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jueves, 12 de abril de 2012

Homenaje a Juan Pablo II



Oración para implorar favores por intercesión del Siervo de Dios, el Papa Juan Pablo II


Oh Trinidad Santa,

Te damos gracias por haber concedido a la Iglesia al Papa Juan Pablo II y porque en él has reflejado la ternura de Tu paternidad, la gloria de la cruz de Cristo y el esplendor del Espíritu de amor.

Él, confiando totalmente en tu infinita misericordia y en la maternal intercesión de María, nos ha mostrado una imagen viva de Jesús Buen Pastor, indicándonos la santidad, alto grado de la vida cristiana ordinaria, como camino para alcanzar la comunión eterna Contigo.

Concédenos, por su intercesión, y si es Tu voluntad, el favor que imploramos, con la esperanza de que sea pronto incluido en el número de tus santos.

Amén.



Su Vida



Nació el 18 de mayo de 1920 en Wadowice, sur de Polonia. Su familia estaba conformada por su padre Karol Wojtyla, un militar del ejército austro-húngaro, su madre, Emilia Kaczorowsky, una joven sileciana de origen lituano, y un hermano adolescente de nombre Edmund.

Los padres de Karol Wojtyla lo bautizaron a los pocos días de nacer en la iglesia de Santa María de Wadowice. A los 9 años de edad recibió un duro golpe: el fallecimiento de su madre al dar a luz a una niña que murió antes de nacer. Años más tarde falleció su hermano y en 1941 murió su padre.

De joven, el futuro Pontífice mostró una gran inquietud por el teatro y las artes literarias polacas tan grande que aún en el colegio pensaba seriamente en la posibilidad de continuar estudios de filología y lingüística polaca. Sin embargo, un encuentro con el Cardenal Sapieha durante una visita pastoral, le hizo considerar seriamente la posibilidad de seguir la vocación que tenía impresa -entonces aún sin develarse plenamente- en el corazón: el sacerdocio.

Al desatarse la Segunda Guerra Mundial, los alemanes cerraron todas las universidades de Polonia con el objetivo de invadir no sólo el territorio sino también la cultura polaca. Frente a esta situación, Karol Wojtyla con un grupo de jóvenes organizaron una universidad clandestina en donde estudió filosofía, idiomas y literatura. Poco antes de decidir su ingreso al seminario, el joven Karol tuvo que trabajar arduamente como obrero en una cantera. Según relata el hoy Pontífice, esta experiencia le ayudó a conocer de cerca el cansancio físico, así como la sencillez, sensatez y fervor religioso de los trabajadores y los pobres.

En 1942 ingresó al Departamento Teológico de la Universidad Jaguelloniana. Durante estos años tuvo que vivir oculto, junto con otros seminaristas, quienes fueron acogidos por el Cardenal de Cracovia.

El 1 de noviembre de 1946, a la edad de 26 años, Karol Wojtyla fue ordenado sacerdote en el Seminario Mayor de Cracovia y celebró su primera misa en la Cripta de San Leonardo en la Catedral de Wavel. Al poco tiempo obtuvo la licenciatura de Teología en la Universidad Pontificia de Roma Angelicum y más adelante se doctoró en Filosofía. Durante algún tiempo se desempeñó como profesor de Ética en la Universidad Católica de Dublin y en la Universidad Estatal de Cracovia, donde interactuó con importantes representantes del pensamiento católico polaco, especialmente de la vertiente conocida como "tomismo lublinense".

El 23 de setiembre de 1958 fue consagrado Obispo Auxiliar del Administrador Apostólico de Cracovia, Monseñor Baziak, convirtiéndose en el miembro más joven del episcopado polaco. Asistió al Concilio Vaticano II, donde participó activamente, especialmente en las comisiones responsables de elaborar la Constitución Dogmática sobre la Iglesia Lumen Gentium y la Constitución pastoral Gaudium et Spes. Durante estos años, el entonces Obispo Wojtyla combinaba la producción teológica con una intensa labor apostólica, especialmente con los jóvenes, con quienes compartía tanto momentos de reflexión y oración como espacios de distracción y aventura al aire libre.

El 13 de enero de 1964 falleció Monseñor Baziak por lo que el obispo Wojtyla ocupa la sede de Cracovia como titular. Dos años después, el Papa Pablo VI convierte a Cracovia en Arquidiócesis. Durante su labor como Arzobispo, el futuro Papa se caracterizó por la integración de los laicos en las tareas pastorales, la promoción del apostolado juvenil y vocacional, la construcción de templos a pesar de la fuerte oposición del régimen comunista, la promoción humana y formación religiosa de los obreros y el aliento del pensamiento y las publicaciones católicas.

En junio de 1967, a los 47 años de edad, el Arzobispo Wojtyla fue creado Cardenal por el Papa Pablo VI. En 1974, el nuevo Purpurado ordenó a 43 nuevos presbíteros, en la ordenación sacerdotal más numerosa desde que terminó la Segunda Guerra Mundial.

En 1978 muere Pablo VI y es elegido nuevo Papa el Patriarca de Venecia, Cardenal Albino Luciani, de 65 años, quien tomó el nombre de Juan Pablo I. El "Papa de la Sonrisa", sin embargo, fallece a los 33 días de su nombramiento. El 16 de octubre de 1978, luego de un nuevo Cónclave, el Cardenal polaco Karol Wojtyla es elegido como el sucesor de San Pedro, rompiendo con la tradición de más de 400 años de elegir Papas de origen italiano. El 22 de octubre de 1978 fue investido como Sumo Pontífice asumiendo el nombre de Juan Pablo II.



Breve Biografía

Karol Józef Wojtyla, conocido como Juan Pablo II desde su elección al papado en octubre de 1978, nació en Wadowice, una pequeña ciudad a 50 kms. de Cracovia, el 18 de mayo de 1920. Era el segundo de los dos hijos de Karol Wojtyla y Emilia Kaczorowska. Su madre falleció en 1929. Su hermano mayor Edmund (médico) murió en 1932 y su padre (suboficial del ejército) en 1941.
A los 9 años hizo la Primera Comunión, y a los 18 recibió la Confirmación. Terminados los estudios de enseñanza media en la escuela Marcin Wadowita de Wadowice, se matriculó en 1938 en la Universidad Jagellónica de Cracovia y en una escuela de teatro.

Cuando las fuerzas de ocupación nazi cerraron la Universidad, en 1939, el joven Karol tuvo que trabajar en una cantera y luego en una fábrica química (Solvay), para ganarse la vida y evitar la deportación a Alemania.

