El prodigio sucedió en Sao Paulo en el año 2000 y la medicina no hizo
nada por ella: la enviaron a casa porque no tenía curación. No le
quedaron secuelas: hoy es una buena estudiante.
Maria Isabel Gomes de Melo hoy es una
muchacha brasileña de 15 años, alegre y buena estudiante: su nota media
es un 8,5. Está perfectamente sana, y nadie diría que cuando tenía 3
años sufrió una grave lesión cerebral que, médicamente, debería haberle
ocasionado graves secuelas motoras o cognitivas. Los médicos enviaron la niña a casa porque no podían hacer nada por ella, pero su familia rezó con devoción y pidió la intercesión de Carmen Sallés, la religiosa española que fundó las Concepcionistas Misioneras de la Enseñanza (www.concepcionistas.es).
Sucedió el 16 de mayo de 2000, cuando la pequeña Maria Isabel se encontró mal. Enseguida se agravó: la boca quedó desfigurada, la niña no tenía fuerza en un brazo y una pierna. Una primera tomografía mostraba que había algo extraño en el cerebro, pero pequeño. Fue en una resonancia más detallada en el Hospital Israelita Albert Einstein (www.einstein.br) de Sao Paulo, donde se pudo confirmar lo que pasaba: una isquemia cerebral, una dolencia como la que sufrió Jaime de Marichalar en diciembre de 2001, pero en un grado más grave.
Ni terapia ni medicación
"Como no tenía curación, la llevaron a su casa, bajo seguimiento del pediatra. Además, su familia es de alto nivel cultural, la hermana de su madre y el marido de ella son médicos. Pero médicamente no había nada que hacer, no había terapia ni medicación", explica la postuladora de la causa, Asunción Vals.
La madre de Maria Isabel es una ex-alumna del colegio María Inmaculada de las concepcionistas. Las religiosas le dieron una reliquia de su fundadora, un trocito de tela que había pertenecido a la beata Carmen Sallés, y en el colegio y en la familia iniciaron una novena de oración el día 22. Al quinto día de la novena, el 27 de mayo, el rostro y el cuerpo de la niña recuperaron toda la movilidad, con normalidad.
"Lo normal sería que quedaran secuelas"
"Los médicos explican que la isquemia puede remitir de forma espontánea en los niños, pero solo uno o dos días después de producirse", explica Asunción Vals. "En este caso habían pasado diez días, con neuronas muertas, una zona del cerebro sin riego... y sin que quedara ninguna secuela. Cuando alguien sufre algo así, le quedan secuelas, y con mucha rehabilitación se puede recuperar en parte. Pero a esta niña no se le dio medicación, ni terapia, todo se le pasó de golpe, de repente, diez días después. Sin secuelas". Este es el milagro aprobado este mes de diciembre por el Papa y que permite canonizar a la religiosa.
Es casi seguro que Maria Isabel y sus padres podrán acudir a la canonización de Carmen Sallés en Roma, junto con la mayor parte de las 500 concepcionistas que hoy sirven en colegios de 16 países, el último de ellos, Indonesia.
Una catalana, santa de Madrid
Carmen Sallés, natural de Vic, la ciudad catalana conocida como "la ciutat dels sants", descansa en Madrid, en la Calle Princesa, número 19. Murió en 1911. Los niños del colegio María Inmaculada de las concepcionistas la visitan a menudo. Una máscara de cera cubre su rostro y los niños a menudo comentan que parece dormida.
"Anticipándose a nuestra época, Carmen vio que era necesario dar más cultura, música, idiomas, de la que se daba en la enseñanza privada de la época, lograr el equilibrio entre mente y corazón, el sentimiento y los conocimientos", explica Asunción Vals.
De las prostitutas, a los colegios
"Había sido novicia de las Adoratrices, que trabajaban con mujeres muy pobres y prostitutas y se convenció de que con moral y conociendo oficios eso se podía evitar. Estuvo años con las dominicas, trabajando temas de educación, pero su visión no fue bien comprendida. Cuando creó su propio proyecto, un párroco informó al obispo de Segovia de que ´los programas de estas religiosas son más amplios de lo que se acostumbra, en religión y cultura´. Ella creía que el papel femenino era fundamental, fermento de la sociedad. Su método consistía en formar maestras religiosas que a su vez formasen a las niñas. Luego ellas crecerían, serían madres y formarían ciudadanos honestos. No quiso fundar en Cataluña, donde no se la había comprendido, pero, ya muerta, su ciudad natal, Vic, la declaró Ciudadana Ilustre, la primera mujer de la ciudad con ese reconocimiento".
