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viernes, 16 de noviembre de 2012

Mayoría culpa a ex Pontificia Universidad Católica del Perú (ex PUCP) y duda de su identidad católica

Una imagen de los resultados del sondeo de IMA - Opinión y Mercado
La mayoría de la población culpa a la ex Pontificia Universidad Católica del Perú (PUCP) y duda de su identidad católica tras haber ocasionado, con su desobediencia a la Santa Sede durante décadas, la decisión del Vaticano de prohibirle el uso de los títulos de "pontificia" y "católica".

Como se recuerda, en julio de este año la Secretaría de Estado del Vaticano emitió un decreto en el que, por mandato del Papa Benedicto XVI, se prohibió a la casa de estudios el uso de los citados títulos, lo que ocasionó unacampaña de ataques y mentiras por parte de las autoridades de la ex PUCPcontra la Iglesia Católica.

Según una encuesta publicada por IMA – Opinión y Mercado, el 31,4 por ciento considera que sobre este tema las autoridades de la ex PUCP son las que están actuando mal, el 27 por ciento dice que la Iglesia Católica, el 26,6 por ciento cree que la mala actitud viene de ambos lados y un 15 por ciento no sabe o no contesta.

En cuanto a la educación que reciben los alumnos de la universidad, el 35,5 por ciento de los entrevistados dijo que en la ex PUCP se inculcan valores contrarios al catolicismo, el 31,8 afirma que sí se dan estos valores y el 32,8 por ciento no sabe o no contesta.

Sobre el perfil de los exalumnos, el 25,4 por ciento cree que los egresados de la ex PUCP están vinculados al pensamiento católico-cristiano, el 21,8 por ciento dice que al liberal, el 8,3 a la visión marxista y un 7,3 por ciento a la perspectiva socialista.

De esta forma, la gran mayoría, 62,8 por ciento considera que los exalumnos de la ex PUCP no están vinculados al pensamiento católico-cristiano.

Sobre la línea religiosa de la universidad, el 35,6 cree que es la católica, el 13,3 por ciento que es atea/agnóstica, el 6 por ciento marxista comunista, entre otras.

La encuesta, que se realizó con 519 entrevistados entre el 2 y el 5 de noviembre con personas de todos los niveles socioeconómicos entre 18 y 70 años, también se refiere a la educación que debe dar la ex PUCP.

Considerando su origen católico, el 48,6 por ciento de los encuestados cree que la educación debe seguir siendo católica, el 36 por ciento cree que debe ser distinta y un 15,4 por ciento no sabe o no contesta.

La encuesta de IMA - Opinión y Mercado también ofrece resultados sobre la aprobación del presidente del Perú, Ollanta Humala, y la alcaldesa de Lima, Susana Villarán, entre otros temas.

Radio Programas del Perú reconoce proyectos sociales de la Iglesia Católica en Lima

Radio Programas del Perú reconoció con una Mención Honrosa del Premio Integración 2012 a dos proyectos sociales de la Iglesia Católica que buscan mejorar las condiciones de vida de las personas a través de diversos programas de inclusión y formación en valores.

Monseñor Raúl Chau, Obispo Auxiliar de la Arquidiócesis de Lima y uno de los miembros del jurado del Premio, destacó el reconocimiento a ambos proyectos sociales de la Iglesia Católica en Lima que progresivamente vienen mejorando la calidad de vida de las personas.

“Quiero felicitar a ambos sacerdotes por el reconocimiento, que se lo merecen, y porque muestra que la Iglesia está presente, a veces silenciosa pero colaborando y llevando el mensaje de Cristo a tantos hermanos en lugares y situaciones difíciles”, manifestó Monseñor Chau.

Uno de los galardones fue para el Padre José Chuquillanqui, párroco de El Espíritu Santo de Manchay, quien desde hace más 16 años impulsa proyectos que permiten el progreso de la población de esta zona de Lima.

El Padre Chuquillanqui, con el apoyo de la Arquidiócesis de Lima y los pobladores de Manchay, ha liderado programas de formación para el trabajo de jóvenes en riesgo que beneficia a numerosos adolescentes y jóvenes en el Instituto Trentino Juan Pablo II y en el centro técnico productivo José Luis Idígoras. Asimismo, se ha creado una escuela de educación especial para capacitar en diversas áreas a jóvenes con habilidades diferentes. También se ha promovido el desarrollo de talleres, charlas y capacitaciones para los padres y madres de familia.

Cabe destacar que las obras sociales de Manchay son proyectos auto sostenibles que se realizan con el apoyo de los pobladores para que reflexionen sobre su propia realidad y tengan un convencimiento de estos logros que en los últimos años han permitido el mejoramiento en el ámbito social, espiritual, educativo, cultural y de salud.

La otra mención honrosa fue para el Padre José Ignacio Mantecón, S.J., colaborador de la Parroquia La Virgen de Nazaret de El Agustino quien, a través del deporte y la educación, ha rescatado a jóvenes con problemas de drogas o pandillaje, reinsertándolos en la sociedad.

Como se recuerda, el Premio Integración de RPP busca reconocer las iniciativas de personas anónimas que con sus acciones están realizando un cambio positivo en nuestro país.


Oficina de Comunicaciones y Prensa
Jr. Chancay 282. Cercado de Lima. Tlf.: 203-7736

Mensaje de los Obispos al Pueblo de México en su XCIV Asamblea Plenaria

“Señor, auméntanos la fe” (Lc. 17,5)

Esa fue la súplica de los apóstoles al Señor Jesús, al percibir que solamente en la fe, don de Dios, podía establecer una relación personal con Él y estar a la altura de la vocación de discípulos. La fe es indispensable para descubrir la realidad, el sentido y la plenitud de la vida y realizar los signos de la presencia del Reino de Dios en el mundo.

El Año de la Fe, una oportunidad de renovarnos.

1.- Con grande gozo, unidos a toda la Iglesia Católica, hemos iniciado el Año de la Fe, al que nos ha convocado el Papa Benedicto XVI, con ocasión del 50 aniversario del inicio del Concilio Vaticano II y el 20 aniversario de la promulgación del Catecismo de la Iglesia Católica. Este es el año para renovar nuestro entusiasmo de creer en Jesucristo, único Salvador del mundo. Este es el año para reavivar la alegría de seguir su camino y dar testimonio concreto de la fuerza transformadora de la fe. En medio de los graves males que oprimen a nuestra Patria como la violencia, el narcotráfico y el crimen organizado, la corrupción y el desempleo, les invitamos a mirar con grande esperanza este año de gracia. La fe nos revela que somos todos hijos amados de Dios y orienta nuestras relaciones hacia la fraternidad, la solidaridad y el servicio misionero. Desde la conversión de cada uno, el Señor nos regala la seguridad y la paz que tanto necesitamos.

¿Cómo abrirnos más al don de la fe?

2.- Muchas corrientes culturales de nuestros días intentan sacar a Dios de la vida ordinaria y poner en lugar suyo a cada individuo y sus intereses, lo que hace imposible la fraternidad y la solidaridad humana. Esta situación hace más necesario que nos esforcemos en arraigar fuertemente nuestra fe a partir de nuestro encuentro diario, personal y comunitario con Cristo Jesús, y del conocimiento cada vez más claro y completo de las verdades de nuestra fe. En el Catecismo de la Iglesia Católica encontramos la riqueza de la enseñanza que la Iglesia ha recibido, custodiado y ofrecido en sus dos mil años de historia; les invitamos a estudiarlo. No nos presenta una teoría, nos lleva al encuentro con Jesús que vive en la Iglesia. Así mismo, hemos de acudir a los documentos del Vaticano II; si los leemos de manera correcta son una fuerza para la renovación siempre necesaria de nuestras comunidades eclesiales.

La fe se fortalece dándola.

3.-El Año de la fe es un nuevo impulso a la misión continental y el compromiso de la misión continental, a su vez, renueva y fortalece nuestra fe. Que este Año de la Fe refuerce el espíritu misionero que a partir de Aparecida ha infundido nuevo vigor y entusiasmo en los proyectos y acciones pastorales en nuestras diócesis y parroquias. No nos cansemos de pedir al Señor nuestra conversión personal y pastoral. Todos los días repitamos una y otra vez la súplica evangélica: “Señor, auméntanos la fe” y hagamos del “credo” una oración diaria y de nuestra vida diaria una confesión de fe.

Llamados a emprender algo nuevo.

4.- Los obispos reunidos el mes pasado en Roma con el Santo Padre -de cuya visita guardamos un grato recuerdo- nos han impulsado a llevar adelante la obra de la nueva evangelización que consiste en proponer de nuevo al corazón y a la mente de los hombres y mujeres de nuestro tiempo, la belleza y la novedad perenne del encuentro con Cristo. Ante los cambios culturales y sociales no hemos de quedarnos paralizados sino que hemos de sentirnos llamados a emprender con audacia algo nuevo para favorecer en las personas que se han alejado un nuevo encuentro con Cristo. Los retos planteados por los nuevos fenómenos de la globalización, migración, secularismo, las nuevas formas de pobreza y ateísmo no deben atemorizarnos. La palabra del Señor sigue resonando en nuestro interior: “No se turbe su corazón y no tengan miedo” (Jn 14, 27). El Espíritu del Señor, primer actor en la misión de la Iglesia, convierte estos mismos fenómenos en oportunidades para una nueva evangelización. El reclamo y el anhelo de una sociedad justa, fraterna, solidaria, generadora de paz se hace realidad cuando vivimos la novedad del Evangelio.