A partir de 1942, al sentir la vocación al sacerdocio, siguió las clases de formación del seminario clandestino de Cracovia, dirigido por el Arzobispo de Cracovia, Cardenal Adam Stefan Sapieha. Al mismo tiempo, fue uno de los promotores del "Teatro Rapsódico", también clandestino.

Tras la segunda guerra mundial, continuó sus estudios en el seminario mayor de Cracovia, nuevamente abierto, y en la Facultad de Teología de la Universidad Jagellónica, hasta su ordenación sacerdotal en Cracovia el 1 de noviembre de 1946.

Seguidamente, fue enviado por el Cardenal Sapieha a Roma, donde, bajo la dirección del dominico francés Garrigou-Lagrange, se doctoró en1948 en teología, con una tesis sobre el tema de la fe en las obras de San Juan de la Cruz. En aquel período aprovechó sus vacaciones para ejercer el ministerio pastoral entre los emigrantes polacos de Francia, Bélgica y Holanda.

En 1948 volvió a Polonia, y fue vicario en diversas parroquias de Cracovia y capellán de los universitarios hasta 1951, cuando reanudó sus estudios filosóficos y teológicos. En 1953 presentó en la Universidad Católica de Lublin una tesis titulada "Valoración de la posibilidad de fundar una ética católica sobre la base del sistema ético de Max Scheler". Después pasó a ser profesor de Teología Moral y Etica Social en el seminario mayor de Cracovia y en la facultad de Teología de Lublin.

El 4 de julio de 1958 fue nombrado por Pío XII Obispo Auxiliar de Cracovia. Recibió la ordenación episcopal el 28 de septiembre de 1958 en la catedral del Wawel (Cracovia), de manos del Arzobispo Eugeniusz Baziak.

El 13 de enero de 1964 fue nombrado Arzobispo de Cracovia por Pablo VI, quien le hizo cardenal el 26 de junio de 1967.

Además de participar en el Concilio Vaticano II (1962-65), con una contribución importante en la elaboración de la constitución Gaudium et spes, el Cardenal Wojtyla tomó parte en todas las asambleas del Sínodo de los Obispos.

Desde el comienzo de su pontificado, el 16 de octubre de 1978, el Papa Juan Pablo II ha realizado 104 viajes pastorales fuera de Italia, y 146 por el interior de este país. Además, como Obispo de Roma ha visitado 317 de las 333 parroquias romanas.

Entre sus documentos principales se incluyen: 14 Encíclicas, 15 Exhortaciones apostólicas, 11 Constituciones apostólicas y 45 Cartas apostólicas. El Papa también ha publicado cinco libros: "Cruzando el umbral de la esperanza" (octubre de 1994); "Don y misterio: en el quincuagésimo aniversario de mi ordenación sacerdotal" (noviembre de 1996); "Tríptico romano - Meditaciones", libro de poesías (Marzo de 2003); “¡Levantaos! ¡Vamos!” (mayo de 2004) y “Memoria y identidad” (su publicación está prevista para la primavera de 2005).

Juan Pablo II ha presidido 147 ceremonias de beatificación -en las que ha proclamado 1338 beatos- y 51 canonizaciones, con un total de 482 santos. Ha celebrado 9 consistorios, durante los cuales ha creado 231 (+ 1 in pectore) Cardenales. También ha presidido 6 asambleas plenarias del Colegio Cardenalicio.

Desde 1978 hasta hoy, el Santo Padre ha presidido 15 Asambleas del Sínodo de los Obispos: 6 ordinarias (1980, 1983, 1987, 1990, 1994, 2001), 1 general extraordinaria (1985), y 8 especiales (1980, 1991, 1994, 1995, 1997, 1998 [2] y 1999).

Ningún otro Papa se ha encontrado con tantas personas como Juan Pablo II: en cifras, más de 17.600.100 peregrinos han participado en las más de 1160 Audiencias Generales que se celebran los miércoles. Ese número no incluye las otras audiencias especiales y las ceremonias religiosas [más de 8 millones de peregrinos durante el Gran Jubileo del año 2000] y los millones de fieles que el Papa ha encontrado durante las visitas pastorales efectuadas en Italia y en el resto del mundo. Hay que recordar también las numerosas personalidades de gobierno con las que se ha entrevistado durante las 38 visitas oficiales y las 738 audiencias o encuentros con jefes de Estado y 246 audiencias y encuentros con Primeros Ministros.


Beatificación de Juan Pablo II



¿Qué es una beatificación? El proceso para ser Santo

Protagonista de milagro atribuido a Juan Pablo II revela detalles de su curación



Benedicto XVI: "La beatificación de Juan Pablo II es una alegría para quienes le conocimos"


Juan Pablo II, el Papa de los récords

 

El Santuario de Fátima vive con intensidad los días previos a la beatificación de Juan Pablo II

 Lunes, 25 abr (RV).- En el marco del fervor, la alegría y la devoción con la que los fieles de todo el mundo se preparan, cuando falta menos de una semana, para la beatificación de Juan Pablo II, el Santuario de Fátima está viviendo muy intensamente estos últimos días. «En Fátima, con la Virgen María, el Cielo abrió una ventana a los hombres que le cierran la puerta a Dios»... decía, Benedicto XVI, el 13 de mayo pasado en la explanada de Fátima, ante una multitud de peregrinos llegados de todo el mundo.

Recordamos que el Santuario de Fátima será uno de los cinco santuarios del mundo, que se unirá en el rezo del Rosario de la vigilia de oración, en Roma, titulada “Totus tuus” en preparación de la beatificación de Juan Pablo II, que presidirá el cardenal Agostino Vallini, vicario de Su Santidad para la diócesis de Roma.

El capellán del Santuario de Nuestra Señora del Rosario de Fátima - padre Ángel Ramírez - que es también el responsable de la acogida de los peregrinos de habla hispana en una entrevista de nuestra compañera Cecilia de Malak nos habló de la alegría de este Santuario al poder unirse espiritualmente a este evento.

En Fátima, en señal de agradecimiento del venerable Papa a la mano materna que lo salvó en el atentado... la Corona de la Virgen lleva engastada la bala que hirió a Juan Pablo II. No sólo, el mismo Pontífice quiso que la imagen de Nuestra Señora viajará desde este santuario mariano portugués hasta Roma, para consagrar el mundo al Corazón Inmaculado de María. El padre Ángel Ramírez nos habla hoy de los lazos tan especiales que unen a Juan Pablo II con la Virgen de Fátima: RealAudioMP3

Le hemos pedimos para finalizar, al responsable de la acogida de los numerosísimos peregrinos de habla hispana que llegan a Fátima, que nos hable de los, también numerosos, testimonios sobre Juan Pablo II: RealAudio




MP3


¿QUÉ SIGNIFICA SER BEATIFICADO/CANONIZADO?

