El
sábado pasado Benedicto XVI celebraba un encuentro con sesenta
seminaristas de Friburgo, en el ámbito de su Viaje Apostólico a
Alemania. Después de la adoración del Santísimo Sacramento y de la
presentación del arzobispo Robert Zollitsch, el Papa les dirigió unas
palabras con las que los invitó a profundizar en sus estudios ya que en
nuestra época la relación entre fe y razón asume una importancia capital
y, por tanto, aprender a utilizar la razón es fundamental para difundir
la fe.
Nuestro Director General y Director de la Oficina de Prensa de la Santa Sede, el Padre Federico Lombardi, dedica su editorial para el informativo semanal “Octava Dies” del Centro Televisivo Vaticano precisamente a la exhortación del Papa a los seminaristas, titulándolo “Dar razón de la fe”. Escuchemos:
Entre las muchas preciosas cosas que el Papa dijo en Alemania quisiéramos recordar una, que tal vez haya quedado un poco al margen, porque la dijo espontáneamente, sin el texto escrito, al concluir su conversación con los seminaristas en Friburgo.
Habló del estudio en la preparación al sacerdocio, pero el razonamiento vale para todos. Habló de nuestro mundo “racionalista y condicionado por el carácter “científico”. Dijo que “el espíritu del carácter científico, del comprender, del explicar, del poder saber, del rechazo de todo lo que no es racional, es dominante en nuestro tiempo”, y reconoció que “en esto también hay algo grande, si bien con frecuencia detrás se esconde mucha presunción”.
(El Papa) continuó explicando que la fe “no es un mundo separado”, sino que es lo que “abraza todo y le da sentido”, lo interpreta y ofrece “directrices éticas interiores” para que sea comprendido y vivido a partir de Dios y con vistas a Dios. Y concluyó: “Por esto es importante estar informados, comprender, tener la mente abierta, aprender”. “Sólo así podemos hacer frente a nuestro tiempo y anunciarle el logos, la razón de nuestra fe”.
Habíamos entendido que la insistencia en la relación entre la razón y la fe es uno de los matices característicos de este pontificado, pero raramente lo habíamos oído explicarlo tan personal y concretamente como a los seminaristas de Friburgo. Evidentemente, el antiguo seminarista Joseph Ratzinger estudió con seriedad e inteligencia, y siguió haciéndolo durante toda su vida, para ayudar a la Iglesia entera a “dar razón de su fe” (1 Pt 3.15), como lo exige hoy el mundo. (Traducción de María Fernanda Bernasconi – RV).
Nuestro Director General y Director de la Oficina de Prensa de la Santa Sede, el Padre Federico Lombardi, dedica su editorial para el informativo semanal “Octava Dies” del Centro Televisivo Vaticano precisamente a la exhortación del Papa a los seminaristas, titulándolo “Dar razón de la fe”. Escuchemos:
Entre las muchas preciosas cosas que el Papa dijo en Alemania quisiéramos recordar una, que tal vez haya quedado un poco al margen, porque la dijo espontáneamente, sin el texto escrito, al concluir su conversación con los seminaristas en Friburgo.
Habló del estudio en la preparación al sacerdocio, pero el razonamiento vale para todos. Habló de nuestro mundo “racionalista y condicionado por el carácter “científico”. Dijo que “el espíritu del carácter científico, del comprender, del explicar, del poder saber, del rechazo de todo lo que no es racional, es dominante en nuestro tiempo”, y reconoció que “en esto también hay algo grande, si bien con frecuencia detrás se esconde mucha presunción”.
(El Papa) continuó explicando que la fe “no es un mundo separado”, sino que es lo que “abraza todo y le da sentido”, lo interpreta y ofrece “directrices éticas interiores” para que sea comprendido y vivido a partir de Dios y con vistas a Dios. Y concluyó: “Por esto es importante estar informados, comprender, tener la mente abierta, aprender”. “Sólo así podemos hacer frente a nuestro tiempo y anunciarle el logos, la razón de nuestra fe”.
Habíamos entendido que la insistencia en la relación entre la razón y la fe es uno de los matices característicos de este pontificado, pero raramente lo habíamos oído explicarlo tan personal y concretamente como a los seminaristas de Friburgo. Evidentemente, el antiguo seminarista Joseph Ratzinger estudió con seriedad e inteligencia, y siguió haciéndolo durante toda su vida, para ayudar a la Iglesia entera a “dar razón de su fe” (1 Pt 3.15), como lo exige hoy el mundo. (Traducción de María Fernanda Bernasconi – RV).
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