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sábado, 3 de diciembre de 2011

Era cristiano en Iraq y le amenazaron: «Nuestra espada está afilada sobre tu cuello»

Ser cristiano en Iraq es ser ciudadano de segunda categoría, vivir amenazado y con serio riesgo de ser asesinado. 

Raad Salam es un cristiano sirio-caldeo, doctor en Filología Árabe y también experto en Islam, que huyó de Iraq para no ser asesinado, y tras estar unos meses en Jordania, llegó a España donde dice vivir seguro y en paz.

En el XIII Congreso Católicos y vida pública que organiza la Fundación San Pablo-CEU ofreció su testimonio que reproducimos a continuación:

«Los problemas de la persecución que sufrí en mi país se remontan a mi niñez. Los musulmanes me reprochaban de incrédulo y me decían que el fin de los cristianos era el infierno si no nos convertíamos al Islam. Como niño, mi único refugio era mi familia; mi madre me consolaba cuando llegaba llorando a sus brazos, leyéndome salmos de la Biblia, especialmente el salmo 23, cuando dice El Señor es mi Pastor, nada me falta.

»En la Universidad de Basora, donde estudié Filología Árabe y Estudios Islámicos, seguí recibiendo un trato injusto y discriminatorio por ser cristiano. Unos meses después de terminar mi carrera, en 1980, comenzó la guerra con Irán y fui llamado a filas. En 1988 terminó la guerra, pero, dos años después, fui llamado a filas de nuevo y tuve que ir a Kuwait por miedo a ser fusilado. Cuando llegué a mi casa, a mi familia le parecía imposible verme de nuevo.

Salir de Iraq
»A finales de julio de 1991, y gracias a la ayuda de un amigo de mi padre, conseguí salir del país y pasar clandestinamente a Jordania. Previamente, tuve que conseguir un sello en mi pasaporte que autorizaba la salida del país, pues mi nombre aparecía en una lista de personas a las que no se les permitía hacerlo. Una vez en Jordania, solicité el visado para venir a España, el cual tardó dos meses en llegar. En el año 1992 llegué a España, y en 1999 me fue concedida la nacionalidad española.

Los cristianos, en Iraq
»En la sociedad musulmana, un cristiano recibe todos los apoyos posibles para su conversión al Islam, tanto laborales como sociales. Por el contrario, los musulmanes que se convierten al cristianismo, deben vivir escondidos para evitar el rechazo social de sus familias, incluso la posibilidad de ser asesinados.

Ya sólo quedan 300.000 cristianos en Iraq
»En Iraq, tras la caída de Sadam, el éxodo continuo de los cristianos amenaza la desaparición de la comunidad. Actualmente quedan, aproximadamente, menos de 300.000 cristianos, que viven perseguidos: queman sus negocios e, incluso, los matan. A mi primo, de 29 años, le mataron en la puerta de una farmacia, delante de su mujer y su hija de 5 años que, desde entonces, no puede hablar. Mi padre murió de angustia, con 64 años, porque quemaron todos sus negocios delante de sus ojos. Seis meses más tarde, mi tío murió, también de lo mismo.

»Pero los cristianos de Iraq, con todo el sufrimiento, el miedo, la persecución y con los pocos medios que tienen, todavía mantienen la fe cristiana, gracias a los sacerdotes y los obispos que están allí a pie del cañón.

»En los países vecinos, como Siria y Jordania, se concentran decenas de miles de cristianos iraquíes como refugiados, intentando buscar una nueva vida en un país europeo, Canadá, Estados Unidos o Australia.

Amenazas de asesinato a los cristianos
»Como prueba, os traduzco un documento que circula por Bagdad, Basora y Mosul, las tres ciudades más importantes del país, en estos últimos días, en las casas de todos los cristianos, amenazándolos con matarlos si no abandonan el país inmediatamente: `La soberanía general de las milicias de los partidarios del Islam ha decidido apuntar la última advertencia para vosotros y todos vuestros seguidores en Bagdad y en otras provincias: tenéis la obligación de abandonar el país de los musulmanes (Iraq) inmediatamente, sin regresar nunca más, uniéndoos al Papa Benedicto XVI y sus seguidores, los agresores contra los signos más sagrados de la Humanidad y el Islam. Los cristianos incrédulos no tenéis ningún lugar entre las filas de los musulmanes devotos en Iraq desde este momento. Al contrario, nuestras espadas están afiladas y legitimadas sobre vuestros cuellos y los cuellos de vuestros súbditos y seguidores. Y Dios es testigo sobre todo lo que testificamos. No hay excusa para quien está avisado´, firmado por La soberanía general. Milicias de los partidarios del Islam.

Mi fuerza viene de Dios
»Siempre he tenido una fe absoluta en Dios. Siempre he sentido la ayuda de Dios y su fuerza, el Espíritu Santo, en mi corazón. Sigo sufriendo cuando pienso en mi país, mi familia, mi comunidad cristiana, mis amigos y mis recuerdos, especialmente estos últimos años, que no pasa ni un día sin que haya una víctima o agresión contra los cristianos en Iraq. Es verdad que yo vivo bien, tranquilo y seguro en España, pero quizá, egoístamente, no quiero que los cristianos de Iraq salgan del país, porque no quiero perder mis raíces, mi comunidad cristiana allí, no quiero perder nuestra historia, que tiene más de 2.000 años de antigüedad.

»Eso es lo que digo a mis hermanos y mis familiares; pero quienes sufren son ellos, y yo lo entiendo. En mi última visita a los cristianos en Iraq, he visto que se puede hacer mucho, pero no tengo medios para hacerlo. Se necesita, por ejemplo, una Escuela Bíblica para fortalecer la fe cristiana, visitas y reuniones con la comunidad cristiana para que no se sienten olvidados, necesitan libros para tener conocimientos y estudios, a los niños les hace falta sentir el cariño y disfrutar del amor de Dios, especialmente en Semana Santa y Navidad... Hay muchas cosas que hacer allí, pero se necesitan medios y apoyo».

religionenlibertad.com 

Papa: las tradiciones natalicias son islas para el alma ante el consumo desenfrenado



“El cielo presente en la tierra”. El Santo Padre Benedicto XVI reconoció con esta frase el momento musical y cultural que, ayer en la tarde, compartió en el Palacio Apostólico, escenario de las más típicas tradiciones de Adviento de la región alemana de Bavaria.

En la Sala Clementina del Vaticano, la Radiotelevisión bávara ofreció al Santo Padre un encuentro cultural que bajo el titulo “Adviento y Navidad en los Alpes Bávaros” inició con la proyección del documental “El cielo en la Tierra” de Sigrid Esslinger el clima espiritual del tiempo de Adviento la tierra natal del Papa, con las distintas costumbres y tradiciones del tiempo de Navidad, en las familias y las parroquias. Luego, en esa atmósfera acogedora y familiar el Ensemble y el “Coro Montini” interpretaron el Oratorio Natalicio de los Alpes.

El Papa- hablando en alemán- agradeció profundamente a los participantes en esta iniciativa con la que “han traído - dijo- algo de las usanzas y del sentido de la vida típicamente bávara a la Casa del Papa”. Razón suficiente para que de todo corazón pidiera para ellos que el Señor los haga merecedores de su gracia por este regalo. También, al felicitar a su Secretario de Estado, el cardenal Tarcisio Bertone quien ayer celebró su cumpleaños, Benedicto XVI manifestó a los italianos presentes que sin duda esa había sido una alegre muestra de la inculturación de la fe en las tierras de Bavaria…

Benedicto XVI explicó que allí el Adviento es llamado “tiempo silencioso”, porque la naturaleza hace una pausa; la tierra está cubierta de nieve, no se puede trabajar el campo, y todos están necesariamente en sus casas. El silencio del hogar se hace, por la fe, espera del Señor, alegría de su presencia. Y así surgen las melodías, las tradiciones que como hoy un poco hacen “al cielo presente en la tierra”

RealAudioMP3 “Hoy el Adviento es –con frecuencia- todo lo contrario: tiempo de desenfrenada actividad, se compra, se vende, se hacen preparativos de Navidad, de las grandes comidas, etcétera. Así también donde nosotros. Pero como habéis visto, las tradiciones populares de la fe no han desaparecido, es más, han sido renovadas, profundizadas, actualizadas. Y así crean islas para el alma, islas del silencio, islas de la fe, islas para el Señor, en nuestro tiempo, y esto me parece muy importante”.


El Santo Padre agradeció en particular a todos aquellos que en las familias y en las Iglesias hacen presente la realidad de la fe en nuestras casas, en nuestro tiempo. “Esperamos –concluyó Benedicto XVI- que también en futuro esta fuerza de la fe, su visibilidad, permanezca y ayude a salir adelante, como el Adviento quiere, hacia el Señor”

RadioVaticana.org -ATD

Varias religiosas atacadas en la R.D. Congo

Tensión por las elecciones presidenciales

Varias religiosas fueron atacadas en la Archidiócesis de Kananga, República Democrática del Congo, en relación al ambiente tenso en el que se celebraron las elecciones presidenciales.
Lo denunció el arzobispo Marcel Madila, en un comunicado enviado a la agencia Fides: "Los ataques y actos hostiles contra nuestras religiosas han tenido lugar en Buena Mutu, en Malole, en Katoka, en Bena Leka y otras localidades".
Según la reconstrucción del arzobispo, "todo comenzó en el complejo de la escuela en Buena Muntu, donde una religiosa de la Congregación de las Hermanas de la Caridad de Jesús y María, directora de la escuela, fue acusada de ser cómplice de un intento de fraude electoral a favor de un candidato a la presidencia. La religiosa fue golpeada y secuestrada, y sigue viva sólo gracias la policía".
Este episodio, que aún no se ha aclarado, provocó una serie de ataques a personal religioso en las diferentes áreas de la Archidiócesis. Episodios que parecen estar relacionados con las tensiones electorales.
"En Katoka II [una ciudad de Kananga], dos hermanas diocesanas del Inmaculado Corazón de María de Kananga, estaban tranquilamente esperando para votar, cuando las atacaron y golpearon; los agresores estaban dispuestos incluso a quemarlas vivas, sólo porque el colegio no abrió sus puertas a la hora prevista", informa monseñor Madila, denunciando otros graves ataques contra las religiosas de la Archidiócesis.
"En la ciudad, continúan las amenazas e insultos contra las religiosas, y la imagen de la Iglesia está empañada sólo sobre la base de meras sospechas. En esta etapa de las investigaciones, no hay ninguna razón por la cual las religiosas o la Iglesia deban ser acusados de complicidad en el intento de fraude electoral", afirma el arzobispo de Kananga.
"Al mismo tiempo, declaro con la misma firmeza, que cualquier sacerdote, religioso o religiosa, que sea culpable de tales delitos, será castigado de acuerdo a la ley canónica de la Iglesia", afirma monseñor Madila que recuerda que la Iglesia no toma parte activa en la vida política.
El arzobispo concluye haciendo un llamamiento a la población, especialmente a los jóvenes, para que no presten atención a las noticias falsas y a las acusaciones gratuitas y no se dejen manipular "por aquellos que quieren destruir vuestro futuro". 
zenit.org

viernes, 2 de diciembre de 2011

Sobre la adhesión al concilio Vaticano II

El quincuagésimo aniversario, ya próximo, de la convocatoria del Concilio Vaticano II (25-XII-1961) es motivo de celebración, pero también de renovada reflexión sobre la recepción y aplicación de los documentos conciliares. Además de los aspectos directamente más prácticos de esta recepción y aplicación, con sus luces y sombras, parece oportuno recordar también la naturaleza de la debida adhesión intelectual a las enseñanzas del Concilio. Aún tratándose de doctrina bien conocida y de la que se dispone de abundante bibliografía, no es superfluo recordarla en sus rasgos esenciales, teniendo en cuenta la persistencia de perplejidades manifestadas, incluso en la opinión pública, en relación con la continuidad de algunas enseñanzas conciliares respecto a las precedentes enseñanzas del Magisterio de la Iglesia.
Ante todo no parece inútil recordar que la intención pastoral del Concilio no significa que éste no sea doctrinal. Las perspectivas pastorales de hecho se basan en la doctrina, como no podría ser de otro modo. Pero sobre todo es necesario recalcar que la doctrina se orienta a la salvación; su enseñanza es parte integrante de la pastoral. Además, en los documentos conciliares es obvio que existen muchas enseñanzas de naturaleza puramente doctrinal: sobre la Revelación divina, sobre la Iglesia, etcétera. Como escribió el beato Juan Pablo II, “con la ayuda de Dios, los padres conciliares, en cuatro años de trabajo, pudieron elaborar y ofrecer a toda la Iglesia un notable conjunto de exposiciones doctrinales y directrices pastorales” (Constitución Apostólica Fidei depositum, 11-X-1992, Introducción).