Para muchos, aún en la Iglesia, la práctica Católica de beatificar y canonizar es un enigma. ¿Por qué lo hace la Iglesia? ¿Cómo lo hace la Iglesia? ¿Qué significa ser canonizado, o como en el caso de Padre Pío, beatificado?

Historia General.
Primero, debe notarse que de acuerdo al testimonio de la Sagrada Escritura cada cristiano es un santo. El Nuevo Testamento Griego habla en muchos lugares del hagios (Hch. 9, 32; Rm. 15, 25-31;Ef.1,1; Col. 1, 2; Judas 1, 3 y otros). La Vulgata Latina habla del sancti, que es interpretada en algunas traducciones como los santos y en otros como los benditos. Como San Pedro le dice a los cristianos, "vosotros sois linaje elegido, sacerdocio real, nación santa, pueblo adquirido, para anunciar las alabanzas de Aquel que os ha llamado de las tinieblas a su admirable luz". Los santos son ungidos por Dios a través del Bautismo, llenos de su vida Divina (el Reino de Dios dentro de nosotros), y llamados a anunciar la presencia de este Reino en el mundo a toda la raza humana. Así es que en el uso de las Escrituras todos aquellos bautizados en Cristo y en el estado de gracia se pueden llamar con razón santos.

En otro sentido, más estricto y más técnico, los santos son aquellos en quienes no solo ha comenzado la victoria de Cristo sobre el pecado, el demonio y la muerte, como en nosotros, sino que ha sido culminada. Este es el caso cuando la vida mundana terrenal se termina y la vida de santidad es alcanzada en nuestro peregrinar hacia el cielo. Aún cuando se afirma que nadie es bueno, sólo Dios (Mt. 19, 17), Cristo nos llamó a la perfección en bondad, de santidad, "sed perfectos como es perfecto vuestro Padre celestial" (Mt. 5, 48 y 19, 21; Col. 4, 12; Santiago 1,4), ya que nada imperfecto entrará al cielo (Apoc. 21, 27).

La Iglesia inicialmente entendía que sólo el Cristiano que seguía a Cristo perfectamente entraría inmediatamente en la Jerusalén celestial. Otros entrarían en el fuego purificador del purgatorio "para ser perfeccionados," de donde no saldrían hasta que "no hayas pagado el último céntimo" (Mt. 5, 26; 1 Cor. 3, 13-15). Como la perfección era unirse a Cristo en su muerte, un efecto comenzó a desarrollarse; al mártir (testigo que moría por Cristo) se le percibía como aquel que alcanzaba esta meta. De esta manera, durante la edad de la persecución (desde Pentecostés hasta 311 AD) la estima hacia aquellos Cristianos que fueron asesinados por el odio a la fe (in odium fidei) llevó a la gente a ensalzar su ejemplo de testimonio heroico por Cristo, guardando y preservando sus reliquias (los trofeos de victoria sobre la muerte) y celebrando el aniversario de su nacimiento a la vida eterna. La Carta Circular de la Iglesia de Esmirna sobre el Martirio de San Policarpo (155 AD) muestra este efecto perfectamente.

Por lo menos hemos recogido sus huesos, que significan más para nosotros que piedras preciosas y son más puras que el oro, y las colocaron en el lugar más adecuado para su descanso. Y si nos es posible reunirnos de nuevo, que Dios nos permita celebrar el día de su martirio con gozo, para recordar a aquellos que lucharon en un combate glorioso, y enseñar y fortalecer por medio de su ejemplo a nuestras próximas generaciones.


Finalmente, el mayor tributo de honor que se le podía dar a un mártir era mencionar su nombre en el Canon (Oración Eucarística) de la Misa, acompañando al Señor en Su Sacrificio Redentor. Esto se llevaba a cabo el día de su fiesta, el día en el que entraron a la vida eterna. El Canon Romano (Oración Eucarística 1) retiene el testimonio elocuente de la Iglesia Romana para la Madre del Señor, para los apóstoles, y para muchos de los mártires importantes de Roma y de Italia.

"En unión con la toda la Iglesia…honramos a María…Pedro y Pablo, Andrés, Santiago, Juan, Tomás, Felipe, Bartolomé, Mateo, Simón y Judas; Honramos a Lino, Cleto, Clemente, Sixto, Cornelio, Cipriano, Lorenzo, Crisógono, Juan y Pablo, Cosme y Damián." (Communicates)

"Por nosotros también, te pedimos nos consideres en empatía de tus apóstoles y mártires, con Juan el Bautista, Esteban, Matías, Barnabas, Ignacio, Alejandro, Marcelino, Pedro, Felicidad, Perpetua, Ágata, Lucía, Inés, Cecilia, Anastasia y todos los santos." (Nobis quoque peccatoribus)

Así, en los primeros siglos de la Iglesia, la aclamación popular de santidad a los mártires, la veneración de sus reliquias, la honra de sus nombres en oraciones privadas y litúrgicas (con el consentimiento del obispo local), canonizó testigos importantes de Cristo en la Iglesia Universal y local, como ejemplos de la perfecta fidelidad a la que todos los cristianos estamos llamados.

Aunque la edad de mártires nunca terminó, la paz relativa que existió después del Edicto de Milán en 311 significaba que el martirio era un ejemplo más raro de perfección de lo que había sido. La Iglesia comenzó a buscar otros modelos de santidad, otras maneras por medio de las cuales la unión con Cristo pudiese ser testigo a los fieles y al mundo como el vivir diariamente una vida Cristiana en la que se muera al propio yo y se entregue la vida a Cristo. Este testimonio fue encontrado en aquellos cuyo martirio blanco de virtudes heroicas confesaba al mundo el triunfo de la luz sobre las tinieblas, de la gracia sobre el pecado, del nuevo hombre sobre el viejo (Ef. 4, 17-24), y así de Cristo sobre Satanás. Por consiguiente, tales Confesores, el testimonio de cuyas vidas tenían la fama de santidad, comenzaron a entrar en los papeles de canonizados.

Este cultus (veneración religiosa) era generalmente de una diócesis singular, pero según la fama de la persona se propagaba podía abarcar varias diócesis, y en el caso de María, los apóstoles y otras figuras significantes es ciertamente universal. Aunque los registros de los primeros Concilios de la Iglesia muestran intervenciones ocasionales para corregir abusos en el nombramiento de los santos y para establecer criterios para su aclamación, el proceso continuó siendo un proceso local con algunos ejemplos de Papas declarando santos de veneración universal.

