Un estudio publicado en la revista «Razón Española» demuestra que la
creciente implantación del islam es sobre todo una forma de control
social.
La creciente presencia del islam en Europa suele
plantearse en términos de convivencia de religiones: la de acogida,
milenaria en suelo propio y todavía mayoritariamente compartida, y la de
llegada, desafiante y agresiva.
Pero esta perspectiva no es del todo correcta, porque ese conflicto no es puramente religioso. Es lo que demuestra Josep Carles Laínez en un reciente estudio (nº 168) publicado en la revista de pensamiento Razón Española, fundada en 1983 por Gonzalo Fernández de la Mora (1924-2002).
Una ideología
Según explica el autor, "el islam no es sólo una religión; es una ideología política, de conquista y de dominio, y juega con estas bazas a la hora de hacer prevalecer sus opciones".
Uno de los mecanismos utilizados para ello es blindar esa ideología acusando a quienes la ataquen de atacar la religión que está detrás. Es el dedo infamante de la islamofobia que se lanza cada vez con más frecuencia contra quienes denuncian los elementos de la ideología política islámica: "Tercermundismo, anticolonialismo y multiculturalidad; tres sustratos ideológicos que... atacan las bases de nuestros valores, historia, tradiciones lenguas, literaturas... y, en última instancia, intentan dinamitar nuestra capacidad de enfrentarnos a una ideología invasiva y destructiva como es la política islámica".
Un autor políticamente correcto
Laínez analiza en el estudio algunos de los instrumentos de penetración de esa ideología.
Por ejemplo, las obras del escritor marroquí Tahar ben Jelloun (1944), a quien se ha concedido el Premio Goncourt en 1987 y que en España ha sido columnista asiduo en El País y La Vanguardia. Una de sus obras, El islam explicado a nuestros hijos, traducido a una docena de lenguas y utilizado ampliamente en escuelas de toda Europa para adoctrinar a padres y niños occidentales en lo que deben pensar sobre el islam: una visión políticamente correcta que sólo busca facilitar la penetración de la ideología islámica.
Entre otras cosas, Ben Jelloun niega en ese libro validez a la cultura greco-latina, defiende el expansionismo árabe y aboga por la superioridad de la cultura islámica sobre la cristiana, propagando el mito de Al Andalus.
La cuestión del velo
Luego, Laínez examina la obligación para las mujeres de llevar hijab, y llega a la conclusión de que no es coránica, sino que proviene de los ahâdiz o dichos de Mahoma transmitidos por vía oral, y cuya interpretación difiere según las escuelas y tiene una matriz cultural.
Por tanto, si sólo nos atuviésemos a una perspectiva religiosa, no habría islamofobia alguna en prohibir el velo en Europa, pues las mujeres musulmanes europeas deberían ajustarse a las tradiciones europeas, y no por ello violarían el Corán.
¿El "verdadero" islam?
El estudio advierte también contra la tentación de intentar dilucidar cuál es el "verdadero" islam, porque "es una religión que se enorgullece de no tener una estructura jerárquica", única que podría fijarlo.
Por tanto, no hay más islam que el islam "real", el que vemos aplicarse en todo el mundo, por ejemplo mediante una discriminación absoluta de la mujer.
Hay "una estrategia muy clara para que la minoría islámica presente en las naciones occidentales adquiera cada vez más derechos no a título individual, sino en cuanto colectivo, con la merma de la idiosincrasia europea que ello a la fuerza conllevará", concluye Laínez.
Y como ariete para esta concepción, "la mirada blanda de los colaboracionistas europeos", considerando racistas e intolerantes a quienes denuncian las pretensiones de la ideología islámica. La realidad que se vive ya en muchas zonas de Europa constituye, sin embargo, "un escenario apocalíptico que, por mucho que nos quieran hacer creer, no responde a un conflicto religioso, al menos directamente", sino a "la imposible convivencia de culturas cuyos fundamentos son radicalmente distintos".
Pero esta perspectiva no es del todo correcta, porque ese conflicto no es puramente religioso. Es lo que demuestra Josep Carles Laínez en un reciente estudio (nº 168) publicado en la revista de pensamiento Razón Española, fundada en 1983 por Gonzalo Fernández de la Mora (1924-2002).
Una ideología
Según explica el autor, "el islam no es sólo una religión; es una ideología política, de conquista y de dominio, y juega con estas bazas a la hora de hacer prevalecer sus opciones".
Uno de los mecanismos utilizados para ello es blindar esa ideología acusando a quienes la ataquen de atacar la religión que está detrás. Es el dedo infamante de la islamofobia que se lanza cada vez con más frecuencia contra quienes denuncian los elementos de la ideología política islámica: "Tercermundismo, anticolonialismo y multiculturalidad; tres sustratos ideológicos que... atacan las bases de nuestros valores, historia, tradiciones lenguas, literaturas... y, en última instancia, intentan dinamitar nuestra capacidad de enfrentarnos a una ideología invasiva y destructiva como es la política islámica".
Un autor políticamente correcto
Laínez analiza en el estudio algunos de los instrumentos de penetración de esa ideología.
Por ejemplo, las obras del escritor marroquí Tahar ben Jelloun (1944), a quien se ha concedido el Premio Goncourt en 1987 y que en España ha sido columnista asiduo en El País y La Vanguardia. Una de sus obras, El islam explicado a nuestros hijos, traducido a una docena de lenguas y utilizado ampliamente en escuelas de toda Europa para adoctrinar a padres y niños occidentales en lo que deben pensar sobre el islam: una visión políticamente correcta que sólo busca facilitar la penetración de la ideología islámica.
Entre otras cosas, Ben Jelloun niega en ese libro validez a la cultura greco-latina, defiende el expansionismo árabe y aboga por la superioridad de la cultura islámica sobre la cristiana, propagando el mito de Al Andalus.
La cuestión del velo
Luego, Laínez examina la obligación para las mujeres de llevar hijab, y llega a la conclusión de que no es coránica, sino que proviene de los ahâdiz o dichos de Mahoma transmitidos por vía oral, y cuya interpretación difiere según las escuelas y tiene una matriz cultural.
Por tanto, si sólo nos atuviésemos a una perspectiva religiosa, no habría islamofobia alguna en prohibir el velo en Europa, pues las mujeres musulmanes europeas deberían ajustarse a las tradiciones europeas, y no por ello violarían el Corán.
¿El "verdadero" islam?
El estudio advierte también contra la tentación de intentar dilucidar cuál es el "verdadero" islam, porque "es una religión que se enorgullece de no tener una estructura jerárquica", única que podría fijarlo.
Por tanto, no hay más islam que el islam "real", el que vemos aplicarse en todo el mundo, por ejemplo mediante una discriminación absoluta de la mujer.
Hay "una estrategia muy clara para que la minoría islámica presente en las naciones occidentales adquiera cada vez más derechos no a título individual, sino en cuanto colectivo, con la merma de la idiosincrasia europea que ello a la fuerza conllevará", concluye Laínez.
Y como ariete para esta concepción, "la mirada blanda de los colaboracionistas europeos", considerando racistas e intolerantes a quienes denuncian las pretensiones de la ideología islámica. La realidad que se vive ya en muchas zonas de Europa constituye, sin embargo, "un escenario apocalíptico que, por mucho que nos quieran hacer creer, no responde a un conflicto religioso, al menos directamente", sino a "la imposible convivencia de culturas cuyos fundamentos son radicalmente distintos".
religionenlibertad.com
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