La debida adhesión al Magisterio

El Concilio Vaticano II no definió ningún dogma, en el sentido de que no propuso mediante acto definitivo ninguna doctrina. Sin embargo, el hecho de que un acto del Magisterio de la Iglesia no se ejerza mediante el carisma de la infalibilidad no significa que pueda considerarse “falible” el sentido de que transmita una “doctrina provisional” o bien “opiniones autorizadas”. Toda expresión de Magisterio auténtico hay que recibirla como lo que verdaderamente es: una enseñanza dada por los Pastores que, en la sucesión apostólica, hablan con el “carisma de la verdad” (Dei Verbum, n. 8), “revestidos de la autoridad de Cristo” (Lumen gentium, n. 25), “a la luz del Espíritu Santo” (ibid.).
Este carisma, autoridad y luz ciertamente estuvieron presentes en el Concilio Vaticano II; negar esto a todo el episcopado cum Petro y sub Petro, reunido para enseñar a la Iglesia universal, sería negar algo de la esencia misma de la Iglesia (cfr. Congregación para la Doctrina de la Fe, Declaración Mysterium Ecclesiae, 24-VI-1973, nn. 2-5).
Naturalmente no todas las afirmaciones contenidas en los documentos conciliares tienen el mismo valor doctrinal y por lo tanto no todas requieren el mismo grado de adhesión. Los diversos grados de adhesión a las doctrinas propuestas por el Magisterio fueron recordados por el Vaticano II en el n. 25 de la Constitución Lumen gentium, y después sintetizados en los tres apartados añadidos al Símbolo niceoconstantinopolitano en la fórmula de la Professio fidei, publicada en 1989 por la Congregación para la Doctrina de la Fe con la aprobación de Juan Pablo II.
Las afirmaciones del Concilio Vaticano II que recuerdan verdades de fe requieren, obviamente, la adhesión de fe teologal, no porque hayan sido enseñadas por este Concilio, sino porque ya habían sido enseñadas infaliblemente como tales por la Iglesia, mediante un juicio solemne o mediante el Magisterio ordinario y universal. Así como requieren un asentimiento pleno y definitivo las otras doctrinas recordadas por el Vaticano II que ya habían sido propuestas con acto definitivo por precedentes intervenciones magisteriales.
Las demás enseñanzas doctrinales del Concilio requieren de los fieles el grado de adhesión denominado “religioso asentimiento de la voluntad y de la inteligencia”. Un asentimiento “religioso”, por lo tanto no fundado en motivaciones puramente racionales. Tal adhesión no se configura como un acto de fe, sino más bien de obediencia no sencillamente disciplinaria, mas enraizada en la confianza en la asistencia divina al Magisterio y, por ello, “en la lógica y bajo el impulso de la obediencia de la fe” (Congregación para la Doctrina de la Fe, Instrucción Donum veritatis, 24-V-1990, n. 23). Esta obediencia al Magisterio de la Iglesia no constituye un límite puesto a la libertad; al contrario, es fuente de libertad. Las palabras de Cristo: “Quien a vosotros escucha, a mí me escucha” (Lc 10,16) se dirigen también a los sucesores de los Apóstoles; y escuchar a Cristo significa recibir en sí la verdad que hace libres (cfr. Jn 8,32).
En los documentos magisteriales puede haber también – como de hecho se hallan en el Concilio Vaticano II – elementos no propiamente doctrinales, de naturaleza más o menos circunstancial (descripciones del estado de las sociedades, sugerencias, exhortaciones, etc.). Tales elementos deben acogerse con respeto y gratitud, pero no requieren una adhesión intelectual en sentido propio (cfr. Instrucción Donum veritatis, nn. 24-31).

La interpretación de las enseñanzas

La unidad de la Iglesia y la unidad en la fe son inseparables, y esto comporta también la unidad del Magisterio de la Iglesia en todo tiempo en cuanto intérprete auténtico de la Revelación divina transmitida por la Sagrada Escritura y por la Tradición. Ello significa, entre otras cosas, que una característica esencial del Magisterio es su continuidad y homogeneidad en el tiempo. La continuidad no significa ausencia de desarrollo; la Iglesia, a lo largo de los siglos, progresa en el conocimiento, en la profundización y en la consiguiente enseñanza magisterial de la fe y moral católica.
En el Concilio Vaticano II hubo varias novedades de orden doctrinal: sobre la sacramentalidad del episcopado, sobre la colegialidad episcopal, sobre la libertad religiosa, etc. Si bien ante las novedades en materias relativas a la fe o a la moral no propuestas con acto definitivo es debido el religioso asentimiento de la voluntad y de la inteligencia, algunas de ellas fueron y siguen siendo objeto de controversias sobre su continuidad con el Magisterio precedente, o bien sobre su compatibilidad con la Tradición. Frente a las dificultades que pueden encontrarse para entender la continuidad de algunas enseñanzas conciliares con la Tradición, la actitud católica, teniendo en cuenta la unidad del Magisterio, es la de buscar una interpretación unitaria en la que los textos del Concilio Vaticano II y los documentos magisteriales precedentes se iluminen recíprocamente. No sólo hay que interpretar el Vaticano II a la luz de documentos magisteriales precedentes, sino que también algunos de éstos se comprenden mejor a la luz del Vaticano II. Ello no representa ninguna novedad en la historia de la Iglesia. Recuérdese, por ejemplo, que nociones importantes en la formulación de la fe trinitaria y cristológica (hypóstasis, ousía) empleadas en el Concilio I de Nicea se precisaron mucho en su significado por los Concilios posteriores.
La interpretación de las novedades enseñadas por el Vaticano II debe por ello rechazar, como dijo Benedicto XVI, la hermenéutica de la discontinuidad respecto a la Tradición, mientras que debe afirmar la hermenéutica de la reforma, de la renovación en la continuidad (Discurso, 22-XII-2005). Se trata de novedades en el sentido de que explicitan aspectos nuevos, hasta ese momento no formulados aún por el Magisterio, pero que no contradicen a nivel doctrinal los documentos magisteriales precedentes, si bien en algunos casos – por ejemplo, sobre la libertad religiosa – comporten también consecuencias muy distintas a nivel de las decisiones históricas sobre las aplicaciones jurídico-políticas, vistos los cambios en las condiciones históricas y sociales. Una interpretación auténtica de los textos conciliares puede realizarse sólo por el propio Magisterio de la Iglesia. Por ello en la labor teológica de interpretación de las partes que, en los textos conciliares, susciten interrogantes y parezcan presentar dificultades, es preciso sobre todo tener en cuenta el sentido según el cual las intervenciones magisteriales sucesivas hayan entendido tales partes. En cualquier caso, siguen siendo espacios legítimos de libertad teológica para explicar de uno u otro modo la no contradicción con la Tradición de algunas formulaciones presentes en los textos conciliares y, por ello, para explicar el significado mismo de algunas expresiones contenidas en esas partes.
Al respecto, no parece finalmente superfluo tener presente que ha pasado casi medio siglo desde la conclusión del Concilio Vaticano II, y que en estas décadas se han sucedido cuatro Romanos Pontífices en la cátedra de Pedro. Examinando el Magisterio de estos Papas y la correspondiente adhesión del Episcopado a él, una eventual situación de dificultad debería transformarse en serena y gozosa adhesión al Magisterio, intérprete auténtico de la doctrina de la fe. Esto debería ser posible y deseable aunque permanecieran aspectos racionalmente no comprendidos del todo, dejando abiertos en cualquier caso los legítimos espacios de libertad teológica para una labor de profundización siempre oportuna. Como ha escrito Benedicto XVI recientemente, “los contenidos esenciales que desde siglos constituyen el patrimonio de todos los creyentes tienen necesidad de ser confirmados, comprendidos y profundizados de manera siempre nueva, con el fin de dar un testimonio coherente en condiciones históricas distintas a las del pasado” (Motu propio Porta fidei, n. 4).
http://www.osservatoreromano.va

Estrasburgo promueve el aborto a niños en riesgo de sida

Jaime Mayor Oreja atribuye el triunfo de la iniciativa al relativismo y la ideología de género.

El Parlamento Europeo aprobó este jueves una resolución que pretende combatir el SIDA aplicando, entre otras medidas, el aborto de aquellos bebés no nacidos que estén en riesgo de contraer la enfermedad.

El documento completo fue aprobado por 454 votos contra 86. Sin embargo, según informó Hazteoir.org, "concretamente, el punto 5 del párrafo 22, referido a la legalización del aborto cuando el bebé tenga riesgo de estar contagiado por la enfermedad, ha sido aprobado por 369 votos a favor, 206 en contra y 28 abstenciones".

El párrafo 22 pide asegurar "la contracepción de emergencia; aborto seguro y legal, incluidos los cuidados post-aborto; cuidado y tratamiento para prevenir la transmisión vertical del VIH, incluidas las parejas y los niños".

Ante esto, el europarlamentario popular Jaime Mayor Oreja dijo que "todos tenemos razones para ayudar a los enfermos del sida. Queremos ser humanitarios pero ¿por qué y para qué introducir el aborto como un derecho? Porque está imperando la ideología de género y una estrategia relativista".

Previo al debate, la coordinadora de Derecho a Vivir, la médico Gádor Joya, dijo a Hazteoir.org que "está fuera de un discurso científicamente sólido plantear el aborto como algo que impida la expansión del VIH. Esta resolución es más un intento de imponer la ideología de género que un esfuerzo científico serio por combatir la plaga del VIH".
religionenlibertad.com 

Los estudiantes extranjeros “puentes” entre pueblos y culturas

Viernes, 02 dic. (RV).- El Papa recuerda que las universidades católicas están llamadas a ser “laboratorios de humanidad” en la búsqueda de un auténtico humanismo. El Santo Padre ha recibido, pasado el mediodía, a los participantes en el III Congreso Mundial de Pastoral para los Estudiantes Internacionales, promovido por el Pontificio Consejo de la Pastoral para los Migrantes e Itinerantes. Un Congreso, como ha dicho el Papa al presidente del dicasterio, Mons. Antonio Maria Veglió y a las 130 personas presentes “para que las jóvenes generaciones tengan una orientación y un apoyo para perfeccionar su formación, afrontando los desafíos de mundo globalizado y secularizado”. Benedicto XVI ha intervenido sobre el tema del congreso, que lleva por título: “Estudiantes internacionales y encuentro de culturas”.
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El encuentro de las culturas es una realidad fundamental en nuestra época y para el futuro de la humanidad y de la Iglesia. El hombre y la mujer no pueden alcanzar un nivel de vida verdadera y plenamente humano si no es a través de la cultura; y la Iglesia, está atenta a esta centralidad de la persona humana, ya sea como artífice de la actividad cultural, que como su último destinatario. Hoy más que nunca la recíproca apertura entre las culturas es terreno privilegiado para el diálogo entre cuantos están comprometidos en la búsqueda de un auténtico humanismo.

