José
Javier Castiella
ALBA
Las drogas son
sustancias tóxicas que envenenan el organismo de muy diferentes
modos, a diferente velocidad, con diferente adictividad, actuando
sobre diferentes órganos y funciones y con un denominador común:
provocar un efecto, a corto, de algún modo atractivo y dañar
a la persona que las consume desde la primera dosis.
Hay algunas,
como la heroína, que tienen mala prensa. Pero otras, como la
marihuana, que son denominadas "drogas blandas", de las
que se dice, generalmente por parte de sus consumidores, que no generan
adictividad, que sus efectos agradables compensan con creces el consumo
y que, de hacerse legal su tráfico se producirían muchos
efectos positivos: desaparecería la base económica del
narcotráfico, bajaría el precio y la gente sería
más libre de consumirlas o no. En este sentido, hay infinidad
de asociaciones cannábicas (solamente en España más
de treinta) y algunos hombres públicos (Vargas Llosa…)
que apoyan su legalización.
Según
la encuesta nacional sobre drogas de EEUU en 2009, más de 16
millones de personas consumen habitualmente esta droga y la mayoría
comienza a hacerlo en la adolescencia.
En España
la marihuana es la droga ilegal más consumida, con un diez
por ciento aproximadamente de la población adulta afectada
por la misma y un treinta por ciento en la población escolar
de 14 a 18 años, todo ello según el Documento del Ministerio
de Sanidad español que fija la estrategia nacional sobre drogas
2009-2016.
El concepto
de "droga blanda" ha recibido acogida en nuestro Código
Penal, cuyo artículo 368 castiga con mayores penas las drogas
que "causen grave daño a la salud" y con menores
penas a las demás. La jurisprudencia, entre las menos dañinas
ha incluido la que nos ocupa.
¿Qué
ocurre realmente con la marihuana?
El principio
activo es el THC : tetra hidro cannabinol. En la clasificación
de las drogas que hace QUINTANA PRADA; drogas depresoras, estimulantes
o perturbadoras del sistema nervioso central, la que nos ocupa es
perturbadora, esto es, trastoca el funcionamiento del cerebro dando
lugar a distorsiones perceptivas, alucinaciones etc.
Adictividad.
Según DIEGO URGELÉS, médico especialista en psiquiatría,
todos los estudios serios, tanto en animales como en humanos, destacan
el alto potencial adictivo de esta sustancia. Produce una conducta
de autoadministración en roedores y cumple los criterios de
adicción para humanos. Modifica el circuito de recompensa y
aumenta la dopamina en el núcleo accumbens del cerebro.
¿Por
qué, entonces, tiene fama de no adictiva? Es lipofílica,
esto es, soluble en grasa. Ello significa que la droga, en el organismo
humano, se deposita en todos los tejidos grasos, que son muy abundantes
(entre ellos el cerebro) y tarda mucho tiempo, normalmente hasta un
mes, en desaparecer. Por ello el organismo no acusa el síndrome
de abstinencia con la premura e intensidad con la que se manifiesta
en otras drogas. Pero ello no se debe a falta de adictividad, sino
más bien a mayor duración de la intoxicación,
aunque los efectos buscados de la droga duren unas pocas horas. Este
hecho es conocido por todos los profesionales, pero desconocido por
un gran porcentaje de los consumidores que, al consumirla con periodicidad
más frecuente que la mensual, no acusan el tirón del
síndrome de abstinencia y tienen la personal convicción
de que podrían dejarla cuando quisieran, ya que llevan años
consumiéndola y nunca han tenido dicho síndrome.
En un artículo
publicado el 9 de marzo de este año en la revista especializada
Archives of General Psychiatry, con el título "Cannabis
use and earlier onset of psicosis" un grupo de investigadores,
coordinado por personal de la Universidad de Nueva Gales del Sur (Australia)
ha realizado la labor de analizar y sintetizar los resultados de 83
investigaciones diferentes sobre los efectos de esta droga, involucrando
a 22.000 participantes. En este meta análisis, los expertos
concluyen "el uso del cannabis desempeña un papel causal
en el desarrollo temprano de la psicosis en algunos pacientes".
Adelanta la aparición de desequilibrios mentales en 2,7 años
frente a personas no consumidoras. En esta investigación se
tiene en cuenta el peso de otras sustancias, pero es más bajo
que el del cannabis. Se descarta que el consumo del alcohol y del
tabaco tenga los mismos efectos, que no provocan agravación
de la psicosis. No se dice que el consumo habitual de marihuana provoque
esquizofrenia, pero alerta de los riesgos de que esto ocurra si el
consumidor tiene "sensibilidad" a la enfermedad.
El Time, en
articulo de 7 de febrero de 2011 se hace eco de otra investigación
en la que se analizan 190 casos de esquizofrenia. En 120 de ellos
los enfermos eran consumidores de marihuana y un subgrupo de 44 pacientes
había desarrollado los primeros síntomas psicóticos
dentro del primer mes de consumo de la droga.
Además
de los indicados, son efectos del cannabis en el consumidor: el síndrome
amotivacional, esto es, falta de apetencia por actividades que antes
le interesaban, sensación de vacío que hace su vida
desagradable, trastornos de ansiedad, disminución de memoria
y capacidad de atención, problemas respiratorios y problemas
en el aparato reproductor (reducción de la potencia y del deseo
sexual, de la cantidad de esperma y de la movilidad de éste).
No obstante
las evidencias anteriores, si uno quiere informarse en Internet sobre
esta droga, encontrará muchas más páginas web
favorables a su legalización, que minimizan sus efectos negativos
y niegan su adictividad. Para un lector avisado y con sentido crítico
lo que se pone de manifiesto con ello es que esta droga no sólo
es tóxica orgánicamente sino también mediáticamente,
esto es, ha contaminado Internet con medias verdades, cuando no con
enteras falsedades, al servicio del enorme negocio que respalda o
de la dependencia que genera.
Para cada drogadicto
la peor droga es la que le esclaviza. Visto así, resulta que,
al ser la más extendida y la que tiene mayor número
de usuarios, esto es de esclavos más o menos conscientes de
su situación real práctica, esta droga no solamente
es menos dañina o más blanda, sino la más tóxica
de las que padecemos en España.
http://www.fluvium.org
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