Nuestro compromiso: servir a la Iglesia y a la Patria.

5.- Con esta reunión concluye un período de proyectos y servicios de los obispos de México a la Iglesia y a la patria. Agradecemos al Señor la comunión fraterna, la colegialidad apostólica y la estrecha amistad en Cristo que reina entre nosotros. Agradecemos al Señor la buena colaboración y participación de todos. En tres documentos nos hemos querido comprometer y ofrecer orientaciones para que en Cristo nuestra paz, México tenga vida digna. Y al conmemorar nuestra historia desde la fe aportar lo que nos corresponde en la construcción del futuro común de nuestra patria. Queremos evangelizar educando y educar evangelizando para que surja una nueva sociedad más justa, solidaria y fraterna.

En la elección que ahora realizamos renovamos nuestro compromiso de continuar sirviendo a la Iglesia y a la Patria con la mayor docilidad al Espíritu del Señor y lo mejor de nuestro esfuerzo.

Que nuestra Madre, la Virgen Santísima de Guadalupe, mujer dichosa por haber creído y estrella de la evangelización, sea modelo e inspiración para todos los que sentimos el llamado del Señor a renovar nuestra fe y a compartirla con alegría y espíritu misionero a todo hombre y a toda mujer, especialmente los más alejados.

Cuautitlán Izcalli, 15 de noviembre del 2012


Por los Obispos de México


 + Carlos Aguiar Retes                                    + Víctor René Rodríguez Gómez
Arzobispo de Tlalnepantla                                 Obispo Electo de Valle de Chalco
  Presidente de la CEM                                       Secretario General de la CEM

Texto completo del Mensaje del Santo Padre a los jóvenes del mundo con ocasión de la XXVIII Jornada Mundial de la Juventud 2013

Mensaje del Santo Padre a los jóvenes del mundo con ocasión de la XXVIII Jornada Mundial de la Juventud 2013

Id y haced discípulos a todos los pueblos (cf. Mt 28,19)

Queridos jóvenes:
Quiero haceros llegar a todos un saludo lleno de alegría y afecto. Estoy seguro de que la mayoría de vosotros habéis regresado de la Jornada Mundial de la Juventud de Madrid «arraigados y edificados en Cristo, firmes en la fe» (cf. Col 2,7). En este año hemos celebrado en las diferentes diócesis la alegría de ser cristianos, inspirados por el tema: «Alegraos siempre en el Señor» (Flp 4,4). Y ahora nos estamos preparando para la próxima Jornada Mundial, que se celebrará en Río de Janeiro, en Brasil, en el mes de julio de 2013.
Quisiera renovaros ante todo mi invitación a que participéis en esta importante cita. La célebre estatua del Cristo Redentor, que domina aquella hermosa ciudad brasileña, será su símbolo elocuente. Sus brazos abiertos son el signo de la acogida que el Señor regala a cuantos acuden a él, y su corazón representa el inmenso amor que tiene por cada uno de vosotros. ¡Dejaos atraer por él! ¡Vivid esta experiencia del encuentro con Cristo, junto a tantos otros jóvenes que se reunirán en Río para el próximo encuentro mundial! Dejaos amar por él y seréis los testigos que el mundo tanto necesita.
Os invito a que os preparéis a la Jornada Mundial de Río de Janeiro meditando desde ahora sobre el tema del encuentro: Id y haced discípulos a todos los pueblos (cf. Mt 28,19). Se trata de la gran exhortación misionera que Cristo dejó a toda la Iglesia y que sigue siendo actual también hoy, dos mil años después. Esta llamada misionera tiene que resonar ahora con fuerza en vuestros corazones. El año de preparación para el encuentro de Río coincide con el Año de la Fe, al comienzo del cual el Sínodo de los Obispos ha dedicado sus trabajos a «La nueva evangelización para la transmisión de la fe cristiana». Por ello, queridos jóvenes, me alegro que también vosotros os impliquéis en este impulso misionero de toda la Iglesia: dar a conocer a Cristo, que es el don más precioso que podéis dar a los demás.

1. Una llamada apremiante
La historia nos ha mostrado cuántos jóvenes, por medio del generoso don de sí mismos y anunciando el Evangelio, han contribuido enormemente al Reino de Dios y al desarrollo de este mundo. Con gran entusiasmo, han llevado la Buena Nueva del Amor de Dios, que se ha manifestado en Cristo, con medios y posibilidades muy inferiores con respecto a los que disponemos hoy. Pienso, por ejemplo, en el beato José de Anchieta, joven jesuita español del siglo XVI, que partió a las misiones en Brasil cuando tenía menos de veinte años y se convirtió en un gran apóstol del Nuevo Mundo. Pero pienso también en los que os dedicáis generosamente a la misión de la Iglesia. De ello obtuve un sorprendente testimonio en la Jornada Mundial de Madrid, sobre todo en el encuentro con los voluntarios.
Hay muchos jóvenes hoy que dudan profundamente de que la vida sea un don y no ven con claridad su camino. Ante las dificultades del mundo contemporáneo, muchos se preguntan con frencuencia: ¿Qué puedo hacer? La luz de la fe ilumina esta oscuridad, nos hace comprender que cada existencia tiene un valor inestimable, porque es fruto del amor de Dios. Él ama también a quien se ha alejado de él; tiene paciencia y espera, es más, él ha entregado a su Hijo, muerto y resucitado, para que nos libere radicalmente del mal. Y Cristo ha enviado a sus discípulos para que lleven a todos los pueblos este gozoso anuncio de salvación y de vida nueva.
En su misión de evangelización, la Iglesia cuenta con vosotros. Queridos jóvenes: Vosotros sois los primeros misioneros entre los jóvenes. Al final del Concilio Vaticano II, cuyo 50º aniversario estamos celebrando en este año, el siervo de Dios Pablo VI entregó a los jóvenes del mundo un Mensaje que empezaba con estas palabras: «A vosotros, los jóvenes de uno y otro sexo del mundo entero, el Concilio quiere dirigir su último mensaje. Pues sois vosotros los que vais a recoger la antorcha de manos de vuestros mayores y a vivir en el mundo en el momento de las más gigantescas transformaciones de su historia. Sois vosotros quienes, recogiendo lo mejor del ejemplo y las enseñanzas de vuestros padres y maestros, vais a formar la sociedad de mañana; os salvaréis o pereceréis con ella». Concluía con una llamada: «¡Construid con entusiasmo un mundo mejor que el de vuestros mayores!» (Mensaje a los Jóvenes, 8 de diciembre de 1965).
Queridos jóvenes, esta invitación es de gran actualidad. Estamos atravesando un período histórico muy particular. El progreso técnico nos ha ofrecido posibilidades inauditas de interacción entre los hombres y la población, mas la globalización de estas relaciones sólo será positiva y hará crecer el mundo en humanidad si se basa no en el materialismo sino en el amor, que es la única realidad capaz de colmar el corazón de cada uno y de unir a las personas. Dios es amor. El hombre que se olvida de Dios se queda sin esperanza y es incapaz de amar a su semejante. Por ello, es urgente testimoniar la presencia de Dios, para que cada uno la pueda experimentar. La salvación de la humanidad y la salvación de cada uno de nosotros están en juego. Quien comprenda esta necesidad, sólo podrá exclamar con Pablo: «¡Ay de mí si no anuncio el Evangelio!» (1Co 9,16).

2. Sed discípulos de Cristo
Esta llamada misionera se os dirige también por otra razón: Es necesaria para vuestro camino de fe personal. El beato Juan Pablo II escribió: «La fe se refuerza dándola» (Enc. Redemptoris Missio, 2). Al anunciar el Evangelio vosotros mismos crecéis arraigándoos cada vez más profundamente en Cristo, os convertís en cristianos maduros. El compromiso misionero es una dimensión esencial de la fe; no se puede ser un verdadero creyente si no se evangeliza. El anuncio del Evangelio no puede ser más que la consecuencia de la alegría de haber encontrado en Cristo la roca sobre la que construir la propia existencia. Esforzándoos en servir a los demás y en anunciarles el Evangelio, vuestra vida, a menudo dispersa en diversas actividades, encontrará su unidad en el Señor, os construiréis también vosotros mismos, creceréis y maduraréis en humanidad.
¿Qué significa ser misioneros? Significa ante todo ser discípulos de Cristo, escuchar una y otra vez la invitación a seguirle, la invitación a mirarle: «Aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón» (Mt 11,29). Un discípulo es, de hecho, una persona que se pone a la escucha de la palabra de Jesús (cf. Lc 10,39), al que se reconoce como el buen Maestro que nos ha amado hasta dar la vida. Por ello, se trata de que cada uno de vosotros se deje plasmar cada día por la Palabra de Dios; ésta os hará amigos del Señor Jesucristo, capaces de incorporar a otros jóvenes en esta amistad con él.
Os aconsejo que hagáis memoria de los dones recibidos de Dios para transmitirlos a su vez. Aprended a leer vuestra historia personal, tomad también conciencia de la maravillosa herencia de las generaciones que os han precedido: Numerosos creyentes nos han transmitido la fe con valentía, enfrentándose a pruebas e incomprensiones. No olvidemos nunca que formamos parte de una enorme cadena de hombres y mujeres que nos han transmitido la verdad de la fe y que cuentan con nosotros para que otros la reciban. El ser misioneros presupone el conocimiento de este patrimonio recibido, que es la fe de la Iglesia. Es necesario conocer aquello en lo que se cree, para poder anunciarlo. Como escribí en la introducción de YouCat, el catecismo para jóvenes que os regalé en el Encuentro Mundial de Madrid, «tenéis que conocer vuestra fe de forma tan precisa como un especialista en informática conoce el sistema operativo de su ordenador, como un buen músico conoce su pieza musical. Sí, tenéis que estar más profundamente enraizados en la fe que la generación de vuestros padres, para poder enfrentaros a los retos y tentaciones de este tiempo con fuerza y decisión» (Prólogo).

