Por: Javier Valle – Riestra
El 11 de julio último, Tarcisio Bertone, Secretario de su Santidad el Papa Benedicto XVI, envió una carta a Marcial Rubio Correa, rector de la Pontificia Universidad Católica del Perú, comunicándole las razones por las que el Vaticano resolvió, vía Decreto, prohibir a dicha casa de estudios el uso de los títulos “pontificia” y “católica”. La referida misiva señala que
la Universidad no cumplió con adecuar sus estatutos, en el plazo otorgado de acuerdo con la constitución apostólica “Ex Corde Ecclesiae” y le recordó que tiene la misión de hacer cumplir en la comunidad universitaria las leyes y disposiciones de la Iglesia.
la Universidad no cumplió con adecuar sus estatutos, en el plazo otorgado de acuerdo con la constitución apostólica “Ex Corde Ecclesiae” y le recordó que tiene la misión de hacer cumplir en la comunidad universitaria las leyes y disposiciones de la Iglesia.
Dijo que por mandato del Santo Padre, la exigencia legal es que adecuen los Estatutos de esa Universidad a la legislación canónica de la Constitución Apostólica Ex Corde Ecclesiae, como debería haberse hecho ya desde 1990. Ese ha sido en todo momento el claro requerimiento que la Santa Sede les ha hecho como obvio requisito para que sean reconocidas y garantizadas adecuadamente la identidad y la misión específicas de esa Universidad. Debo comunicarle ahora la notable decepción con que la Secretaria de Estado ha ido percibiendo la orientación que ese Rectorado daba a la problemática. La situación irregular que viene atravesando la Universidad no es reciente y ha sido materia de seria preocupación de los tres últimos Arzobispos de Lima, no solamente del actual. La Universidad ha venido incumpliendo las disposiciones legales establecidas, que se ha advertido reiteradamente por escrito y habiendo recibido de su parte una respuesta negativa al requerimiento de la Santa Sede, debo constatar que en las Autoridades de la Universidad que Usted regenta no hay voluntad de corregir esa arbitrariedad y que pretenden que la Iglesia renuncie a sus legítimos derechos al servicio de la educación católica. A la luz de cuanto se ha escrito y después de tantos años de diálogo y tentativas para restablecer la legítima autonomía propia de una Universidad Católica, la Santa Sede se ve obligada a adoptar las necesarias medidas en relación con esa Universidad anarquizante. Léase el Decreto de la Santa Sede al respecto.
El rector Rubio Correa ha señalado que su Universidad no se rige por el derecho canónico, sino respetando la legislación peruana; que la PUCP tiene registrada la denominación de Pontificia Universidad Católica del Perú, por ello son reconocidos nacional e internacionalmente y tienen derecho a seguir utilizándolo mientras lo consideren conveniente y que debido a la gravedad de los términos planteados en el Decreto del Vaticano, revisarán la relación estatutaria que mantienen con la Iglesia. La Conferencia Episcopal Peruana, mediante un comunicado ha rechazado las expresiones vertidas en contra del Secretario del Vaticano y del Arzobispo y ha exhortado a la Universidad a acatar la decisión tomada. Más allá de los dimes y diretes, no se puede seguir manteniendo esa actitud facciosa que no solo le hace daño a la comunidad estudiantil y profesional, sino al país. Reflexionar.
Publicado en La Razón
Martes, 14 de agosto de 2012
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