Benedicto XVI ha salido esta tarde del Vaticano para presidir - a las cinco y media, en la Basílica Papal romana de Santa María la Mayor, el rezo del Santo Rosario junto con los obispos italianos, reunidos en Asamblea General, en el que ha encomendado a la Virgen María ‘Salus Populi Romani’ y ‘Mater Unitatis’ al pueblo de Italia, en ocasión del 150 aniversario de la unidad de esta nación.
Con el Santo Rosario de esta tarde, meditando sobre los misterios luminosos, introducidos por el Beato Juan Pablo II, Benedicto XVI - Sucesor de Pedro, Obispo de Roma, - ha acogido así la invitación del cardenal Angelo Bagnasco, Presidente de la Conferencia Episcopal Italiana, en nombre de los obispos italianos con el anhelo de subrayar y de renovar su confianza en la Virgen Madre.
Benedicto XVI, tras el rezo del Santo Rosario, ha dirigido un discurso a los obispos italianos que desde el pasado lunes, como les hemos informado, están celebrando su Asamblea Plenaria. El Pontífice ha recordado que esta iniciativa se ha preparado con análogos encuentros y ha afirmado que de esta manera, los prelados, expresan la premura de la Iglesia en acercarse a la suerte de esta amada nación. Y tras manifestar que la tradición dedica el mes de mayo a la devoción mariana y especialmente en la oración del Santo Rosario, ha proseguido enumerando los misterios luminosos.


También el Papa tras recordar que esta Basílica es la primera de Occidente dedicada a la Virgen Madre de Dios, su pensamiento se ha dirigido al primer día del año 2.000, cuando el Beato Juan Pablo II abrió la Puerta Santa, encomendando el año jubilar a María. Nosotros también hoy deseamos cruzar el umbral de esta “puerta” Santísima que es Cristo y pedimos a la Virgen María que sostenga nuestro camino para que interceda por nosotros.


A este punto el Santo Padre ha recordado el Concilio de Éfeso en el que la Iglesia unida defendió y confirmó a María el título de theotokos, Madre de Dio: título de contenido cristológico que nos evoca al misterio de la encarnación y expresa en el Hijo la unidad de la naturaleza humana con la divina.


Seguidamente el Papa ha llamado a la responsabilidad de cada uno de los miembros de la Iglesia a promover y tutelar la vida humana en todas sus fases, sostener a la familia y se ha unido a aquellos que piden a la política y al mundo empresarial de hacer todos los esfuerzos posibles para superar la precariedad en el trabajo, que en los jóvenes compromete la serenidad de un proyecto de vida familiar, con un grave daño para un auténtico desarrollo y armónico de la sociedad.


Benedicto XVI ha finalizado su discurso a los prelados italianos poniendo al pueblo italiano bajo la protección de la Madre, para que el Señor le conceda los dones inestimables de la paz y la fraternidad y, por lo tanto, el del desarrollo solidario. Que ayude a las fuerzas políticas a vivir también el aniversario de la Unidad como ocasión para reforzar el vínculo nacional y superar todo prejuicio contrapuesto: las diversas y legítimas sensibilidades, experiencias y perspectivas puedan recomponer un cuadro más amplio para buscar juntos aquello que verdaderamente conviene al bien del País.


Fuente: www.radiovaticana.org
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