Audiencia a los participantes en el encuentro de la fundación 'Sorella Natura'
Este lunes, en el Aula Pablo VI del Vaticano, Benedicto XVI recibió en
audiencia a escolares y estudiantes de las escuelas italianas
partecipantes en el proyecto Ambientiamoci a scuola, promovido por la fundación Sorella Natura,
de Asís, por la Jornada por el cuidado de la Creación, que se celebra
este martes, en el aniversario de la proclamación de san Francisco de
Asís como patrono de los ecologistas. Estuvieron presentes el presidente
de la fundación Roberto Leoni y el presidente honorario cardenal Óscar
Andrés Rodríguez Maradiaga SDB.
Benedicto XVI saludó “con gran
alegría” a los participantes en este encuentro dedicado al compromiso
por la “hermana naturaleza”. Agradeció sus palabras al cardenal
Rodríguez Maradiaga –quien aludió a la cumbre sobre el cambio climático
de Durban y subrayó la importancia de esta otra 'cumbre' entre el papa y
los estudiantes italianos- y por el regalo de la valiosa reproducción
del Códice 338, que contiene las fuentes franciscanas más antiguas.
Saludó al presidente de la fundación Roberto Leoni, a las autoridades y personalidades y a los numerosos profesores y padres.
Pero, sobre todo a los chicos y chicas presentes: “¡Queridos jóvenes!
Precisamente he querido por vosotros este encuentro, y querría deciros
que aprecio mucho vuestra decisión de ser 'custodios de la creación', y
que en esto tenéis mi pleno apoyo”.
El papa recordó que la fundación tiene “una profunda inspiración
franciscana”. Aludió también al papa Pío XII que, en 1939, nombró a san
Francisco patrono de Italia, y lo definió “el más italiano de los
santos, el más santo de los italianos”.
Si, “por tanto el santo patrono de Italia es también patrono de la
ecología –añadió el papa--, me parece justo que las y los jóvenes
italianos tengan una especial sensibilidad por la 'hermana naturaleza' y
se empeñen concretamente en su defensa”.
Cuando se estudia la literatura italiana, recordó, uno de los
primeros textos que se encuentran en las antologías es justo el "Cántico
del hermano sol", o "de las criaturas", de san Francisco de Asís: "Altissimo, onnipotente, bon Signore…".
Este cántico, dijo, “evidencia el lugar justo que hay que dar al
Creador, a Aquél que ha llamado a la existencia a toda la gran sinfonía
de las criaturas. "…tue so’ le laude, la gloria e l’honore et onne benedictione… Laudato sie, mi’ Signore, cum tucte le Tue creature".
Estos versos, comentó, “forman parte justamente de vuestra tradición
cultural y escolar. Pero son sobre todo una oración que educa al corazón
en el diálogo con Dios, lo educa a ver en cada criatura la impronta del
gran Artista celeste, como leemos también en bellísimo salmo 19: 'Los
cielos narran la gloria de Dios, el firmamento anuncia la obra de sus
manos… Sin lenguajes, sin palabras, sin que se oiga su voz, por toda la
tierra resuena su anuncio" (v. 1.4-5). Fray Francisco, fiel a la Sagrada
Escritura, nos invita a reconocer en la naturaleza un libro estupendo,
que nos habla de Dios, de su belleza y de su bondad. Pensad que el
Pobrecillo de Asís pedía siempre al fraile del convento encargado del
huerto que no cultivara todo el terreno de hortalizas sino que dejara
una parte para las flores, incluso que cuidara un bello arriate de
flores, para que las personas elevaran el pensamiento a Dios, creador de
tanta belleza (cfr Vita seconda di Tommaso da Celano, CXXIV, 165)”.
“Queridos amigos --añadió--, la Iglesia, considerando con aprecio las
más importantes investigaciones y descubrimientos científicos, no ha
dejado nunca de recordar que respetando la impronta del Creador en todo
lo creado se comprende mejor nuestra verdadera y profunda identidad
humana. Si se vive bien, este respeto puede ayudar a un joven y una
joven también a descubrir talentos y actitudes personales y, por tanto, a
prepararse para una determinada profesión, que buscará siempre ejercer
en el respeto del medio ambiente. Si, en su trabajo, el hombre olvida
que es colaborador de Dios, puede ejercer violencia sobre lo creado y
provocar daños que tienen siempre consecuencias negativas también en el
hombre, como vemos, lamentablemente, en diversas ocasiones”.
Hoy, más que nunca, urgió el papa, “se nos aparece claro que el
respeto al medio ambiente no puede olvidar el reconocimiento del valor
de la persona humana y de su inviolabilidad en toda las fases de la vida
y en toda condición. El respeto hacia el ser humano y el respeto de la
naturaleza son todo uno pero ambos pueden crecer, tener su justa medida,
si respetamos en la criatura humana y en la naturaleza al Creador y a
su creación. Sobre esto, queridos muchachos, estoy convencido de
encontrar en vosotros aliados y verdaderos 'custodios de la vida y de la
creación'".
zenit.org
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