El primer proceso parece ser el del Papa Urbano II (1089-1099), en la "Causa" de Nicolás de Trani. Se le ordenó al obispo de Trani que condujera una investigación local sobre su supuesta santidad y milagros, que entonces se sometería al Papa para ser juzgada. Esta primera "Causa" se extendió sobre varios pontificados, y parece que no fue concluida favorablemente. También parece haber ocasionado avances en los procedimientos legales en sí, Callistus II (1119-1124) requiriendo que todas las causas incluyeran una biografía crítica del Siervo de Dios. Como ocurre de vez en cuando en la Iglesia, los abusos trajeron mayores elaboraciones en la práctica Eclesial. En 1170 el Papa Alejandro III decretó que nadie podía ser declarado santo sin el permiso del Sumo Pontífice. Esto fue declarado por causa de la aclamación de santo de un "mártir" suizo que fue asesinado mientras estaba borracho, y por consiguiente no se podía decir que era un testimonio de Cristo. Esta regulación fue formalmente incorporada en la ley de la Iglesia por el Papa Gregorio IX en 1234.

La centralización del proceso de canonización en Roma fue un avance inevitable de la Tradición canónica y teológica de la Iglesia. Mientras que la aclamación de los fieles y la aceptación del obispo es, en la mayoría de los casos, un testimonio adecuado de la santidad de la persona, sólo provee una certeza moral, una credibilidad razonable, que la persona está en el Cielo. Para dar testimonio universal de la santidad de alguien se necesitaba suscitar un criterio más alto, uno digno del carisma y de la infalibilidad de la Iglesia. De acuerdo con las enseñanzas de la Iglesia Católica, el Cristo Místico, no puede errar en materia de fe y moral (Jn. 16, 13). El ejecución practica de esta infalibilidad recae sobre la oficina apostólica, quien en el nombre y por la autoridad de Cristo la Cabeza de la Iglesia recurre a unir a los fieles en cuanto a cuestiones de fe o de moral. Esto puede hacerse ya sea por el colegio de obispos en su totalidad, como Consejo (Hch. 15,28), o por el Sucesor de San Pedro (Lc. 22, 32, Hch. 15, 7-12). Por la gracia del Espíritu Santo, Cristo protege tales juicios de suma importancia para la Iglesia del error. Históricamente, la opinión común de los teólogos es, por lo tanto, que la Canonización papal es un ejercicio del carisma de la infalibilidad que protege a la Iglesia de elevar a un individuo no apto para la veneración universal de los fieles. Como en el caso de una declaración dogmática, la declaración de un santo introduce a esa persona en el corazón de la vida de la Iglesia, por ende en el misterio central de la fe, la Eucaristía, y debe ser por su naturaleza libre de error.

Causa para Beatificación/Causa para Canonización

De acuerdo a un axioma teológico antiguo la gracia se construye sobre la naturaleza. Por esta razón la Iglesia es muy cuidadosa en agotar los medios humanos y razonables de determinar la santidad de una persona antes de contar con los medios sobrenaturales. Como fue notado anteriormente el proceso de la canonización papal desarrolló rápidamente procedimientos que eran seguidos en la diócesis y en Roma, tal como la recolección de evidencia, declaraciones de testigos y los biografía crítica escrita. Para el siglo catorce dos procesos regulares tuvieron lugar, la Causa de Beatificación y la Causa para la Canonización. La primera, después de haberse concluido exitosamente, permitía algún tipo de veneración de los Beatificados por parte de los fieles, en su diócesis, por una orden religiosa o por una nación. La segunda permitía la veneración universal del Santo por la Iglesia. El paso concluyente de cada uno era conducido por medio de un juicio, con lados a favor y en contra. La oficina del Promotor de la Fe o el Defensor del Diablo, quien discutía en contra del Siervo de Dios, data de esta época.

Estos Procesos han sido revisados y refinados varias veces a través de los siglos, incluyendo dos recientes, bajo el Papa Pablo VI en 1969 y bajo el Papa Juan Pablo II en 1983. Incluido en la reforma del Papa Pablo estaban las consolidaciones de los procesos en una sola Causa para Canonización. Notable en aquellos del Juan Pablo II fue la eliminación del Defensor del Diablo, como también otros cambios en los procedimientos.

Qué significa ser beato

Hasta el día de la beatificación de un Servidor de Dios los católicos deben observar las estrictas reglas del non-cultus, es decir, que se puede rezar a este individuo que creemos que está en los cielos y venerarle de una forma privada, no pública. Por ende, la regla por la cual la Causa del Padre Pío ha sido tan insistente- de ninguna exposición de sus retratos en lugares de adoración, ningún himno para él y ninguna oración pública rezada a él- está de acuerdo con las normas estrictas de la Iglesia en cuanto a estas cuestiones. Es más, la presencia del cultus antes de la aprobación por parte de la Iglesia puede terminar la candidatura de un Siervo de Dios.

Con la Beatificación un cierto número de marcas de veneración pueden darse a una persona. La más importante es la de un día festivo, con su Misa y oficio (Liturgia de la Horas), puede ser otorgada a una diócesis en particular y a órdenes y congregaciones religiosas. Por ejemplo, Beata Takeri Tekawitha, el Lirio de los Mohawks, es celebrada en los almanaques litúrgicos de los Estados Unidos y Canadá. En los Estados Unidos y Méjico hay un día festivo para el Beato Juan Diego, el vidente de Guadalupe. Por analogía, este privilegio es algo parecido a la práctica de la canonización episcopal en las edades tempranas de la historia de la Iglesia, con la excepción de que un obispo manifiesta a Roma el deseo de su feligresía a venerar a un Beato y Roma accede a tal veneración local. En el caso de Padre Pío lo más seguro es que los Capuchinos Franciscanos, una o más diócesis italianas, y aún países enteros, pedirán a la Santa Sede para añadir su día festivo a los almanaques particulares. Como murió el 23 de septiembre, es probable que esta fecha sea la asignada a él, ya que no presenta conflicto con el calendario universal de la Iglesia.

Con la beatificación vendrá el derecho restringido a venerar las reliquias de Padre Pío, a rezarle públicamente y para honrar sus imágenes en lugares de adoración. Esta veneración es restringida ya que es la veneración de una parte de la Iglesia solamente y no de toda, ya carece de la resolución de la canonización.

EL PROCESO DE BEATIFICACIÓN Y CANONIZACIÓN

El proceso de documentación de la vida y las virtudes de un santo o una santa no debe comenzar nunca antes de los cinco años desde su muerte. Este período de tiempo asegura que la fama de santidad de la persona se mantenga en el tiempo, y sólo puede ser acortado por el Sumo Pontífice. Esto se ha visto en dos ocasiones: fue de tres años para el proceso de la Madre Teresa de Calcuta, según lo dispuso el Papa Juan Pablo II; y fue inmediato en el caso del Papa Juan Pablo II, según lo dispuso su sucesor, el Papa Benedicto XVI.

