Un libro intenta entender las razones
Se sabe que muchos jóvenes dejan de asistir con frecuencia a la Iglesia. En el libro You Lost Me: Why Young Christians are Leaving the Church ... and Rethinking Faith,
(“Me has perdido: ¿por qué los jóvenes dejan la Iglesia... y se
replantean la fe”), de Baker Books, se analiza una investigación
estadística efectuada por el grupo Barna para descubrir cuáles son las
razones por las que los jóvenes se alejan de la Iglesia.
Los
autores, David Kinnaman y Aly Hawkins, han trabajado con una amplia gama
de datos estadísticos y han indicado tres problemas que hay que
considerar cuando se observa la situación de los jóvenes:
1. Las iglesias se comprometen con los adolescentes pero después de
la confirmación muchos jóvenes no vuelven y pocos comienzan a participar
como adultos seguidores de Cristo.
2. Los motivos por los que las personas abandonan la Iglesia son
distintos, por tanto es importante no generalizar sobre las nuevas
generaciones.
3. Las iglesias tienen una cierta dificultad en la formación de una
nueva generación que siga a Cristo, a causa de una cultura que cambia
con mucha velocidad.
Kinnaman explicó que no se trata de una diferencia generacional. No
es verdad que hoy los adolescentes sean menos activos en la Iglesia que
en tiempos anteriores. De hecho cuatro de cada cinco adolescentes en
América pasan parte de su infancia y adolescencia en una congregación
cristiana o en una parroquia. Lo que sucede es que la formación no es
bastante profunda y se diluye cuando se llega cerca de los veinte años.
Tanto para los católicos como para los protestantes la franja de edad
de la veintena es la menos comprometida cristianamente, con
independencia de su anterior experiencia religiosa.
El problema principal es la relación con la Iglesia. Más que luchar con la fe en Cristo, los jóvenes dejan de participar institucionalmente.
El problema principal es la relación con la Iglesia. Más que luchar con la fe en Cristo, los jóvenes dejan de participar institucionalmente.
Un factor importante que influencia a los jóvenes actuales es el
contexto cultural en el que viven. Ninguna otra generación de
cristianos, sostuvo Kinnaman, ha vivido cambios tan profundos y rápidos
en el ámbito cultural.
En el transcurso de las últimas décadas ha habido enormes cambios en
los medios de comunicación, en la tecnología, en la sexualidad y en la
economía. Esto ha llevado a un grado mucho mayor de complejidad, fluidez
e inseguridad en la sociedad.
Teniendo en cuenta estos cambios, Kinnaman usó tres conceptos para describir la evolución de esto: acceso, alienación y autoridad.
Teniendo en cuenta estos cambios, Kinnaman usó tres conceptos para describir la evolución de esto: acceso, alienación y autoridad.
Por lo que respecta al acceso, destacó que el surgimiento del mundo
digital ha revolucionado el modo en que los jóvenes se comunican entre
ellos y obtienen informaciones. Esto ha llevado a cambios significativos
en el modo en que la generación actual se relaciona, trabaja y piensa.
Esto tiene un lado positivo, en el sentido en que Internet y los
instrumentos digitales han abierto inmensas oportunidades para difundir
el mensaje cristiano. Sin embargo no hay más acceso a otras visiones
culturales y de valores, con una reducción de la capacidad crítica de
valoración.
En relación con la alienación, Kinnaman observó que muchos
adolescentes y jóvenes adultos sufren un aislamiento en sus familias,
comunidades e instituciones. El alto número de separaciones y de
divorcios, así como de nacimientos fuera del matrimonio hacen que sean
cada vez más las personas que crecen en ámbitos no tradicionales, es
decir en contextos donde la estructura familiar no existe.
Según Kinnaman, muchas iglesias no disponen de soluciones pastorales
para ayudar de un modo eficaz a los que no siguen el recorrido
tradicional hacia la edad adulta.
Además, muchos jóvenes adultos son escépticos sobre las instituciones
que en el pasado modelaron la sociedad. Este escepticismo se transforma
en desconfianza hacia la autoridad.
Una tendencia al pluralismo y la polémica entre las ideas
contrastantes prevalece sobre la aceptación de la Escritura y de las
normas morales.
Kinnaman destacó que la tensión entre la fe y la cultura y un debate
animado puede tener un resultado positivo, nuevos enfoques por parte de
las iglesias.
Analizando las causas del alejamiento de las iglesias por parte de
los jóvenes, Kinnaman admitió que esperaba encontrar una o dos grandes
razones, sin embargo descubrió que hay una gran variedad de
frustraciones que lleva a las personas a abandonar.
Algunos consideran su iglesia como un obstáculo a la creatividad y la
auto-expresión. Otros se aburren a causa de enseñanzas superficiales y
lugares comunes.
Los más intelectuales perciben una incompatibilidad entre fe y ciencia.
Los más intelectuales perciben una incompatibilidad entre fe y ciencia.
Por último está la percepción de que la Iglesia impone reglas
represivas por lo que respecta a la moral sexual. Además las actuales
tendencias culturales que enfatizan la tolerancia y la aceptación de
otros valores se enfrentan con la pretensión del cristianismo de poseer
la verdad universal. Otros jóvenes cristianos dicen que su iglesia no
les permite expresar dudas. Y que las respuestas a estas dudas no son
convincentes.
Kinnaman descubrió también que en muchos casos las iglesias no
consiguen instruir a los jóvenes de una forma profunda. Una fe
superficial deja a los adolescentes y a los jóvenes adultos con un
conjunto de creencias vagas y una incoherencia entre la fe y su vida
cotidiana. Consiguientemente muchos jóvenes consideran el cristianismo
como aburrido e irrelevante.
Al final del libro Kinnaman da algunas recomendaciones sobre cómo
solucionar la pérdida de tantos jóvenes. Hay una necesidad de cambio en
el modo en el que las viejas generaciones se refieren a las generaciones
más jóvenes.
También invitó a redescubrir el concepto teológico de vocación con el
fin de favorecer una consideración más profunda por parte de los
jóvenes de lo que Dios tiene en mente por su vida.
Finalmente, Kinnaman destaca que necesitamos dar prioridad a la
sabiduría respecto a las informaciones. “Sabiduría --explicó- significa
la capacidad de relacionarse correctamente con Dios, con los demás y con
la cultura”.
Por el padre John Flynn, LC
[Traducción del italiano por Carmen Álvarez]
zenit.org
[Traducción del italiano por Carmen Álvarez]
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