El último caso se dio el 15 de septiembre, cuando tres musulmanes
violaron a punta de pistola a una mujer cristiana de 35 años y madre de
cinco hijos. Los cristianos denuncian la inoperancia y corrupción de la
policía local.
La violación de mujeres cristianas por
parte de musulmanes en la región pakistaní del Punjab se ha convertido
en una "práctica común", según el sacerdote de la diócesis de Lahore
Jill John, quien asegura a la agencia AsiaNews que "la Policía protege a los culpables" y no a las víctimas.
El último caso se dio el pasado 15 de septiembre cuando Arifa Mushtaq (no es su nombre real, se ha cambiado por seguridad) una mujer cristiana de 32 años y madre de cinco hijos fue secuestrada y violada por tres musulmanes. "Ella trabaja en una fábrica textil; volvía del trabajo por la tarde y cuando bajó del autobús dos musulmanes del lugar la cogieron por detrás; otro cómplice armado se acercó y le puso una pistola en la cabeza", relata su marido.
La mujer empezó a gritar, pidió que la dejasen ir, que pensasen en sus hijos que la esperaban en casa, pero ellos la introdujeron en una casa y uno tras otro la violaron. Cuando su marido presentó la denuncia a la Policía, la familia empezó a recibir amenazas e insultos de parte de grupos musulmanes. La Policía no ha actuado.
"La Policía ayuda a los culpables con omisiones, con huecos en las denuncias para favorecer su liberación", denuncia el padre Jill John, que no comprende como puede ser que las víctimas vivan con miedo y bajo amenazas mientras los culpables, siendo conocidos, van por la calle. El padre John ha pedido al jefe de policía de Punjab y al Ministro de Justicia que combatan a los agentes corruptos y protejan a esta familia.
El último caso se dio el pasado 15 de septiembre cuando Arifa Mushtaq (no es su nombre real, se ha cambiado por seguridad) una mujer cristiana de 32 años y madre de cinco hijos fue secuestrada y violada por tres musulmanes. "Ella trabaja en una fábrica textil; volvía del trabajo por la tarde y cuando bajó del autobús dos musulmanes del lugar la cogieron por detrás; otro cómplice armado se acercó y le puso una pistola en la cabeza", relata su marido.
La mujer empezó a gritar, pidió que la dejasen ir, que pensasen en sus hijos que la esperaban en casa, pero ellos la introdujeron en una casa y uno tras otro la violaron. Cuando su marido presentó la denuncia a la Policía, la familia empezó a recibir amenazas e insultos de parte de grupos musulmanes. La Policía no ha actuado.
"La Policía ayuda a los culpables con omisiones, con huecos en las denuncias para favorecer su liberación", denuncia el padre Jill John, que no comprende como puede ser que las víctimas vivan con miedo y bajo amenazas mientras los culpables, siendo conocidos, van por la calle. El padre John ha pedido al jefe de policía de Punjab y al Ministro de Justicia que combatan a los agentes corruptos y protejan a esta familia.
religionenlibertad.com
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