3. Id
Jesús envió a sus discípulos en misión con este encargo: «Id al mundo entero y proclamad el Evangelio a toda la creación. El que crea y sea bautizado se salvará» (Mc 16,15-16). Evangelizar significa llevar a los demás la Buena Nueva de la salvación y esta Buena Nueva es una persona: Jesucristo. Cuando le encuentro, cuando descubro hasta qué punto soy amado por Dios y salvado por él, nace en mí no sólo el deseo, sino la necesidad de darlo a conocer a otros. Al principio del Evangelio de Juan vemos a Andrés que, después de haber encontrado a Jesús, se da prisa para llevarle a su hermano Simón (cf. Jn 1,40-42). La evangelización parte siempre del encuentro con Cristo, el Señor. Quien se ha acercado a él y ha hecho la experiencia de su amor, quiere compartir en seguida la belleza de este encuentro que nace de esta amistad. Cuanto más conocemos a Cristo, más deseamos anunciarlo. Cuanto más hablamos con él, más deseamos hablar de él. Cuanto más nos hemos dejado conquistar, más deseamos llevar a otros hacia él.
Por medio del bautismo, que nos hace nacer a una vida nueva, el Espíritu Santo se establece en nosotros e inflama nuestra mente y nuestro corazón. Es él quien nos guía a conocer a Dios y a entablar una amistad cada vez más profunda con Cristo; es el Espíritu quien nos impulsa a hacer el bien, a servir a los demás, a entregarnos. Mediante la confirmación somos fortalecidos por sus dones para testimoniar el Evangelio con más madurez cada vez. El alma de la misión es el Espíritu de amor, que nos empuja a salir de nosotros mismos, para «ir» y evangelizar. Queridos jóvenes, dejaos conducir por la fuerza del amor de Dios, dejad que este amor venza la tendencia a encerrarse en el propio mundo, en los propios problemas, en las propias costumbres. Tened el valor de «salir» de vosotros mismos hacia los demás y guiarlos hasta el encuentro con Dios.

4. Llegad a todos los pueblos
Cristo resucitado envió a sus discípulos a testimoniar su presencia salvadora a todos los pueblos, porque Dios, en su amor sobreabundante, quiere que todos se salven y que nadie se pierda. Con el sacrificio de amor de la Cruz, Jesús abrió el camino para que cada hombre y cada mujer puedan conocer a Dios y entrar en comunión de amor con él. Él constituyó una comunidad de discípulos para llevar el anuncio de salvación del Evangelio hasta los confines de la tierra, para llegar a los hombres y mujeres de cada lugar y de todo tiempo.¡Hagamos nuestro este deseo de Jesús!
Queridos amigos, abrid los ojos y mirad en torno a vosotros. Hay muchos jóvenes que han perdido el sentido de su existencia. ¡Id! Cristo también os necesita. Dejaos llevar por su amor, sed instrumentos de este amor inmenso, para que llegue a todos, especialmente a los que están «lejos». Algunos están lejos geográficamente, mientras que otros están lejos porque su cultura no deja espacio a Dios; algunos aún no han acogido personalmente el Evangelio, otros, en cambio, a pesar de haberlo recibido, viven como si Dios no existiese. Abramos a todos las puertas de nuestro corazón; intentemos entrar en diálogo con ellos, con sencillez y respeto mutuo. Este diálogo, si es vivido con verdadera amistad, dará fruto. Los «pueblos» a los que hemos sido enviados no son sólo los demás países del mundo, sino también los diferentes ámbitos de la vida: las familias, los barrios, los ambientes de estudio o trabajo, los grupos de amigos y los lugares de ocio. El anuncio gozoso del Evangelio está destinado a todos los ambientes de nuestra vida, sin exclusión.
Quisiera subrayar dos campos en los que debéis vivir con especial atención vuestro compromiso misionero. El primero es el de las comunicaciones sociales, en particular el mundo de Internet. Queridos jóvenes, como ya os dije en otra ocasión, «sentíos comprometidos a sembrar en la cultura de este nuevo ambiente comunicativo e informativo los valores sobre los que se apoya vuestra vida. […] A vosotros, jóvenes, que casi espontáneamente os sentís en sintonía con estos nuevos medios de comunicación, os corresponde de manera particular la tarea de evangelizar este “continente digital”» (Mensaje para la XLIII Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales, 24 mayo 2009). Por ello, sabed usar con sabiduría este medio, considerando también las insidias que contiene, en particular el riesgo de la dependencia, de confundir el mundo real con el virtual, de sustituir el encuentro y el diálogo directo con las personas con los contactos en la red.
El segundo ámbito es el de la movilidad. Hoy son cada vez más numerosos los jóvenes que viajan, tanto por motivos de estudio, trabajo o diversión. Pero pienso también en todos los movimientos migratorios, con los que millones de personas, a menudo jóvenes, se trasladan y cambian de región o país por motivos económicos o sociales. También estos fenómenos pueden convertirse en ocasiones providenciales para la difusión del Evangelio. Queridos jóvenes, no tengáis miedo en testimoniar vuestra fe también en estos contextos; comunicar la alegría del encuentro con Cristo es un don precioso para aquellos con los que os encontráis.

5. Haced discípulos
Pienso que a menudo habéis experimentado la dificultad de que vuestros coetáneos participen en la experiencia de la fe. A menudo habréis constatado cómo en muchos jóvenes, especialmente en ciertas fases del camino de la vida, está el deseo de conocer a Cristo y vivir los valores del Evangelio, pero no se sienten idóneos y capaces. ¿Qué se puede hacer? Sobre todo, con vuestra cercanía y vuestro sencillo testimonio abrís una brecha a través de la cual Dios puede tocar sus corazones. El anuncio de Cristo no consiste sólo en palabras, sino que debe implicar toda la vida y traducirse en gestos de amor. Es el amor que Cristo ha infundido en nosotros el que nos hace evangelizadores; nuestro amor debe conformarse cada vez más con el suyo. Como el buen samaritano, debemos tratar con atención a los que encontramos, debemos saber escuchar, comprender y ayudar, para poder guiar a quien busca la verdad y el sentido de la vida hacia la casa de Dios, que es la Iglesia, donde se encuentra la esperanza y la salvación (cf. Lc 10,29-37). Queridos amigos, nunca olvidéis que el primer acto de amor que podéis hacer hacia el prójimo es el de compartir la fuente de nuestra esperanza: Quien no da a Dios, da muy poco. Jesús ordena a sus apóstoles: «Haced discípulos a todos los pueblos, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo; enseñándoles a guardar todo lo que os he mandado» (Mt 28,19-20). Los medios que tenemos para «hacer discípulos» son principalmente el bautismo y la catequesis. Esto significa que debemos conducir a las personas que estamos evangelizando para que encuentren a Cristo vivo, en modo particular en su Palabra y en los sacramentos. De este modo podrán creer en él, conocerán a Dios y vivirán de su gracia. Quisiera que cada uno se preguntase: ¿He tenido alguna vez el valor de proponer el bautismo a los jóvenes que aún no lo han recibido? ¿He invitado a alguien a seguir un camino para descubrir la fe cristiana? Queridos amigos, no tengáis miedo de proponer a vuestros coetáneos el encuentro con Cristo. Invocad al Espíritu Santo: Él os guiará para poder entrar cada vez más en el conocimiento y el amor de Cristo y os hará creativos para transmitir el Evangelio.

