Por Eugenia Ponce de León Álvarez
Uno de los errores más acentuados en hombres y
mujeres es que se suele soñar con un amor sin conflictos, sin problemas.
Esto se debe en parte al impacto cultural que invaden las películas y
las novelas, que recaen en la ingenuidad, el poco conocimiento real del
mundo y posiblemente otros factores de peso pero que en conjunto
construyen una imagen ideal del amor, que en la realidad no existe.
Esta imagen con la experiencia en las relaciones tarde o temprano se rompe, dejando un cúmulo de decepciones y desilusiones que irónicamente los que sueñan con amores prefectos, suelen vivir amores muy imperfectos debido a que no existen las relaciones humanas sin conflictos. Tal vez sólo aquella persona que se quede al margen del amor, con una especie de línea invisible que no cruza, manteniéndose estático puede vivir sin conflictos pero también sin amor.
Todos los seres humanos formamos parte de una historia personal con diversas experiencias, algunas buenas y otras no tanto. A su vez todos tenemos rasgos de carácter distintos, aptitudes, defectos, virtudes, capacidades, etc.
Todo lo mencionado anteriormente influye en las relaciones con los otros, con nosotros mismos, tomando en cuenta que la otra persona trae otra historia, en pocas palabras, otro mundo muy distinto al nuestro, de ahí lo complejo de las relaciones, así que no es en verdad muy ingenuo pensar que algún día podremos tener amor sin conflicto.
Un día un autor formuló lo siguiente, refiriéndose a una relación de pareja con ideas y pensamientos distintos y que a pesar de esto no desaparecen las diferencias de opinión, ni los desacuerdos:
“ Discutieron y así ¡Experimentaron una vez más, que se pertenecían el uno al otro”
Claro que estamos hablando de una discusión donde no se busca herir al otro y donde hay una voluntad de comprensión y deseo de compromiso constructivo. Es aquí justamente donde se demuestra el esfuerzo para encontrar siempre un camino hacia el otro.
Amar no es descansar uno junto al otro, amar es una lucha y una superación de los conflictos, para lograr la unidad que debe conquistarse cada día.
Ratter.J (1966) Psicología y sicopatología de la vida amorosa. España, siglo veintiun
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