Luego de concluidos los cinco años, o menos en caso de que lo haya dispuesto así el Sumo Pontífice, el Obispo de la diócesis en la cual murió el individuo con fama de santidad puede pedir a la Santa Sede que permita la iniciación de la Causa de Beatificación y Canonización. Si ningún Dicasterio Romano presenta objeciones, particularmente la Congregación para la Doctrina de la Fe, el Obispo solicitante recibe el permiso o nihil obstat ("no existe impedimento").

SIERVO DE DIOS

Una vez iniciada la Causa, el candidato es llamado "siervo de Dios"; por ejemplo, el siervo de Dios Karol Wojty?a o siervo de Dios Juan Pablo II.

Tribunal Diocesano: Proceso informativo

Durante esta primera fase, el Postulador establecido por la diócesis o el instituto religioso para impulsar la Causa debe recopilar testimonios sobre la vida y virtudes del siervo de Dios. Deben también recogerse y estudiarse los escritos públicos y privados del candidato. Esta fase documental del proceso puede demorar muchos años y concluye con la sentencia de un tribunal diocesano y la decisión final del obispo de que las virtudes heroicas del siervo de Dios han sido probadas, o por el contrario, de que no hay pruebas suficientes para demostrarlo. Los resultados son comunicados a la Congregación para las Causas de los Santos, a la que se presenta toda la documentación recogida, o Actas.

Congregación para las Causas de los Santos: Positio

Las Actas que surgen de la fase probatoria del proceso son encomendadas por la Congregación a un Relator nombrado de entre los miembros del Colegio de Relatores, que es parte de la misma Congregación, y cuya tarea consiste en supervisar la Causa durante todo el tiempo que dure el proceso. Junto con una comisión de teólogos designada por la Congregación, el Relator prepara la Positio que resume la vida y las virtudes del siervo de Dios, que, una vez lista, recibe la aprobación o desaprobación de dicha comisión de teólogos. Si el voto es favorable, la recomendación se entrega al cardenal, arzobispo y obispo miembros de la Congregación para que, a su vez, den su voto, que es el que define si la Causa prospera o si se desestima. De ser afirmativo el voto, la recomendación de un Decreto de Heroicidad de Virtudes se envía al Santo Padre, cuya decisión es definitiva.

VENERABLE

Supremo Pontífice: Decreto de Heroicidad de Virtudes del Siervo de Dios

Una vez que el Papa ha reconocido las virtudes heroicas del siervo de Dios, se llama al fiel con la denominación "Venerable"; por ejemplo Venerable siervo de Dios Juan Pablo II, o directamente Venerable Juan Pablo II.

Diócesis: primer milagro propuesto en apoyo a la Causa

El paso que sigue antes de la beatificación es la aprobación de un milagro, que es prueba del poder de intercesión del Venerable siervo de Dios, y por ende, de su unión con Dios tras su muerte. Quienes proponen el milagro, lo presentan en la diócesis donde se supone ha ocurrido; no en la diócesis donde se presentó la Causa, salvo que sean la misma. La diócesis sede del supuesto milagro inicia su propio proceso probatorio, en los aspectos científico y teológico.

La comisión científica debe determinar, según criterios científicos aceptados, que no haya ninguna explicación natural para la realización del milagro en cuestión. Aunque la naturaleza del milagro puede ser cualquiera, los milagros más comúnmente presentados para las Causas tienen que ver con la salud. Los milagros deben estar sólidamente documentados, tanto en la explicación de la enfermedad como del tratamiento, así como en cuanto a la curación y la persistencia de la recuperación.

La comisión científica debe determinar que no exista explicación natural para la curación; la comisión teológica, por su parte, debe establecer que la curación haya sido realmente un milagro, en el sentido de que por su naturaleza sólo puede atribuírsele a Dios. Para evitar cualquier duda respecto de si la remisión pudiera haberse producido por causas naturales o incluso por consecuencias no reconocidas de tratamientos terapéuticos, los teólogos tienden a preferir curaciones de enfermedades que se consideran incurables y se dan de manera más o menos instantánea. La desaparición de malignidad de un momento al otro o la regeneración de tejidos muertos o incluso destruidos completamente son procesos que no se dan naturalmente o que llevan mucho tiempo. Ese tipo de casos no son de naturaleza angélica. El enemigo podría provocar una enfermedad ejerciendo su opresión y simular una cura simplemente retirando su influencia; pero esa cura no sería instantánea ni de un día para el otro. Menos posible le sería provocar la regeneración de tejidos de la nada. Ésta es la clase de curaciones que suelen preferirse dado que evidencian inequívocamente una intervención divina.

También es tarea de la comisión teológica establecer si el milagro se ha dado a través de la intervención del siervo de Dios en cuestión únicamente. Si los familiares y amigos han rezado exclusivamente a ese siervo de Dios, el caso estaría probado. Pero si han rezado al siervo de Dios, a la Santísima Virgen, a San José y otros santos, el caso se complica y probablemente sea difícil demostrarlo. Así, se ve que la tarea de la comisión teológica tiene dos aspectos: el determinar la naturaleza milagrosa de la curación y juzgar si el milagro se ha dado mediante la intercesión del siervo de Dios en cuestión. La decisión que surge de estas consideraciones se presenta ante la Congregación en Roma.

Congregación: primer milagro propuesto en apoyo a la Causa

Como en la fase diocesana, la Congregación para las Causas de los Santos nombra una comisión científica y una comisión teológica. El voto afirmativo de la comisión teológica se presenta ante la Asamblea General del cardenal y los miembros episcopales de la Congregación, cuya sentencia afirmativa se remite al Sumo Pontífice.

En el caso de que hubiera existido martirio, puede no requerirse un milagro para la beatificación: el martirio se considera en sí un milagro de gracia. En ese caso, el voto de la Congregación establecería si la muerte del siervo de Dios puede considerarse un verdadero martirio, en cuyo caso el Santo Padre emite el Decreto de Martirio.

Supremo Pontífice: Decreto de aprobación del milagro

Si el Santo Padre lo estima conveniente, emite un Decreto por el que se aprueba el Milagro y se ordena la beatificación.

BEATO

Supremo Pontífice: Beatificación

Mediante el rito de beatificación, que se lleva a cabo en nombre del Supremo Pontífice, el Venerable siervo de Dios es declarado beato; por ejemplo, Beato Juan Pablo II.