6. Firmes en la fe
Ante las dificultades de la misión de evangelizar, a veces tendréis la tentación de decir como el profeta Jeremías: «¡Ay, Señor, Dios mío! Mira que no sé hablar, que sólo soy un niño». Pero Dios también os contesta: «No digas que eres niño, pues irás adonde yo te envíe y dirás lo que yo te ordene» (Jr 1,6-7). Cuando os sintáis ineptos, incapaces y débiles para anunciar y testimoniar la fe, no temáis. La evangelización no es una iniciativa nuestra que dependa sobre todo de nuestros talentos, sino que es una respuesta confiada y obediente a la llamada de Dios, y por ello no se basa en nuestra fuerza, sino en la suya. Esto lo experimentó el apóstol Pablo: «Llevamos este tesoro en vasijas de barro, para que se vea que una fuerza tan extraordinaria es de Dios y no proviene de nosotros» (2Co 4,7).
Por ello os invito a que os arraiguéis en la oración y en los sacramentos. La evangelización auténtica nace siempre de la oración y está sostenida por ella. Primero tenemos que hablar con Dios para poder hablar de Dios. En la oración le encomendamos al Señor las personas a las que hemos sido enviados y le suplicamos que les toque el corazón; pedimos al Espíritu Santo que nos haga sus instrumentos para la salvación de ellos; pedimos a Cristo que ponga las palabras en nuestros labios y nos haga ser signos de su amor. En modo más general, pedimos por la misión de toda la Iglesia, según la petición explícita de Jesús: «Rogad, pues, al Señor de la mies que mande trabajadores a su mies» (Mt 9,38). Sabed encontrar en la eucaristía la fuente de vuestra vida de fe y de vuestro testimonio cristiano, participando con fidelidad en la misa dominical y cada vez que podáis durante la semana. Acudid frecuentemente al sacramento de la reconciliación, que es un encuentro precioso con la misericordia de Dios que nos acoge, nos perdona y renueva nuestros corazones en la caridad. No dudéis en recibir el sacramento de la confirmación, si aún no lo habéis recibido, preparándoos con esmero y solicitud. Es, junto con la eucaristía, el sacramento de la misión por excelencia, que nos da la fuerza y el amor del Espíritu Santo para profesar la fe sin miedo. Os aliento también a que hagáis adoración eucarística; detenerse en la escucha y el diálogo con Jesús presente en el sacramento es el punto de partida de un nuevo impulso misionero.
Si seguís por este camino, Cristo mismo os dará la capacidad de ser plenamente fieles a su Palabra y de testimoniarlo con lealtad y valor. A veces seréis llamados a demostrar vuestra perseverancia, en particular cuando la Palabra de Dios suscite oposición o cerrazón. En ciertas regiones del mundo, por la falta de libertad religiosa, algunos de vosotros sufrís por no poder dar testimonio de la propia fe en Cristo. Hay quien ya ha pagado con la vida el precio de su pertenencia a la Iglesia. Os animo a que permanezcáis firmes en la fe, seguros de que Cristo está a vuestro lado en esta prueba. Él os repite: «Bienaventurados vosotros cuando os insulten y os persigan y os calumnien de cualquier modo por mi causa. Alegraos y regocijaos, porque vuestra recompensa será grande en el cielo» (Mt 5,11-12).

7. Con toda la Iglesia
Queridos jóvenes, para permanecer firmes en la confesión de la fe cristiana allí donde habéis sido enviados, necesitáis a la Iglesia. Nadie puede ser testigo del Evangelio en solitario. Jesús envió a sus discípulos a la misión en grupos: «Haced discípulos» está puesto en plural. Por tanto, nosotros siempre damos testimonio en cuanto miembros de la comunidad cristiana; nuestra misión es fecundada por la comunión que vivimos en la Iglesia, y gracias a esa unidad y ese amor recíproco nos reconocerán como discípulos de Cristo (cf. Jn 13,35). Doy gracias a Dios por la preciosa obra de evangelización que realizan nuestras comunidades cristianas, nuestras parroquias y nuestros movimientos eclesiales. Los frutos de esta evangelización pertenecen a toda la Iglesia: «Uno siembra y otro siega» (Jn 4,37).
En este sentido, quiero dar gracias por el gran don de los misioneros, que dedican toda su vida a anunciar el Evangelio hasta los confines de la tierra. Asimismo, doy gracias al Señor por los sacerdotes y consagrados, que se entregan totalmente para que Jesucristo sea anunciado y amado. Deseo alentar aquí a los jóvenes que son llamados por Dios, a que se comprometan con entusiasmo en estas vocaciones: «Hay más dicha en dar que en recibir» (Hch 20,35). A los que dejan todo para seguirlo, Jesús ha prometido el ciento por uno y la vida eterna (cf. Mt 19,29).
También doy gracias por todos los fieles laicos que allí donde se encuentran, en familia o en el trabajo, se esmeran en vivir su vida cotidiana como una misión, para que Cristo sea amado y servido y para que crezca el Reino de Dios. Pienso, en particular, en todos los que trabajan en el campo de la educación, la sanidad, la empresa, la política y la economía y en tantos ambientes del apostolado seglar. Cristo necesita vuestro compromiso y vuestro testimonio. Que nada – ni las dificultades, ni las incomprensiones – os hagan renunciar a llevar el Evangelio de Cristo a los lugares donde os encontréis; cada uno de vosotros es valioso en el gran mosaico de la evangelización.

8. «Aquí estoy, Señor»
Queridos jóvenes, al concluir quisiera invitaros a que escuchéis en lo profundo de vosotros mismos la llamada de Jesús a anunciar su Evangelio. Como muestra la gran estatua de Cristo Redentor en Río de Janeiro, su corazón está abierto para amar a todos, sin distinción, y sus brazos están extendidos para abrazar a todos. Sed vosotros el corazón y los brazos de Jesús. Id a dar testimonio de su amor, sed los nuevos misioneros animados por el amor y la acogida. Seguid el ejemplo de los grandes misioneros de la Iglesia, como san Francisco Javier y tantos otros.
Al final de la Jornada Mundial de la Juventud en Madrid, bendije a algunos jóvenes de diversos continentes que partían en misión. Ellos representaban a tantos jóvenes que, siguiendo al profeta Isaías, dicen al Señor: «Aquí estoy, mándame» (Is 6,8). La Iglesia confía en vosotros y os agradece sinceramente el dinamismo que le dais. Usad vuestros talentos con generosidad al servicio del anuncio del Evangelio. Sabemos que el Espíritu Santo se regala a los que, en pobreza de corazón, se ponen a disposición de tal anuncio. No tengáis miedo. Jesús, Salvador del mundo, está con nosotros todos los días, hasta el fin del mundo (cf. Mt 28,20).
Esta llamada, que dirijo a los jóvenes de todo el mundo, asume una particular relevancia para vosotros, queridos jóvenes de América Latina. En la V Conferencia General del Episcopado Latinoamericano, que tuvo lugar en Aparecida en 2007, los obispos lanzaron una «misión continental». Los jóvenes, que en aquel continente constituyen la mayoría de la población, representan un potencial importante y valioso para la Iglesia y la sociedad. Sed vosotros los primeros misioneros. Ahora que la Jornada Mundial de la Juventud regresa a América Latina, exhorto a todos los jóvenes del continente: Transmitid a vuestros coetáneos del mundo entero el entusiasmo de vuestra fe.
Que la Virgen María, Estrella de la Nueva Evangelización, invocada también con las advocaciones de Nuestra Señora de Aparecida y Nuestra Señora de Guadalupe, os acompañe en vuestra misión de testigos del amor de Dios. A todos imparto, con particular afecto, mi Bendición Apostólica.

Vaticano, 18 de octubre de 2012

Detienen a obispo anglicano retirado por abusos sexuales contra ocho menores

Peter Ball, obispo anglicano retirado detenido por abusos sexuales
La Policía británica detuvo en su domicilio de Landport, en la región de Somerset, a Peter Ball, un obispo retirado de la iglesia Anglicana por supuestos abusos sexuales cometidos contra ocho niños y jóvenes, según ha informado el diario británico The Guardian.

Agentes de la Policía de Sussex han sido los encargados de proceder con la detención, tras completar una investigación de seis meses de duración sobre las acusaciones por abusos sexuales en la diócesis anglicana de Chichester, centradas en Ball que fue obispo de Lewes y, posteriormente, de Gloucester.

El diario británico ha destacado que Ball es, por el momento, el más alto cargo de la iglesia Anglicana que ha sido arrestado por su vinculación con casos de abusos sexuales. El obispo retirado, que tiene ahora 80 años de edad, está relacionado con el príncipe Carlos de Inglaterra, al que ha descrito en el pasado como "un leal amigo".

La Policía también ha arrestado a un sacerdote anglicano retirado de 67 años de edad cerca de su domicilio en la localidad de Haywards Heath, en el este de Sussex, por su supuesta implicación en casos de abusos sexuales registrados entre 1981 y 1983.

Una portavoz del grupo de abogados que representa a las víctimas de los abusos ha destacado que las dos detenciones son "históricas" por la "entidad" de los arrestados. "Es el primer obispo que vemos arrestados por acusaciones de abusos sexuales", ha explicado la portavoz del Grupo de Supervivientes de Abusos Sexuales del Clero, Ann Lawrence.

En un comunicado, la Policía ha explicado que la operación que ha llevado a la detención del obispo Ball ha sido compleja y que es el resultado de seis meses de investigación.

"La investigación, que se centra en delitos que no había denunciados previamente a la Policía de Sussex, se ha prologando durante seis meses. Se trata de una investigación muy compleja, durante la cual, muchas personas, ahora todas adultas, han tenido que ser localizadas, además de testigos y documentos de una amplia variedad de fuentes, mientras se informa continuamente a la Fiscalía de la Corona", ha indicado.

"No hay acusaciones de delitos recientes o actuales y la Policía hace hincapié en que no hay nada que sugiera que alguno de los jóvenes pueda estar ahora en riesgo. La Policía también subraya que las acusaciones están siendo analizadas por separado y no implican a los dos hombres (detenidos) en los mismos hechos", ha aclarado la Policía de Sussex.

El diario 'The Guardian' ha recordado que las acusaciones de abusos sexuales en la diócesis anglicana de Chichester provocaron que el arzobispo saliente de Canterbury, Rowan Williams, ordenara la apertura de una investigación, que concluyó en agosto de este año con un informe que reconoció que "nadie" en la Iglesia Anglicana podía "ignorar" el dolor causado" y que pidió perdón a las víctimas por lo sucedido.