Sucedió el 16 de mayo de 2000, cuando la pequeña Maria Isabel se encontró mal. Enseguida se agravó: la boca quedó desfigurada, la niña no tenía fuerza en un brazo y una pierna. Una primera tomografía mostraba que había algo extraño en el cerebro, pero pequeño. Fue en una resonancia más detallada en el Hospital Israelita Albert Einstein (www.einstein.br) de Sao Paulo, donde se pudo confirmar lo que pasaba: una isquemia cerebral, una dolencia como la que sufrió Jaime de Marichalar en diciembre de 2001, pero en un grado más grave.
Ni terapia ni medicación
"Como no tenía curación, la llevaron a su casa, bajo seguimiento del pediatra. Además, su familia es de alto nivel cultural, la hermana de su madre y el marido de ella son médicos. Pero médicamente no había nada que hacer, no había terapia ni medicación", explica la postuladora de la causa, Asunción Vals.
La madre de Maria Isabel es una ex-alumna del colegio María Inmaculada de las concepcionistas. Las religiosas le dieron una reliquia de su fundadora, un trocito de tela que había pertenecido a la beata Carmen Sallés, y en el colegio y en la familia iniciaron una novena de oración el día 22. Al quinto día de la novena, el 27 de mayo, el rostro y el cuerpo de la niña recuperaron toda la movilidad, con normalidad.
"Lo normal sería que quedaran secuelas"
"Los médicos explican que la isquemia puede remitir de forma espontánea en los niños, pero solo uno o dos días después de producirse", explica Asunción Vals. "En este caso habían pasado diez días, con neuronas muertas, una zona del cerebro sin riego... y sin que quedara ninguna secuela. Cuando alguien sufre algo así, le quedan secuelas, y con mucha rehabilitación se puede recuperar en parte. Pero a esta niña no se le dio medicación, ni terapia, todo se le pasó de golpe, de repente, diez días después. Sin secuelas". Este es el milagro aprobado este mes de diciembre por el Papa y que permite canonizar a la religiosa.
Es casi seguro que Maria Isabel y sus padres podrán acudir a la canonización de Carmen Sallés en Roma, junto con la mayor parte de las 500 concepcionistas que hoy sirven en colegios de 16 países, el último de ellos, Indonesia.
Una catalana, santa de Madrid
Carmen Sallés, natural de Vic, la ciudad catalana conocida como "la ciutat dels sants", descansa en Madrid, en la Calle Princesa, número 19. Murió en 1911. Los niños del colegio María Inmaculada de las concepcionistas la visitan a menudo. Una máscara de cera cubre su rostro y los niños a menudo comentan que parece dormida.
"Anticipándose a nuestra época, Carmen vio que era necesario dar más cultura, música, idiomas, de la que se daba en la enseñanza privada de la época, lograr el equilibrio entre mente y corazón, el sentimiento y los conocimientos", explica Asunción Vals.
De las prostitutas, a los colegios
"Había sido novicia de las Adoratrices, que trabajaban con mujeres muy pobres y prostitutas y se convenció de que con moral y conociendo oficios eso se podía evitar. Estuvo años con las dominicas, trabajando temas de educación, pero su visión no fue bien comprendida. Cuando creó su propio proyecto, un párroco informó al obispo de Segovia de que ´los programas de estas religiosas son más amplios de lo que se acostumbra, en religión y cultura´. Ella creía que el papel femenino era fundamental, fermento de la sociedad. Su método consistía en formar maestras religiosas que a su vez formasen a las niñas. Luego ellas crecerían, serían madres y formarían ciudadanos honestos. No quiso fundar en Cataluña, donde no se la había comprendido, pero, ya muerta, su ciudad natal, Vic, la declaró Ciudadana Ilustre, la primera mujer de la ciudad con ese reconocimiento".
Pablo Ginés
religionenlibertad.com
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