El ejemplo que me
sirve de base para hoy, lo he tomado de la conversación de un amigo con
dos compañeros de trabajo, un hombre y una mujer, jóvenes los tres. Ella
les cuenta que, en su día, no se fue a vivir con su novio y que la gente le decía si no tenía miedo a casarse sin convivir antes, por aquello de “¿y si sale mal?”. A lo que ella siempre les respondía: “¿Y por qué va a salir mal?”
Lo mejor de la
respuesta, además de la contundencia con que lo decía, es su sencillez.
Mucha gente da por supuesto que la cosa “puede salir mal”, mientras que
ella daba por supuesto lo contrario, “saldrá bien”. Diferentes formas de
encarar las cosas que ya dice mucho de las intenciones de cada uno.
Pero ¿por qué la gente asocia vivir juntos antes del matrimonio con “así saldrá bien”?
Creo que lo que piensan es que en las relaciones se tienen
discrepancias, que luego son disgustos y, más tarde, broncas y
problemas; y claro, antes de casarse hay que ver cómo va eso,
conviviendo en la misma cama, por supuesto. Así uno sabe si es
“compatible” con el otro, ¿no? Pues no. Y digo no, porque la realidad es que convivir
como medio para “probar” el matrimonio es imposible y un auto engaño.
Porque no son las mismas condiciones que matrimonio. Por mucho que
compartas mesa y cama, ¿cómo va a ser lo mismo la actitud de alguien que
sabe que mañana se puede ir con la de alguien que sabe que no puede?
¿Cómo va a ser igual la actitud de una persona que ha dicho sí para
siempre con la de una persona que no sabe si sí o si no? ¿Se va a
esforzar lo mismo el que está interino que el que está fijo? Lo siento
pero no; no se puede “probar” el matrimonio sin casarse. Pero ¿y si me dice
“nosotros no vamos a probar el matrimonio sino a probar cómo nos va la
convivencia”? Mi respuesta es: “¿Cuántos años vas a convivir como
prueba?” ¿Uno, cinco, diez…? Porque el momento difícil de un matrimonio
puede venir a los seis meses o a los treinta años. ¿Vas vivir treinta
años de prueba? No, no ese el camino para averiguar si la elección de tu
pareja es buena. ¿Exagero? Veamos los
datos: la mayoría de los estudios al respecto certifican que las parejas
que conviven antes del matrimonio duran menos que las que no lo hacen,
esto es, su tasa de divorcio es mayor. Parece claro que convivir no sólo
no te aporta una base sólida al matrimonio, sino que hace justo lo contrario: te perjudica. Dicho esto, ¿qué creo yo que hace falta para que la cosa "salga bien"? Quizás pueda resumirlo muy brevemente en estas dos cosas:1. Que los dos tengan fundamentadas sus vidas en lo más sólido que haya. Dos vidas sólidas, harán un matrimonio sólido. Y, como ya dije el día de las piedras grandes, lo más sólido que hay es Dios. 2. Que no sean unos ególatras,
que buscan recibir mucho y dar poco. Como suele decirse, el amor es
entrega, y esto no es una frase hecha: es la pura verdad. Y el que no
esté dispuesto a aceptarlo, ya puede convivir con quién quiera todo el
tiempo que quiera, que no llegará nunca a nada.
Aramis
Aramis
Fuente: http://religionenlibertad.com
No hay comentarios:
Publicar un comentario