Por tanto, el encuentro entre las culturas en el campo universitario -ha subrayado el Pontífice-, debe ser sostenido y animado, teniendo como fundamento los principios humanos y cristianos, los valores universales, para que ayude a hacer crecer una nueva generación capaz de diálogo y discernimiento, comprometida en difundir el respeto y la colaboración para la paz y el desarrollo.

Es importante, ha dicho también el Papa, ofrecer a los estudiantes internacionales (una realidad en aumento dentro del fenómeno migratorio), una sana y equilibrada preparación intelectual, cultural y espiritual, para que no sean presa de la “fuga de cerebros”, sino que formen una categoría socialmente y culturalmente relevante como futuros responsables en sus propios países. Y por otra parte contribuyan a ser “puentes” culturales, sociales y espirituales con los países de acogida.
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La universidad y las instituciones católicas de educación superior están llamadas a ser “laboratorios de humanidad”, ofreciendo programas y cursos que estimulen a los jóvenes estudiantes en la búsqueda no sólo de cualificación profesional, sino también de respuestas a la demanda de felicidad, de sentido de plenitud, que habita en el corazón del hombre.

Como ya subrayó en el Mensaje para la Jornada Mundial del Migrante y del Refugiado del próximo año, el Santo Padre ha vuelto a insistir hoy que “el mundo universitario constituye para la Iglesia un campo privilegiado para la evangelización”.
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La difusión de ideologías “débiles” en los diversos campos de la sociedad solicita de los cristianos un nuevo impulso en el campo intelectual, con el fin de animar a las jóvenes generaciones en la búsqueda y en el descubrimiento de la verdad sobre el hombre y sobre Dios.

El Papa ha terminado su discurso recordando que “la pastoral universitaria se ofrece a los jóvenes como apoyo para que la comunión con Cristo les conduzca a percibir el misterio más profundo del hombre y de la historia
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radiovaticana.org

“La teología en fecundo diálogo con la filosofía” Papa a los miembros de la Comisión Teológica Internacional


Viernes, 02 dic. (RV).- A las 11 de la mañana Benedicto XVI recibió a los miembros de la Comisión Teológica Internacional, Organismo que ayuda a la Santa Sede a examinar cuestiones doctrinales de mayor importancia. Se compone de teólogos de diversas escuelas y naciones. En actuación de la propuesta hecha por la primera asamblea ordinaria del Sínodo de los Obispos, el Papa Pablo VI, el 11 de abril de 1969 instituyó, en conexión con la Congragación para la Doctrina de la Fe, una Comisión Teológica Internacional.

La función de la Comisión es ayudar a la Santa Sede y especialmente a la Congregación para la Doctrina de la Fe a examinar cuestiones doctrinales de mayor importancia. El Presidente de la Comisión es el Card. William Joseph Levada, el Secretario General es el P. Charles Morerod, O.P.

La Comisión que cuenta con 32 miembros se compone de teólogos de diversas escuelas y naciones, eminentes por ciencia y fidelidad al Magisterio de la Iglesia y son nombrados por el Santo Padre por cinco años, pero son propuestos por el Cardenal Prefecto de la Congregación y tras consulta con las Conferencias Episcopales.

La Comisión se reúne «en asamblea plenaria» al menos una vez al año, pero puede desarrollar su actividad también por medio de subcomisiones. Los resultados de los estudios son presentados al Santo Padre y entregados para su oportuna utilización a la Congregación para la Doctrina de la Fe.

Benedicto XVI destacó en su discurso que los trabajos de esta Sesión han coincidido con la primera semana de Adviento, ocasión que hace recordar que cada teólogo está llamado a ser el hombre del adviento, testigo de la esperada vigilia que ilumina los caminos de la inteligencia de la Palabra que se ha hecho carne, y añadió que podemos decir que el conocimiento del verdadero Dios tiende y se nutre constantemente de aquella “hora”, que nos es desconocida y en la que el Señor volverá. Tener alerta la vigilancia y vivificar la esperanza de la espera –dijo- no es una tarea secundaria.

Además enfatizó que le es particularmente grato reflexionar nuevamente con todos ellos sobre tres temas que la Comisión Teológica Internacional ha estado estudiando en los último años, el primero que se refiere a la cuestión fundamental para cada reflexión teológica, la cuestión de Dios y en particular la comprensión del monoteísmo. Sobre este primer tema de estudio explicó que a partir de este amplio horizonte doctrinal es que se ha podido profundizar un tema de carácter eclesial sobre el significado de la Doctrina Social de la Iglesia, reservando además una atención particular a una temática que hoy es de gran actualidad para el pensar teológico de Dios.

(Audio) RealAudioMP3 “Tras la profesión de la fe cristiana en el Dios único se encuentra la cotidiana profesión de fe del pueblo de Israel. El inaudito cumplimiento de la libre disposición del amor de Dios hacia todos los hombres se ha realizado en la encarnación del Hijo en Jesucristo. En tal revelación de la intimidad de Dios y de la profundidad de su relación con el hombre”. Es en el misterio trinitario que se ilumina también la hermandad entre los hombres. La teología cristiana, junto con la vida de los creyentes, debe restituir la feliz y cristalina evidencia al impacto sobre nuestra comunidad de la Revelación trinitaria”.

Acto seguido el Santo Padre recordó que si bien los conflictos étnicos y religiosos en el mundo hacen más difícil acoger la singularidad del pensar cristiano de Dios y del humanismo que de éste es inspirado; los hombres pueden reconocer en el Nombre de Jesucristo la verdad de Dios Padre hacia la cual el Espíritu Santo dirige cada gemido de la creatura. Puntualizó que la teología, en fecundo diálogo con la filosofía, puede ayudar a los creyentes a tomar conciencia y dar testimonio de que el monoteísmo trinitario es la verdadera fuente de la paz personal y universal.

(Audio) RealAudioMP3 “El punto de partida de toda teología cristiana es la acogida de esta Revelación divina: la acogida personal del Verbo hecho carne, la escucha de la Palabra de Dios en la Sagrada Escritura. Sobre esta base de partida, la teología ayuda a la inteligencia creyente de la fe y a su transmisión. Toda la historia de la Iglesia muestra que el reconocimiento del punto de partida no basta para alcanzar la unidad en la fe. Toda lectura de la Biblia se coloca necesariamente en un contexto específico de lectura, y el único contexto en el cual el creyente puede estar en plena comunión con Cristo es la Iglesia y su tradición viva”.

El sucesor de Pedro añadió que debemos vivir siempre y nuevamente la experiencia de los primeros discípulos que perseveraban en la enseñanza de los apóstoles y en la comunión, al compartir el pan y en las oraciones, recordando que desde esta perspectiva la Comisión Teológica Internacional ha estudiado los principios y los criterios según los cuales una teología puede ser católica, pero también reflexionado sobre la contribución actual de la teología.

Es importante recordar que la teología católica, cuidadosa del lazo que une fe y razón, ha tenido un papel histórico en el nacimiento de la Universidad. Y enfatizó que este papel es hoy más que nunca necesario para hacer posible una sinfonía de las ciencias y para evitar las derivas violentas de una religiosidad que se opone a la razón y de una razón que se opone a la religión.

Otro punto analizado por el Papa en su discurso a los miembros de la Comisión Teológica Internacional fue el de los estudios que realizan entre Doctrina social de la Iglesia y el conjunto de la Doctrina cristiana. Al respecto subrayó que el compromiso social de la Iglesia no es solo humano, ni se resuelve en una teoría social. Explicó que la transformación de la sociedad actuada por los cristianos a través de los siglos es una respuesta a la venida al mundo del Hijo de Dios: el esplendor de esta Verdad y Caridad ilumina a cada cultura y sociedad, empezando por la familia:

(Audio) RealAudioMP3 “Los discípulos de Cristo Redentor saben que sin la atención al otro - el perdón, el amor también de los enemigos- ninguna comunidad humana puede vivir en paz; y esto inicia en la primera y fundamental sociedad que es la familia. En la necesaria colaboración a favor del bien común también con quien no comparte nuestra fe, debemos hacer presentes los verdaderos y profundos motivos religiosos de nuestro compromiso social, así como esperamos de los demás que nos manifiesten sus motivaciones para que la colaboración se haga claramente. Quien habrá percibido los fundamentos del actuar social cristiano podrá de esta manera encontrar un estímulo para tomar en consideración la misma fe en Jesucristo”.

Hacia el final de su discurso a los miembros de la Comisión Teológica Internacional, el Papa les aseguró que el encuentro celebrado eta mañana en el Vaticano confirma de modo significativo hasta qué punto la Iglesia tiene necesidad de la competente y fiel reflexión de los teólogos sobre el misterio del Dios de Jesucristo y de su Iglesia. Sin una sana y vigorosa reflexión teológica la Iglesia peligraría de no expresar plenamente la armonía entre la fe y la razón. Pero al mismo tiempo –añadió el Papa- sin el fiel vivir de la comunión con la Iglesia y la adhesión a su Magisterio, como espacio vital de la propia existencia, la teología no lograría dar una adecuada razón del don de la fe.
(PLJR)
radiovaticana.org

Extender las terapias del SIDA a todo el mundo es irrenunciable


En ocasión de celebrarse ayer la Jornada Mundial sobre el virus y la enfermedad del SIDA, el Pontificio Consejo para los Agentes Sanitarios ha publicado un mensaje (Audio) RealAudioMP3 en el que pone de relieve que esta efeméride “debe constituir una nueva oportunidad para promover el acceso universal a las terapias, a la prevención de la transmisión materno-infantil y la educación a estilos de vida que incluyan un acercamiento correcto y responsable a la sexualidad. Al mismo tiempo que se relanza “la lucha al prejuicio social” se reafirma también “la necesidad de cercanía moral, espiritual y, en lo posible, material a quien ha contraído la infección y a sus familiares”.

De dicha cercanía se ha ocupado desde hace mucho tiempo el Pontificio Consejo para los Agentes Sanitarios, que el pasado mes de mayo celebró un Congreso sobre el tema: “La centralidad del cuidado de la persona en la prevención y en el tratamiento de la enfermedad del SIDA”. Dos días de estudio centrados en “lo que se puede y se debe hacer contra la pandemia para ayudar a las naciones afectadas mayormente, en África Subsahariana”.

Se calcula que todavía un millón ochocientas mil personas mueren cada año como consecuencia del virus del SIDA. Se trata de personas que podrían conducir normalmente su existencia si sólo hubiesen tenido acceso a las terapias farmacológicas adecuadas conocidas como antirretrovirales. Por tanto, se registran muertes que ya no se pueden justificar, como no se puede justificar la transmisión del contagio de la madre al niño, como no se pueden justificar el dolor de sus parientes, el empobrecimiento de sus núcleos familiares, el aumento de su marginación o los niños que se quedan huérfanos.

