En el
programa Diálogo de Fe del sábado 10 de marzo el Cardenal Juan Luis Cipriani
manifestó que en este ambiente de Cuaresma, de preparación al encuentro con
Dios, es importante que hagamos una penitencia de saber callar y no agraviar al
prójimo.
“Vale la pena en
este ejemplo de penitencia y sacrificio que nos pide Jesús esforzarme en callar
esa palabra que va a hacer daño, ese comentario sarcástico o falso. Esa
serenidad nos la muestra Cristo cuando va camino a la muerte en la cruz, nos la
muestra la Virgen María cuando contempla en silencio. Es una reflexión de fe
que podríamos poner en práctica este tiempo de Cuaresma”, exhortó.
Mencionó que no
solo es fundamental el no agraviar sino también el saber qué decir o hacer para
agradar a los demás sin mentiras, el llamara a aquella persona que está pasando
un mal momento o a quien pueda tener dificultades para ayudarlo.
“Hay que
esforzarnos en tener más cercanía con Jesús; hay que desterrar de la vida
personal y familiar, de la vida política y de la sociedad esa tendencia
enfermiza de estar permanentemente resaltando aspectos negativos y malos; no
nos dejemos invadir por esa nube de pesimismo en la que permanentemente estamos
agraviándonos unos a otros”, señaló.
“Si el ser humano
se engrandece como persona también se engrandece como político, como
gobernante, como sacerdote, como periodista. Esa grandeza de tener una riqueza
interior nos da la capacidad de dar a los demás por amor”, prosiguió.
El Arzobispo de
Lima afirmó que en la vida hay una salvación, una posibilidad de ser felices
conociendo una ley fundamental: Para vivir hay que morir; morir al odio, a la
venganza, al resentimiento, a la envidia.
“La vida humana
requiere abrir un espacio interior en donde el silencio te permita comprender
mejor a tu esposa, comprender a quien opina diferente, aceptar mejor la
posición de quien no está contigo; pero dejar de lado la descalificación, el
agravio, la envidia, el estar maquinando cómo enveneno al otro. A eso hay que
huir, porque de alguna manera ese silencio de Dios que acompaña a la Cuaresma,
es un ejemplo para ser cultivado”, reflexionó.
Comentó también
que prueba de todo esto son los distintos tipos de voluntariados como “los
bomberos, una institución extraordinaria que arriesgan su vida y dan su salud,
los voluntarios en los hospitales, las religiosas y sacerdotes que de alguna
manera debemos ser signo de ayudar a la gente”.
En otro momento,
se refirió al tema de la Pontificia Universidad Católica del Perú y pidió
oraciones para que, conforme pasen las semanas, se vaya resolviendo la
situación.
“Tenemos un
compromiso de que las cosas la llevemos con la seriedad y respeto entre
nosotros. La fecha sigue en pie y, con la ayuda de Dios, pienso que podemos
seguir adelante. También con lo que hemos hablado hoy: serenidad, paciencia, no
agraviar”, manifestó.
“También cuesta
que unos y otros nos veamos con más respeto y aprecio, no mandemos escribir a
otros lo que queremos decir nosotros. En general demos ejemplo de una relación
madura y buena, en la que estamos esforzándonos que haya una conversión y un
cambio. De esa manera daremos una lección de lo que hemos dicho hoy: serenidad
y paciencia”, concluyó.
Oficina de Comunicaciones y Prensa
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