Fuente: aciprensa.com

jueves, 15 de noviembre de 2012

Peregrinos de JMJ Río 2013 no pagarán visa para entrar a Brasil

Los peregrinos, voluntarios y periodistas que confirmen su vinculación con la Jornada Mundial de la Juventud y recibirán la acreditación asignada por el Comité Organizador Local (COL) de la JMJ tendrán exoneración de la taza para retirar la visa de entrada a Brasil. De acuerdo con la ordenanza publicada en la edición del Diario Oficial de la Unión de este viernes 9, para obtener gratuitamente las visas, los turistas deberán llenar un formulario electrónico, que estará disponible en la pagina web oficial del Sistema Consular Integrado del ministerio de Relaciones Exteriores (http://www.portalconsular.mre.gov.br/), se deberán presentar el pasaporte o documento de viaje equivalente, con la documentación expedida por la JMJ.

Los peregrinos que llegarán a Rio para la JMJ y cumpliesen los procedimientos tendrán una permanencia de 90 días y podrán ingresar al país hasta el 28 de Julio de 2013. Los voluntarios tendrán un plazo de permanencia mayor, pudiéndose extender hasta por un año. Las visas serán emitidas por el Ministerio de Relaciones Exteriores, a través de las Misiones Diplomáticas, reparticiones consulares, Vice-consulares, o cuando sea autorizado, por la Secretaria de Estados para las Relaciones Exteriores.

La ordenanza publicada hoy regula la ley nº 12663, de 5 de junio de 2012, mas conocida como “Ley General de la Copa”, según el cual, en el capitulo III, art. 19, inciso XI, las disposiciones serán aplicadas para los espectadores que posean entradas o confirmación de adquisición de entradas validas para cualquier evento y todas las personas que demuestren su relación oficial con los eventos, está previsto que demuestren de manera razonable que su entrada al país tiene alguna relación con cualquier actividad relacionada con los Eventos.

La directora del Sector de Inscripciones, Hermana María Shaiane Machado, resalta que es indispensable la presentación de este documento, emitido por la JMJ, para conseguir la visa. “La ley dice que el peregrino que venga para Brasil, confirmando su vinculación con uno de los eventos, tendrá gran facilidad para la entrada en el país. Para los diversos eventos, siempre tendrá su invitación o entrada. En nuestro caso, nosotros vamos a proveer de un documento comprobando esta vinculación con la jornada. Y es este documento que ellos van a tener que presentar tanto cuando vayan a retirar la visa como cuando entren en el país. Ese documento será emitido por nosotros a los peregrinos”, dice.

Enviado especial del Papa entrega un millón de dólares a víctimas de guerra en Medio Oriente

Cardenal Robert Sarah
El Cardenal Robert Sarah regresó al Vaticano luego de visitar Medio oriente como enviado especial del Papa Benedicto XVI para hacer un llamado a la paz y entregar un millón de dólares de parte del Pontífice en ayuda humanitaria para Siria y otros países en conflicto.

El Cardenal Sarah dirige el Pontificio Consejo Cor Unum fue nombrado por el Santo Padre para visitar la región y llegó a Beirut (Líbano) al no poder ingresar a Siria por razones de seguridad.

La autoridad vaticana regresó a Roma luego de reunirse con los desplazados sirios que se refugian en el país vecinoy los responsables de la Iglesia local. El Purpurado también se reunió con 20 agencias caritativas católicas que trabajan en Líbano, Siria, Jordania, Turquía e Irak.

En una entrevista concedida a Radio Vaticana, el Cardenal Sarah explicó que “la Iglesia local sintió gran emoción ante esta misión querida por el Papa para estudiar en el lugar lo que podemos hacer para ayudar a la población de Siria que se encuentra en tierra libanesa, en condiciones humanas y sanitarias muy difíciles”.

El millón de dólares donado por el Papa se distribuirá entre las agencias caritativas católicas de la región. Se ha dado prioridad a Siria, por tener más de dos millones de desplazados, a la que se destinarán 700 mil dólares, mientras que los otros 300 mil, serán distribuidos a las otras Caritas en Turquía, Líbano, Jordania e Irak.

“Es un pequeña gota, cuando se ve la necesidad, pero ha sido un donativo verdaderamente apreciado por la población. Pedimos a otras organizaciones caritativas de la Iglesia que aumenten su generosidad, porque sabemos que la guerra puede causar más desplazados y se podrá necesitar más ayuda”, dijo.

El enviado del Papa, expresó su tristeza por las dificultades en las que se encuentran los refugiados en los campos, donde falta el agua, la luz y todo tipo de medidas higiénicas.

El Purpurado recibió testimonios sobrecogedores como el de una madre con un niño de cuatro meses que llorando pedía que salvaran a su pequeño, o el de una mujer musulmana, cubierta con un velo, que agradeció entre sollozos la ayuda recibida y dijo a la autoridad vaticana: “ustedes me han tratado como un ser humano. Me han devuelto mi dignidad, esa que no encontré nunca en mi comunidad religiosa”.

Los musulmanes perciben la caridad católica

Según refirió el Cardenal Sarah, los musulmanes están percibiendo de manera positiva cómo la Iglesia se dirige y trata a los seres humano, en especial a los más necesitados.

Además, aseguró que Caritas Líbano está haciendo un gran trabajo para ayudar a los Al anunciar la donación de un millón de dólares y la intervención directa de la Iglesia en el conflicto mediante el Cardenal Sarah, el Papa Benedicto XVI advirtió que “un día podría ser demasiado tarde”. Sobre este pronunciamiento, el Card. Sarah expresó que la comunidad internacional está reaccionando, y “no debemos excluir a Dios en las negociaciones”.

“La voz del Santo Padre, su exhortación a rezar por Siria, me parece una voz importante y no sólo para Siria, sino para todos los lugares del mundo donde hay conflictos que siembran sufrimiento y muerte”, y “los cristianos debemos rezar, porque el Señor ha dicho: sin mí no podrán hacer nada”, concluyó.

Fuente: aciprensa.com

México: El Card. José Francisco Robles Ortega es el nuevo Presidente de la Conferencia Episcopal Mexicana

Este 14 de noviembre en el marco de la nonagésimo cuarta Asamblea Plenaria de los Obispos de la Conferencia Episcopal Mexicana, reunidos hasta el 16 de noviembre, se procedió a la elección de sus nuevos directivos. A saber: el Card. José Francisco Robles Ortega, Arzobispo de Guadalajara, para ocupar, durante tres años, la Presidencia de este Organismo. El Vicepresidente: Mons. Javier Navarro Rodríguez, Obispo de Zamora. El Secretario General, Mons. Eugenio Lira Rugarcía, Obispo Auxiliar de Puebla. El Tesorero General: Mons. Roberto Domínguez Couttolenc, Obispo de Ecatepec. 

La Asamblea de la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) tiene como objetivo en la celebraciàon del Año de la Fe, compartir y evaluar la participación de los Obispos y Comisiones Episcopales, a la luz de los compromisos asumidos en las Asambleas, los documentos emanados de la CEM y las líneas esenciales.Con las elecciones realizadas se dará un mayor impulso a la Misión Continental Permanente en el próximo trienio.
PLJR

miércoles, 14 de noviembre de 2012

Conozca el milagro que permitiría canonización de primera santa de Colombia

Carlos Eduardo Restrepo, médico curado por intercesión de la colombiana Beata Laura Montoya, relató cómo se produjo, hace ocho años, el milagro que lo salvó de una terrible enfermedad que había llevado a la muerte a todos los que la habían padecido.

En declaraciones al diario El Colombiano, Restrepo recordó que su situación era terminal, tras un año de incapacidad y discapacidad física en un 90 por ciento, por lo que había recibido los Santos Óleos y se había despedido de sus familiares y amigos, convencido de que “hasta aquí llegamos”.

A sus 33 años, el médico colombiano iba a ser intervenido quirúrgicamente y él, por sus conocimientos en su carrera, sabía que era muy difícil que saliera con vida, por lo que le pidió a la Beata “ayúdeme en este paso y que esto le sirva a usted para llegar a los altares”.

“Yo pensaba en mis adentros, me van a hacer esta cirugía y no me pueden poner ni siquiera epidural porque estoy infectado. Pensé en ella y le oré de una manera muy particular”, recordó.

Luego de esa oración, “a mí me vino la imagen de ella. No voy a decir que fue una aparición o que vi una luz, me acordé de ella, pensé en ella”.

Si bien reconoció que al momento de pedir su intercesión, no conocía mucho de la vida de la Beata Laura, quien dedicó su vida al apostolado y las misiones en la selva colombiana, Restrepo aseguró que “en cada casa antioqueña hay un milagro y una devoción”.

Carlos Restrepo también aseguró que “siempre he sido católico, creyente, con crisis de fe como cualquier persona”.

La recuperación del médico colombiano, tras su pedido a la Madre Laura Montoya fue “pavorosamente rápida bajo cualquier canon”.

“Al mes y medio salí de la clínica. Salí afeitándome, poniéndome la camisa, ya podía hacer las cosas solo”, recordó.

“Cuando me hicieron el primer control les conté a mis papás. Yo aún estaba hospitalizado. Cuando me hicieron el segundo control fui al Santuario, todavía bastante inhabilitado, a contar. Fue muy dramático. Había dos monjitas de gran bondad que me escucharon con atención”, señaló.

Carlos indicó que tras agradecer por el milagro en el Santuario, “las monjitas presentan el milagro. Se inicia un proceso con monseñor Alberto Giraldo”.

“Para los favores hay que esperar mínimo cinco años. Luego se manda a Roma”, dijo.