Otro aspecto fundamental, señala la nota del Discasterio de la Salud es la formación, la educación de todos y, de manera particular de las nuevas generaciones, a una sexualidad fundada “en una antropología anclada en el derecho natural e iluminada por la Palabra de Dios”. La Iglesia y su Magisterio piden un estilo de vida que ponga en primer lugar la abstinencia, la fidelidad conyugal y el rechazo de la promiscuidad sexual pues, como lo subraya la Exhortación Apostólica Post-Sinodal Africae Munus, todo esto forma parte de la cuestión del “desarrollo integral” al que tienen derecho las personas y las comunidades.

Recordemos que son 34 millones las personas que sufren por el Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida, SIDA, y casi 30 millones han muerto desde el anuncio del primer caso -el 5 de junio de 1981. el año pasado 420 mil niños se beneficiaron de las terapias específicas, con un aumento del 50 por ciento respecto al 2008. Importante subrayar la reciente exhortación postsinodal que entregó el Pontífice Benedicto XVI al continente africano en la cual dice que el problema del SIDA exige una respuesta médica y farmacéutica. Pero no es suficiente porque el problema es ético y por consiguiente más profundo.

El cambio de conducta que requiere, como por ejemplo la abstinencia sexual, el rechazo a la promiscuidad sexual, la fidelidad en el matrimonio, plantea la cuestión fundamental del desarrollo integral, que implica un enfoque y una respuesta global de la Iglesia. En efecto, se lee en el documento, la prevención del sida debe basarse en una educación sexual fundada en una antropología enraizada en el derecho natural, e iluminada por la Palabra de Dios y las enseñanzas.

En esta exhortación Benedicto XVI renueva su apoyo a las instituciones y movimientos de la Iglesia que trabajan en el campo del SIDA. Y pidió a los organismos internacionales que les reconozcan y ayuden respetando su especificidad, y en espíritu de colaboración. Y tras animar a los institutos y programas de investigación terapéutica y farmacéutica que luchan por erradicar estas pandemias recordó que la Iglesia sostiene desde hace mucho tiempo la causa de un tratamiento médico de alta calidad y de menor costo para todos los afectados.

RV-ER / Patricia Ynestroza / Raúl Cabrera

Benedicto XVI: la familia riqueza de la iglesia espacio de encuentro con Dios


La visión reductiva de la familia, el desconocimiento de su rol social y el eclipse de Dios en nuestro tiempo son las amenazas que gravitan entorno a la “iglesia doméstica” de la cual depende la nueva evangelización, pues la familia es fundamental en el encuentro del hombre con Cristo.

Estos son sólo algunos argumentos tratados por Benedicto XVI en su encuentro, este mediodía, con los participantes en la Asamblea Plenaria del Pontificio Consejo para la Familia, que concluye este jueves, tras varias jornadas de reflexión en torno a la Exhortación Apostólica Familiaris Consortio del beato Juan Pablo II, cuyo trigésimo aniversario coincide también con el de la creación del dicasterio con el Motu Proprio Familia a Deo Instituta. Ambas iniciativas destinadas a exaltar la importancia que se debe atribuir a la pastoral familiar en el mundo, y al mismo tiempo instrumento eficaz para ayudar a promoverla a todo nivel.

RealAudioMP3 “La nueva evangelización depende en gran parte de la Iglesia doméstica. En nuestro tiempo, al igual que en épocas pasadas, el eclipse de Dios, la difusión de ideologías contrarias a la familia y la degradación de la ética sexual se encuentran relacionadas entre ellas. Y así como están en relación el eclipse de Dios y la crisis de la familia, la nueva evangelización es inseparable de la familia cristiana. De hecho, la familia es el camino de la Iglesia porque es el “espacio humano” del encuentro con Cristo”.

En este contexto, el Santo Padre recordó que los cónyuges no sólo reciben el amor de Cristo, convirtiéndose en una comunidad salvada, sino también están llamados a transmitir a los hermanos el mismo amor de Cristo, haciéndose comunidad salvadora.

RealAudioMP3 “La familia fundada en el sacramento del Matrimonio es actuación particular de la Iglesia, comunidad salvada y salvadora, evangelizada y evangelizadora. Como la Iglesia, ella está llamada a acoger, irradiar y manifestar en el mundo el amor y la presencia de Cristo. La acogida y la transmisión del amor divino se realizan en la dedicación recíproca de los cónyuges y en la procreación generosa y responsable, en el cuidado y en la educación de los hijos, en el trabajo y en las relaciones sociales, en la atención de los más necesitados, en la participación de las actividades eclesiales, en el compromiso social”.

Benedicto XVI, siguiendo las huellas de sus predecesores ha exhortado nuevamente a los esposos cristianos a evangelizar tanto con el testimonio de vida como con la participación en las actividades pastorales. En efecto, lo recordó en el reciente viaje pastoral a Ancona donde se celebró el Congreso Eucarístico Nacional italiano. Refiriéndose a su encuentro con los esposos y sacerdotes, el Papa puso de relieve estos dos sacramentos conocidos como “del servicio de la comunión”, es decir, el Orden Sagrado y el Matrimonio, que nacen de una única fuente eucarística, ambos, en el amor de Cristo tienen la misma raíz y están llamados a una misma misión, el testimonio y la edificación del pueblo de Dios.

RealAudioMP3 "Esta perspectiva permite sobretodo superar una visión reductiva de la familia, que la considera mera destinataria de la acción pastoral. La familia es riqueza para los esposos, bien insustituible para los hijos, fundamento indispensable de la sociedad, comunidad vital para el camino de la Iglesia. En virtud de esto, la familia es el lugar privilegiado de educación humana y cristiana y permanece, y por ello sigue siendo la mejor aliada del ministerio sacerdotal. Ninguna vocación es una cuestión privada, mucho menos la del matrimonio, porque su horizonte es toda la Iglesia”.

Al concluir el Papa aludió al Encuentro Mundial de las Familias que tendrá lugar del 30 de mayo al 3 de junio de año próximo, con el tema “la familia: el trabajo y la fiesta”. En este sentido, reiteró la importancia de esta convocatoria para rezar y festejar juntos, este evento que pondrá de relieve los desafíos de las familias cristianas en la sociedad.

RealAudioMP3 “Existen ámbitos en los que es particularmente urgente el protagonismo de las familias cristianas en colaboración con los sacerdotes y bajo la guía de los obispos: la educación de los niños, adolescentes y jóvenes en el amor, entendido como don de sí mismos y comunión; la preparación de los novios a la vida matrimonial con un itinerario de fe, la formación de los cónyuges, especialmente de las parejas jóvenes; las experiencias asociativas con finalidades caritativas, educativas y de compromiso civil; la pastoral de las familias para las familias, dirigida todo el arco de la vida valorizando el tiempo del trabajo y de la fiesta”.

Los esposos Humberto Díaz e Isabel Botía, que presentaron su ponencia sobre la situación actual en América Latina y el Caribe, sintetizan en los micrófonos de Cecilia de Malak, los trabajos de esta plenaria, en la que se hizo un llamado vehemente a los legisladores y a la política en favor de la tutela de la familia: RealAudioMP3

RV-A
TD

La Santa Sede pide acceso de todos a las terapias antiretrovirales

En el Día Mundial del Sida

Este jueves, se hizo público un comunicado del Consejo Pontificio para la Pastoral de los Agentes Sanitarios, con ocasión del Día Mundial del Sida 2011.
El comunicado, firmado por el presidente del dicasterio Zygmunt Zimowski, afirma que esta jornada “debe constituir una nueva oportunidad para promover el acceso universal a las terapias para quienes están infectados, la prevención de la transmisión de madre a hijo y la educación a estilos de vida que incluyan una aproximación correcta y responsable a la sexualidad. Asimismo, es un momento privilegiado para relanzar la lucha contra el prejuicio social”.
Se estima que 1,8 millones de personas mueren cada año a causa del sida, sobre todo en el África subsahariana. “Son personas que podrían llevar una vida normal si tuvieran acceso a las terapias farmacológicas adecuadas, conocidas como terapias antirretrovirales”.
“Hay muertes que ya no son justificables, como tampoco lo es el dolor de los familiares de las personas afectadas. Tampoco se puede justificar ya la transmisión de la infección de madres a hijos”.
“La Iglesia y su Magisterio, piden un estilo de vida que privilegie la abstinencia, la fidelidad conyugal y el rechazo de la promiscuidad sexual, porque, como subraya la exhortación apostólica postsinodal Africae Munus, todo esto forma parte de la cuestión del 'desarrollo integral' al que las personas y comunidades tienen derecho”, afirma el comunicado.
“Al lanzar este nuevo llamamiento al compromiso y a la solidaridad en favor de todas las víctimas (directas e indirectas) de vih/sida, queremos dar las gracias, en unión espiritual con el santo padre, a todos los que a lo largo de estos años se esforzaron tanto por ayudarlas. Nos referimos aquí a las instituciones, organismos y voluntarios que trabajan en el ámbito sanitario y en particular del sida. Sin duda, merecen el apoyo operativo y la ayuda, sin trabas ideológicas, de las organizaciones internacionales y de los benefactores”, añade.
Por último, expresa su cercanía a los enfermos de vih/sida, a los que están cerca de ellos, y a todos los trabajadores de la salud que, expuestos al riesgo de infección, les prestan toda la atención posible respetando su personalidad y su dignidad”.


zenit.org

Perú: La crisis de la familia es fruto de la crisis del hombre

Dijo el arzobispo de Arequipa en los 30 años de la 'Familiaris Consortio'