Los beatos pueden recibir veneración pública dentro de la comunidad o la región a la que pertenecieron o con la que tuvieron contacto en vida, generalmente la diócesis o el instituto religioso con el cual estuvieron relacionados. Por el término "veneración pública" no se entiende que se haga en público sino que es un acto que realiza el clero, o un laico delegado, en nombre de la Iglesia (por ejemplo en Misas, el Oficio Divino, imágenes en iglesias, etc.), incluso si se realizan en privado. Por otro lado, "veneración privada" implica que el acto de veneración se realiza en grupos o por individuos que actúan en nombre propio, incluso si el acto tiene carácter público. Si bien la Iglesia restringe la veneración pública de los beatos, todo católico puede venerarlos en forma privada sin inconvenientes.

El motivo de esta distinción establecida por norma disciplinaria es que la beatificación no se considera un acto papal infalible, por lo que no es conveniente que la Iglesia entera dé veneración litúrgica al beato. Tal vez sea para reforzar esta distinción que el Papa Benedicto XVI haya decidido volver a la práctica en uso antes del Papa Pablo VI de que sea el Prefecto de la Congregación quien presida la beatificación, en lugar del mismo Santo Padre. Aunque él mismo ha hecho excepciones, como la de su predecesor, el Papa Juan Pablo II.

En el caso del Beato Juan Pablo II, la Santa Sede, en un Decreto sobre el culto litúrgico al Beato Juan Pablo II, ha dispuesto que la veneración pública sea legal en la diócesis de Roma y el territorio de Polonia. Otras naciones, diócesis e institutos pueden solicitar a la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos el Indulto correspondiente para venerar (render cultus) al beato. Sin un Indulto, la veneración pública no es lícita y podría dañar la posibilidad de canonización del beato.

Diócesis: Segundo milagro propuesto en apoyo a la Causa

Luego de la beatificación, la Iglesia espera un segundo milagro antes de proceder a la canonización. El proceso es igual al que se sigue para la beatificación. El supuesto milagro es estudiado por una comisión científica y una teológica en la diócesis donde se produjo.

Congregación: Segundo milagro propuesto en apoyo a la Causa

Una vez finalizado el proceso diocesano, el milagro es analizado por una comisión científica primero y luego una teológica, designadas por la Congregación para las Causas de los Santos. El veredicto de esta comisión se eleva a los obispos miembros de la Congregación, cuyo voto afirmativo es comunicado al Santo Padre.

Supremo Pontífice: Decreto de aprobación del milagro

El consentimiento del Santo Padre a la decisión de la Congregación se plasma en el Decreto de aprobación del milagro, que posibilita la Canonización.

SANTO

Supremo Pontífice: Canonización

Mediante el Rito de Canonización, el Supremo Pontífice, en un acto libre de error por la acción del Espíritu Santo, eleva a una persona a los altares para veneración universal de la Iglesia. La canonización no significa que el Santo Padre haga de la persona una santa, sino que declara que esa persona está con Dios y es un ejemplo del seguimiento de Cristo que vale la pena imitar. A partir de entonces, se pueden oficiar Misas, el Oficio Divino y otros actos de veneración a la persona declarada santa en toda la Iglesia universal.

Si el santo es conocido más o menos universalmente, su nombre se agrega al calendario general de la Iglesia como Memorial o Memoria opcional. Si se lo conoce en una región más reducida del mundo o en una nación o instituto religioso en particular, será agregado a los calendarios particulares de esas naciones o institutos, o incluido en celebraciones realizadas por el clero y los devotos del santo en Misas votivas o el Oficio.

RESCRIPTO QUE OTORGA LA DISPENSA PAPAL PARA COMENZAR LA CAUSA DE BEATIFICIÓN Y CANONIZACIÓN DE JUAN PABLO II

A petición del eminentísimo y reverendísimo señor cardenal Camillo Ruini, vicario general de Su Santidad para la diócesis de Roma, el Sumo Pontífice Benedicto XVI, teniendo en cuenta las peculiares circunstancias expuestas, en la audiencia concedida al mismo cardenal vicario general el día 28 del mes de abril de este año 2005, ha dispensado del tiempo de cinco años de espera después de la muerte del siervo de Dios Juan Pablo II (Karol Wojtyla), Sumo Pontífice, de modo que la causa de beatificación y canonización del mismo siervo de Dios pueda comenzar enseguida. No obstante cualquier cosa en contrario.

Dado en Roma, en la sede de esta Congregación para las causas de los santos, el día 9 del mes de mayo del año del Señor 2005.

Instante Em.mo ac Rev.mo Domino D. Camillo S.R.E. Cardinali Ruini, Vicario Generali Suae Sanctitatis pro Dioecesi Romana, Summus Pontifex BENEDICTUS XVI, attentis peculiaribus expositis adiunctis, in audentia eidem Cardinali Vicario Generali die 28 mensis Aprilis huius anni 2005 concessa, dispensavit a tempore quinque annorum exspectationis post mortem Servi Dei Ioannis Pauli II (Caroli Wojtyla), Summi Pontificis, ita ut causa Beatificationis et Canonizationis eiusdem Servi Dei statim incipi posset. Contrariis non obstantibus quibuslibet.

Datum Romae, ex aedibus huius Congregationis de Causis Sanctorum, die 9 mensis Maii A.D. 2005.

Iosephus Card. Saraiva Martins
Praefectus
Eduardus Nowak
Archiepiscopus tit. Lunensis a Secretis

CRONOLOGÍA DE LA CAUSA DE BEATIFICACIÓN DEL PAPA JUAN PABLO II

Juan Pablo II (Karol Józef Wojtyla)
Fecha de nacimiento: 18 de mayo de 1920 en Wadowice, Polonia
Fecha de defunción: 2 de abril de 2005 en Roma, Italia
Decreto de dispensa del Papa Benedicto XVI para iniciar el proceso parala beatificación del Papa Juan Pablo II sin esperar los cinco años reglamentarios: 09 de mayo de 2005

Fase diocesana de estudio de las virtudes heroicas
Apertura de la investigación para recopilar testimonios y documentación relativa a la vida y las virtudes del Papa Juan Pablo II: 28 de junio de 2005
Clausura de la investigación diocesana: 02 de abril de 2007

Fase romana de estudio de las virtudes heroicas
Decreto de validación de la investigación diocesana, emitido por la Congregación para las Causas de los Santos: 04 de mayo de 2007
Elaboración de la "Positio" por consultores designados por la Congregación, bajo la supervisión del Relator del Colegio de Relatores de la Congregación. La Positio contiene una biografía crítica del siervo de Dios y un resumen de los testimonios presentados durante la investigación diocesana: 2007-2008
Positio completa presentada ante la Congregación: 2008
Voto y aprobación de la Positio por los consultores teólogos: 30 de junio de 2009
Voto y aprobación por los cardenales y obispos de la Congregación: 16 de noviembre de 2009
Promulgación del Decreto sobre la heroicidad de las virtudes, que concede el título de "Venerable siervo de Dios": 19 de diciembre de 2009

