La unidad y la armonía del Cuerpo eclesial son un importante testimonio de Cristo y de su Evangelio en el mundo en que vivimos. Al final de esta mañana, en el Aula Pablo VI, Benedicto XVI recibió a unos siete mil miembros del Camino Neocatecumenal, que celebró - en una audiencia caracterizada por un clima de gran alegría y devoción - la aprobación de algunas celebraciones que marcan este itinerario de iniciación cristiana.
Benedicto XVI ha renovado su alegría por estos encuentros anuales para compartir el momento de envío misionero y tras saludar a los iniciadores del Camino, Kiko Argüello y Carmen Hernández, y a Don Mario Pezzi, así como a los sacerdotes, seminaristas, familias, formadores y a los miembros del mismo Camino, haciendo hincapié en el compromiso que los anima de proclamar a Cristo Resucitado, superando con generosidad numerosos desafíos, abandonado a menudo seguridades personales y materiales e incluso sus propios países:
«Es un compromiso – como sabemos – no siempre fácil. A veces estáis presentes en lugares en los que se necesita un primer anuncio del Evangelio – la misssio ad gentes – a menudo, además, en lugares que, aun habiendo conocido a Cristo, se han vuelto indiferentes a la fe: donde el secularismo ha eclipsado el sentido de Dios y oscurecido los valores cristianos. Que en esos lugares vuestro compromiso y vuestro testimonio sean como la levadura que, con paciencia, respetando los tiempos, con sensus Ecclesiae, hace crecer toda la masa».
Luego, el Papa ha destacado la peculiaridad del encuentro de hoy, reiterando el aprecio de la Iglesia:
«La Iglesia ha reconocido en el Camino Neocatecumenal un particular don que el Espíritu Santo ha dado a nuestro tiempo y la aprobación de los Estatutos y del Directorio Catequético son un signo de ello. Os aliento a ofrecer vuestra contribución original a la causa del Evangelio. En vuestra obra preciosa buscad siempre una profunda comunión con la Sede Apostólica y con los Pastores de las Iglesias particulares, en las cuales estáis insertados: la unidad y la armonía del Cuerpo eclesial son un importante testimonio de Cristo y de su Evangelio en el mundo en que vivimos».
«Cada celebración Eucarística es una acción del único Cristo junto con su única Iglesia y, por ello, esencialmente abierta a todos los que pertenecen a la Iglesia, según los libros litúrgicos que se deben seguir fielmente», ha recordado el Santo Padre y ha renovado su anhelo de que el itinerario espiritual de los miembros del Camino favorezca su inserción en la vida de la gran comunidad eclesial y, por lo tanto, en las celebraciones ordinarias de la parroquia a la que pertenecen.
Sin olvidar que es importante no separase de la comunidad parroquial precisamente en la celebración de la liturgia, «verdadero lugar de la unidad de todos, donde el Señor nos abraza en los diversos estados de la madurez espiritual y nos hace un único cuerpo», el Santo Padre ha destacado que «el Concilio Vaticano II define la liturgia como obra de Cristo sacerdote y de su cuerpo que es la Iglesia, en este sentido, la obra del Señor Jesús es el verdadero contenido de la liturgia y es también obra de la Iglesia que, siendo su cuerpo es un único sujeto con Cristo».
Los neocatecumenales pueden celebrar la Eucaristía dominical en su pequeña comunidad, después de las Primeras Vísperas del Domingo, según las disposiciones del Obispo diocesano, ha señalado asimismo Benedicto XVI, poniendo de relieve la importancia del itinerario de crecimiento en la fe, propuesto por el Camino.
Esta aprobación, que finaliza tras quince años de estudio por parte de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, concluye el recorrido para la aprobación del Camino Neocatecumenal, señala un comunicado del mismo Camino, añadiendo que en 2008, la Santa Sede aprobó la versión final de los estatutos y en 2011 la doctrina contenida en los trece volúmenes del Directorio Catequético del Camino Neocatecumenal.
El Santo Padre ha enviado este viernes 17 nuevas missio ad gentes en todo el mundo: 12 en Europa (Albi, Niza, Bayona, Toulone, Estrasburgo, Lyon, Bélgica, Marsella, Liubliana, Eslovenia, Sarajevo, Bosnia, Tallin, Estonia, Viena, Manchester); 4 en América (3 en Boston y una en Venezuela); y 1 en África en Libreville, Gabón.
Además, han sido enviadas otras familias para la misio ad gentes ya formadas entre los aborígenes de Australia, a Papúa Nueva Guinea y Ucrania. Cada una de estas misiones está formada por tres o cuatro familias numerosas, que con un sacerdote se trasladan a vivir a una zona descristianizada o donde el Evangelio nunca se ha anunciado. Estas missio se suman a otras 40 ya enviadas en todo el mundo por Benedicto XVI en años anteriores.
radiovaticana.org
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