Con motivo de los treinta años de la Familiaris Consortio, el arzobispo de Arequipa, Perú, Javier del Río, afirmó en una conferencia en la Universidad Católica San Pablo (UCSP) que “la crisis de la familia es fruto de la crisis del hombre”.
"La familia no es producto de una cultura, ni el resultado de una evolución, ni fruto de un consenso. ¡No! La familia es una institución natural anterior a cualquier organización política o jurídica y se funda en una verdad que ella misma no produce, sino que ha sido creada por Dios", manifestó monseñor Javier del Río en una conferencia en la Universidad Católica San Pablo de Arequipa, por los treinta años de la Familiaris Consortio, informa a ZENIT Patricia Laurie Heresi, del Instituto para el Matrimonio y la Familia, del citado centro académico.
El evento, organizado por el citado Instituto, tuvo lugar el 24 de noviembre, en su auditorio principal, ante una nutrida concurrencia.
Durante su ponencia, enfatizó que “la crisis de la familia es fruto de la crisis del hombre”. Esta crisis, dijo, es causada en parte por las influencias culturales como la presión de la mentalidad consumista que busca desordenadamente el confort y el placer, o el relativismo que quiere destruir la visión tradicional de la familia como comunidad de personas abierta a la vida, por otra visión egoísta e individualista de la persona.
Como respuesta a esa crisis y evocando las palabras de Juan Pablo II, invitó a la familia a vivir según su identidad. "Familia, sé lo que eres, plan inviolable de Dios y al mismo tiempo hechura del hombre en su libertad, compromiso del hombre ante el designio divino", dijo.
El arzobispo de Arequipa fue claro al defender los derechos inalienables de los padres a ser los principales educadores de sus hijos y sostuvo que los demás organismos educativos deben estar al servicio de ellos.
Exhortó a los padres a velar por los contenidos que les enseñan a sus hijos en los colegios y a participar activamente en asociaciones de padres de familia y en escuelas de padres.
Finalmente, el prelado de Arequipa destacó que a pesar de la crisis actual, se ven signos de renovación muy esperanzadores en algunos sectores de la sociedad y de la Iglesia, quizás uno de los más importantes es la revalorización del papel de los padres como transmisores de la fe a sus hijos. Esto lo hacen enseñándoles la doctrina católica y con el ejemplo de su vida.
"Cuando los hijos ven en los padres actitudes cristianas, ellos también las reproducen", concluyó

zenit.org

miércoles, 30 de noviembre de 2011

Inauguran capilla de adoración perpetua en "cúspide" del Perú

En la Prelatura de Ayaviri en Puno (sur del Perú), ubicada a 4 mil metros sobre el nivel del mar, se inauguró en la parroquia San Francisco de Asís una capilla de adoración perpetua a Jesús Eucaristía.
El pasado domingo 27 de noviembre se abrió la capilla, abierta las 24 horas del día. Esta capilla ha sido impulsada por el misionero laico Pablo Sandoval, joven de 28 años de origen Guatemalteco, quien ya hizo lo mismo en dos parroquias en la diócesis porteña del Callao y en Venezuela.
Junto al misionero, cerca de 250 personas participan de la organización de esta nueva capilla, muchos de ellos jóvenes. Por ello, los turnos de adoración están copados, siendo las horas de la madrugada las más llenas.
El domingo, el Obispo Prelado de Ayaviri, Mons. Kay Schmalhausen, presidió la Misa en la Catedral de Ayaviri y al finalizar todos los fieles hicieron una oración de consagración a Jesús y a la Virgen María. Luego, fueron en procesión a la nueva capilla de Adoración.
En declaraciones a ACI Prensa, Mons. Kay afirmó estar convencido que "esta nueva capilla será una fuente de gracia y bendición incesante, y el Señor mismo realizará por este camino la conversión de innumerables corazones a Él".
"Queremos extender esta iniciativa a otras Parroquias. Dios está sediento del amor de sus hijos, y estas capillas de adoración son una humilde y necesaria contribución de nuestra parte para que la sed de Dios por los hombres y la sed de los hombres por Dios se sacien. Son muchos los sagrarios solitarios en que Jesús nos espera y no se le busca", manifestó.
aciprensa.com

Líder lefebvrista: No podemos aceptar preámbulo doctrinal del Vaticano

El líder de la Fraternidad San Pío X (FSSPX-lefebvristas), Bernard Fellay, señaló que "es cierto que este preámbulo doctrinal no puede recibir nuestra adhesión", en referencia al texto que contiene los requisitos mínimos que deben aceptar para ingresar a la plena comunión de la Iglesia Católica entregado a ellos por el Vaticano.
La Fraternidad San Pío X agrupa a los seguidores del arzobispo Marcel Lefebvre que falleció excomulgado en 1988 por ordenar cuatro obispos sin permiso del Papa.
El 28 de noviembre y en diálogo con DICI, el órgano informativo lefebvrista, Fellay explicó que el preámbulo doctrinal es "un documento que puede ser clarificado y modificado, como señala la nota que lo acompaña. No es un texto definitivo".
"En poco tiempo redactaremos nuestra respuesta al documento, subrayando con franqueza las posiciones doctrinales que vemos como indispensables", añade Fellay y explica que ésta será entregada al Vaticano para escuchar su contestación y revisar luego "las opciones que queden" para finalmente hacer público el documento final rechazado o aprobado por la fraternidad.
El pasado 14 de septiembre el Vaticano dio a conocer un comunicado en el que explicó que el Preámbulo entregado a los lefebvristas ese día "establece algunos principios doctrinales y criterios de interpretación de la doctrina católica, necesarios para garantizar la fidelidad al Magisterio de la Iglesia y el ‘sentire cum Ecclesia’ (sentir con la Iglesia)".
Al mismo tiempo, deja abierta "a una discusión legítima, el estudio y la explicación teológica de expresiones o formulaciones particulares presentes en los documentos del Concilio Vaticano II y del Magisterio sucesivo".
Esta apertura de la Santa Sede para discutir algunos aspectos del Concilio Vaticano II ha sido aprovechada por Fellay para lanzar en la entrevista con DICI y en otras ocasiones sus habituales críticas a este importante evento eclesial y para reiterar que los lefebvristas aún ven diferencias entre lo que ellos consideran correcto doctrinalmente y lo que la Iglesia Católica afirma.
"No hemos olvidado –señala– que hay muchas diferencias doctrinales en el origen de la disputa entre Roma y nosotros durante los últimos 40 años. Ponerlas a un lado para obtener un estatus canónico nos expondría al peligro de ver las mismas diferencias surgir inevitablemente".
Bernard Fellay afirma también que, en su opinión, algunos nuevos obispos y sacerdotes responsabilizan al Concilio Vaticano II por la apertura de la Iglesia a un mundo "que se ha ido convirtiendo en cada vez más secularizado" y afirma que algunos de ellos estarían buscando respuestas con los lefebvristas "discretamente".
Anticipándose a la posibilidad de recibir una estructura canónica legítima, ya que nunca han contado con ella como explicó en 2009 la Secretaría de Estado del Vaticano, el líder lefebvrista se refiere a la "feroz oposición" de algunos obispos hacia su organización y espera que el Papa "tome medidas" para que la solución que se dé "sea realmente efectiva".
La postura lefebvrista
A principios de este mes, la Fraternidad San Pío X (lefebvristas) retiró de la red un artículo en el que criticaban al Papa y al Vaticano, en el marco del estudio que realizan del Preámbulo doctrinal.
El artículo critica, entre otras cosas, la "hermenéutica de la continuidad", un criterio establecido por el Papa Benedicto XVI para entender mejor las enseñanzas del Concilio Vaticano II.
El texto también describe la reunión que sostuvieron los líderes de la FSSPX en Albano, Italia, entre el 7 y el 8 de octubre y fue escrito por el superior del distrito de Gran Bretaña de la Fraternidad San Pío X, Paul Morgan, quien considera "claramente inaceptable" la propuesta hecha por el Vaticano.
En febrero de 2009, la Secretaría de Estado del Vaticano dio a conocer un comunicado en el que se explica que el Papa Benedicto XVI decidió levantar la excomunión que pesaba sobre los cuatro obispos ordenados por Lefebvre "a raíz de la súplica dirigida por el Superior General de la Fraternidad Sacerdotal San Pío X a Su Santidad Benedicto XVI el 15 de diciembre de 2008".
El documento explica además que "el levantamiento de la excomunión ha liberado a los cuatro obispos de una pena canónica gravísima, pero no ha cambiado la situación jurídica de la Fraternidad San Pío X, que en el momento actual, no goza de ningún reconocimiento canónico en la Iglesia Católica".
Este texto también resalta que los cuatro obispos que ordenó Lefebvre a quienes se les levantó la excomunión están obligados al "pleno reconocimiento del Concilio Vaticano II" –que hasta ahora han rechazado como se desprende de las declaraciones expuestas en esta nota y en reportes anteriores de ACI Prensa– y del Magisterio de todos los Papas posteriores a Pío XII.
El Concilio Vaticano II es uno de los eventos más importantes en la historia de la Iglesia. Se realizó 1962 y 1965 congregando a obispos de todo el mundo. Produjo un cuerpo de doctrina que busca promover la fe católica, renovar la vida de los fieles, adaptar la liturgia y alentar la presencia de los laicos.
aciprensa.com

«Hay fundadores que engañan a nuestro dicasterio», teme el Secretario para la Vida Consagrada

Sólo lleva un año y medio en el cargo, aunque sí ha estado 20 años en distintas funciones en Roma, y como muchos otros está perplejo por el fenómeno de los fundadores de comunidades que luego se muestran indignos.

El redentorista norteamericano Joseph Tobin, con un año y medio como secretario de la Congregación para la Vida Religiosa, justo por debajo del cardenal Bráz de Áviz, habló con nosotros en el XI Congreso de Escuelas Católicas de los casos tristes que requieren disciplina y discernimiento por parte de este dicasterio vaticano que supervisa a religiosos y religiosas.

- Se han dado casos de fundadores disciplinados o apartados: Maciel en la Legión de Cristo, Gerard Croissant en Bienaventuranzas, Alfonso María Duran en Miles Iesu... ¿quién supervisa a los supervisores? ¿Qué aprendemos de estos casos?
- Nuestro dicasterio, para aprobar un instituto, juzga que el carisma sea un don auténtico del Espíritu Santo y que el instituto tenga madurez para desarrollar el carisma. Pero hay casos (no hablo de estos en concreto) en los que pienso que engañaron al dicasterio, con datos falsos, igual que engañaron a sus co-hermanos de comunidad. Además, el Concilio Vaticano II, en el decreto "Perfectae Caritatis", pide siempre volver a "la inspiración originaria de los Institutos", y el ejemplo del fundador. Pero ¿cómo es que un fundador que tuvo una vida desordenada puede seguir siendo punto de referencia? Yo no tengo respuesta a esta perplejidad.

- ¿Qué hacer con las comunidades desobedientes al obispo local o rebeldes o esquivos con los visitadores y comisarios pontificios?
- La Iglesia reconoce con tristeza que puede haber una comunión fracturada. Nuestra congregación a veces ha de emprender procesos de disciplina: suspender instituciones, retirar su gobierno, poner en paréntesis las facultades de su superior... Pero siempre intentamos antes la vía del diálogo, del respeto mutuo, no usar esos medios si no hay una brecha definitiva. No queremos pelear con nadie, sino discernir juntos qué es lo que Dios quiere y humillarnos ante su voluntad.

- A veces hay comunidades de laicos con hábito...
- Llevar hábito es un privilegio y a veces un deber de los que han sido reconocidos formalmente por la Iglesia. Hay tres niveles de reconocimiento: asociacion de fieles (en vía a ser Instituto de Vida Religiosa); Instituto de vida religiosa de derecho diocesano, y los Instutos de vida religiosa de Derecho Pontificio. Todos los cristianos tienen derecho a asociarse entre ellos, pero es la Iglesia quien reconoce que algunas asociaciones son expresiones de carismas del Espíritu Santo. Sólo los reconocidos tienen derecho a llevar hábito.

- Actualmente, los superiores mundiales de los claretianos, los escolapios, los jesuitas, los franciscanos y otras muchas órdenes son españoles...
- Llevo 20 años en diversos órganos de gobierno en Roma y todos vemos cómo la presencia de los religiosos españoles enriquece a la Iglesia. En todo el mundo hay educadores jesuitas o claretianos españoles, por no hablar del gran trabajo de las órdenes femeninas españolas.