Fase diocesana para el reconocimiento del milagro
Apertura de la investigación diocesana del milagro para la beatificación: 2006
Clausura de la investigación diocesana del milagro para la beatificación: 23 de marzo de 2008

Fase romana para el reconocimiento del milagro
Decreto de validación de la investigación diocesana del milagro: 11 de abril de 2008
Voto y aprobación de los consultores médicos: 21 de octubre de 2010
Voto y aprobación de los consultores teólogos: 14 de diciembre de 2010
Voto y aprobación de los cardenales y obispos de la Congregación: 11 de enero de 2011
Aprobación del Papa Benedicto XVI y promulgación del Decreto de aprobación del milagro: 14 de enero de 2011

Beatificación
Beatificación presidida por el Papa Benedicto XVI: 01 de mayo de 2011

DECRETO SOBRE EL CULTO LITÚRGICO AL BEATO JUAN PABLO II


Decreto de la Congregación para el Culto Divino
Un carácter de excepcionalidad, reconocido por toda la Iglesia católica diseminada sobre toda la tierra, reviste la beatificación del Venerable Juan Pablo II, de feliz memoria, que tendrá lugar el 1 de mayo de 2011 en la Basílica de San Pedro en Roma, presidida por el Santo Padre Benedicto XVI. Dada esta extraordinariedad, a raíz de numerosas peticiones en relación con el culto litúrgico en honor del nuevo Beato, según los lugares y los modos establecidos por el derecho, esta Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos de apresura a comunicar cuanto ha sido dispuesto al respecto.

Misa de acción de gracias
Se dispone que en el arco del año sucesivo a la beatificación de Juan Pablo II, o sea, hasta el 1 de mayo de 2012, sea posible celebrar una santa Misa de acción de gracias a Dios en lugares y días definitivos. La responsabilidad de establecer el día o los días. Como también el lugar o lugares de congregación del pueblo de Dios, compete al obispo diocesano para su diócesis. Consideradas las exigencias locales y las conveniencias pastorales, se concede que se pueda celebrar una santa Misa en honor del nuevo Beato en un domingo durante el año como, también, en un día comprendido entre los números 10-13 de la Tabla de los días litúrgicos.

Analogamente, para las familias religiosas, compete al Superior General ofrecer indicaciones sobre los días u lugares significativos para toda la familia religiosa.

Para la santa Misa, con posibilidad de cantar el Gloria, se reza la colecta propia en honor del Beato (ver anexo); las demás oraciones, el prefacio, las antífonas y las lecturas bíblicas se toman del Común de los pastores, para un papa. Si se celebra un domingo durante el año, para las lecturas bíblicas se podrán elegir textos adaptados del común de los pastores para la primera lectura, con el correspondiente Salmo responsorial, y para el Evangelio.

Inscripción del nuevo Beato en los Calendarios particulares
Se dispone que en el calendario propio de la diócesis de Roma y de las diócesis de Polonia, la celebración del Beato Juan Pablo II, papa, se inscriba el 22 de octubre, y se celebre cada año como memoria.

Sobre los textos litúrgicos se conceden como propios la oración colecta y la segunda lectura del Oficio de Lectura, con el correspondiente responsorio (ver anexo). Los demás textos se toman del Común de los pastores, para un papa.

En cuanto a los demás calendarios propios, la petición de inscripción de la memoria facultativa del Beato Juan Pablo II podrá ser presentada a esta Congregación por las Conferencias Episcopales para su territorio por el obispo diocesano para su diócesis, por el Superior General para su familia religiosa.

Dedicación de una iglesia a Dios en honor del nuevo Beato

La elección del Beato Juan Pablo II como titular de una iglesia prevé el indulto de la Sede Apostólica (cfr. Ordo dedicationis ecclesiae, Praenotanda n. 4), excepto cuando su celebración esté ya inscrita en el Calendario particular: en este caso no se requiere el indulto y al Beato, en la iglesia de la que es titular, se le reserva el grado de fiesta (cfr. Congregatio de Cultu Divino et Disciplina Sacramentorum, Notificatio de cultu Beatorum, 21 de mayo de 1999, n. 9).

No obstante haya algo en contrario.

Por la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, 2 de abril de 2011.
Antonius Card. Cañizares Llovera Praefectus
Iosephus Augustinus Di Noia, op Archiepiscopus a Secretis

Oración colecta:


Para la misa en honor del próximo beato se utilizará la colecta propia que publicamos a continuación en español y que también se han escrito en latín, inglés, francés, alemán, italiano, portugués y polaco.

Las demás oraciones, el prefacio, las antífonas y las lecturas bíblicas son del Común de los pastores, para un papa. La primera lectura está tomada de Isaías (52, 7-10); el salmo responsorial es el 96/95 (1-2a. 2b-3. 7-8a. 10); el aleluya es de Juan (10, 14); el evangelio es de Juan (21, 15-17).

Del Común de pastores: para un Papa
Oración colecta
Oh Dios, rico en misericordia,
que has querido que el beato Juan Pablo II, papa,
guiara toda tu Iglesia,
te pedimos que, instruidos por sus enseñanzas,
nos concedas abrir confiadamente nuestros corazones
a la gracia salvadora de Cristo, único redentor del hombre.
Él, que vive y reina.


LOS SANTOS DE JUAN PABLO II
 Celebró 147 ceremonias de beatificación, en las que proclamó 1.338 beatos y 51 canonizaciones, con un total de 482 santos. Durante diez años, le ayudó en esta tarea el cardenal portugués José Saraiva Martins, como principal responsable de juzgar la santidad de los candidatos a los altares.

Card. José Saraiva Martins
Prefecto emérito, Congregación para la Causa de los Santos
“Decía que nuestro departamento vaticano es el más bonito de todos, porque se encarga de lo más apasionante e importante de la Iglesia, que es la santidad”.

Arz. Piero Marini
Maestro de Ceremonias Litúrgicas de Juan Pablo II
“Para él la santidad era un momento de unión con las demás iglesias. Siempre decía que había muchos testigos de la fe: protestantes, como Bonhoeffer, rusos y ortodoxos que dieron la vida por su Iglesia. Por lo que aunque estamos divididos, también estamos visiblemente unidos en la santidad. Esta era la gran idea que llevó adelante y que iluminó todo su pontificado”.

Juan Pablo II destacó que todos los cristianos deben ser santos, y por eso quiso que la Iglesia propusiera modelos para todo tipo de personas. Entre sus santos había madres de familia como Gianna Beretta Molla, esclavos emigrantes como Josephina Bakita o indígenas como el indio Juan Diego.

