Cada año, secuestradas, violadas y convertidas al Islam mil chicas de minorías religiosas.
Secuestrada y violada en repetidas
ocasiones, durante ocho meses, por un grupo de militantes islámicos.
Devastada y traumatizada, la han convertido y obligado a casarse con un
musulman. La historia de Ana (nombre ficticio), joven cristiana de 12
años, es similar a la de alrededor de 700 niñas y chicas cristianas, y
por lo menos 250 hindúes que cada año sufren la terrible violencia y el
abuso en Pakistán. Los musulmanes, dicen fuentes de Fides en Punjab
comprometidas en ayudarlas "las ven como objetos, bienes, las tratan
como animales".
Hay un fuerte resentimiento en la comunidad cristiana en Pakistán, tras un nuevo caso de violencia sin ser castigados. Cómo informan fuentes de confianza a la Agencia Fides, "los secuestradores y violadores de Ana están libres, porque pertenecen al grupo radical islámico Lashkar-e-Tayyaba (bandidos para el terrorismo) y la policía se ha negado incluso a ordenar un examen médico". El magistrado de la zona ha registrado una denuncia en contra de algunos hombres musulmanes, pero no ha facilitado las medidas restrictivas contra ellos. La policía pidió a los padres de Ana entregar a la niña al "marido legal" (el violador), si no, podrían tener proceso penal.
Ana es la hija de doce años de Arif Masih, un barrendero de Shahdra, una ciudad cerca de Lahore, capital de la provincia de Punjab. Ana fue secuestrada por dos hombres musulmanes el 24 de diciembre de 2010, atraída por el engaño de una amiga. Golpeada y violada por varios días, se vio obligado a firmar unos documentos que dan fe de su conversión y el matrimonio con uno de los criminales, Muhammad Irfan.
El 5 de enero de 2011 su padre presentó una denuncia (First Information Report) contra las personas desconocidas. Sólo en septiembre, ocho meses después de su desaparición, Ana llamó a su familia desde Tandianwalla, en el distrito de Faisalabad, a 190 kilómetros de Lahore. Informó que había sido secuestrada, pero que había podido huir. De vuelta a casa, contó su historia al juez. Pero Muhammad Irfan presentó un certificado de matrimonio, con el que el delito de violación caducaba. La policía ha aconsejado a los padres de Ana devolverla a su torturador. Ana y sus padres en ka actualidad están escondidos y militantes de Lashkar-e-Tayyaba les buscan.
"Entre otras cosas, el matrimonio con menos de 16 años es ilegal. Esto demuestra que el gobierno, la magistratura y la policía de Punjab están tratando de cubrir las fechorías de los grupos radicales islámicos y son cómplices", señala una fuente de Fides. En Pakistán, es una práctica común de los grupos extremistas el secuestrar y violarlar a niñas pertenecientes a minorías religiosas, cristianas e hindúes. Según Motumal Amarnath, abogado y miembro de la "Comisión de Derechos Humanos de Pakistán," Ong conocida y difundida en todas las provincias, cada mes, 20 niñas hindúes son secuestrados y convertidos a la fuerza.
Las organizaciones cristianas y la sociedad civil han recogido muchos casos e historias que la policía no ha investigado, por ello piden al gobierno de tomar medidas decisivas y recurrir a las Naciones Unidas para detener los abusos de los derechos humanos.
Cada año, secuestradas, violadas y convertidas al Islam mil chicas
Cada año en Pakistán, cerca de 1.000 niñas cristianas e hindúes son secuestradas y violadas por los radicales musulmanes, obligadas al matrimonio islámico y a veces asesinadas: es un presupuesto sombrío, trazado para la Agencia Fides de fuentes de la Iglesia Católica y de la sociedad civil de Pakistán, como la "Comisión de Derechos Humanos de Pakistán".
Para las minorías religiosas, explican fuentes de Fides, "la justicia no está garantizada por los tribunales: es una grave laguna en el estado de derecho, y esto es una causa importante de sufrimiento y persecución". Además, las mujeres viven en Pakistán en una posición de inferioridad: sólo el 8% de las mujeres reciben la educación y los fetos femeninos son abortados a menudo. Las mujeres cristianas llevan, además, el estigma de pertenecer a una minoría religiosa: son las más débiles y más vulnerables. Sufren abusos, pero deben guardar silencio, bajo pena de violencia contra su familia.
Entre los casos recientes señalados a la Agencia Fides, todos ocurridos en Punjab, el caso de Farah Hatim, una chica católica secuestrada, islamizada y obligada a casarse con un hombre musulmán en la ciudad de Rahim Yar Khan, en el sur de Punjab (ver Fides 25/6/2011 ) para la que algunas organizaciones no gubernamentales cristianas han solicitado la intervención de la Comisión de Derechos Humanos.
En mayo de 2011, Rebbecca Masih y Saima Masih, dos jóvenes cristianas fueron secuestrados por un grupo de musulmanes y obligadas a convertirse al Islam, en el distrito de Jhung, un área de Faisalabad. Sidra Bibi, de 14 años de edad, cristiana, del distrito de Sheikhupura, maltratada física y psicológicamente, se quedó embarazada. Logró escapar de su verdugo, regresó en un estado de postración con su familia. La policía se niega a aceptar su denuncia. Otras dos chicas cristianas, Uzma Bibi, de 15 años, de Gulberg, y Saira Bibi, de 20 años, enfermeras de Lahore, fueron raptadas por la fuerza por sus vecinos musulmanes, convertidas al Islam y obligadas a casarse con los ritos islámicos.