Carlos Restrepo se reunió en 2008, en Roma, con el presidente de la comisión de estudio de la Congregación para las Causas de los Santos, que lo examinó en “un triaje inicial muy importante para la causa, porque de alguna manera tuvo una entrevista conmigo, médica, de él hacia mí, pero también de un colega a otro”.

“Le conté la experiencia desde el punto de vista médico técnico. Mientras hablábamos, la postuladora, que es una laica, paraba en la mitad y decía cada rato: ‘tutto morti’. Me tradujeron que todos los que habían tenido lo mío estaban muertos”, recordó.

Finalmente, la comisión aprobó el milagro el 14 de junio de 2012.
Al ser consultado por si se convirtió en un “seguidor” de la Beata Laura Montoya, Restrepo remarcó que “uno la religión nunca la politiza”.

“Pienso que la religiosidad se vive, dependiendo del contexto se comparte. Cargo su imagen en mi celular y mi billetera. Puedo dar un mensaje no de manera compartida”, indicó.

Carlos Restrepo indicó que “uno debe ser sutil. Si hay un espacio lo comparto y lo expreso. Pienso que incluso los grandes eruditos de la Iglesia lo hacen de esa manera”.

Por su parte, el Arzobispo de Medellín, Mons. Ricardo Tobón, señaló que “las cosas van bien” para una próxima canonización de la Beata Laura.
“Falta el consistorio de congregación para la causa de los Santos, de losCardenales y luego el decreto del Papa. Por tarde, en febrero sabremos la última palabra”, indicó.

La Hermana Miriam, misionera de la Congregación de Misioneras de María Auxiliadora y Santa Catalina de Siena, fundada por la Beata, señaló que “lo más difícil ya pasó: la aprobación del milagro y la de los teólogos. Falta el estudio de los cardenales, que luego pasan al Papa”.

“Hay esperanza de que (la canonización) salga para el año entrante”, concluyó.
Fuente: aciprensa.com

Texto completo de la Catequesis del Santo Padre: Mirar y hacer mirar a Cristo

El miércoles pasado, meditamos sobre el deseo de Dios que el ser humano lleva en lo más profundo de sí mismo. Hoy me gustaría seguir profundizando con ustedes este aspecto y meditando brevemente sobre algunas vías para llegar al conocimiento de Dios:
Pero quisiera recordar que la iniciativa de Dios precede siempre cualquier iniciativa del hombre, y también en el camino hacia Él, es Él el primero que nos ilumina, nos orienta y guía, respetando nuestra libertad. Así como es siempre Él, el que nos hace entrar en intimidad con Él mismo, revelándose y donándonos la gracia de poder acoger esta revelación en la fe. No olvidemos nunca la experiencia de san Agustín: no somos nosotros los que poseemos la Verdad después de haberla buscado, sino que es la Verdad la que nos busca y nos posee».
Pero, hay vías que pueden abrir el corazón del hombre al conocimiento de Dios, hay signos que conducen a Dios. Por supuesto, a menudo corremos el riesgo de quedar deslumbrados, por el brillo de la mundanidad, que nos hace menos capaces de recorrer algunos caminos o de leer esos signos. 
Sin embargo, Dios no se cansa de buscarnos, es fiel al hombre que ha creado y redimido, permanece cerca de nuestras vidas, porque nos ama. Ésta es una certeza que nos debe acompañar todos los días, a pesar de que ciertas mentalidades difusas dificulten la misión de la Iglesia y de los cristianos de comunicar la alegría del Evangelio a todas las criaturas y de conducir a todos al encuentro con Jesús, único Salvador del mundo. Sin embargo, ésta es nuestra misión, es la misión de la Iglesia y cada creyente debe vivirla con alegría, sintiéndola como propia, a través de una vida verdaderamente animada por la fe y marcada por la caridad, por el servicio a Dios y a los demás, y capaz de irradiar esperanza. Esta misión resplandece sobre todo en la santidad, a la que todos estamos llamados.
Hoy en día, sabemos que no faltan dificultades y pruebas para la fe, a menudo poco comprendida, contestada y rechazada. San Pedro – como hemos escuchado - dijo a sus cristianos: "Estén siempre dispuestos a defenderse delante de cualquiera que les pida razón de la esperanza que ustedes tienen. Pero háganlo con suavidad y respeto" (1 Pe 3, 15-16). En el pasado, en Occidente, una sociedad que se consideraba cristiana, la fe era el ambiente en el que todos se movían, la referencia y la adhesión a Dios eran, para la mayoría de la gente, parte de la vida cotidiana. Más bien, el que no creía, sentía que debía justificar su incredulidad. En nuestro mundo, la situación ha cambiado y, cada vez más, el creyente debe ser capaz de dar razón de su fe. El Beato Juan Pablo II, en su Encíclica Fides et Ratio, hizo hincapié en cómo la fe está puesta a prueba, también en la época contemporánea, atravesada por formas sutiles e insidiosas de ateísmo teórico y práctico (cf. nn. 46-47). A partir del Iluminismo, la crítica contra la religión se ha intensificado; la historia se ha caracterizado también por la presencia de sistemas ateos, en los que se consideraba a Dios como una mera proyección del espíritu humano, una ilusión, y el producto de una sociedad distorsionada por tantas alienaciones. El siglo pasado ha sido testigo de un fuerte proceso de secularismo, en nombre de la autonomía absoluta del hombre, considerado como medida artífice de la realidad, pero empobrecido por su ser criatura "a imagen y semejanza de Dios". En nuestro tiempo, se ha verificado un fenómeno particularmente peligroso para la fe: hay una forma de ateísmo que definimos, precisamente, "práctico", que no niega las verdades de la fe o los ritos religiosos, sino que simplemente los considera sin importancia para la vida cotidiana, separados de la vida, inútil. A menudo, entonces, se cree en Dios de una manera superficial, y se vive "como si Dios no existiera" (etsi Deus no daretur). Al final, sin embargo, esta forma de vida es aún más destructivo, porque conduce a la indiferencia ante la fe y la cuestión de Dios.
En realidad, el hombre separado de Dios, se reduce a una sola dimensión, la horizontal, y precisamente este reduccionismo es una de las causas fundamentales de los totalitarismos, que han tenido consecuencias trágicas en el siglo pasado, así como de la crisis de valores que vemos en realidad actual. Oscureciendo la referencia a Dios, también se oscureció el horizonte ético, para dejar espacio al relativismo y a una concepción ambigua de la libertad, que, en lugar de liberar, acaba atando al hombre con los ídolos. Las tentaciones que afrontó Jesús en el desierto, antes de su misión pública, representan muy bien los "ídolos" que fascinan al hombre, cuando no va más allá de sí mismo. Cuando Dios pierde su centralidad, el hombre pierde su lugar justo, ya no encuentra su lugar en la creación, en las relaciones con los demás. No ha perdido su significado lo que la sabiduría antigua evoca con el mito de Prometeo: el hombre cree que puede llegar a ser, él mismo, "dios" dueño de la vida y la muerte.
Ante este marco, la Iglesia, fiel al mandato de Cristo, no cesa nunca de afirmar la verdad sobre el hombre y su destino. El Concilio Vaticano II afirma claramente: "La razón más alta de la dignidad del hombre consiste en su vocación a la comunión con Dios. Desde su nacimiento el hombre es invitado al diálogo con Dios: de hecho existe, solamente porque ha sido creado por el amor de Dios, conservado por el mismo amor de Él, vive plenamente según la verdad si se reconoce libremente y se entrega a su Creador" (Gaudium et Spes, 19).
¿Qué respuestas, entonces está llamada a dar la fe con "gentileza y respeto", al ateísmo, al escepticismo, a la indiferencia hacia la dimensión vertical, de modo que el hombre de nuestro tiempo se siga interrogando sobre la existencia de Dios y recorra los caminos que conducen a Él? Me gustaría mencionar algunos aspectos, como resultado tanto de la reflexión natural, como de la misma fuerza de la fe. Me gustaría muy brevemente resumirlo en tres palabras: el mundo, el hombre, la fe.
La primera: el mundo. San Agustín, que en su vida ha buscado durante mucho tiempo la Verdad y fue aferrado por la Verdad, tiene una página bella y famosa, en la que dice: "Interroga a la belleza de la tierra, del mar, del aire enrarecido que se expande por todas partes; interroga la belleza del cielo... interroga a todas estas realidades. Todas te responderán: mira y observa qué hermosas somos. Su belleza es como un himno de alabanza. Ahora bien, estas criaturas tan hermosas, pero a la vez tan cambiantes, ¿quién las hizo, si no uno que es la belleza que no cambia"? (Sermo 241, 2: PL 38, 1134). Creo que tenemos que recuperar y devolver al hombre de hoy la posibilidad de contemplar la creación, su belleza, su estructura. El mundo no es un magma informe, pero cuanto más lo conocemos, más descubrimos los mecanismos maravillosos, mejor vemos su diseño, vemos que hay una inteligencia creadora. Albert Einstein dijo que en las leyes de la naturaleza "se revela una razón tan superior que todo el pensamiento racional y las leyes humanas son comparativamente una reflexión muy insignificante" (El mundo como yo lo veo, Roma 2005). Una primer camino, pues, que conduce al descubrimiento de Dios es contemplar con ojos atentos la creación.
La segunda palabra: el hombre. Siempre San Agustín, tiene una famosa frase que dice que Dios está más cerca de mí que yo a mí mismo (cf. Confesiones, III, 6, 11). A partir de aquí se formula la invitación: "No vayas fuera de ti mismo, vuelve a entrar en ti mismo: en el hombre interior habita la verdad" (True Religion, 39, 72). Este es otro aspecto que corremos el riesgo de perder en el mundo ruidoso y dispersivo en el que vivimos: la capacidad de pararnos y de mirar en lo profundo de nosotros mismos y leer esa sed de infinito que llevamos dentro, que nos impulsa a ir más allá y nos lleva hacia Alguien que la pueda colmar. El Catecismo de la Iglesia Católica afirma: "Con su apertura a la verdad y a la belleza, con su sentido del bien moral, con su libertad y la voz de la conciencia, con su aspiración al infinito y a la felicidad, el hombre se pregunta sobre la existencia de Dios "(n. 33).
La tercera palabra: la fe. Sobre todo en la realidad de nuestro tiempo, no debemos olvidar que un camino que conduce hacia el conocimiento y al encuentro con Dios es la vida de fe. El que cree está unido a Dios, está abierto a su gracia, a la fuerza de la caridad. Así su existencia se convierte en testimonio no de sí mismo, sino del Resucitado, y su fe no tiene miedo de mostrarse en la vida cotidiana: está abierta al diálogo, que expresa profunda amistad para el viaje de cada hombre, y sabe cómo abrir las luces de esperanza a la necesidad de redención, de felicidad, de futuro. La fe, de hecho, es encuentro con Dios que habla y actúa en la historia y que convierte nuestra vida cotidiana, transformando en nosotros mentalidad, juicios de valor, decisiones y acciones. No es ilusión, fuga de la realidad, cómodo refugio, sentimentalismo, sino que es participación de toda la vida y es anuncio del Evangelio, la Buena Nueva capaz de liberar a todo el hombre. Un cristiano, una comunidad que sean laboriosos y fieles al designio de Dios que nos ha amado desde el principio, son una vía privilegiada para los que viven en la indiferencia o en la duda acerca de su existencia y de su acción. Esto, sin embargo, pide a todos a hacer cada vez más transparente el propio testimonio de fe, purificando la propia vida para que sea conforme a Cristo. Hoy en día muchos tienen una concepción limitada de la fe cristiana, porque la identifican con un mero sistema de creencias y valores, y no tanto con la verdad de Dios revelada en la historia, deseoso de comunicarse con el hombre cara a cara, en una relación de amor con él. De hecho, fundamento de toda doctrina o valor es el encuentro del hombre con Dios en Cristo Jesús. El cristianismo, antes que una moral o una ética, es el acontecimiento del amor, es el acoger la persona de Jesús. Por esta razón, el cristiano y las comunidades cristianas y cristianos, antes que nada, deben mirar y hacer mirar a Cristo, verdadero camino que conduce a Dios. 

