Ante los fieles congregados en la Misa por el 9º aniversario de la canonización de San Juan Diego, el indígena vidente de la Virgen de Guadalupe, el Arzobispo de México, Cardenal Norberto Rivera, invitó a seguir su ejemplo de humildad, paciencia y amor a Dios.
El Purpurado exhortó a ser los "Juan Diegos del Siglo XXI", para que
con "generosidad y fidelidad nos entreguemos en las manos de Aquél que
nos hace partícipes de su bendición a favor de la comunidad".
El Cardenal dijo que San Juan Diego fue "un hombre sencillo en quien
Dios manifestó su gracia y le reveló las cosas más profundas y
verdaderas que le dieron sentido a toda su existencia".
Además, aseveró que "hoy más que nunca necesitamos adherirnos a esta
actitud ‘eucarística’ y generosa, pues son miles y miles de hermanos que
andan sin rumbo por la vida, buscando la verdad de su existencia por caminos falsos".
Así también, dijo que en la actualidad hay miles de personas
sedientas de amor que, sin embargo, "están perdidas en los abismos
pensando que con el dinero, el poder, el sexo y la fama pueden ser
felices"; y creen que "si los demás son destruidos, asesinados,
secuestrados, violados, denigrados, despedazados, de esa manera
encontrarán la paz y la felicidad".
Ante el drama de la pobreza, el Cardenal propuso el ejemplo de fe de
San Juan Diego, quien enseña que "más allá de los bienes materiales, lo
que da pleno sentido a nuestra vida son los bienes eternos, como él los
vivió, pues lo dejó todo con tal de cuidar este templo de Santa María de
Guadalupe".
"Ahora nos toca a nosotros trabajar con justicia y honestidad para
que Jesucristo llegue a todo corazón enfermo, que ha perdido el camino
verdadero de la vida y se ha alejado de Él y de sus hermanos. Ahora nos
toca ser los que trabajemos y nos esforcemos para que nunca más se
vuelva a cometer violencia y asesinato, injusticia y destrucción", dijo
el Cardenal.
Finalmente agradeció a Juan Diego por su testimonio de vida y por
haber dejado a la Virgen de Guadalupe a los mexicanos y al mundo entero.
San Juan Diego y la Virgen de Guadalupe
Juan Diego fue un humilde indígena mexicano de mucha fe. Nació en
1474 y fue bautizado por los primeros franciscanos, aproximadamente a
los 50 años de edad, junto a su esposa.
El 9 de diciembre de 1531 presenció la primera aparición de la Virgen
de Guadalupe, quien le encargó le pidiese al obispo, el franciscano
Juan de Zumárraga, que se construya en su honor una iglesia en el lugar de la aparición, el Cerro del Tepeyac.
Ante la negativa del obispo, al siguiente día la Virgen le pide que
insista, pero esta vez el franciscano pide pruebas objetivas de la
aparición.
El 12 de diciembre la Virgen se le aparece nuevamente y lo invita a
subir a la cima de la colina de Tepeyac para recoger unas flores que no
solían crecer allí. Las puso en su tilma (poncho) y las llevó al obispo.
Ante el Prelado abrió la tilma y dejó caer las flores. Al mismo
tiempo apareció milagrosamente la imagen de la Virgen de Guadalupe, que
es la Patrona de México y América.
San Juan Diego fue beatificado en 1990 y canonizado por Juan Pablo II el 31 de julio de 2002 en México D.F.
Fuente: www.aciprensa.com
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