La Iglesia, efectivamente, ha seguido hacia adelante. Un largo camino guiado por la clarividencia, la firmeza y la fe de un amable Pontífice teólogo que a pesar de la edad (acaba de cumplir 85 años) ha hecho que este camino fuera muy fructuoso, como nos indica nuestro director y portavoz suyo, el padre Federico Lombardi:
“En estos siete años hemos tenido ya veintitrés viajes internacionales a veintitrés países, y veintiséis viajes por Italia; hemos asistido a cuatro Sínodos de los Obispos y a tres Jornadas Mundiales de la Juventud; hemos leído tres Encíclicas y recibido innumerables alocuciones y actos magisteriales; hemos participado de un Año paulino y de Año sacerdotal; hemos visto al Papa afrontar con valor, humildad y determinación –es decir con límpido espíritu evangélico– situaciones difíciles, como la crisis que siguió a los abusos sexuales. Hemos leído –hecho nuevo y original– su obra sobre Jesús de Nazaret y su libro-entrevista “Luz del mundo”.
Se trata por lo tanto de un Pontificado rico e intenso con tantos eventos importantes, con tantos frutos recogidos...
“Sobre todo, hemos aprendido de la coherencia y constancia de su enseñanza, que la prioridad de su servicio a la Iglesia y a la humanidad es orientar la vida hacia Dios, el Dios que nos ha dado a conocer Jesucristo; que la fe y la razón se ayudan recíprocamente en el buscar la verdad y responder a las expectativas y a las preguntas de cada uno de nosotros y de la humanidad en su conjunto; y que el olvido de Dios y el relativismo son riesgos gravísimos de nuestro tiempo. Por todo esto nos sentimos inmensamente agradecidos”.
Los problemas que el Papa siente con más dolor son los de la secularización, el olvido de Dios, el relativismo y la pérdida de referencias y de valores de tantas personas de nuestra época moderna. Pero una cosa que caracteriza a nuestro Papa es que a pesar de tantos problemas, transmite siempre serenidad y alegría, alentando a los fieles a pesar de las preocupaciones.
«Ciertamente. El Papa es un hombre de fe y un verdadero creyente. Es el que puede ayudaryservir a la Iglesia como roca de la fe, precisamente porque es el primero en creer. Y, en este sentido, la fe es fuente de una serenidad y de una alegría tan profunda que nadie puede apagar. La raíz de la serenidad del alma de Papa Benedicto es su misma fe y, por lo tanto, la esperanza que mana de ella».
Dice el padre Lombardi que el Pontificado de Benedicto XVI, se ha centrado sobre la esencial misión de la Iglesia. Es decir, la prioridad de la atención a Dios, la relación del hombre con Dios, la dimensión trascendente de la vida, y la persona de Jesucristo como revelador del verdadero Rostro de Dios.
Todos estamos en camino en esta misión eclesial. Tenemos delante el Encuentro Mundial de las Familias, el Sínodo de la Nueva Evangelización y el Año de la Fe… estamos en camino con Benedicto XVI. (ER –RV)
radiovaticana.org
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