llevó a despojarse de una vida cómoda y superficial, para abrazar ‘la señora pobreza’ y vivir como verdadero hijo del Padre que está en los cielos.