La leyenda de Santa Claus
deriva directamente de las que desde muy antiguo han adornado la figura
de San Nicolás de Bari (ca. 280-ca. 350), obispo de Myra y santo
que, según la tradición, entregó todos sus bienes
a los pobres para hacerse monje y obispo, distinguiéndose siempre
por su generosidad hacia los niños.
En la Edad Media, la leyenda de San Nicolás
arraigó de forma extraordinaria en Europa, particularmente en
Italia (a la ciudad italiana de Bari fueron trasladados sus restos en
el 1087), y también en países germánicos como los
estados alemanes y holandeses. Particularmente en Holanda adquirió
notable relieve su figura, al extremo de que se convirtió en
patrón de los marineros holandeses y de la ciudad de Amsterdam.
Cuando los holandeses colonizaron Nueva Amsterdam (la actual isla de
Manhattan), erigieron una imagen de San Nicolás, e hicieron todo
lo posible para mantener su culto y sus tradiciones en el Nuevo Mundo.
La devoción de los inmigrantes holandeses
por San Nicolás era tan profunda y al mismo tiempo tan pintoresca
y llamativa que, en 1809, el escritor norteamericano Washington Irving
(1783-1859) trazó un cuadro muy vivo y satírico de ellas
(y de otras costumbres holandesas) en un libro titulado Knickerbocker's
History of New York (La historia de Nueva York según Knickerbocker).
En el libro de Irving, San Nicolás era despojado de sus atributos
obispales y convertido en un hombre mayor, grueso, generoso y sonriente,
vestido con sombrero de alas, calzón y pipa holandesa. Tras llegar
a Nueva York a bordo de un barco holandés, se dedicaba a arrojar
regalos por las chimeneas, que sobrevolaba gracias a un caballo volador
que arrastraba un trineo prodigioso. El hecho de que Washington Irving
denominase a este personaje "guardián de Nueva York"
hizo que su popularidad se desbordase y contagiase a los norteamericanos
de origen inglés, que comenzaron también a celebrar su
fiesta cada 6 de diciembre, y que convirtieron el "Sinterklaas"
o "Sinter Klaas" holandés en el "Santa Claus" norteamericano.
Pocos años después de la
publicación del libro de Irving, la figura de Santa Claus había
adquirido tal popularidad en la costa este de los Estados Unidos que,
en 1823, un poema anónimo titulado A Visit of St. Nicholas ('Una
visita de San Nicolás'), publicado en el periódico Sentinel
('El Centinela') de Nueva York, encontró una acogida sensacional
y contribuyó enormemente a la evolución de los rasgos
típicos del personaje. Aunque publicado sin nombre de autor,
el poema había sido escrito por un oscuro profesor de teología,
Clement Moore, que lo dedicó a sus numerosos hijos y nunca previó
que un familiar suyo lo enviaría a un periódico Hasta
el año 1862, ya octogenario, no reconocería Moore su autoría.
En el poema, San Nicolás aparecía sobre un trineo tirado
por renos y adornado de sonoras campanillas. Su estatura se hizo más
baja y gruesa, y adquirió algunos rasgos próximos a la
representación tradicional de los gnomos (que precisamente también
algunas viejas leyendas germánicas consideraban recompensadores
o castigadores tradicionales de los niños). Los zuecos holandeses
en que los niños esperaban que depositase sus dones se convirtieron
en anchos calcetines. Finalmente, Moore desplazó la llegada del
simpático personaje del 6 de diciembre típico de la tradición
holandesa, al 25 de ese mes, lo que influyó grandemente en el
progresivo traslado de la fiesta de los regalos al día de la
Navidad.
El proceso de popularización del
personaje siguió en aumento. El 6 de diciembre de 1835, Washington
Irving y otros amigos suyos crearon una sociedad literaria dedicada
a San Nicolás, que tuvo su sede en la propia casa de Irving.
En las reuniones, era obligado fumar en pipa y observar numerosas costumbres
holandesas. Ello indica hasta qué extremo habían aceptado
esta tradición holandesa los norteamericanos descendientes de
otros grupos inmigrantes.
El otro gran contribuyente a la representación
típica de San Nicolás en el siglo XIX fue un inmigrante
alemán llamado Thomas Nast. Nacido en Landau (Alemania) en 1840,
se estableció con su familia en Nueva York desde que era un niño,
y alcanzó gran prestigio como dibujante y periodista. En 1863,
Nast publicó en el periódico Harper's Weekly su primer
dibujo de Santa Claus, cuya iconografía había variado
hasta entonces, fluctuando desde las representaciones de hombrecillo
bajito y rechoncho hasta las de anciano alto y corpulento. El dibujo
de Nast lo presentaba con figura próxima a la de un gnomo, en
el momento de entrar por una chimenea. Sus dibujos de los años
siguientes (siguió realizándolos para el mismo periódico
hasta el año 1886) fueron transformando sustancialmente la imagen
de Santa Claus, que ganó en estatura, adquirió una barriga
muy prominente, mandíbula muy ancha, y se rodeó de elementos
como el ancho cinturón, el abeto, el muérdago y el acebo.
