“El corazón de Manchay está en este nuevo monasterio, de ahí saldrán muchas oraciones, mucho consuelo y mucho amor; y también Dios espera de todos nosotros que seamos solidarios y ayudemos a estas hermanas que hoy entran al monasterio”, expresó el Cardenal Juan Luis Cipriani el sábado 15 de diciembre en la Santa Misa y bendición del nuevo monasterio “San José y Santa Teresa de Jesús” de Manchay, donde religiosas carmelitas descalzas vivirán en claustro orando por la Iglesia, y por las personas de estas zona de la arquidiócesis.
“Es un pequeño milagro de Dios el que se haya construido en este arenal de Manchay un monasterio. Dios actúa siempre en el silencio, con sencillez, con poco ruido; y ha querido que a lo largo de estos años se vaya constituyendo el monasterio, no solo materialmente, sino espiritualmente. Nos hacía mucha falta que en toda la obra social que venimos apoyando en esta zona, estuviera lo central de la vida de la Iglesia, que es el amor a Dios en la oración y en la contemplación”, refirió en la homilía.
“El núcleo de la contemplación está en el monasterio y en el silencio del claustro; pero todos estamos llamados a la contemplación, a ese mirar con los ojos del alma, nos hemos malacostumbrado un poco a saborear las cosas del cielo y les diré que para saborear las cosas del cielo hace falta hacer bien las cosas de la tierra, Dios nos ha dejado este mundo para trabajar, para querernos y para ayudarnos”, continuó.
En otro momento reflexionó sobre la importancia de la vocación contemplativa en la Iglesia.
“La principal actividad del ser humano es amar y contemplar a Dios, es verdad que el trabajo y la vida nos lleva de un lado para otro, pero la contemplación perfecciona y eleva al nivel de Dios nuestros trabajos temporales. La acción sin la contemplación termina en el tiempo, la acción con la contemplación forma parte de la eternidad, son realidades que nos enseña el mismo Jesús”, señaló.
“La contemplación es un regalo de Dios en el que Él escoge, no a todos, a algunos, a quienes ama especialmente, los busca, y a ustedes las busca para que estén el día entero pendientes de Él”, prosiguió.
Las religiosas carmelitas orarán por las intenciones de la Iglesia
El Arzobispo de Lima agradeció al Señor la presencia de las religiosas contemplativas en Manchay.
“A ustedes hermanas carmelitas, Jesús las espera en esta nueva fundación, y como decía Madre Teresa: “las espera en el silencio, en la contemplación de la Eucaristía y en la vida de comunidad”. Ustedes son el alma de la Iglesia, no porque sean mejores, sino porque se dedican a la oración y a la adoración”, mencionó.
“Pueden estar seguras que Jesús nacerá en ese monasterio de una manera muy especial. Dios les pide pobreza total, obediencia y castidad. También les pido una fraternidad intensa. Que el Señor vea que en esta clausura viven en la alegría del amor de Dios y del amor al prójimo, y que su testimonio a todos nosotros nos interrogue”, añadió.
El Cardenal Cipriani recordó que la llegada de las religiosas carmelitas descalzas a Manchay significa una nueva luz y fuerza que nos ayude a amar más y mejor a Jesús.
“Que sepan que en este rincón de Manchay siempre habrá consuelo y generosidad. Por ello hay que dar de nuestra pobreza y vamos a vivir de nuestra entrega, juégate de verdad y verás que la vida es muy bonita”, culminó.
El Arzobispo de Lima agradeció a Monseñor Isidro Barrio, Obispo de Huancavelica, lugar de donde proceden las religiosas carmelitas descalzas.
Concelebraron con el Cardenal Cipriani, el Padre Ángel Zapata OCD., Comisario de los Carmelitas Descalzos en el Perú; el Padre José Tamínez OFM., Vicario Episcopal de Religiosos; el Padre Juan Carlos Rivva SCV., Vicario Episcopal de Pastoral; el Padre Luis Gaspar, Vicario Episcopal de Familia y Vida; el Padre Gino Ruggiero PES., Vicario Episcopal de Educación; así como numerosos sacerdotes de la arquidiócesis de Lima.
La Santa Misa se celebró en el Hogar del Adulto Mayor de Manchay. A su término, las religiosas carmelitas, acompañadas de numerosos fieles, subieron en procesión al monasterio, donde el Cardenal Cipriani presidió la solemne bendición.
Detalles del monasterio
Como se recuerda, la obra monumental del monasterio tiene 10 mil metros cuadrados y cuenta con tres claustros (ambientes); en el primer claustro se encuentran los talleres de trabajo, la sala capitular y el comedor. El segundo claustro se encuentran las celdas (habitaciones), cada una se compone de 3 metros cuadrados, donde las religiosas cuentan con una cama, un crucifijo y una mesa de trabajo. En el tercer claustro se ubican los espacios de recreación, la lavandería y los galpones para la cría de animales menores; además ganando espacio al cerro, se han construido cinco andenes para el cultivo.
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