En el programa Diálogo de Fe del sábado 30 de marzo el Cardenal Juan Luis Cipriani manifestó que en estos días de Semana Santa se ha visto, en el Perú y en el mundo entero, una gran respuesta de la gente y de manera especial de los jóvenes, que quieren conocer y acercarse más a Dios.
“Yo veo que hay mucha gente joven en estas latitudes que como programa para salir juntos está el ir a la Iglesia, ir a visitar los monumentos, ir a la procesión, quieren participar de este programa de voluntariado, quieren involucrarse visitando a los enfermos en un hospital. Hay una nueva vida”, expresó.
Por tal motivo, exhortó a los padres de familia a transmitir la fe en sus hijos, con el ejemplo y con su presencia en el hogar. Asimismo, los motivó a tener confianza en Dios y en esa necesidad de formación tan importante para los jóvenes.
“Los papás tienen una tarea más difícil que antes, porque los chicos desde más jóvenes tienen más preguntas y no es tan fácil darles respuestas. Pero la primera respuesta del papá es que te vean, el papá tiene que estar presente en el hogar. En segundo lugar, los papás tienen que saber escuchar, conocer lo que pasa en el corazón de su hijo”, señaló.
“También diría: Papás, no tengan esa desconfianza a lo que es la fe, porque a veces los papás tienen a sus hijos para un proyecto suyo; entonces si el hijo tiene inquietud por una vocación sacerdotal o religiosa los papás se oponen; sin embargo, ese chico puede tener enamorada a los 12 o 13 años y no le preocupa; pero sí le preocupa que vaya a un retiro o que se acerque a la Misa con más frecuencia”, continuó.
Recordó que en la actualidad, en muchas ocasiones, los problemas de la sociedad residen también en la falta de interés del mundo laboral por la formación en valores de la familia.
“Si el mundo laboral prescinde de Dios, si la organización de la sociedad prescinde de Dios, vamos a ver algo de lo que está ocurriendo ahora: la inseguridad ciudadana, la violencia en las calles, los secuestros, los accidentes, las rupturas en las familias”, afirmó.
Del mismo modo, comentó que los jóvenes están cada vez más inmersos en el mundo tecnológico de los dispositivos móviles y las redes sociales, dejando de lado su dimensión espiritual.
“No es un tema netamente religioso, sino que también se ha convertido en un tema cultural. Culturalmente, los chicos están acostumbrándose a divertirse con el celular, con el whatsApp, con irse al internet, con un juego de no sé qué. Muchas veces esos muchachos cuando llegan a los 13, 14 o 15 saben manejar maquinitas, pero no saben querer, no saben sufrir, no saben estudiar, no saben concentrarse”, reflexionó.
“La respuesta para mí más sencilla y más barata: Papás, hay que estar más en la casa. A los jóvenes también les diría: Atrévanse a rezar, atrévanse a leer, atrévanse a entrenar un deporte más o menos en serio; es decir, actitudes que te lleven a compromisos, no solamente que te distraigan”, prosiguió.
En otro momento, mencionó que el papel del colegio es incorporar más a los padres de familia y volver a como era antes, cuando se le daba a los niños una formación espiritual y moral, de respeto a la familia.
“La familia encontraba en los colegios un enorme apoyo. Pero llegó un momento en que todo se masificó, los colegios tienen no sé cuántos turnos, no sé cuántos profesores, ya no hay esa actividad física, ya no hay esa actividad pre militar que de alguna manera era un modo de poner orden, ya no hay la presencia de sacerdotes para ayudar en la formación de los colegios. Toda la tarea de la enseñanza ha bajado su calidad no solamente porque les paguen mal sino porque han masificado, ya no hay ninguna relación entre el profesor y el alumno”, aseguró.
Expresó también la importancia de que la familia se fortalezca con políticas más constantes y más serias y no buscar simplemente ese beneficio económico que no lleva a nada positivo. “La culpa de lo que vemos es que pasamos del terrorismo que destruyó el país, a un deseo de tener dinero y de consumir cosas, que es el otro terrorismo”.
Animó al Estado a tener mayor responsabilidad en manejar los recursos que tiene para políticas verdaderamente inclusivas y de protección de la vida y la familia.
“Por ejemplo, proteger a todas las madres y todas las criaturas en la defensa de la vida. Respetar la moral natural: hay hombres y mujeres, no hay géneros, todo el mundo lo sabe. Ahora hay campañas de salud a favor de los preservativos, a favor de lo que llaman salud reproductiva, que en el fondo es No educar a los hombres y mujeres en que ese factor sexual es parte de su manera de ser y tienen unas normas por las cuales hay que conducirse”, refirió.
Finalmente, destacó que el tema educativo y de la juventud es un desafío que debemos afrontar con gran responsabilidad.
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