Análisis de Massimo Introvigne,
representante de la OSCE
Las motivaciones del supuesto
autor de los atentados de Oslo, Anders Behring Breivik, no tienen nada que ver
con el cristianismo, ni siquiera con ramas del cristianismo fundamentalista,
explica el sociólogo de la religión Massimo Introvigne, representante de la
Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE) para la lucha
contra el racismo y las discriminaciones contra los cristianos.
Behring, según informa
Introvigne, ha expuesto sus reivindicaciones e ideología en un libro “2083 –
Una declaración de independencia europea”, firmado con el pseudónimo de Andrew
Berwick, y difundido en un sitio codificado en Internet el 22 de julio, pocas
horas antes de los atentados.
“La autenticidad del texto
--explica Introvigne-- parece confirmada por por el hecho de que incluye
detalles sobre la vida privada y familiar de Breivik, y sobre la preparación
del atentado, cuyo objetivo, entre otras cosas, nunca es mencionado, que sólo
el terrorista podía conocer y es coherente con otros escritos de Breivik”.
“Este texto, de 1.500 páginas, es
en una tercera parte una antología de escritos contra el islam y la inmigración
de otros autores, entre los que se encuentra el blogger noruego Fjordman,
verdadero padre espiritual del terrorista, de quien cita un escrito, según el
cual, después de la Edad Media, el cristianismo –cuyos únicos aspectos eran de
origen pagano-- se ha convertido para Europa en 'una amenaza peor que el
marxismo'”.
Otra tercera parte de los
escritos del volumen ofrece material autobiográfico de Breivik, detalles
sumamente minuciosos sobre las armas, las tácticas militares y explosivos, y un
alucinante diario sobre la preparación del atentado.
“La parte más interesante
--afirma Introvigne-- es la ideológica, que explica las motivaciones de
atentado y las ideas de Breivik”.
El terrorista habría fundado, en
2002, en Londres, junto a otros activistas, la orden templar de los Pobres
Compañeros de Cristo del Templo de Salomón, inspirado inspirado en los grados
Templarios de la Masonería – una organización de la que forma parte
Breivik y a la que alabó por su “papel esencial”, pero a la que considera
incapaz de pasar a la acción militar.
Esta supuesta Orden está abierta
a “los cristianos, cristianos-agnósticos y ateos-cristianos”, es decir, a todos
aquellos que reconocen la importancia de las raíces culturales cristianas, “pero
también a las judías e ilustradas”, así como a las “paganas y nórdicas” por
oponerse a los verdaderos enemigos, el islam y la inmigración.
“Lejos de ser un fundamentalista
cristiano --aclara Introvigne-- Breivik, bautizado en Iglesia Luterana de
Noruega, se define un 'cristiano cultural', cuya apelación a la herencia
cristiana tiene una función instrumental anti-islámica”.
La Iglesias, según el terrorista,
no están dispuestas a luchar contra el Islam. Por ello, propone un Gran
Congreso Cristiano Europeo del cual nazca una nueva Iglesia Europea y
anti-islámica. Y amenaza directamente al Papa Benedicto XVI, pues “ha
abandonado el cristianismo y a los cristianos en Europa y debe ser considerado
un Papa cobarde, incompetente, corrupto e ilegítimo”.
Los “justicieros Templarios” de
Breivik deberían promover tres fases de la “guerra civil Europea”, explica el
sociólogo.
“En la primera (1999-2030),
deberían despertar la conciencia dormida de los europeos a través de 'ataques
sobrecogedores de las células clandestinas', desencadenando la acción de grupos
que utilizan el terror': grupos pequeños, incluso de una o dos personas.
En la segunda fase (2030-2070),
se debe pasar a la insurgencia armada y a los golpes de Estado; en la tercera
(2070-2083), a la verdadera guerra en contra de los inmigrantes musulmanes.
Breivik es consciente de que los
ataques de la primera fase transformarán a los conspiradores en terroristas
odiados por todos, pero ésta es la forma del “martirio templario” que busca.
Los objetivos de “los ataques sobrecogedores” son los partidos políticos: el
Partido Laborista Noruego, en primer lugar, pero también apunta contra los
partidos europeos que boicotearían de diferentes maneras la guerra al Islam.
Escribe amenazas contra partidos políticos italianos cómplices de esta
acusación y contra Benedicto XVI.
Breivik reitera que no es un nazi
(“si hay una figura que odio es Adolf Hiter”) debido a su ideología
político-religiosa pro-semita y pro-israelí y sueña con una gran alianza de los
pueblos nórdicos y los judíos para luchar contra el enemigo que le obsesiona,
el Islam.
“Queda por ver si es verdad o
puro delirio --concluye Introvigne-- la afirmación de que los neo-templarios de
Breivik no se reducen a él solo, sino que abarcan a otras personas que,
según el texto, se estarían entrenado en África y en otros lugares por los
criminales de guerra serbios, a quienes el terrorista considera como héroes. Si
fuese verdad, la amenaza contra Italia y el Papa debe ser tomada en serio”.
Fuente: www.zenit.org
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