En 2010, Fides ha contado la historia de Kiran Nayyaz, una chica católica de 13 años de Faisalabad: se quedó embarazada tras una violación y dio a luz a un bebé malformado. Shazia Bashir, niña cristiana de 12 años, fue violada y asesinada en enero de 2010. Chaudhry Naeem, un rico abogado musulmán, responsable del crimen, fue absuelto.
Hay un fuerte resentimiento en la comunidad cristiana en Pakistán, tras un nuevo caso de violencia sin ser castigados. Cómo informan fuentes de confianza a la Agencia Fides, "los secuestradores y violadores de Ana están libres, porque pertenecen al grupo radical islámico Lashkar-e-Tayyaba (bandidos para el terrorismo) y la policía se ha negado incluso a ordenar un examen médico". El magistrado de la zona ha registrado una denuncia en contra de algunos hombres musulmanes, pero no ha facilitado las medidas restrictivas contra ellos. La policía pidió a los padres de Ana entregar a la niña al "marido legal" (el violador), si no, podrían tener proceso penal.
Ana es la hija de doce años de Arif Masih, un barrendero de Shahdra, una ciudad cerca de Lahore, capital de la provincia de Punjab. Ana fue secuestrada por dos hombres musulmanes el 24 de diciembre de 2010, atraída por el engaño de una amiga. Golpeada y violada por varios días, se vio obligado a firmar unos documentos que dan fe de su conversión y el matrimonio con uno de los criminales, Muhammad Irfan.
El 5 de enero de 2011 su padre presentó una denuncia (First Information Report) contra las personas desconocidas. Sólo en septiembre, ocho meses después de su desaparición, Ana llamó a su familia desde Tandianwalla, en el distrito de Faisalabad, a 190 kilómetros de Lahore. Informó que había sido secuestrada, pero que había podido huir. De vuelta a casa, contó su historia al juez. Pero Muhammad Irfan presentó un certificado de matrimonio, con el que el delito de violación caducaba. La policía ha aconsejado a los padres de Ana devolverla a su torturador. Ana y sus padres en ka actualidad están escondidos y militantes de Lashkar-e-Tayyaba les buscan.
"Entre otras cosas, el matrimonio con menos de 16 años es ilegal. Esto demuestra que el gobierno, la magistratura y la policía de Punjab están tratando de cubrir las fechorías de los grupos radicales islámicos y son cómplices", señala una fuente de Fides. En Pakistán, es una práctica común de los grupos extremistas el secuestrar y violarlar a niñas pertenecientes a minorías religiosas, cristianas e hindúes. Según Motumal Amarnath, abogado y miembro de la "Comisión de Derechos Humanos de Pakistán," Ong conocida y difundida en todas las provincias, cada mes, 20 niñas hindúes son secuestrados y convertidos a la fuerza.
Las organizaciones cristianas y la sociedad civil han recogido muchos casos e historias que la policía no ha investigado, por ello piden al gobierno de tomar medidas decisivas y recurrir a las Naciones Unidas para detener los abusos de los derechos humanos.
Cada año, secuestradas, violadas y convertidas al Islam mil chicas
Cada año en Pakistán, cerca de 1.000 niñas cristianas e hindúes son secuestradas y violadas por los radicales musulmanes, obligadas al matrimonio islámico y a veces asesinadas: es un presupuesto sombrío, trazado para la Agencia Fides de fuentes de la Iglesia Católica y de la sociedad civil de Pakistán, como la "Comisión de Derechos Humanos de Pakistán".
Para las minorías religiosas, explican fuentes de Fides, "la justicia no está garantizada por los tribunales: es una grave laguna en el estado de derecho, y esto es una causa importante de sufrimiento y persecución". Además, las mujeres viven en Pakistán en una posición de inferioridad: sólo el 8% de las mujeres reciben la educación y los fetos femeninos son abortados a menudo. Las mujeres cristianas llevan, además, el estigma de pertenecer a una minoría religiosa: son las más débiles y más vulnerables. Sufren abusos, pero deben guardar silencio, bajo pena de violencia contra su familia.
Entre los casos recientes señalados a la Agencia Fides, todos ocurridos en Punjab, el caso de Farah Hatim, una chica católica secuestrada, islamizada y obligada a casarse con un hombre musulmán en la ciudad de Rahim Yar Khan, en el sur de Punjab (ver Fides 25/6/2011 ) para la que algunas organizaciones no gubernamentales cristianas han solicitado la intervención de la Comisión de Derechos Humanos.
En mayo de 2011, Rebbecca Masih y Saima Masih, dos jóvenes cristianas fueron secuestrados por un grupo de musulmanes y obligadas a convertirse al Islam, en el distrito de Jhung, un área de Faisalabad. Sidra Bibi, de 14 años de edad, cristiana, del distrito de Sheikhupura, maltratada física y psicológicamente, se quedó embarazada. Logró escapar de su verdugo, regresó en un estado de postración con su familia. La policía se niega a aceptar su denuncia. Otras dos chicas cristianas, Uzma Bibi, de 15 años, de Gulberg, y Saira Bibi, de 20 años, enfermeras de Lahore, fueron raptadas por la fuerza por sus vecinos musulmanes, convertidas al Islam y obligadas a casarse con los ritos islámicos.
En 2010, Fides ha contado la historia de Kiran Nayyaz, una chica católica de 13 años de Faisalabad: se quedó embarazada tras una violación y dio a luz a un bebé malformado. Shazia Bashir, niña cristiana de 12 años, fue violada y asesinada en enero de 2010. Chaudhry Naeem, un rico abogado musulmán, responsable del crimen, fue absuelto.
religionenlibertad.com
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