La re-encarnación es un tema muy en boga que se
nos ha estado introduciendo de manera muy intensa a través de todos los
medios de comunicación social y que se nos presenta como un fenómeno prácticamente
imposible de negar. Pero tenemos que saber que la re-encarnación es un
mito, un error, una herejía, un embuste; como diría San Pablo: “es
una patraña”.
La re-encarnación, junto con otras falsas creencias,
nos vienen de fuentes no cristianas. Y los cristianos debemos tener claro
que nuestra fe es incompatible con la falsa creencia en la re-encarnación.
Nuestra esperanza no está en volver a nacer, nuestra
esperanza no está en que nuestra alma reaparezca en otro cuerpo que no
es el mío, como se nos trata de convencer con esa mentira que es el mito
de la re-encarnación. Nuestra esperanza está en resucitar, como Cristo
resucitó y como nos ha prometido resucitarnos también a nosotros. Y al
resucitar ya no volveremos a morir, seremos inmortales.
Pero sucede que cuando comenzamos a creer que es
posible, o deseable, o conveniente o agradable re-encarnar, ya -de hecho-
estamos negando la resurrección.
Parece muy atractiva esta falsa creencia. Sin embargo,
si en realidad lo pensamos bien ... ¿cómo va a ser atractivo volver a
nacer en un cuerpo igual al que ahora tenemos, decadente y mortal, que
se daña y que se enferma, que se envejece y que sufre ... pero que además
tampoco es el mío? ¿Cómo va a ser más atractivo re-encarnar que resucitar
en un cuerpo glorioso como el de Cristo resucitado, que es lo que el Señor
nos ha prometido?
Además, tenemos que tener claro los cristianos
que la re-encarnación está negada en la Biblia. En el Antiguo Testamento:
“Una sola es la entrada a la vida y
una la salida” (Sabiduría 7, 6). San Pablo en su Carta a los
Hebreos dice: “Los hombres mueren una sola vez y después
viene para ellos el juicio: los que hicieron bien saldrán
y resucitarán para la vida, pero los que obraron mal resucitarán para
la condenación” (Hebreos 9,27).
¿Cómo vamos a estar los hombres, pero sobre todo
los cristianos que tenemos la promesa del Señor de nuestra futura resurrección,
estar pensando que es más atractivo re-encarnar en un artista de cine,
o en un millonario, o en una reina ... si es que esto fuera posible, si
es que la re-encarnación no fuera un mito, una patraña?
Pero, además, ¿no nos damos cuenta de lo que recitamos
en el Credo todos los domingos? Creo en la resurrección de la
carne y en la vida eterna. (Credo de los Apóstoles). Espero
la resurrección de los muertos y la vida del mundo futuro. (Credo
de Nicea).
La resurrección de Cristo y la nuestra
es un dogma central de nuestra fe cristiana. No lo dejemos enturbiar
por errores, falsedades, “patrañas”, como la re-encarnación.
homilia.org
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