A mediodía, el Santo Padre ha recibido en audiencia a los miembros de la Fundación Juan Pablo II para el Sahel, nacida hace casi treinta años, por deseo del Beato Pontífice Karol Wojtyla y cuyo objetivo continúa siendo -ha señalado Benedicto XVI-: “un signo de la caridad cristiana, que se encarna y se convierte en testimonio de Cristo”. La Fundación ha realizado a lo largo de estos años innumerables proyectos para los hermanos africanos que viven en el Sahel. “¡Es éste el espíritu de la institución! -ha dicho el Papa. La existencia de la Fundación demuestra la humanidad de mi Predecesor, que tuvo la intuición”. Sin embargo, esta obra no será plenamente eficaz si no viene irrigada por la oración. Porque solo Dios es fuente y fuerza de vida. Él es el creador de las aguas (cf. Gn 1, 6-9).
Por desgracia, el Sahel se ha visto seriamente amenazado de nuevo en los últimos meses por una disminución significativa de los recursos alimentarios y por la hambruna debido a la falta de lluvia y al constante avance del desierto, como consecuencia de ello. Insto a la comunidad internacional para que aborde seriamente la extrema pobreza de estas personas cuyas condiciones de vida se están deteriorando. Deseo también alentar y apoyar los esfuerzos de los organismos eclesiales que trabajan en este campo.
“La caridad debe promover todas nuestras acciones. No se trata de querer hacer un mundo ‘a medida’, sino de amarlo”, ha indicado el Papa. Es por ello que “la Iglesia no tiene como vocación transformar el orden político o cambiar el tejido social. Ella quiere traer la luz de Cristo. Dar testimonio de que Cristo está vivo y que su amor está más allá de cualquier religión, raza y cultura”.
Se describe a África de manera simplificada y a menudo humillante, como el continente de los conflictos y de los problemas interminables e insolubles. En cambio, África, que acoge hoy la Buena Nueva, es para la Iglesia el continente de la esperanza. Para nosotros, para vosotros, África es el continente del futuro.
Benedicto XVI ha señalado que tras 28 años de actividad la Fundación Juan Pablo II para el Sahel tiene necesidad de ponerse al día y renovarse. Esta renovación debe principalmente concernir a la formación cristiana y profesional de las personas que trabajan en este campo, porque son como instrumentos del Santo Padre en estas regiones. El Papa considera “como prioritarias la educación y la formación cristiana de todos los que -de una manera u otra- cooperan para hacer más visible el gran signo de caridad que es Fundación Juan Pablo II para el Sahel.
ER
radiovaticana.org
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