Pablo Ginés/ Religionenlibertad.com 

La alegría del Adviento por Benedicto XVI

Benedicto XVI: la alegría del Adviento
El Papa ha desgranado en sus discursos y homilías las palabras que caracterizan a este tiempo de Adviento: alegría, espera, conversión, presencia...
Esta es una selección de sus reflexiones:
      — «(...) nunca habría imaginado nadie que el Mesías pudiera nacer de una joven humilde como María, esposa prometida del justo José. Ni siquiera ella lo habría pensado  nunca, sin embargo en su corazón la espera del Salvador era tan grande, su fe y su esperanza eran tan ardientes que Él encontró en ella una madre digna (...). Hay una misteriosa correspondencia entre la espera de Dios y la de María, la criatura "llena de gracia", totalmente transparente al designio de amor del Altísimo. Aprendamos de Ella, Mujer del Adviento, a vivir los gestos cotidianos con un espíritu nuevo, con el sentimiento de una espera profunda, que solo la venida de Dios puede llenar».
      — «Los cristianos adoptaron la palabra “adviento” para expresar su relación con Jesucristo: Jesús es el Rey, que ha entrado en esta pobre “provincia” llamada tierra para visitarnos a todos; hace participar en la fiesta de su adviento a cuantos creen en Él, a cuantos creen en su presencia en la asamblea litúrgica».
      — «Con la palabra "adventus" se pretendía sustancialmente decir: Dios está aquí, no se ha retirado del mundo, no nos ha dejado solos. Aunque no lo podemos ver y tocar como sucede con las realidades sensibles, Él está aquí y viene a visitarnos de múltiples maneras».
      — «El significado de la expresión “adviento” comprende por tanto también el de visitatio, que quiere decir simple y propiamente "visita"; en este caso se trata de una visita de Dios: Él entra en mi vida y quiere dirigirse a mí. Todos tenemos experiencia, en la existencia cotidiana, de tener poco tiempo para el Señor y poco tiempo también para nosotros. Se acaba por estar absorbidos por el “hacer”. ¿Acaso no es cierto que es a menudo la actividad lo que nos domina, la sociedad con sus múltiples intereses la que monopoliza nuestra atención? ¿Acaso no es cierto que dedicamos mucho tiempo a la diversión y a ocios de diverso tipo?».
      — «El Adviento, este tiempo litúrgico fuerte que estamos empezando, nos invita a detenernos en silencio para captar una presencia. Es una invitación a comprender que cada acontecimiento de la jornada es un gesto que Dios nos dirige, signo de la atención que tiene por cada uno de nosotros. ¡Cuántas veces Dios nos hace percibir algo de su amor!».
      — «El hombre, en su vida, está en constante espera: cuando es niño quiere crecer, de adulto tiende a la realización y al éxito, avanzando en la edad, aspira al merecido descanso. Pero llega el tiempo en el que descubre que ha esperado demasiado poco si, más allá de la profesión o de la posición social, no le queda nada más que esperar. La esperanza marca el camino de la humanidad, pero para los cristianos está animada por una certeza: el Señor está presente en el transcurso de nuestra vida, nos acompaña y un día secará también nuestras lágrimas».
      — «Si el presente queda vacío, cada instante que pasa parece exageradamente largo, y la espera se transforma en un peso demasiado grave, porque el futuro es totalmente incierto. Cuando en cambio el tiempo está dotado de sentido y percibimos en cada instante algo específico y valioso, entonces la alegría de la espera hace el presente más precioso».
      — «[Dios] nos habla de múltiples modos: en la Sagrada Escritura, en el año litúrgico, en los santos, en los acontecimientos de la vida cotidiana, en toda la creación, que cambia de aspecto según si detrás de ella está Él o si está ofuscada por la niebla de un origen incierto y de un incierto futuro. A nuestra vez, podemos dirigirle la palabra, presentarle los sufrimientos que nos afligen, la impaciencia, las preguntas que nos brotan del corazón».
      — «¡Estamos seguros de que [Jesucristo] nos escucha siempre! Y si Jesús está presente, no existe ningún tiempo privado de sentido y vacío. Si Él está presente, podemos seguir esperando también cuando los demás no pueden asegurarnos más apoyo, aun cuando el presente es agotador».
      — «Me alegra saber que en vuestras familias se conserva la costumbre de hacer el pesebre. Pero no basta con repetir un gesto tradicional, aunque sea importante. Hay que intentar vivir en la realidad del día a día lo que el pesebre representa, es decir el amor de Cristo, su humildad, su pobreza».
      — «El pesebre es una escuela de vida, donde podemos aprender el secreto de la verdadera alegría. Ésta no consiste en tener muchas cosas, sino en sentirse amado por el Señor, en hacerse don para los demás y en quererse unos a otros».
      — «Miremos el pesebre: la Virgen y san José no parecen una familia muy afortunada; han tenido su primer hijo en medio de grandes dificultades; sin embargo están llenos de profunda alegría, porque se aman, se ayudan, y sobre todo están seguros de que en su historia está la obra Dios, Quien se ha hecho presente en el pequeño Jesús».
      — «Para alegrarnos, necesitamos no sólo cosas, sino amor y verdad: necesitamos a un Dios cercano, que calienta nuestro corazón, y responde a nuestros anhelos más profundos».
      — «¡Qué alegría inmensa tener por madre a María Inmaculada! Cada vez que experimentamos nuestra fragilidad y la sugestión del mal, podemos dirigirnos a Ella, y nuestro corazón recibe luz y consuelo».
almudi.org

Investigación con células madre y ética

Investigación con células madre y ética
AgenciaSic.es
Existe un riesgo objetivo de que los intereses económicos y pretendidamente científicos traspasen la línea roja de la dignidad única que tiene la persona y la de su inviolabilidad
      La ciencia médica de los países desarrollados cuenta con un personal muy cualificado y unos instrumentos muy sofisticados. Es lógico, por tanto, que se sienta atraída a explorar campos hasta ahora vírgenes pero prometedores, en orden a descubrir nuevos medios con los que curar o paliar algunas enfermedades especialmente graves y extendidas. Uno de esos campos es el de las células madre.
      No es difícil adivinar la atracción que supone para un científico acercarse a los umbrales de la vida y, de paso, escribir su nombre con letras grandes en la historia de la medicina o de la ciencia experimental en general. Tampoco resulta laborioso advertir que las grandes industrias puedan ver en ello un filón con el que incrementar sus ganancias de modo exponencial, si sus laboratorios ganan la competición del tiempo y les aseguran la patente de unos fármacos que, aunque sean costosos, su precio contará menos ante los clientes que los resultados curativos.
      Las células madre, embrionarias y adultas, se encuentran, pues, en un ámbito de fuertes intereses. En el caso de las embrionarias, estos intereses han sembrado de minas el campo de la investigación. Pues se presume que tienen un potencial mayor, aunque todavía estemos en el terreno de las hipótesis y no de los resultados efectivos, que hasta ahora sólo se han obtenido con células madre adultas. Existe, por tanto, un riesgo objetivo de que los intereses económicos y pretendidamente científicos traspasen la línea roja de la dignidad única que tiene la persona y la de su inviolabilidad.
      Efectivamente, la persona humana goza, según la Filosofía y el Derecho más avanzados de la máxima dignidad en el concierto de la creación. La doctrina de la Iglesia, apoyada por la Revelación, amplía aún más ese sugestivo horizonte, al concebir a la persona humana no sólo dotada de un alma inmortal, sino como un ser hecho a imagen y semejanza de Dios y destinada a insertarse un día en la vida misma de Dios. Por eso, el Papa Benedicto ha dicho recientemente que «la destrucción de una sola vida humana nunca puede ser justificada en función de los beneficios que podría llevar a otra». Salía así al paso del grave riesgo de que la persona humana pueda ser "subordinada" exclusivamente a "consideraciones utilitarias".
      La Iglesia en modo alguno se opone a la investigación con las células madre, pues es consciente de que «la ciencia puede hacer una contribución realmente notable para salvaguardar y promover la dignidad del hombre». Por eso, en principio, no ve inconvenientes éticos a la investigación con células madre "adultas", las cuales «abren posibilidades para la curación de las enfermedades degenerativas crónicas».
      En este sentido, Benedicto XVI acaba de decir a los miembros de la Conferencia Internacional sobre células madre adultas, celebrado en el Vaticano en fechas muy recientes: «No hay problemas éticos cuando las células madre se extraen de los tejidos de un adulto, de la sangre del cordón umbilical en el momento del nacimiento, o de tejidos de fetos muertos de muerte natural».
      En la misma ocasión, precisó que la valoración ética es muy distinta en el caso de las células madre embrionarias. Quienes abogan por la investigación con este tipo de células «cometen el grave error de negar el derecho inalienable a la vida de todos los seres humanos desde el momento de la concepción hasta la muerte natural». Por eso, reiteró su firme oposición a la utilización de células madre embrionarias. Con esto, «no se impide el progreso científico, sino se guía en una dirección que sea verdaderamente fecunda y beneficiosa para la humanidad». La Iglesia tiene la convicción de que todo lo que es humano, incluida la investigación científica, «puede ser acogido y respetado por la fe», la cual puede también purificarlo y perfeccionarlo.
Mons. Francisco Gil Hellín, Arzobispo de Burgos

almudi.org

El Vaticano aprobaría la ordenación de un obispo chino si se cumplen las normas de la Iglesia

La consagración, anunciada para hoy, sería válida si respeta las normas de la Iglesia. 

El Director de la Sala de Prensa de la Santa Sede, P. Federico Lombardi, indicó ayer que la posible ordenación este 30 de noviembre del P. Luo Xuegang como Obispo en China sería legítima si se respetan las normas de la Iglesia Católica y por tanto podría contar con la aprobación del Vaticano.

"He visto circular esta noticia en los medios de comunicación. Si así sucediera, se trataría de un candidato, que es aprobado por la Santa Sede. Obviamente espero que en caso de que la ordenación tenga lugar, se respeten las normas de la Iglesia Católica, es decir, que los fieles sean informados acerca de la aprobación por parte de la Santa Sede, y que en la celebración litúrgica no participe ningún obispo ilegítimo. En tal caso, el evento sería un aliciente para la comunidad católica", afirmó ante las preguntas de los periodistas.

Esta ordenación sucedería luego que el 29 de junio las autoridades comunistas ordenaron al P. Ley Shiyin, un candidato no aprobado por la Santa Sede, como Obispo de Leshan.

Esto provocó el rechazo del Vaticano, que el 4 de julio emitió un comunicado advirtiendo que el sacerdote, padre de un hijo, fue excomulgado luego de la ordenación.

El comunicado señala que el P. Ley Shiyin, "ordenado sin mandato pontificio y por tanto ilegítimamente, carece de la autoridad de gobernar la comunidad católica diocesana, y la Santa Sede no lo reconoce como obispo de la diócesis de Leshan".

Desde que China y la Santa Sede rompieron relaciones en 1951, han sucedido varios episodios de desencuentros debido a la decisión de las autoridades comunistas de ordenar obispos.

Como se sabe, en este país se permite el culto católico únicamente a la Asociación Patriótica Católica China, subalterna del Partido Comunista de China, y se rechaza la autoridad del Vaticano para nombrar obispos o gobernarlos. La Iglesia Católica fiel al Papa no es completamente clandestina; aunque es asediada constantemente.
religionenlibertad.com 

La pastoral del matrimonio debe fundarse en la verdad.

A propósito de algunas objeciones contra la doctrina de la Iglesia sobre la recepción de la Comunión eucarística por parte de los fieles divorciados y vueltos a casar.

De un escrito poco conocido del cardenal Joseph Ratzinger publicado en 1998
En 1998 el cardenal Joseph Ratzinger, prefecto de la Congregación para la doctrina de la fe, introdujo el volumen titulado “Sulla pastorale dei divorziati risposati” (“Sobre la pastoral de los divorciados y vueltos a casar”), publicado por la Libreria Editrice Vaticana en una colección del dicasterio (“Documenti e Studi”, 17). Por la actualidad y la amplitud de miras de este escrito poco conocido, proponemos su tercera parte, con el añadido de tres notas. El texto está disponible en la web de nuestro periódico (www.osservatoreromano.va) en lengua italiana, así como en español, inglés, francés, portugués y alemán.