Aunque fue representado varias veces como viajero desde el Polo Norte,
su voluntariosa aceptación de las tareas del hogar y sus simpáticos
diálogos con padres y niños le convirtieron en una figura
todavía más próxima y entrañable. Cuando
las técnicas de reproducción industrial hicieron posible
la incorporación de colores a los dibujos publicados en la prensa,
Nast pintó su abrigo de un color rojo muy intenso. No se sabe
si fue él el primero en hacerlo, o si fue el impresor de Boston
Louis Prang, quien ya en 1886 publicaba postales navideñas en
que aparecía Santa Claus con su característico vestido
rojo. La posibilidad de hacer grandes tiradas de tarjetas de felicitación
popularizó aún más la figura de este personaje,
que numerosas tiendas y negocios comenzaron por entonces a usar para
fines publicitarios. Llegó incluso a ser habitual que, durante
las celebraciones navideñas, los adultos se vistieran como él
y saliesen a las calles y tiendas a obsequiar a los niños y hacer
propaganda de todo tipo de productos. Entre 1873 y 1940 se publicó
la revista infantil St. Nicholas, que alcanzó una enorme difusión.
La segunda mitad del siglo XIX fue trascendental
en el proceso de consolidación y difusión de la figura
de Santa Claus. Por un lado, quedaron fijados (aunque todavía
no definitivamente) sus rasgos y atributos más típicos.
Por otra, se profundizó en el proceso de progresiva laicización
del personaje. Efectivamente, Santa Claus dejó de ser una figura
típicamente religiosa, asociada a creencias específicas
de determinados grupos credenciales, y se convirtió más
bien en un emblema cultural, celebrado por personas de credos y costumbres
diferentes, que aceptaban como suyos sus abiertos y generales mensajes
de paz, solidaridad y prosperidad. Además, dejó de ser
un personaje asociado específicamente a la sociedad norteamericana
de origen holandés, y se convirtió en patrón de
todos los niños norteamericanos, sin distinción de orígenes
geográficos y culturales. Prueba de ello fue que, por aquella
época, hizo también su viaje de vuelta a Europa, donde
influyó extraordinariamente en la revitalización de las
figuras del "Father Christmas" o "Padre Navidad"
británico, o del "Père Noël" o "Papá
Noel" francés, que adoptaron muchos de sus rasgos y atributos
típicos.
El último momento de inflexión
importante en la evolución iconográfica de Santa Claus
tuvo lugar con la campaña publicitaria de la empresa de bebidas
Coca-Cola, en la Navidad de 1930. Como cartel anunciador de su campaña
navideña, la empresa publicó una imagen de Santa Claus
escuchando peticiones de niños en un centro comercial. Aunque
la campaña tuvo éxito, los dirigentes de la empresa pidieron
al pintor de Chicago (pero de origen sueco) Habdon Sundblom que remodelara
el Santa Claus de Nast. El artista, que tomó como primer modelo
a un vendedor jubilado llamado Lou Prentice, hizo que perdiera su aspecto
de gnomo y ganase en realismo. Santa Claus se hizo más alto,
grueso, de rostro alegre y bondadoso, ojos pícaros y amables,
y vestido de color rojo con ribetes blancos, que eran los colores oficiales
de Coca-Cola. El personaje estrenó su nueva imagen, con gran
éxito, en la campaña de Coca-Cola de 1931, y el pintor
siguió haciendo retoques en los años siguientes. Muy pronto
se incorporó a sí mismo como modelo del personaje, y a
sus hijos y nietos como modelos de los niños que aparecían
en los cuadros y postales. Los dibujos y cuadros que Sundblom pintó
entre 1931 y 1966 fueron reproducidos en todas las campañas navideñas
que Coca-Cola realizó en el mundo, y tras la muerte del pintor
en 1976, su obra ha seguido difundiéndose constantemente.
Por el cauce de las postales, cuentos,
cómics, películas, etc. norteamericanas, la oronda figura
de Santa Claus sigue ganando popularidad en todo el mundo, y hoy puede
decirse que constituye la advocación más universal y conocida,
y también la más laica y comercial, de todas las derivadas
del San Nicolás de Bari que desde el siglo IV se ha considerado
tradicional protector de los niños.
Thomas Nast's Christmas Drawings for the
Human Race (Nueva York, 1890).
WEISER, Francis X. Handbook of Christian Feasts and Customs (Nueva York, 1958).
RODRÍGUEZ, Pepe, Mitos y ritos de la Navidad: origen y significado de las celebraciones navideñas. (Barcelona, 1997).
J. M. Pedrosa.
WEISER, Francis X. Handbook of Christian Feasts and Customs (Nueva York, 1958).
RODRÍGUEZ, Pepe, Mitos y ritos de la Navidad: origen y significado de las celebraciones navideñas. (Barcelona, 1997).
J. M. Pedrosa.
Fuente: www.aciprensa.com
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