Queridos amigos,
les doy las gracias por este encuentro. Aprecio sus esfuerzos en favor de los niños: es una expresión concreta y actual de la predilección que el Señor Jesús tiene por ellos.
A mí me gusta decir que en una sociedad bien constituida los privilegios sólo deben ser para los niños y los ancianos, porque el futuro de un pueblo está en manos de ellos.