La moda es lo que está de uso, modo o costumbre, principalmente lo recién introducido y que se mantienen popular o en boga, durante algún tiempo, especialmente en la ropa y sus adornos. La moda es seguir lo que se estila, adoptando los usos y costumbres de otros, bien sean antiguos o renovados. Poner de moda los productos o servicios, es el máximo sueño de los fabricantes, para que éstos sean comprados por todos sus clientes y prospectos.
La “modaholic” es otra de las adicciones enfermizas, físicas y psicoemocionales, que se caracteriza principalmente, por demostrar una dependencia a todo lo nuevo, bien sean productos, servicios o actividades y se da en todos los segmentos sociales, culturales, raciales y económicos. Es similar a las adicciones de vigorexia, anorexia, bulimia, alcohol y drogas, ninfomanía, cleptomanía, piromanía, ludopatía, etc. La compra de productos o servicios de moda, está muy relacionada con la adicción, los impulsos, la satisfacción inmediata, el consumismo, el derroche, el compre hoy, pague mañana, la vanidad, la apariencia, etc.
La moda pronto se pasa de moda, cambiando continuamente y casi siempre muchísimo antes de que se termine la vida útil del producto y se rige por un ritmo rapidísimo, normalmente cambiando cada tres meses. Si logra sobrevivir más de seis meses, se convierte en un clásico y superando los seis meses, en un estilo. Dependiendo de la industria, algunas empresas no sobreviven, si la moda no pasase de moda, pero eso ayuda mucho a la subsistencia de la economía en general.
El mensaje consumista de la moda es bien claro: Si compran lo que está de moda, tienen la garantía, de que quedará bien definido su estatus social y serán más felices, más altos, más guapos y que tendrán mucho éxito con el sexo opuesto. La moda casi siempre apela al sexo contrario y a los sentimientos. Si no lo compran, se quedarán fuera de juego y nadie les va a mirar a la cara. Si lo que ofrece la moda no les conviene, ni es bonito, ni queda bien, ni es apropiado, no vale argumentar razones, la gente lo compra por un sentimiento personal, o porque se dejan arrastrar por la publicidad u otras técnicas de marketing.
Nadie se debe adaptar a la moda, la moda es la que debe adaptarse a la persona. Pero la moda, algunas veces, va en contra de la imagen que se desea proyectar, de las mejoras estéticas y de las características de la situación en la que se vive. La buena apariencia y presencia atrayente de las personas, es muy importante para transmitir la profesión, el cargo o determinadas situaciones. La presión de la publicidad existe y tiene una fuerza brutal, que influye enormemente en la introducción y mantenimiento de la moda. Gracias a la moda, también se pueden conocer nuevos productos, buenos y malos y que se ajusten o no a nuestras necesidades y posibilidades.
El objetivo mercantilista de la moda, principalmente en el vestir, es crear un hábito entre determinados segmentos de la población, para que se queden enganchados como si fuera en una adicción, consumida por esclavos voluntarios. Otra cosa diferente es elegir la moda que pueda beneficiar a la persona, para ocultar defectos corporales, realzar la belleza o para sentirse más cómoda, en determinadas circunstancias. Siempre hay detalles de la moda que se pueden añadir al vestuario, para ponerlo más al día. Lo más fácil es hacerlo utilizando accesorios, que no alteren el presupuesto y que con un par de piezas añadidas al vestuario básico o fondo de armario, como también se le llama, salgan ganando la imagen y la comodidad.
Los fabricantes de productos o servicios, ofrecen periódicamente a sus clientes y prospectos con agresivos sistemas de comunicación, todas las novedades posibles o haciéndoles modificaciones a los anteriores, para diferenciarlos, intentando que el consumidor descubra, una nueva necesidad que le haga aumentar su consumo, y si pueden, creándole una adicción a esa moda. Esto ocurre, principal pero no exclusivamente, en los artículos para vestir y especialmente, en los que llevan las mujeres en todas sus edades. También en los hombres, pero en este caso la moda cambia menos frecuentemente. Al final, siempre es el consumidor el que tiene que decidir, si esos artículos o servicios le gustan, le benefician y si el precio está de acuerdo, con las ventajas anunciadas.
Como te ven, así te tratan. Las personas tienen que proyectar la imagen personal, familiar, profesional y social, entre otras cosas, a través de sus ropas, accesorios, etc. No se puede pretender, que una persona que tenga que mantener una satisfactoria presencia publica, siga vistiendo como se hacía hace muchos años o como se visten en otros segmentos, antagónicos a la imagen que quiere proyectar. Las personas tienen que adaptar la moda a su trabajo y a su entorno, pero sin que la moda les sobrepase, intentando siempre sacar el mejor partido posible, a las cosas de moda que le vayan bien.
La moda y la moral a través de las virtudes y valores humanos. La moda puede estar llena de belleza, arte y estética, expresada en las ropas, accesorios y servicios, al transmitir la práctica de las virtudes y valores humanos, tales como: Autenticidad. Austeridad. Belleza. Castidad. Coherencia. Control. Decencia. Dignidad. Educación. Fidelidad. Honestidad. Humildad. Matrimonio. Objeción de conciencia. Orden. Pudor. Respeto. Sencillez. Templanza, etc. No es necesario sacrificar estas virtudes y valores humanos, para transmitir la moda. Lo fácil, lo corriente, lo obsceno, no es bello. Por eso los padres tienen que cultivar con su ejemplo, la verdadera sensibilidad moral, para liberarla de los prejuicios, mejorar la educación y el conocimiento, para alejarla de la ignorancia y educar la imaginación, enseñando que la moda puede ser una obra de arte, puesta a su servicio para comunicar un mensaje moral y no que sea un mensaje inmoral.
Hombres y mujeres, jóvenes y adultos, que estén inmersos en los campos familiares, religiosos, educativos, culturales, políticos, etc. deben estar muy alertas, para que no se dejen arrastrar por las modas perniciosas, para ellos y para su entorno, pues todos tenemos la obligación de transformar la familia y la sociedad, en un campo limpio y fértil. La moda bien entendida y bien llevada, puede ser un gran instrumento para mejorar el mundo y ser ejemplo de un buen quehacer. Siempre hay una ocasión para demostrar a nuestros familiares y amigos, que la moda no nos ha esclavizado y que, solamente, la utilizamos cuando mejora nuestras capacidades.
La moda en la ropa de los niños pequeños, suele servir para reflejar los signos externos de los padres y así diferenciarse de los otros padres. A los niños les da lo mismo los colores o tipos de ropa que lleven, pero no a los padres. A los niños lo único que les interesa es que las ropas y zapatos sean cómodas y que les permitan jugar bien. Algunas veces la moda que ponen a los hijos en las ropas y cortes de pelo, también sirve para mandar mensajes, relacionados con el grupo social al que pertenecen o quieren pertenecer y crearles una identidad grupal. Desgraciadamente algunos de esos mensajes negativos, producen marcas indelebles en los niños para toda la vida.
Gentileza de Escuela para padres
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