Publicamos el artículo escrito por monseñor Felipe Arizmendi
Esquivel, obispo de San Cristóbal de Las Casas, con el título “Malestar
globalizado”.
* * *
VER
En la otrora pacífica y engreída Noruega, desconcierto y pesar por el
múltiple e irracional asesinato de días recientes, causado por un
desequilibrado, quien de esa forma dice hacer un bien a Europa y a su
país. Asombro por la muerte inesperada de una cantante británica de
apenas 27 años, en pleno auge de éxitos. Preocupación por los frecuentes
suicidios de jóvenes y de quienes no encuentran otra forma de enfrentar
sus problemas. Denuncias del gobierno irlandés contra la Iglesia
Católica, por actuaciones, a su juicio, inadecuadas en pasados casos de
pederastia clerical. Violentas manifestaciones en Grecia e inconformidad
social en España. Levantamientos contra dictadores y gobernantes en
varias partes del mundo. Y muchos otros casos.
Entre nosotros, plantones y bloqueos carreteros, pidiendo justicia y
solución a problemas contra el gobierno o entre organizaciones sociales,
con el injusto y grave daño a quienes nada tenemos que ver. Críticas
severas y descalificaciones entre partidos, legisladores, candidatos a
puestos públicos y dirigentes sociales. Persistencia de la pobreza y
falta de trabajo y de oportunidades. Inconsistencia matrimonial y abismo
generacional en las familias y en las poblaciones, sobre todo
campesinas e indígenas. Inseguridad y violencia, narcotráfico y
secuestro, combate al crimen organizado y secuelas colaterales,
panfletos y anónimos, robos y desconfianzas…
JUZGAR
¿Qué es lo que provoca estas y muchas otras situaciones? ¿Por qué no
vivimos en el paraíso original? ¿Hay propuestas y soluciones de fondo?
Cada quien aporta lo suyo; nosotros ofrecemos a Dios.
Dice el Papa Benedicto XVI: “El momento histórico actual está
marcado pro luces y sombras. Asistimos a comportamientos complejos:
encerramiento en sí mismo, narcisismo, deseo de poseer y de consumir,
sentimientos y afectos desliados de la responsabilidad. Muchas son las
causas de esta desorientación, que se manifiesta en un profundo malestar
existencial, pero en el fondo de todo se puede entrever la negación de
la dimensión trascendente del hombre y de la relación fundamental con
Dios” (2-VII-2011).
“La técnica que domina al hombre lo priva de su humanidad. El
orgullo que genera ha hecho surgir en nuestras sociedades un
economicismo intratable y cierto hedonismo, que determina los
comportamientos de modo subjetivo y egoísta. El debilitamiento del
primado de lo humano conlleva un desvarío existencial y una pérdida del
sentido de la vida. De hecho, la visión del hombre y de las cosas sin
referencia a la trascendencia desarraiga al hombre de la tierra y, más
fundamentalmente, empobrece su identidad misma” (9-VI-2011).
“Donde Dios desaparece, el hombre cae en la esclavitud de
idolatrías, como han mostrado, en nuestro tiempo, los regímenes
totalitarios, y como muestran también diversas formas de nihilismo, que
hacen al hombre dependiente de ídolos, de idolatrías; lo esclavizan… La
verdadera adoración de Dios no destruye, sino que renueva, transforma.
Ciertamente, el fuego de Dios, el fuego del amor quema, transforma,
purifica, pero precisamente así no destruye, sino que crea la verdad de
nuestro ser, recrea nuestro corazón” (15-VI-2011).
ACTUAR
¿Quieres encontrar sentido a tu vida? Busca a Dios. ¿Anhelas que tu
familia goce de paz y estabilidad? Acérquense a Dios. ¿Pides y exiges
que nuestra patria y el mundo cambien? Abramos el corazón a Dios.
¿Sueñas y gritas por que se acaben la violencia y la injusticia? No
destierres a Dios de las leyes, de las costumbres, de la política, de la
economía, de la escuela.
Dios no es enemigo a vencer, sino padre, amigo, salvador, redentor,
liberador. Dios es fuente de justicia, de verdad, de paz y de amor. Dios
es consuelo y aliento, luz y camino. Dios te guía por senderos seguros,
que te exigen control de tus pasiones bajas, renuncia a tu egoísmo,
solidaridad con los pobres, crucifixión de ti mismo, pero sólo así tu
vida será Vida, tendrá sentido y valor, inmanencia y trascendencia; sólo
así serás alguien y no uno más del montón.
Si no me crees, ¡haz la prueba y verás cuán bueno es el Señor!
Fuente: www.zenit.org
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