(Traducción del italiano: Cecilia de Malak y Eduardo Rubió)

martes, 13 de noviembre de 2012

El alcance de las uniones homosexuales

La sexualidad matrimonial está, por su naturaleza misma, abierta a la vida, y lo mismo la amistad y la creación de un hogar 

Si dos personas del mismo sexo están enamoradas y viven de forma estable una relación sexual y amistosa dentro de un hogar, pueden ser -si se quiere- excelentes amantes, pero no llegan a ser nunca esposos, pues, por ley natural, tienen las puertas cerradas a la paternidad y la maternidad. Considerar su forma de unión como un “estado matrimonial” es confundir los conceptos, alterar el lenguaje y, con ello, desarticular la realidad. 

No vendría a cuento que alguien, al leer esto, levantara la voz para decirme que debemos respetar a los homosexuales y concederles todos los derechos ciudadanos. Es obvio que debemos respetar a todas las personas, pero también lo es que ciertos derechos no los tenemos por el simple hecho de ser personas, sino por las opciones que realizamos en la vida. Si no he aprendido a tocar el violín, no tengo derecho a llamarme violinista. Si no he adquirido el título de médico, no estoy autorizado a abrir una clínica. Por mi parte, respeto a los homosexuales -en cuanto personas- lo tengo todo, e incluso voluntad de ayuda. Durante años ayudé a sostener una familia que se hallaba en suma pobreza debido a la condición homosexual del padre, un profesor de escuela primaria. Deseo a todas las personas los mayores bienes, pero entiendo que sería un mal para todos confundir los conceptos y llamar “matrimonio” a lo que constituye una forma de unión distinta. 

La unión de personas homosexuales puede presentar, en el mejor de los casos y en alguna medida, los tres primeros ingredientes del amor conyugal: sexualidad, amistad, proyección comunitaria -creación de un hogar-, e incluso el primer aspecto del cuarto: el incremento de la unión entre los que viven esa forma de unidad. (Aunque, respecto a esto, deberíamos hacer diversas matizaciones y salvedades). Lo que le falta, en absoluto, es el segundo aspecto de la fecundidad del amor: la donación de vida a nuevos seres personales. Y éste es un ingrediente esencial. 

La sexualidad matrimonial está, por su naturaleza misma, abierta a la vida, y lo mismo la amistad y la creación de un hogar. Tal apertura es la que da altura, dignidad y vitalidad a los esposos y a su modo de vida. La falta de apertura a la vida altera la calidad de los tres primeros elementos de la vida matrimonial. No procede, por tanto, decir que tales elementos o ingredientes del amor son iguales en la unión matrimonial y en la unión homosexual, excepto -en esta última- el detalle de no poder procrear. La verdad es que tales ingredientes pierden su sentido más profundo si no se vive el amor de tal forma que esa intensidad de vida florezca en la creación de nuevos seres. La sexualidad sin amistad no es igual que la sexualidad vivida como expresión de amistad y vehículo de un incremento de amistad. Esta amistad, cuando está abierta a la vida, pide de por sí proyectarse comunitariamente y crear un hogar que acoja a las vidas humanas que se van a crear y les ayude eficazmente a desarrollarse. El incremento de la unidad y del amor en los esposos está en la recta dirección cuando no supone sólo incentivar la condición gratificante de sus relaciones sino crear un verdadero ámbito de acogimiento para los futuros hijos. 

Al unirse maritalmente un hombre y una mujer, adquieren una condición nueva, realmente portentosa: la de poder generar hijos en un entorno adecuado plenamente a su desarrollo. Esta condición no la adquieren dos personas del mismo sexo cuando deciden vivir en común. Pueden quererse intensamente, ejercitar a su modo la sexualidad con máximo ardor, pero nunca conseguirán la potencia generadora que las convierte en ineludibles colaboradoras de la especie. Por esta capacidad de colaboración, los casados heterosexuales merecen toda clase de reconocimiento y ayuda por parte de la sociedad, a la que ellos en buena medida hacen posible. Dos homosexuales que se unen para convivir contribuyen, en algún modo, a estructurar la vida social. Debido a ello, la sociedad hará bien en regular su forma de unión de tal modo que tengan ciertos derechos civiles. 

En una entrevista, a un diputado que se declara homosexual y pide que se reconozca la condición de “matrimonio” a las uniones entre homosexuales se le indicó que también -por ejemplo- dos hermanas solteras que conviven forman una unidad muy fuerte, tienen unidos sus destinos, se necesitan mutuamente, se ayudan, colaboran a estructurar la vida social, y deberían, por tanto, ser consideradas como un “matrimonio” a todos los efectos. Él negó que posean tal derecho “porque les falta el ejercicio de la sexualidad”. Parece olvidar este político que el ejercicio de la sexualidad de un homosexual no es comparable al de una persona heterosexual, abierta a la generación de nueva vida. Por el hecho de unirse sexualmente no se adquiere ningún derecho especial ante la sociedad. La sexualidad homosexual puede ser intensa y gratificante, pero no es fecunda; no tiene para la sociedad más relevancia que el hecho de que satisface a ciertas personas y, en esa medida, contribuye a la estabilidad social. Pero esta aportación no puede compararse ni de lejos a la que realizan los casados que aportan a la comunidad nuevas vidas y les ayudan a crecer de forma saludable. 

Ser esposos es inmensamente más que ser amantes. Hay que ignorar mil cuestiones para tener la osadía de identificar ambos conceptos. Supone un atropello a la razón. A estas alturas de la investigación antropológica no podíamos esperar que alguien cometiera este dislate conceptual. Si Maurice Merleau-Ponty o Dietrich von Hildebrand, Max Scheler o Ferdinand Ebner levantaran la cabeza, se volverían consternados a sus tumbas pensando que su ingente labor investigadora había sido totalmente vana. El bueno de Romano Guardini, que, por los años 30, esperaba que la humanidad avanzara hacia una época de mayor clarividencia y equilibrio, no tendría consuelo si viera el espectáculo que dan actualmente ciertos legisladores al tergiversar, de esta forma, los conceptos básicos de la vida humana. Porque él sabía muy bien que los conceptos no son meras palabras sino las columnas de esa trama de relaciones que es nuestra vida y que cada uno debemos colaborar a tejer incesantemente. 

¿Ignoran, acaso, nuestros políticos que los grandes conflictos sociales se fraguaron en los despachos de pensadores que tomaron la vida intelectual como un laboratorio para realizar toda clase de aventurerismos intelectuales? Todo el que conozca la historia de las ideas sabe que con los conceptos debemos proceder de forma extremadamente cuidadosa, verdaderamente orfebresca. La tosquedad actual en el uso de las palabras y el manejo de las ideas no augura nada bueno para un futuro cercano, pues los procesos sociales están sumamente acelerados debido a los progresos técnicos en las comunicaciones. 

