"Animo a la gente a cultivar ese silencio interior para que Dios pueda hablarnos con claridad. Todo el mundo quiere ser bueno pero necesita detener tanto ruido para estar cara a cara con Dios", reflexionó el Cardenal Juan Luis Cipriani en el programa Diálogo de Fe del sábado 15 de diciembre.
El Arzobispo de Lima mencionó que la Iglesia de Lima hoy tiene una alegría muy grande porque se inaugurará el monasterio de clausura "San José y Santa Teresa de Jesús" de Manchay.
Por su parte, el Padre José Chuquillanqui, párroco de Manchay, manifestó que el Papa Benedicto XVI, al convocarnos a un Año de la Fe, quiere invitarnos a replantearnos cómo estamos viviendo nuestra fe, la cual tiene que estar manifestada en obras.
Es así que nace el proyecto de construir un monasterio de clausura en Manchay, donde 12 religiosas carmelitas descalzas provenientes de Huancavelica serán esa fuerza espiritual que ayudará a que el desarrollo social y material impulsado por la Iglesia continúe dando frutos.
"En medio del silencio de su monasterio las religiosas le darán a Manchay la fortaleza espiritual para su lucha de cada día. Estas monjas, a través del silencio de su clausura, van a fortalecernos. Una oración será un pulmón de oxigenación espiritual, un corazón desde donde va a fluir la vida espiritual", expresó.
"Quiero agradecer a las personas que hicieron posible a través del Arzobispado esta obra tan bonita. Frente a tantos anuncios catastróficos mire lo que la Iglesia de Lima ha construido en Manchay. Esto podríamos replicarlo en muchos lugares", continuó.
Finalmente, comentó que a hoy sábado 15 de diciembre a las 5 de la tarde el Cardenal Juan Luis Cipriani presidirá la Misa de inauguración y fundación del monasterio en la Casa del Adulto Mayor de Manchay, para luego dirigirse en procesión hacia el monasterio donde impartirá la bendición, inaugurará los ambientes y declarará fundada esta obra de la Iglesia.
"Cuando se destruye la vida se destruye la paz"
Por otro lado, el Padre Luis Gaspar, presidente de la Comisión de Familia y Defensa de la Vida del Arzobispado de Lima, destacó la importancia de la formación de valores en la familia para frenar los ataques de los pensamientos únicos y el relativismo que vemos en la actualidad.
"La propia familia se ha desentendido de su primera obligación de ser educadora en valores y en la fe. La Iglesia es subsidiaria, brinda su apoyo a la familia, pero el primer responsable es la misma familia, los mismos padres", manifestó.
"Nosotros llevamos en la arquidiócesis, gracias al ánimo del Señor Cardenal, una preparación para los instructores y los responsables de las charlas pre matrimoniales. Si a esos novios que van a formar familia no se les da lo básico en cuanto a sus responsabilidades como padres, en cuanto asumir lo que implica el matrimonio católico y darles las primeras herramientas para esos primeros pasos de vida matrimonial, cuando vienen los problemas no saben afrontarlos", explicó.
Señaló que muchas veces en el mundo de hoy no se le da mucho espacio a Dios en la vida familiar, donde se deben cultivar los valores y virtudes cristianos, especialmente en este tiempo de Adviento.
"Hoy en día contemplamos un mundo muy comercializado, la gente se está preocupando en lo que va a cenar en la Noche Buena, qué va a regalar, qué va a hacer con la gratificación. Ya no es la Navidad del Señor Jesús, del Niño Dios, sino de la comida, de la bebida, de la fiesta social; por lo tanto le hemos quitado espacio a Dios", afirmó.
En otro momento, se refirió a la tragedia vivida en una escuela de Estados Unidos donde un joven asesinó a más de 20 personas, un acontecimiento que destruye la paz de todos y que se debe a una crisis de fe y una ausencia de Dios.
También comentó sobre el Plan Nacional de los Derechos Humanos planteado por el Ministerio de Justicia, el cual aún no ha sido dado a conocer oficialmente.
"Todas estas situaciones que nos encontramos en el mundo a través del mensaje católico, a través de nuestra fe, tiene que ser plasmada en la vida social combatiendo la pobreza, la injusticia y promoviendo los auténticos derechos humanos, empezando por el primero: el derecho a la vida desde el momento de la concepción hasta la muerte natural. Cuando se destruye la vida se destruye la paz y si hemos sido capaces de destruir la vida somos capaces de cometer los crímenes más terribles", concluyó.
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