La Carta de la Congregación para la Doctrina de la Fe sobre de la recepción de la Comunión eucarística por parte de los files divorciados y vueltos a casar, del 14 de septiembre de 1994, ha tenido eco vivaz en diversos lugares de la Iglesia. Junto a muchas reacciones positivas también se han oído no pocas voces críticas. Las objeciones esenciales contra la doctrina y la praxis de la Iglesia se presentan a continuación en modo simplificado.
Guercino, «Desposorio de la Virgen» (1649)Algunas objeciones más significativas – sobre todo las que se refieren a la praxis considerada más flexible de los Padres de la Iglesia, que sería la inspiración de la praxis de las Iglesias orientales separadas de Roma, así como la referencia a los principios tradicionales de la epicheia y de la aequitas canonica – han sido estudiadas profundamente por la Congregación para la Doctrina de la Fe. Los artículos de los Profesores Pelland, Marcuzzi y Rodríguez Luño2 han sido elaborados en el curso de este estudio. Los principales resultados de esa investigación, que indican la dirección de la respuesta a las objeciones, también serán aquí resumidos brevemente.

1. Muchos sostienen, aduciendo algunos pasajes del Nuevo Testamento, que la pal abra de Jesús sobre la indisolubilidad del matrimonio permita una aplicación flexible y no pueda ser encasillada en una categoría rígidamente jurídica.

Algunos exegetas ponen de relieve críticamente que el Magisterio, en relación a la indisolubilidad del Matrimonio, citaría casi exclusivamente una sola perícopa, o sea Mc 10,11-12, sin considerar otros pasajes del Evangelio de Mateo y de la Primera Carta a los Corintios. Estos pasaje bíblicos indicarían una cierta “excepción” a la palabra del Señor sobre la indisolubilidad del matrimonio, o sea en el caso de porneia (Cfr. Mt 5,32; 19,9) y en el caso de de separación por causa de la fe (Cfr. 1Cor 7,12-16). Estos textos serían indicaciones de que los cristianos, en situaciones difíciles, habrían conocido, ya en los tiempos apostólicos, una aplicación flexible de la palabra de Jesús.
A esta objeción se debe responder que los documentos magisteriales no pretenden presentar de modo completo y exhaustivo los fundamentos bíblicos de la doctrina sobre el matrimonio. Dejan esta importante tarea a los expertos competentes. El Magisterio subraya, sin embargo, que la doctrina de la Iglesia sobre la indisolubilidad del matrimonio deriva de la fidelidad a la palabra de Jesús. Jesús define claramente la praxis veterotestamentaria del divorcio como una consecuencia de la dureza del corazón del hombre. Yendo más allá de la ley, Cristo se remonta al inicio de la creación, a la voluntad del Creador, y resume su enseñanza con las palabras: «Lo que Dios ha unido, que no lo separe el hombre» (Mc 10,9). Con la llegada del Redentor, se vuelve a instaurar el matrimonio en su forma original a partir de la creación y se sustrae al arbitrio humano, sobre todo al del marido, pues la mujer no tenía posibilidad de divorciarse. La palabra de Jesús sobre la indisolubilidad del matrimonio constituye la superación del antiguo orden de la ley en el nuevo orden de la fe y de la gracia. Sólo así el matrimonio puede hacer plena justicia tanto a la vocación de Dios al amor como a la dignidad humana, y constituirse en signo de la alianza de amor incondicionado de Dios, es decir, en un «Sacramento» (Cfr. Ef 5,32).
La posibilidad de separarse que Pablo señala en 1Cor 7, se refiere a matrimonios entre un cónyuge cristiano y un no bautizado. La reflexión teológica posterior ha dejado claro que únicamente los matrimonios entre bautizados son «Sacramento», en el sentido estricto de la palabra, y que la indisolubilidad absoluta caracteriza sólo a estos matrimonios que se colocan en el ámbito de la fe en Cristo. El denominado «matrimonio natural» funda su dignidad en el orden de la creación y está, por tanto, orientado a la indisolubilidad. Sin embargo, en determinadas circunstancias, puede ser disuelto a causa de un bien más alto, como es la fe. De este modo la sistematización teológica ha clasificado jurídicamente la indicación de San Pablo como «privilegium paulinum», es decir, como posibilidad de disolver, por el bien de la fe, un matrimonio no sacramental. La indisolubilidad del matrimonio verdaderamente sacramental permanece salvaguardada. No se trata, pues, de una excepción a la palabra del Señor. Volveremos sobre esto más adelante.
Acerca de la recta comprensión de las cláusulas sobre la porneia, existe abundante literatura con muchas hipótesis diferentes, incluso opuestas. No hay unanimidad entre los exegetas sobre esta cuestión. Muchos sostienen que se refiere a uniones matrimoniales inválidas y no a excepciones a la indisolubilidad del matrimonio. Sea como fuere, la Iglesia no puede edificar su doctrina y praxis sobre hipótesis exegéticas inciertas, sino que debe atenerse a la clara enseñanza de Cristo.

2. Otros objetan que la tradición patrística dejaría espacio para una praxis más dif erenciada, que haría mayor justicia a las situaciones difíciles. A esté propósito, la Iglesia católica podría aprender del principio de «economía» de las Iglesias orientales separadas de Roma.

Se afirma que el Magisterio actual sólo se nutriría de un filón de la tradición patrística, y no de la entera herencia de la Iglesia antigua. Si bien los Padres se atuvieron claramente al principio doctrinal de la indisolubilidad del matrimonio, algunos de ellos toleraron, en la práctica pastoral, una cierta flexibilidad ante situaciones difíciles concretas. Sobre este fundamento, las Iglesias orientales separadas de Roma habrían desarrollado más tarde, junto al principio de la akribia, de la fidelidad a la verdad revelada, el principio de la oikonomia, de la condescendencia benévola en situaciones difíciles. Sin renunciar a la doctrina de la indisolubilidad del matrimonio, esas Iglesias permitirían, en determinados casos, un segundo e incluso un tercer matrimonio, que, por otra parte, es diferente del primer matrimonio sacramental y está marcado por el carácter de la penitencia. Esta praxis nunca habría sido condenada explícitamente por la Iglesia Católica. El Sínodo de Obispos de 1980 habría sugerido estudiar a fondo esta tradición, a fin de hacer resplandecer mejor la misericordia de Dios.
El estudio del Padre Pelland muestra la dirección en que se debe buscar la respuesta a estas cuestiones. La interpretación de cada uno de los textos patrísticos compete naturalmente al historiador. Debido a la difícil situación textual las controversias tampoco se aplacarán en el futuro. Desde el punto de vista teológico debe afirmarse:
a) Existe un claro consenso de los Padres acerca de la indisolubilidad del matrimonio. Puesto que deriva de la voluntad del Señor. La Iglesia no tiene poder alguno a ese respecto. Por ello, el matrimonio cristiano fue distinto desde el primer momento al matrimonio de la civilización romana, a pesar de que en los primeros tiempos no existía todavía ningún ordenamiento canónico. La Iglesia del tiempo de los Padres excluye claramente el divorcio y las nuevas nupcias, en fiel obediencia al Nuevo Testamento.
b) En la Iglesia del tiempo de los Padres, los fieles divorciados y vueltos a casar nunca fueron admitidos oficialmente a la sagrada Comunión después de un tiempo de penitencia. Es cierto, en cambio, que la Iglesia no siempre revocó en determinados países las concesiones en esta materia, aunque si se calificaban como incompatibles con la doctrina y la disciplina. Parece cierto también que algunos Padres, por ejemplo, San León Magno, buscaron soluciones «pastorales» para raros casos límite.
c) Sucesivamente se produjeron dos desarrollos contrapuestos:
– En la Iglesia imperial posterior a Constantino se buscó, debido al progresivo entrelazamiento del Estado y la de Iglesia, una mayor flexibilidad y disponibilidad al compromiso en situaciones matrimoniales difíciles. Una tendencia semejante se dio en el ámbito gálico y germánico hasta la reforma gregoriana. En las Iglesias orientales separadas de Roma, este desarrollo continuó posteriormente en el segundo milenio y condujo a una praxis cada vez más liberal. Hoy en día, en muchas Iglesias orientales existe una serie de motivos de divorcio, es más, se ha desarrollado una «teología del divorcio», que de ningún modo resulta conciliable con las palabras de Jesús sobre la indisolubilidad del matrimonió. En el diálogo ecuménico, este problema debe ser claramente afrontado.
– En Occidente, gracias a la reforma gregoriana, se recuperó la concepción originaria de los Padres. El Concilio de Trento sancionó en cierto modo este desarrollo y fue propuesto de nuevo como doctrina de la Iglesia por el Concilio Vaticano II.
La praxis de las Iglesias orientales separadas de Roma, que es consecuencia de un complejo proceso histórico, de una interpretación cada vez más liberal – que progresivamente se alejaba de la Palabra del Señor – de algunos pasajes patrísticos oscuros, así como de un influjo no despreciable de la legislación civil, por motivos doctrinales, no puede ser asumida por la Iglesia Católica. Es inexacta la afirmación de que la Iglesia Católica habría simplemente tolerado la praxis oriental. Ciertamente, Trento no la condenó formalmente.Ettore Goffi, «Matrimonio» (1996) Los canonistas medievales, sin embargo, hablaban continuamente de ella como de praxis abusiva. Además, hay testimonios de que grupos de fíeles ortodoxos, al convertirse al catolicismo, debían firmar una confesión de fe que incluía una indicación expresa sobre la imposibilidad de un segundo matrimonio.

3. Muchos proponen que se permitan excepciones a la norma eclesial, basándose en los tr adicionales principios de la epikeia y de la aequitas canonica .

