Participó en el encuentro mundial “Religiones y culturas en diálogo”
“Las religiones ven al hombre como una criatura divina, y por ello su
destrucción es precisamente lo contrario de lo que las religiones viven y
propugnan”: lo afirmó la canciller de la República federal alemana,
Angela Merkel, en su intervención en el encuentro mundial “Bound to Live Together.
Religiones y culturas en diálogo”, que está teniendo lugar en Münich
por iniciativa de la Comunidad de San Egidio y la archidiócesis de
Münich-Frisinga.
La canciller alemana estuvo de acuerdo con Andrea
Riccardi, fundador de San Egidio, el cual al presentar la sesión
plenaria de la tarde subrayó el papel de las religiones y de Europa como
actores fundamentales para la construcción de una “civilización del
vivir juntos”.
“Las religiones – había afirmado Riccardi – tienen una función
decisiva en llamar a los fieles a la unidad del género humano. Deben
vivir la audacia de esta tarea, no cerrarse temerosas”. Igualmente: “la
civilización del convivir necesita una Europa fuerte y unida”.
“El debilitamiento de Europa – añadía el fundador de San Egidio – es
una tragedia, que tiene lugar poco a poco, en la costumbre de vivir sin
ideales, mientras que los países europeos son cada vez más como ancianos
pensionistas en la ventana y fuera de la historia”. “Sin el espíritu,
hoy está más claro – concluía Riccardi – que no se construye una
sociedad distinta desde muchos individualismos”.
“Yo crecí en Alemania del Este – recordó por su parte Angela Merkel –
y el hecho de que haya llegado a canciller alemana muestra cómo ha
cambiado el mundo desde el encuentro de Asís de 1986”.
Ese encuentro “trajo frutos importantes de esperanza, que nosotros en
el este vimos de forma evidente con lo que sucedió en 1989”.
“Es nuestro turno – afirmó la canciller – de hacer crecer la casa
común europea”. No se pueden descargar los problemas actuales “sobre las
generaciones futuras, sino tener una visión amplia. Nuestro modelo
europeo de democracia social es digno de ser conservado y muchas
regiones del mundo lo observan para imitarlo”.
También los países en los que han tenido lugar en los últimos meses
importantes revueltas sociales. A propósito de la “primavera árabe” la
canciller subrayó que “es importante que lo que ha sucedido en Túnez y
en otros lugares no se quede en ilusión. Europa debe asumir
responsabilidades hacia estos países, especialmente hacia los jóvenes”.
“Necesitamos un verdadero desarrollo en el mundo – afirmó Merkel con
convicción –: vencer el hambre, la sed, dar trabajo. Sólo así podremos
tener un futuro mejor”. Se necesita, sin embargo, un modelo de
desarrollo sostenible. “Cuando Dios dijo al hombre que poseyera la
tierra – afirmó –, no quería decir para explotarla sino para cuidar de
ella”.
“Debemos vivir con los recursos naturales que tenemos – insistió
Merkel – y preservarlos para el futuro. La pregunta a plantearse es:
¿estamos trabajando por el desarrollo o para quitar el futuro a los
demás? ¿Y cuánto desarrollo pretendemos permitir a los demás?”.
Es necesario “desarrollar una economía sostenible, pagando los costes
de nuestra riqueza sin descargarlos sobre otros o sobre las
generaciones futuras. Hacer crecer el bienestar sin repetir los errores
del pasado, invirtiendo en energías alternativas y en biodiversidad”;.
En opinión de la canciller alemana, el mundo “no puede ser ya
gobernado a nivel nacional, sino a nivel mundial. Por esto la ONU será
cada vez más importante” y aunque sea difícil “poner de acuerdo a los
194 países del mundo, sin embargo es necesario”.
“La base de nuestra convivencia – subrayó – es respetar la
declaración de los derechos del hombre: también los hombres religiosos
deben intervenir cuando éstos son violados”. “Las religiones – añadió
Merkel – enseñan a mirar lo que une, y por esto tendrán cada vez un
papel más importante, pues los hombres se preguntan qué les une”.
En los hombres “hay un deseo profundo de paz y libertad que no se
deja vencer”. “No dejaremos que nos quiten nuestras convicciones más
profundas – afirmó –. Creemos que a veces son necesarias soluciones
militares para resolver conflictos, pero estas no son capaces de traer
la paz”.
“Vivimos en un tiempo – consideró – en el que existe el peligro de
que los hombres vivan por motivos equivocados. Vencer las injusticias es
un arma grandiosa contra el terrorismo, y nosotros trabajamos juntos
por ello”.
Si, de hecho, “la guerra es la madre de todas las pobrezas, entonces
la paz es la madre de todo desarrollo”. “Juan Pablo II, en el encuentro
de Asís – recordó Merkel – nos dijo que la paz está débil de salud y
requiere inmensos cuidados. Cada generación está llamada a proteger la
paz de las enfermedades”.
“Todos tenemos – concluyó – un compromiso común con la paz: trabajar
por la unidad de la familia humana, como sugirió Juan Pablo II, con el
corazón y con la mente”.
Por Chiara Santomiero, traducción del italiano por Inma Álvarez
zenit.org
No hay comentarios:
Publicar un comentario