Cuatro mil peregrinos inmigrantes ecuatorianos
Ecuador ha sido el protagonista principal de la numerosa peregrinación
que se celebró este sábado en el sanuario mariano de Torreciudad. La
popular Virgen del Quinche recibió el cariño y el homenaje de familias
ecuatorianas procedentes de Cataluña, Aragón, Madrid, Valencia, La Rioja
y Navarra.
Estas familias inmigrantes en España revivieron antiguas tradiciones religiosas, culturales y sociales de su país de origen.
La patrona de Quito, capital de Ecuador, fue venerada por cerca de cuatro mil personas, en la séptima edición de esta jornada que se celebra cada año en el santuario.
Los actos comenzaron con una costumbre muy popular entre el pueblo ecuatoriano: la bendición de vehículos por parte de varios sacerdotes, con una oración y agua bendita. Luego, la procesión desde el Crucero, a un kilómetro del santuario, en la que los peregrinos acompañaron la imagen de la Virgen con danzas y cantos, arrojando pétalos de flores a su paso.
Una vez en el santuario, sonó el himno de Ecuador, cantado por los asistentes, que organizados por grupos realizaron varias visitas guiadas. Los fieles hicieron una ofrenda de flores, productos de la huerta, pan y vino, cirios y racimos de uva. A mediodía, se celebró la Santa Misa, oficiada por el rector de Torreciudad Javier de Mora-Figueroa.
En su homilía citó al beato Juan Pablo II, que en un viaje a Ecuador dijo: “Tratad a la Virgen siempre como Madre y recurrid a Ella con amor de buenos hijos”. Relató el origen histórico de la devoción a la Virgen del Quinche en el siglo XVI, y recordó a los peregrinos que “esta tierra es lejana, pero no es extraña a vosotros, os acoge con todo el corazón. Esta es la casa de la Madre, y estamos unidos porque todos somos sus hijos y, por tanto, hermanos entre nosotros”. También agradeció que sigan viviendo su fe cristiana en los países europeos, “porque es un testimonio que eleva la temperatura espiritual de estas naciones y les ayuda a recuperar el sentido religioso de la vida”.
La imagen de la Virgen del Quinche se trasladó al atrio del templo, donde recibió constantes muestras de afecto y presidió un vistoso conjunto de bailes típicos de Ecuador. Los actos fueron coordinados por los “priostes”, matrimonios encargados de la organización de la jornada, esta vez residentes en Barcelona.
Estas familias inmigrantes en España revivieron antiguas tradiciones religiosas, culturales y sociales de su país de origen.
La patrona de Quito, capital de Ecuador, fue venerada por cerca de cuatro mil personas, en la séptima edición de esta jornada que se celebra cada año en el santuario.
Los actos comenzaron con una costumbre muy popular entre el pueblo ecuatoriano: la bendición de vehículos por parte de varios sacerdotes, con una oración y agua bendita. Luego, la procesión desde el Crucero, a un kilómetro del santuario, en la que los peregrinos acompañaron la imagen de la Virgen con danzas y cantos, arrojando pétalos de flores a su paso.
Una vez en el santuario, sonó el himno de Ecuador, cantado por los asistentes, que organizados por grupos realizaron varias visitas guiadas. Los fieles hicieron una ofrenda de flores, productos de la huerta, pan y vino, cirios y racimos de uva. A mediodía, se celebró la Santa Misa, oficiada por el rector de Torreciudad Javier de Mora-Figueroa.
En su homilía citó al beato Juan Pablo II, que en un viaje a Ecuador dijo: “Tratad a la Virgen siempre como Madre y recurrid a Ella con amor de buenos hijos”. Relató el origen histórico de la devoción a la Virgen del Quinche en el siglo XVI, y recordó a los peregrinos que “esta tierra es lejana, pero no es extraña a vosotros, os acoge con todo el corazón. Esta es la casa de la Madre, y estamos unidos porque todos somos sus hijos y, por tanto, hermanos entre nosotros”. También agradeció que sigan viviendo su fe cristiana en los países europeos, “porque es un testimonio que eleva la temperatura espiritual de estas naciones y les ayuda a recuperar el sentido religioso de la vida”.
La imagen de la Virgen del Quinche se trasladó al atrio del templo, donde recibió constantes muestras de afecto y presidió un vistoso conjunto de bailes típicos de Ecuador. Los actos fueron coordinados por los “priostes”, matrimonios encargados de la organización de la jornada, esta vez residentes en Barcelona.
zenit.org
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