Se dice que algunos casos matrimoniales no pueden ser regulados en el fuero externo. La Iglesia no sólo podría relegar las normas jurídicas, sino que debería también respetar y tolerar la conciencia de cada uno. Las doctrinas tradicionales de la epikeia y de la aequitas canonica podrían justificar, tanto desde el punto de vista de la teología moral corno desde el punto de vista jurídico, una decisión de la conciencia que se aleje de la norma general. Sobre todo en el tema de la recepción de los Sacramentos, la Iglesia debería dar pasos adelante y no sólo ofrecer prohibiciones a los fieles.
Las dos contribuciones de los profesores Marcuzzi y Rodríguez Luño ilustran esta compleja problemática. A este propósito hay que distinguir claramente tres tipos de cuestiones:
a) La epikeia y la aequitas canonica tienen gran importancia en el ámbito de las normas humanas y puramente eclesiales, pero no pueden ser aplicadas en el ámbito de las normas sobre las que la Iglesia no posee ningún poder discrecional. La indisolubilidad del matrimonio es una de estas normas, que se remontan al Señor mismo y, por tanto, son designadas como normas de «derecho divino». La Iglesia no puede ni siquiera aprobar prácticas pastorales – por ejemplo, en la pastoral de los Sacramentos – que contradigan el claro mandamiento del Señor. En otras palabras; si el matrimonio precedente de unos fieles divorciados y vueltos a casar era válido, en ninguna circunstancia su nueva unión puede considerarse conformé al derecho; por tanto, por motivos intrínsecos, es imposible que reciban los Sacramentos. La conciencia de cada uno está vinculada, sin excepción, a esta norma3.
b) La Iglesia, en cambio, sí tiene el poder de especificar qué condiciones deben cumplirse para que un matrimonio sea considerado como indisoluble según la enseñanza de Jesús. En línea con las afirmaciones paulinas de 1Cor 7, la Iglesia estableció que solamente dos cristianos pueden contraer un matrimonio sacramental. Desarrolló las figuras jurídicas del privilegium paulinum y del privilegium petrinum. Con referencia a la cláusula sobre la porneia de Mateo y Hechos 15,20, formuló impedimentos matrimoniales. Además, especificó, cada vez más nítidamente, los motivos de nulidad matrimonial y desarrolló ampliamente los procedimientos judiciales. Todo esto contribuyó a delimitar y precisar el concepto de matrimonió indisoluble. Cabe decir que, de este modo, también la Iglesia occidental dio espacio al principio de la «oikonomia», sin manipular la indisolubilidad del matrimonio.
En ésta línea se coloca el posterior desarrollo jurídico del Código dé Derecho Canónico de 1983, que otorga fuerza de prueba a las declaraciones de las partes. Conforme a ello, según la opinión de personas competentes, parecen prácticamente excluidos los casos en que la invalidez de un matrimonio no pueda ser demostrada por vía jurídica. Las cuestiones matrimoniales deben resolverse en el fuero externo, ya que el matrimonio tiene esencialmente un carácter público-eclesial y está regido por el principio fundamental nemo iudex in propria causa («nadie es juez en causa propia»). Por eso, si unos fíeles divorciados y vueltos a casar consideran que es inválido su matrimonio anterior, están obligados a dirigirse al tribunal eclesiástico competente, que deberá examinar objetivamente el problema y aplicar todas las posibilidades jurídicas disponibles.
c) No se excluye, ciertamente, que en los procesos matrimoniales sobrevengan errores. En algunas partes de la Iglesia no existen todavía tribunales eclesiásticos que funcionen bien. Otras veces los procesos se alargan excesivamente. En algunos casos se dictan sentencias problemáticas. No parece que se excluya, en principio, la aplicación de la epikeia en el «fuero interno». La Carta de la Congregación para la Doctrina de la Fe de 1994 alude a este punto, cuando dice que con las nuevas vías canónicas debería excluirse, «en la medida de lo posible», toda divergencia entre la verdad verificable en el proceso y la verdad objetiva (Cfr. Carta, n. 9). Muchos teólogos opinan que los fieles deban de atenerse, también en el «fuero interno», a los juicios del tribunal eclesiástico, aún cuando les parezcan falsos. Otros sostienen que en el «fuero interno» cabe pensar en excepciones, porque en el ordenamiento jurídico no se trata de normas de derecho divino, sino eclesiástico. Este asunto exige más estudios y clarificaciones. A fin de evitar arbitrariedades y proteger el carácter público del matrimonio – sustrayéndolo al juicio subjetivo – deberían dilucidarse de modo muy preciso las condiciones para dar por cierta una «excepción».

4. Algunos acusan, al actual Magisterio, de involución respecto al Magisterio del Co ncilio, y de proponer una visión preconciliar del matrimonio.

Algunos teólogos afirman que, en la base de los nuevos documentos magisteriales sobre temas matrimoniales, habría una concepción naturalista y legalista del matrimonio. El acento estaría puesto sobre el contrato entre los esposos y sobre el «ius in corpus». El Concilio habría superado esta comprensión estática al describir el matrimonio de un modo más personalista, como pacto de amor y de vida. Con ello habría abierto posibilidades de resolver más humanamente situaciones difíciles. Desarrollando esta línea de pensamiento, algunos estudiosos se preguntan si no cabría hablar de «muerte del matrimonio», cuando se desvanece el vínculo personal de amor entre dos esposos. Otros suscitan la vieja cuestión de si el Papa no tendría, en esos casos, la posibilidad de disolver el matrimonio.
Quien lea atentamente los recientes pronunciamientos eclesiásticos, reconocerá que sus afirmaciones centrales se fundan en la Gaudium et spes y desarrollan, con rasgos totalmente personalistas y sobre la vía indicada por el Concilio, la doctrina que allí contenida. Es inadecuado contraponer la visión personalista a la visión jurídica del matrimonio. El Concilio no ha roto con la concepción tradicional del matrimonio, sino que la ha hecho avanzar. Cuando, por ejemplo, se repite continuamente que el Concilio ha sustituido el concepto estrictamente jurídico de «contrato» por el más amplio y teológicamente más profundo de «pacto», no cabe olvidar que «pacto» contiene también el elemento de «contrato», por mucho que lo sitúe en una perspectiva más amplia. Que el matrimonio vaya mucho más allá de lo puramente jurídico y se asiente en la hondura de lo humanó y en el misterio de lo divino, en realidad se ha afirmado siempre con la palabra «sacramento», si bien ciertamente no se ha puesto a menudo en el candelero con la claridad que el Concilio ha dado a esos aspectos. El derecho no lo es todo, pero es una parte irrenunciable, una dimensión del todo. No existe un matrimonio sin normativa jurídica, que lo inserte en un conjunto global de sociedad e Iglesia. Si la reforma del derecho después del Concilio afecta también al ámbito del matrimonio, esto no es traicionar al Concilio, sino llevar a cabo sus disposiciones.
Si la Iglesia aceptase la teoría de que un matrimonio ha muerto cuando los cónyuges dejan de amarse, entonces con ello aprobaría el divorcio y mantendría la indisolubilidad del matrimonio sólo verbalmente y no de hecho. La opinión de que el Papá podría disolver un matrimonio sacramental consumado, irremediablemente fracasado, debe calificarse como errónea. Un tal matrimonio no puede ser disuelto por nadie. En la celebración nupcial, los esposos se prometen fidelidad hasta la muerte.
Recientes estudios plantean la cuestión de si los cristianos no creyentes, bautizados qué nunca han creído o que ya no creen en Dios, pueden verdaderamente contraer matrimonio sacramental. En otras palabras, debería aclararse si todo matrimonio entré bautizados es «ipso facto» sacramental. De hecho, el Código mismo indica que sólo el contrato matrimonial «válido» entre bautizados es a la vez Sacramento (Cfr. CIC, can. 1055§ 2). A la esencia del Sacramento pertenece la fe; queda por aclarar la cuestión jurídica acerca de qué evidencia de «no-fe» implica que no se realice un Sacramento.4

5. Muchos afirman que la actitud de la Iglesia en la cuestión de los fieles divorci ados y vueltos a casar sea unilateralmente normativo y no pastoral.

Una serie de objeciones críticas contra la doctrina y la praxis de la Iglesia concierne a problemas de carácter pastoral. Se dice, por ejemplo, que el lenguaje de los documentos eclesiales sería demasiado legalista, que la dureza de la ley prevalecería sobre la comprensión hacia situaciones humanas dramáticas. El hombre de hoy no podría comprender ese lenguaje. Rogier Van der Weyden, «El matrimonio» (1445)Mientras Jesús habría atendido a las necesidades de todos los hombres, sobre todo de los marginados de la sociedad, la Iglesia, por el contrario, se mostraría más bien como juez, que excluye de los Sacramentos y de ciertas funciones públicas a personas heridas.
Se puede indudablemente admitir que las formas expresivas del Magisterio eclesial a veces no resultan fácilmente comprensibles y deben ser traducidas por los predicadores y catequistas al lenguaje que corresponde a las diferentes personas y a su ambiente cultural. Sin embargo, debe mantenerse el contenido esencial del Magisterio eclesial, pues transmite la verdad revelada y, por ello, no puede diluirse en razón de supuestos motivos pastorales. Es ciertamente difícil transmitir al hombre secularizado las exigencias del Evangelio. Pero esta dificultad no puede conducir a compromisos con la verdad. En la encíclica Veritatis splendor, Juan Pablo II ha rechazado claramente las soluciones denominadas «pastorales» que contradigan las declaraciones del Magisterio (Cfr. ibid., n. 56).
Por lo que respecta a la posición del Magisterio acerca del problema de los fieles divorciados y vueltos a casar, se debe además subrayar que los recientes documentos de la Iglesia unen de modo equilibrado las exigencias de la verdad con las de la caridad. Si en el pasado a veces la caridad quizá no resplandecía suficientemente al presentar la verdad, hoy en día, en cambio, el gran peligro es callar o comprometer la verdad en nombre de la caridad. La palabra de la verdad puede, ciertamente, doler y ser incómoda; pero es el camino hacia la curación, hacia la paz y hacia la libertad interior. Una pastoral que quiera auténticamente ayudar a la persona debe apoyarse siempre en la verdad. Sólo lo que es verdadero puede, en definitiva, ser pastoral. «Entonces conoceréis la verdad y la verdad os hará libres» (Jn 8,32).

Notas:

(1) Este texto recoge la tercera parte de la Introducción del Cardenal Joseph Ratzinger al número 17 de la Serie "Documenti e Studi", dirigida por la Congregación para la Doctrina de la Fe, Sulla pastorale dei divorziati risposati, LEV, Città del Vaticano 1998, p. 20-29. Las notas han sido añadidas.
(2) Cfr. Ángel Rodríguez Luño, L’epicheia nella cura pastorale dei fedeli divorziati risposati, ibid., p. 75-87; Piero Giorgio Marcuzzi, S.D.B., Applicazione di aequitas et epikeia ai contenuti della Lettera della Congregazione per la Dottrina della Fede del 14 settembre 1994, ibid., p. 88-98; Gilles Pelland, S.J., La pratica della Chiesa antica relativa ai fedeli divorziati risposati, ibid., p. 99-131.
(3) En este sentido, vale la regla general reiterada por el Papa Juan Pablo II en la Exhortación apostólica post-sinodal “Familiaris consortio”, n. 84: “La reconciliación en el Sacramento de la Penitencia – que les abriría el camino al sacramento eucarístico – puede darse únicamente a los que, arrepentidos de haber violado el signo de la Alianza y de la fidelidad a Cristo, están sinceramente dispuestos a una forma de vida que no contradiga la indisolubilidad del matrimonio. Esto lleva consigo concretamente que cuando el hombre y la mujer, por motivos serios, —como, por ejemplo, la educación de los hijos— no pueden cumplir la obligación de la separación, «asumen el compromiso de vivir en plena continencia, o sea de abstenerse de los actos propios de los esposos»”. Véase también Benedicto XVI, Ehortación apostólica post-sinodal “Sacramentum Caritatis”, n. 29.
(4) Durante un encuentro con el clero de la Diócesis de Aosta, el 25 de julio de 2005, el Papa Benedicto XVI afirmó, sobre esta difícil cuestión que “es particularmente dolorosa la situación de los que se casaron por la Iglesia, pero no eran realmente creyentes y lo hicieron por tradición, y luego, hallándose en un nuevo matrimonio inválido se convierten, encuentran la fe y se sienten excluidos del Sacramento. Realmente se trata de un gran sufrimiento. Cuando era prefecto de la Congregación para la doctrina de la fe, invité a diversas Conferencias episcopales y a varios especialistas a estudiar este problema:  un sacramento celebrado sin fe. No me atrevo a decir si realmente se puede encontrar aquí un momento de invalidez, porque al sacramento le faltaba una dimensión fundamental. Yo personalmente lo pensaba, pero los debates que tuvimos me hicieron comprender que el problema es muy difícil y que se debe profundizar aún más”.
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