Llamamiento a la comunidad internacional en favor del Sahel amenazado por carestías, sequía y desertificación
Mientras
se tiende a describir a África, «en modo reductivo y con frecuencia humillante,
como el continente de los conflictos y de los problemas sin fin e insolubles»,
al contrario África «es para la Iglesia el continente de la esperanza; el
continente del futuro». Lo puso de relieve Benedicto XVI en el discurso a los
miembros de la Fundación Juan Pablo II para el Sahel, a los que recibió el
viernes 10 de febrero por la mañana. Durante el encuentro el Pontífice dirigió
un llamamiento a la comunidad internacional «a considerar seriamente la extrema
pobreza» de las poblaciones de la región, cuyas condiciones de vida se están
ulteriormente deteriorando a causa de una consistente disminución de los
recursos alimentarios y de la carestía provocada por la falta de lluvias y la
desertificación. El Papa alentó también a apoyar los esfuerzos de los organismos
eclesiales que trabajan en este ámbito, porque —explicó— «la caridad debe
promover todas nuestras acciones». En su discurso, Benedicto XVI, por último,
hizo referencia a la presencia del Islam en algunos países del Sahel. «Sé que
mantenéis buenas relaciones con los musulmanes —dijo— y me alegro por ello».
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