Hoy se valoran muy positivamente los sentimientos y se da como razón de ciertas conductas el hecho de que sean fuente renovada de gratificaciones individuales. Se deja, en cambio, de lado el valor -positivo o negativo- que tales conductas puedan tener para el conjunto de la sociedad. Esta visión unilateral acarrea graves daños a la vida social porque encrespa el egoísmo y amengua la solidaridad. 

Europa basó su grandeza en el estudio de las esencias, en la distinción de unas realidades y otras. Si ahora lo confundimos todo, volvemos a las tinieblas de lo irracional y desquiciamos la vida, la sacamos literalmente de quicio. Lo que es distinto necesita nombre distinto. No podemos utilizar los nombres arbitrariamente. Por eso, precisar debidamente los conceptos y utilizar el lenguaje con rigor no indica ser anticuado, retrógrado, poco liberal...; significa sencillamente ser “realista”, fiel a la realidad. Y esta es la primera condición de una persona culta.
Autor: Alfonso López Quintás | Fuente: arvo.net

lunes, 12 de noviembre de 2012

Terroristas profanan Eucaristía e iglesia católica en Nigeria

La agencia católica internacional Ayuda a la Iglesia Necesitada (AIN), denunció que un grupo de terroristas atacaron la iglesia de San León Magno en Enugu, en el sur de Nigeria, que incluyó la profanación de la Sagrada Eucaristía.

El hecho ocurrió el domingo 4 de noviembre cuando un grupo de terroristas ingresaron a las 2am a la iglesia de San León Magno, donde Mons. Obiora Ike realiza labor pastoral y promueve el diálogo interreligioso. Los atacantes destruyeron el altar, el pulpito y todo lo que encontraron a su paso, sin registrarse víctimas.

Los agentes de seguridad llegaron dos horas después y concluyeron que se trató de un ataque terrorista. Al día siguiente los fieles tuvieron que celebrar la Misa al aire libre debido al mal estado del templo.

Mons. Ike alentó a los fieles a permanecer firmes en la fe a pesar de la persecución y la intolerancia, así como orar y perdonar a los atacantes.

Por su parte, el Obispo de Enugu, Mons. Calixto Onaga, pidió a los cristianos permanecer alertas y defender su fe a pesar de las adversidades.
Muchas iglesias cristianas han sido atacadas en el norte del país. Sin embargo, como señala AIN, es la primera vez que esto ocurre en el sur de Nigeria.

Fuente: aciprensa.com

domingo, 11 de noviembre de 2012

“Mantengamos siempre encendida la luz de la fe”

“La realidad de tu vida y de la mía tiene que estar con la luz encendida. ¿Qué luz? La que la Iglesia nos muestra. Dentro de nosotros tenemos una conciencia que ilumina y que nos dice qué está bien y qué está mal, esa conciencia hay que educarla desde niños y hay que despertar la dimensión de lo que significa el espíritu”, expresó el Cardenal Juan Luis Cipriani en el programa Diálogo de fe del sábado 10 de noviembre.

Mencionó que ir por la vida con las luces apagadas es un peligro porque uno atropella a todos los que están en el camino, no los ve ni los valora.
“Es importante reflexionar sobre la necesidad, el deseo de conocer algo que va más allá de lo inmediato: conocer a Dios, que no es como aprender física o alemán, sino que es aprender a pensar y amar; son asignaturas que no están ni en los colegios ni en las universidades ni en las calles”, señaló.
“El Papa lo decía de una manera muy bonita: El deseo de conocer a Dios, de conocer la fe, de responder a la pregunta ¿por qué estoy en el mundo?, a esa pregunta hoy es muy difícil encontrar una respuesta que tenga un eco en la persona y la empiece a animar y a buscar a ese Dios”, prosiguió.
Comentó que si a uno no le interesa saber su razón de existir en el mundo y la finalidad de su vida se genera una insatisfacción que produce respuestas mesiánicas y fundamentalistas de violencia y pensamiento único, en la que aparecen los falsos dioses del dinero, el poder y la imagen.
“Esos dioses pequeños generan un terrorismo espiritual que luego desemboca en el terrorismo material. ¿Cuál es la respuesta? Abramos nuestro pensamiento con fe a que hay algo que trasciende, algo que no está enganchado solamente al dinero o al poder, volvamos a pensar un poco en el tiempo que los padres le dedican a sus hijos, volvamos a pensar en el modo en que se educan a los chicos en el colegio”, reflexionó.
Animó a evitar continuar con ese planteamiento materialista en que el dinero es lo más importante. “Lo que acabamos de ver en las elecciones de Estados Unidos, donde se ha querido polemizar sobre el dinero. Lo que estamos viendo en general en este país es que hay una bonanza económica pero una fragilidad en el respeto de la familia, de las personas, de los niños. Por eso van surgiendo respuestas peores que la solución: Como no estoy de acuerdo de acuerdo con los sueldos aparecen temas como el Movadef, la revocatoria o Conga”.
Manifestó también la importancia de enseñar a los jóvenes a valorar la alegría de la familia y de la amistad, y no privilegiar los caprichos materiales porque esto conduce a que se genere un vacío espiritual que lleva aceptar barbaridades como la aprobación de la marihuana recreativa en Estados Unidos.
“Acaban de aprobar en Estados Unidos, en dos estados, el uso de la marihuana recreativa. Que vengan esos caballeros al VRAEM y que cultiven su marihuana recreativa. Para qué estamos luchando contra las drogas si los demócratas han decidido que la droga recreativa está bien. Estos contrastes pasan igual en los colegios”, afirmó.
“Los sabios de las reformas educativas, los sabios de la inclusión, no consideran al ser humano, consideran objetos de consumos. ¡No! Yo quiero que todos puedan ser considerados como personas, que coman y tengan casa, pero también que sean gente honrada, honesta, ordenada y respetuosa”, continuó.
Finalmente, exhortó a las familias a poner en agenda a ese Dios que quiere participar del mundo de hoy a través de la enseñanza de la religión y de la filosofía, que muchas veces son excluidos de los currículos de los colegios.
“Le pido a todas las familias que pongan en su agenda que Dios los busca; tengan ese deseo de encontrarlo, eduquen a sus hijos en esa capacidad de poder remontarse a ese amor y a esa amistad, que no es una teoría, es una realidad”, concluyó.

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Texto completo del Ángelus en Español: Elocuente ejemplo de dos mujeres

La Liturgia de la Palabra de este domingo nos presenta como modelos de fe las figuras de dos viudas. Nos las presenta paralelamente: una en el Primer libro de los Reyes (17,10-16), la otra en el Evangelio de Marcos (12,41-44). Ambas mujeres son muy pobres, y justo en esta condición demuestran una gran fe en Dios. La primera aparece en el ciclo de las narraciones sobre el profeta Elías. Él durante un tiempo de carestía, recibe del Señor la orden de acudir a las proximidades de Sidón, fuera de Israel, en territorio pagano. Ahí encuentra a esta viuda y le pide agua de beber y un poco de pan. La mujer le responde que solamente le queda solo un puñado de harina y un poco de aceite, pero, porque el profeta insiste y le promete, que, si lo escuchará, harina y aceite no faltarán, satisface su petición y es recompensada. La segunda viuda, aquella del Evangelio, es notada por Jesús en el templo de Jerusalén, precisamente ante el arca, donde la gente colocaba sus ofrendas. Jesús vio que esta mujer colocaba en el arca dos moneditas; entonces llamó a sus discípulos y explicó que su óbolo es mayor del de los ricos, porque, mientras ellos dan lo que les sobra, la viuda ofreció “todo cuanto tenia para vivir” (Mc 12,44).

De estos dos episodios bíblicos, sabiamente presentados, se puede recabar una preciosa enseñanza sobre la fe. Ésta aparece como la actitud interior de quien funda la propia vida sobre Dios, sobre su Palabra, y confía totalmente en Él. Aquella de la viuda, en la antigüedad, constituía de por sí una condición de grave necesidad. Por esto, en la Biblia, las viudas y los huérfanos son personas de las cuales Dios cuida en modo especial: han perdido el apoyo terreno, pero Dios permanece su Esposo. Su Padre. Pero la Escritura dice que la condición objetiva de necesidad, en este caso el hecho de ser viuda, no es suficiente: Dios pide siempre nuestra libre adhesión de fe, que se expresa en el amor por Él y por el prójimo. Ninguno es tan pobre que no pueda donar alguna cosa. En efecto ambas viudas demuestran su fe realizando un gesto de caridad: una hacia el profeta y la otra ofreciendo limosna. Así testimonian la unidad inseparable entre fe y caridad, como también entre el amor a Dios y al amor prójimo –como nos recordaba el Evangelio del domingo pasado. El Papa San León Magno, del quien ayer celebramos la memoria, afirma: «En la balanza de la justicia divina no se pesa la cantidad de los dones, sino el peso de los corazones. La viuda del Evangelio depositó en el tesoro del templo dos monedas y superó los dones de todos los ricos. Ningún gesto de bondad carece de sentido ante Dios, ninguna misericordia permanece sin fruto»

La Virgen María es ejemplo perfecto de quien se ofrece todo entero confiando en Dios; con esta fe ella dijo al Ángel «Aquí estoy» y acogió la voluntad del Señor. Que María ayude también a cada uno de nosotros, en este Año de la fe, para reforzar la confianza en Dios y en su Palabra (Traducción del Italiano Patricia Jáuregui)

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