La Iglesia condena la represión de una marcha y la muerte de un niño
La Iglesia en Bolivia confirmó ayer la muerte de un niño el domingo en
la represión violenta de una marcha de indígenas que rechazan una
carretera que atravesará una reserva natural. El presidente Evo Morales
dió marcha atrás ayer al proyecto TIPNIS, ante los resultados del
operativo policial contra los manifestantes y la renuncia de la ministra
de Defensa.
Los últimos hechos en relación a la carretera que
pasaría por el Territorio Indígena y Parque Nacional Isiboro Sécure
(TIPNIS), con la intervención violenta de las fuerzas del orden contra
los manifestantes, con personas detenidas, heridos y desaparecidos, ha
levantado la voz de alerta y solidaridad de varios sectores de la
sociedad boliviana, entre ellos la Iglesia católica.
Después de un día de fuerte tensión política y ante la amenaza de una
huelga general, el presidente de Bolivia Evo Morales anunció ayer la
suspensión de la construcción de una ruta en una reserva natural que
había provocado una gran movilización de los indígenas.
“Queda suspendido el proyecto de carretera, que el pueblo decida, y
especialmente los dos pueblos [departamentos de Cochabamba y Beni]”,
dijo Morales, el primer aymara en gobernar Bolivia, en un mensaje
emitido por radio y televisión.
El operativo policial de 25 horas disolvió anteayer una protesta de
indígenas contra la construcción de la ruta por la reserva ecológica
TIPNIS, en plena Amazonia, que provocó la rebelión de movimientos
aborígenes quienes hasta ahora habían apoyado al presidente Morales.
La marcha atrás del presidente llegó a raíz de la represión policial
que puso a su gobierno contra las cuerdas. A la renuncia de la ministra
de Defensa, Cecilia Chacón, en desacuerdo con la actuación
gubernamental, se sumó la denuncia de la Conferencia Episcopal que
denuncia la muerte de un niño.
Varias agrupaciones indígenas se oponen a la construcción de la ruta,
financiada por Brasil, que atravesaría la reserva natural de 1,2
millones de hectáreas, en el nordeste del país. Los indígenas temen que
la reserva sea destruida por madereros y productores de hoja de coca.
Las protestas comenzaron el 15 de agosto, con una marcha de unos mil
quinientos indígenas que pretendían llegar a La Paz. La policía disolvió
la marcha violentamente cerca del pueblo amazónico de Yucumo, en el
departamento de Beni.
La muerte del chico durante la represión de anteayer fue denunciada
inicialmente por fuentes allegadas a los indígenas. Sería el tercer
menor que pierde la vida durante las protestas. Un adolescente murió al
caer de una camioneta y un bebé de ocho meses falleció por una infección
estomacal. Además numerosos niños han tenido que ser recogidos por
otros pobladores en sus casas, al haberse quedado solos por haber sido
detenidos sus padres.
Además de la renuncia “irrevocable” de la ministra de Defensa,
Cecilia Chacón, la represión de los indígenas hizo que cientos de
ciudadanos se manifestaran ayer en varias ciudades con vigilias,
concentraciones y huelgas de hambre, mientras que la poderosa central
obrera COB convocó a una huelga general para mañana en solidaridad con
los indígenas.
La Conferencia Episcopal emitió un pronunciamiento con relación a
estos hechos en el que “lamenta que se haya recurrido a la violencia
renunciando al diálogo como camino de soluciones pacíficas y concertadas
al problema del TIPNIS”.
“Condenamos –añade el comunicado- las acciones de intervención y
represión al campamento de los hermanos marchistas, que según la
información directa de nuestros agentes pastorales de la zona y las
versiones que han proporcionado los medios de comunicación, ha ocurrido
cuando ellos se encontraban en total situación de indefensión”.
“Al tiempo de lamentar el fallecimiento de otro niño, el número de
heridos, la situación de los que estuvieron detenidos y el paradero de
los desaparecidos, pedimos a las autoridades responsables garantizar los
derechos fundamentales de estas personas”, afirma el comunicado firmado
por monseñor Óscar Aparicio, obispo auxiliar de La Paz y secretario
general de la Conferencia Episcopal Boliviana.
“En nombre del Dios, Padre de todos y Señor de la Vida, exigimos a
las autoridades nacionales renunciar al camino de la represión, la
persecución y la violencia que no soluciona los problemas y demostrar,
con acciones coherentes, el discurso de escucha y defensa de los
derechos de los bolivianos, especialmente de las poblaciones más pobres y
vulnerables”, añade el comunicado.
Afirma que “el diálogo sincero es el único camino que puede
garantizar soluciones pacíficas y duraderas para el bien de todos” y
concluye convocando nuevamente “a todos los fieles a elevar oraciones
por el restablecimiento de la paz y la plena vigencia de los derechos
humanos en nuestro país”.
Por Nieves San Martínzenit.org
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