Antes
de regresar de Ancona, el domingo 11 de septiembre, el Papa Benedicto
se encontró con un numeroso grupo de jóvenes novios, a cuyas vidas
confió la herencia del Congreso Eucarístico Nacional de Italia.
Extracto de las palabras de Benedicto a los jóvenes novios
(Audio) “…Queridos jóvenes ¡no tengan miedo de afrontar estos desafíos! No pierdan jamás la esperanza. Tengan valentía también en las dificultades, permaneciendo firmes en la fe. Estén seguros que -en cada circunstancia- son amados y custodiados por el amor de Dios que es nuestra fuerza. Dios es bueno. Por esto es importante que el encuentro con Dios -sobre todo en la oración personal y comunitaria- sea constante, fiel, propiamente como es el camino de vuestro amor: amar a Dios y sentir que Él me ama. ¡Nada nos puede separar del amor de Dios!"
Estén seguros, entonces, que también la Iglesia les es cercana, los sostiene, no deja de mirarlos con gran esperanza. Ella sabe que tienen sed de valores, aquellos verdaderos, sobre los cuales vale la pena construir vuestra casa! El valor de la fe, de la persona, de la familia, de las relaciones humanas, de la justicia. No se desanimen frente a las carencias que parecen apagar la alegría sobre la mesa de la vida.
En las bodas de Caná, cuando falta el vino, María invitó a los servidores a dirigirse a Jesús y les dio una indicación precisa: “Hagan todo lo que Él les diga” (Jn 2,5). Hagan tesoro de estas palabras, las últimas de María referidas por el Evangelio, casi su testamento espiritual, y tendrán siempre la alegría de la fiesta: ¡Jesús es el vino de la fiesta! …”
Extracto de las palabras de Benedicto a los jóvenes novios
(Audio) “…Queridos jóvenes ¡no tengan miedo de afrontar estos desafíos! No pierdan jamás la esperanza. Tengan valentía también en las dificultades, permaneciendo firmes en la fe. Estén seguros que -en cada circunstancia- son amados y custodiados por el amor de Dios que es nuestra fuerza. Dios es bueno. Por esto es importante que el encuentro con Dios -sobre todo en la oración personal y comunitaria- sea constante, fiel, propiamente como es el camino de vuestro amor: amar a Dios y sentir que Él me ama. ¡Nada nos puede separar del amor de Dios!"
Estén seguros, entonces, que también la Iglesia les es cercana, los sostiene, no deja de mirarlos con gran esperanza. Ella sabe que tienen sed de valores, aquellos verdaderos, sobre los cuales vale la pena construir vuestra casa! El valor de la fe, de la persona, de la familia, de las relaciones humanas, de la justicia. No se desanimen frente a las carencias que parecen apagar la alegría sobre la mesa de la vida.
En las bodas de Caná, cuando falta el vino, María invitó a los servidores a dirigirse a Jesús y les dio una indicación precisa: “Hagan todo lo que Él les diga” (Jn 2,5). Hagan tesoro de estas palabras, las últimas de María referidas por el Evangelio, casi su testamento espiritual, y tendrán siempre la alegría de la fiesta: ¡Jesús es el vino de la fiesta! …”
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