A sus 72, una californiana ha decidido levantar una cruz frente a su
casa que ha sido denunciada por los vecinos por atraer transeúntes a una
zona residencial.
El barrio residencial de West Hills, a las afueras de Los Ángeles, habría pasado por ser una apacible localidad de viviendas unifamiliares en California… de no ser por la iniciativa de una vecina de erigir una cruz.
Hyannis Drive pasa por ser el prototipo de calle con casas propiedad de la clase media alta estadounidense que cumplen todos los tópicos cinematográficos: vivienda unifamiliar de una planta, buzón sobre un poste en la entrada, bandera estadounidense en algunos casos, y jardín en la parte posterior.
Pero al barrio, que domina Los Ángeles sobre un pequeño cerro, acudió un nuevo vecino: una cruz blanca hecha de madera que alcanza los ocho metros de altura. Fue erigida por Laly Dobener en el jardín delantero de su casa.
Tras recibir quejas de los vecinos, funcionarios de Los Ángeles visitaron su domicilio el jueves pasado jueves y determinaron que había violado las leyes de urbanismo con la construcción de «una estructura no permitida», como la calificaron las autoridades. Algunos residentes de la zona han denunciado que la cruz ha atraído a numerosos transeúntes a una calle cortada, y que este trasiego está reduciendo el valor de sus propiedades.
«Tiene dos opciones», indicó el portavoz de Construcción y Seguridad, Dave Lara: «Una opción es que la quite y la opción B es que intente obtener un permiso».
«Si quiere solicitar el permiso, sin embargo, debe cumplir con las normas de diseño, y construcción y con la regulación de urbanismo. Se trata de un tema de seguridad pública», apuntó Lara.
Oposición al derribo
A sus 72 años de edad, Dobeneer es una panadera jubilada que se enfrenta ahora a una multa de 250 euros, y que cuenta con un plazo de 30 días para desmantelar la cruz. De no ser así, afrontaría un castigo de hasta 2.500 euros.
Dobener aseguró que tiene la firme intención de presentar toda la documentación para cumplir con la regulación de la ciudad y pueda así mantener el símbolo de su fe católica.
«No quiero quitar la cruz, para mí es un símbolo importante de mi fe. No hace mal a nadie», dijo la propietaria. Además, indicó que la cruz había sido construida de acuerdo con las especificaciones de la « Cruz de Amor de Dozulé», movimiento religioso al que pertenece y que surgió en la década de los ochenta en Francia. La cruz levantada frente a su vivienda muestra gotas de sangre con pintura roja en los lugares donde fueron clavadas las manos y los pies de Cristo, y una corona de espinas.
religionenlibertad.com
Hyannis Drive pasa por ser el prototipo de calle con casas propiedad de la clase media alta estadounidense que cumplen todos los tópicos cinematográficos: vivienda unifamiliar de una planta, buzón sobre un poste en la entrada, bandera estadounidense en algunos casos, y jardín en la parte posterior.
Pero al barrio, que domina Los Ángeles sobre un pequeño cerro, acudió un nuevo vecino: una cruz blanca hecha de madera que alcanza los ocho metros de altura. Fue erigida por Laly Dobener en el jardín delantero de su casa.
Tras recibir quejas de los vecinos, funcionarios de Los Ángeles visitaron su domicilio el jueves pasado jueves y determinaron que había violado las leyes de urbanismo con la construcción de «una estructura no permitida», como la calificaron las autoridades. Algunos residentes de la zona han denunciado que la cruz ha atraído a numerosos transeúntes a una calle cortada, y que este trasiego está reduciendo el valor de sus propiedades.
«Tiene dos opciones», indicó el portavoz de Construcción y Seguridad, Dave Lara: «Una opción es que la quite y la opción B es que intente obtener un permiso».
«Si quiere solicitar el permiso, sin embargo, debe cumplir con las normas de diseño, y construcción y con la regulación de urbanismo. Se trata de un tema de seguridad pública», apuntó Lara.
Oposición al derribo
A sus 72 años de edad, Dobeneer es una panadera jubilada que se enfrenta ahora a una multa de 250 euros, y que cuenta con un plazo de 30 días para desmantelar la cruz. De no ser así, afrontaría un castigo de hasta 2.500 euros.
Dobener aseguró que tiene la firme intención de presentar toda la documentación para cumplir con la regulación de la ciudad y pueda así mantener el símbolo de su fe católica.
«No quiero quitar la cruz, para mí es un símbolo importante de mi fe. No hace mal a nadie», dijo la propietaria. Además, indicó que la cruz había sido construida de acuerdo con las especificaciones de la « Cruz de Amor de Dozulé», movimiento religioso al que pertenece y que surgió en la década de los ochenta en Francia. La cruz levantada frente a su vivienda muestra gotas de sangre con pintura roja en los lugares donde fueron clavadas las manos y los pies de Cristo, y una corona de espinas.
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