Elogio del papa a la iniciativa del Movimiento pro Vida europeo
ROMA, lunes 12 de diciembre de 2011 (ZENIT.org).-
Se entregó a la memoria de la fundadora del movimiento focolar, Chiara
Lubich, el Premio Europeo por la Vida “Madre Teresa de Calcuta”. La
ceremonia de entrega tuvo lugar en el Campidoglio de Roma, el día que
celebraba el 63 aniversario de la Declaración Universal de los Derechos
Humanos.
El acercamiento de estas dos extraordinarias figuras
femeninas --Chiara Lubich (1920-2008) y la beata Teresa de Calcuta
(1910-1997)- no es casual. Tanto la fundadora del movimiento de los
Focolares, como la de las misioneras de la Caridad, inauguraron un nuevo
modo de entender la fe en la segunda mitad del siglo XX, y un nuevo
acercamiento de las mujeres a la Iglesia Católica y a la evangelización.
Ambas fueron también símbolos en la defensa de la vida desde la
concepción hasta la muerte natural. Histórico fue el encuentro –evocado
muchas veces durante el debate que precedió a la entrega del galardón--,
en Florencia entre Lubich y la Madre Teresa el 17 de mayo de 1986, con
ocasión del encuentro Antes que nada la vida.
Como destacó el presidente del Movimiento por la Vida, Carlo Casini,
el tema de la dignidad del hombre --tutelada por el Tratado de Lisboa- y
el derecho a la igualdad, convergen siempre con el derecho a la vida,
aunque para los dos primeros hay un consenso unánime, mientras que el
tema del aborto continúa dividiendo a la opinión pública y es objeto de
debate.
“En ninguna de las declaraciones de los derechos humanos se habla del
derecho a la vida desde su concepción hasta su muerte natural --observó
Casini. -De este modo, todo el conjunto de los derechos humanos se cae
como un cuadro que no encuentra un clavo donde colgarse”.
Después tuvo lugar la mesa redonda sobre la Dignidad Humana,
Igualdad, Derecho a la Vida, moderada por el director del diario
católico italiano Avvenire Marco Tarquinio.
Según Giuliano Amato, presidente del Instituto Enciclopedia Italiana, es necesario resolver numerosas lagunas en el ordenamiento jurídico de este país.
Según Giuliano Amato, presidente del Instituto Enciclopedia Italiana, es necesario resolver numerosas lagunas en el ordenamiento jurídico de este país.
Sobre el carisma de Chiara Lubich se detuvo, especialmente, el
filósofo de derecho, Antonio Baggio, recordando que la fundadora del
movimiento de los Focolares tuvo siempre una idea de los derechos
humanos rigurosamente enraizada en el principio de hermandad entre los
hombres y en su común paternidad en Dios.
Lubich, sin embargo, como destacó Vincenzo Buonomo, docente de
derecho internacional, era consciente de la universalidad de los
derechos humanos, que según su visión, no era algo que se definiese sino
que había que transmitir con la educación.
La dificultad en la difusión de una cultura de la vida, en especial
en el contexto europeo, fue testificada por Miklos Soltest, ministro
húngaro de Asuntos Sociales y Familia. La aprobación por el Parlamento
húngaro de la introducción de la tutela de la vida desde su concepción
hasta su muerte natural, en la constitución magiar, y la campaña provida
para la defensa del embrión, suscitaron fuertes críticas en el mundo
liberal, en particular en Bruselas.
No obstante una Europa que “tiene como única ideología la del
beneficio y que insiste en rechazar las raíces cristianas, no podrá
superar nunca ni la crisis económica, ni mucho menos la propia crisis
“moral” afirmó el ministro húngaro.
Por su parte, el alcalde de Roma Gianni Alemanno anunció la inminente
dedicación a Chiara Lubich de una calle, destacando la importancia de
los derechos humanos, como arquitrabe de una globalización que no esté
fundada en el mercado ni en el beneficio sino que parta en primer lugar
de los valores.
Recibió el premio “Madre Teresa de Calcuta” María Voce, actual
presidenta del movimiento de los Focolares, de manos del cardenal Ennio
Antonelli, presidente del Consejo Pontificio para la Familia.
El purpurado recordó que “la cultura de la muerte y la cultura de la
vida son inseparables” y que, en este sentido, los ejemplos concretos de
la madre Teresa y de Chiara Lubich son de alto nivel.
Ambas eran conscientes de que la pobreza más grave era la ausencia de
amor y que “las naciones más pobres son las que carecen del coraje de
acoger una vida más”.
Una mención especial del evento hizo Benedicto XVI que, al final del
Ángelus, saludó a los representantes del Movimiento por la Vida llegados
a Roma de toda Europa con ocasión de la entrega del galardón “Madre
Teresa de Calcuta”.
“Queridos amigos, en el aniversario de la Declaración Universal de
los Derechos del Hombre, recordemos que el primero de todos ellos es el
de la vida”, dijo el papa, deseando “todo bien” a las actividades de los
movimientos provida.
Por Luca Marcolivio
zenit.org
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