Queridos hermanos y hermanas ¡buenos días!
En nuestro itinerario de catequesis sobre la Iglesia, estamos considerando que la Iglesia es madre. La vez pasada hemos subrayado cómo la Iglesia nos hace crecer y con la luz y la fuerza de la Palabra de Dios, nos indica el camino de la salvación y nos defiende del mal. Hoy quisiera subrayar un aspecto particular de esta acción educativa de nuestra madre Iglesia, es decir, cómo ella nos enseña las obras de misericordia.
Un buen educador se concentra en lo esencial. No se pierde en los detalles sino que quiere transmitir lo que verdaderamente cuenta, para que el hijo o el alumno encuentren el sentido y la alegría de vivir. Es la verdad.