El portavoz vaticano explica el objetivo del viaje de Benedicto XVI a su patria
El viaje de Benedicto XVI a su tierra natal está sirviendo para no
olvidar las lecciones de la catástrofe provocada por el nazismo,
considera el portavoz vaticano.
De hecho, como reconoce el padre
Federico Lombardi S.I., director de la Oficina de Información de la
Santa Sede, “no es posible pasar por Berlín sin experimentar el peso de
la página más oscura de la historia de Alemania y Europa en el siglo
pasado: los años del nazismo y de su locura de poder y homicidio”.
“Memoria fuertemente presente en las palabras del Papa alemán entre
su pueblo”, reconoce Lombardi, como cuando citó a san Agustín, uno de
los autores preferidos de Joseph Ratzinger, para denunciar la “banda de
malhechores” a la que se reduce un Estado sin derecho ni justicia.
Otro momento importante de la visita tuvo lugar el jueves al recibir a
una delegación judía, testigo y víctima del criminal proyecto del
Holocausto.
Pero en la noche del nazismo también brilló “la luz intensa” de
hombres y mujeres que dieron su vida por los demás y que hoy son faro de
inspiración para el futuro, asegura el portavoz.
Algunos de ellos fueron recordados por el presidente federal de
Alemania Christian Wulff, quien en su discurso al Papa citó en
particular a Bernhard Lichtenberg (1875-1943), el párroco de la catedral
católica de Berlín; Dietrich Bonhoeffer (1906–1945), el gran teólogo
protestante; Edith Stein (1891-1942), la hija de Israel, religiosa
católica, asesinada en Auschwitz.
“El ecumenismo de los mártires es el testimonio del que cada quien
puede sacar el entusiasmo y la profundidad --aclara el padre Lombardi--.
Testimoniar a Dios y a Jesucristo, pagando el precio de la propia vida:
¿qué fundamento más sólido y vivo para retomar o continuar el camino de
una unión que no sólo quede atrás sino que también nos guíe en el
futuro?”.
zenit.org
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