En el programa Diálogo de Fe del sábado 16 de junio, el Cardenal Juan Luis Cipriani recordó que en estos días la Iglesia está celebrando fiestas muy importantes como el Sagrado Corazón de Jesús y el Corazón Dulcísimo de María, que nos recuerdan que debemos acercarnos a ese amor que se cimienta en la verdad.
“El corazón de Jesús llora, sufre, nos conoce y con su mirada entra en esos niveles insondables donde solo Él y tú saben la verdad. A veces veo que hay un intento de justificación, como no quiero aceptar como soy empiezo toda una estrategia para desacreditar al que no está de acuerdo conmigo. El amor que Jesús te tiene es muy grande como para que tú te descalifiques”, reflexionó.
“Y ese corazón de María está siempre rondándonos, animándonos y buscando acercarnos a Jesús porque ella conoce el corazón de su hijo”, continuó.
Comentó que el amor exige la verdad en las distintas situaciones de tipo personal, social, empresarial o político.
“Si a la vida humana le quitamos el sabor de la pasión que viene del corazón es una vida aburrida. Pero si el corazón toma las riendas y te lleva por donde quiere es un corazón loco que cambia el objeto de su cariño muy rápido”, señaló.
El Arzobispo de Lima mencionó que cuando se habla de situaciones difíciles como crisis económica o crisis de violencia en un mundo atormentado por la falta de armonía es muy importante hacer un compromiso real de amor.
“Es necesario estudiar la dimensión profesional del tema, pero todos los agentes y protagonistas de ese diálogo deben tener un corazón que realmente haga una especie de compromiso; no solo jurar decir la verdad, sino que de verdad, interiormente, dejar de lado calumnias, campañas, odios. Esa palabra reconciliación une amor, verdad, justicia, perdón y misericordia. Es difícil, pero desde el corazón de Jesús todo se puede”, expresó.
Manifestó también que todos estamos destinados a amar al prójimo y por eso debemos tener el coraje de decir la verdad con el propósito de ir por el camino del cariño y de la comprensión para ayudar a los demás.
“La verdad es una buena aliada siempre, pero hay maneras, modos y momentos. Ahí uno tiene que poner en práctica su prudencia y su caridad para saber cómo decirle a otra persona lo que pensamos. Decir la verdad, guste o no, es bueno. El peso de una sociedad, de un tiempo y de una organización depende mucho del peso de las personas”, afirmó.
En otro momento, recordó que la democracia no tiene una valoración moral dentro de sí misma, sino que es la dignidad de la persona humana, su moral, su conciencia y su corazón rectamente formado los que deben estar anclados en la verdad y en la responsabilidad de cada individuo.
“Si por mayoría aprueban el aborto no va a ser este bueno, siempre será un asesinato. Si se decide que las relaciones sexuales entre niños de 14 y 18 años son buenas, digo por qué se mete la ley donde no debe. Pedirle a la democracia que nos señale dónde está el bien y el mal es ir contra la democracia”, señaló.
Finalmente, envió un saludo y una bendición a todos los papás por su día y los exhortó a darse cuenta de cómo ser buenos padres de familia. Asimismo, animó a los fieles a no dejarse manipular por un relativismo moral en el que el Corazón de Jesús y el Corazón de María no estén presentes.
“Asómate a ese Corazón Dulcísimo de María para pedirle ayuda y a ese Corazón de Jesús pídele fortaleza para que este país que tiene tantas posibilidades vaya por un camino de reconciliación. Y esto no saldrá si no hay un cambio interior de la persona, de ahí tienen que brotar ideas y propuestas positivas”, concluyó.
Oficina de Comunicaciones y Prensa
Arzobispado de Lima
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