Propuso santos conocidos y desconocidos para el gran público. Hizo beata a la premio Nobel de la Paz, la Madre Teresa de Calcuta, al sacerdote español Josemaría Escrivá, fundador del Opus Dei o al capuchino italiano Padre Pio de Pietralcina, conocido como el santo de los estigmas.

Fue el primero en canonizar grupos de santos, como a los 119 mártires chinos que murieron por defender su fe.

Demostró que la santidad está al alcance de todas las personas sin importar la edad, la raza o la procedencia.

Beatificó a dos de los tres videntes de Fátima,  Jacinta y Francisco, en el mismo lugar de las apariciones.

Card. José Saraiva Martins
Prefecto emérito, Congregación para la Causa de los Santos
“Juan Pablo II tenía un gran deseo de beatificar a Jacinta y Francisco. Tuve el honor de acompañarlo y recuerdo que en el avión de vuelta de Lisboa a Roma estaba profundamente feliz, con la felicidad de alguien que ha realizado un deseo profundo que tenía desde hace mucho tiempo. Me conmovió profundamente y no olvidaré la expresión del Papa, estaba como un niño, feliz”.

Ahora es él quien llega a los altares junto con los miles de santos y beatos que proclamó. Y se convierte en el primer Papa de la historia beatificado por su inmediato sucesor. Otro record en su lista, que demuestra la universalidad de la santidad y de su pontificado.


HIMNO DE LA BEATIFICACIÓN DE JUAN PABLO II




Himno de la Beatificación

Ofrecemos a continuación una traducción al español realizada por ZENIT del himno oficial de la beatificación, originalmente en italiano, que fue distribuido por la diócesis de Roma a través de la página web oficial de la Beatificación (www.karol-wojtyla.org).
* * * * *
Estribillo:

¡Abrid, las puertas a Cristo,
no tengáis miedo!
Abrid de par en par
Vuestro corazón a Dios.

Testigo de esperanza
para quien espera la salvación,
peregrino por amor
en los caminos del mundo. Est.

Verdadero padre para los jóvenes
a quienes envista al mundo,
centinelas de la mañana,
signo vivo de esperanza. Est.

Testigo de la fe
que anunciaste con la vida,
firme y fuerte en la prueba
confirmaste a tus hermanos. Est.

Enseñaste a cada hombre
la belleza de la vida
indicando a la familia
como signo del amor. Est.

Portador de la paz
y heraldo de justicia,
te hiciste entre las gentes
nuncio de misericordia.  Est.

El dolor revelaste
el poder de la Cruz.
Guía siempre a tus hermanos
en el camino del amor. Est.

En la Madre del Señor
nos indicaste una guía,
en su intercesión
el poder de la gracia. Est.

Padre de misericordia,
Hijo nuestro Redentor,
Santo Espíritu de Amor,
a ti, Trinidad, la gloria. Amén. Est.

LOS DATOS CONTENIDOS EN EL LIBRO LITÚRGICO DEL RITO DE BEATIFICACIÓN

Humillime a Sanctitate Vestra petit ut Venerabilem Servum Dei Ioannem Paulum II, papam, numero Beatorum adscribere benignissime digneris. Con esta fórmula latina (traducida en español: “Pido humildemente a Su Santidad la incorporación al número de los Beatos, al Venerable Siervo de Dios Juan Pablo II, Papa”) el cardenal Agustín Vallini, vicario del Papa en la diócesis de Roma, comenzará el domingo por la mañana, el rito de la beatificación de Karol Wojtyla.
El cardenal lee, entonces, como esta prescrito para este rito, algunos datos biográficos esenciales del Siervo de Dios, contenidos en el libro de la liturgia.
Se hacen presentes los números del pontificado: Juan Pablo II realizó 146 visitas en Italia, visitó 317 de las actuales 332 parroquias de Roma. Los viajes al extranjero fueron 104. Escribió 14 encíclicas, 15 Exhortaciones Apostólicas, 11 Constituciones Apostólicas y 45 Cartas Apostólicas, además de 5 libros. Celebró 9 Consistorios en los que nombró 231 cardenales, más uno “in pectore”, nunca revelado. En 26 años, 5 meses y 17 días de pontificado presidió 6 reuniones plenarias del Colegio Cardenalicio. Convocó 15 asambleas generales del Sínodo de los Obispos.
Y a propósito de beatificaciones... Wojtyla celebró 147 ritos de beatificación, en los que proclamó 1338 beatos y 51 canonizaciones para un total de 482 santos.
“Ningún Papa -se lee en el libro- se reunió con tantas personas como Juan Pablo II”. Las audiencias generales del miércoles fueron 1160; en las que participaron 17 millones y 600 mil fieles. Sólo en el Año Jubilar de 2000, vio a 8 millones de peregrinos. Fueron 38 las visitas oficiales de personalidades gubernamentales de todo el mundo, mientras que concedió 738 audiencias y encuentros privados con jefes de Estado y 246 con primeros ministros.
“Proponiendo al pueblo de Dios momentos de especial intensidad espiritual -siguen diciendo las notas biográficas- convocó el Año de la Redención, el Año Mariano y el Año de la Eucaristía además del Gran Jubileo de 2000”. No se puede olvidar tampoco que “acercó a las nuevas generaciones convocando las celebraciones de la Jornada Mundial de la Juventud”.
Además promulgó el nuevo Código de derecho canónico para las Iglesias Latinas y el de las Iglesias orientales y el Catecismo de la Iglesia Católica.
Una vida, la de Juan Pablo II, marcada por las tragedias de la historia: la ocupación nazi de Polonia que lo obligó a frecuentar el seminario clandestino de Cracovia y el régimen comunista al que se opuso en nombre de la dignidad del hombre y de la libertad religiosa. También los dramas personales: la muerte de su madre en 1929, la de su único hermano en 1932 y de su padre en 1941, que lo dejaron sólo en el mundo a los 21 años de edad.
Ordenado sacerdote en 1946, fue ordenado obispo auxiliar de Cracovia en 1958, arzobispo de la misma diócesis en 1964 y cardenal en 1967. Participó en el Concilio Vaticano II (1962-1965) haciendo una aportación importante en la elaboración de la constitución Gaudium et spes. Fue elegido Papa el 16 de octubre de 1978.
El 13 de mayo de 1981 sufrió en la Plaza San Pedro “un grave atentado” del que lo salvó “la mano materna de la Madre de Dios” y “después de una larga convalecencia perdonó a su agresor”. “Consciente de haber recibido una nueva vida -añade el libro- intensificó sus esfuerzos pastorales con heroica generosidad”.


AUDIOS DE LOS PENSAMIENTOS Y DISCURSOS DE JUAN PABLO II
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EXTRANORMAL, EL PAPA JUAN PABLO II







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