«Diría principalmente dos sentimientos. Uno es la gratitud al Señor por este Papa que nos guía con gran firmeza, amabilidad y fe. Por lo que es un don de Dios. Y el otro es de admiración. Pues, aún habiendo comenzado su ministerio al servicio de la Iglesia universal con una edad avanzada, se trata de un Pontificado muy rico e intenso, con tantos viajes y eventos muy importantes, con un Magisterio intenso y múltiple. Por lo tanto, hay que decir que lo que el Papa ha logrado hacer en estos siete años es algo admirable».
Es amable, atento ... Son rasgos humanos que caracterizan a Joseph Ratzinger, junto con su profundo respeto a los demás y su preparación, como nos dice el Padre Lombardi:
«Lo que más me impacta es su amabilidad y su atención. Él vive de forma muy intensa el trato con alguien: escucha verdaderamente lo que le dice su interlocutor. Y lo hace con gran atención y respeto. Además, tiene una lucidez y una clareza de pensamiento y de expresión, una densidad de contenido que comunica - junto con su amabilidad y su atención – y que impacta de forma muy profunda».
Es difícil, por no decir imposible, trazar un balance de siete años de Pontificado en una sola respuesta. Por lo que Alessandro Gisotti le pidió al Padre Lombardi que destaque una dimensión:
«Diría que en este Pontificado, la Iglesia se ha concentrado sobre lo esencial de su misión. Es decir, la prioridad de la atención a Dios, a la relación del hombre con Dios, a la dimensión trascendente de la vida, a la personalidad de Jesucristo como revelador del verdadero Rostro de Dios. Me parece que una característica de este Pontificado es la dimensión religiosa del ministerio de la Iglesia, un tiempo en que algunos aspectos de ‘poder’ se vuelven cada vez más secundarios. El Papa Benedicto XVI guía a la Iglesia hacia el centro de su misión».
En estos últimos tiempos el Papa ha sufrido por hechos internos en el Vaticano, como las fugas de noticias. Sentimientos señalados también por Mons. Becciu, Sustituto de la Secretaría de Estado para los Asuntos Generales. Y, sin embargo el Papa testimonia serenidad y alegría...
«Se trata de un episodio transitorio. Los problemas que el Papa siente son los de la secularización, del olvido de Dios, del relativismo y de la pérdida de referencias en la orientación de tantas personas, en la época moderna. En lo que se refiere a la Iglesia, ha sufrido por cierto ante los aspectos de incoherencia y de infidelidad a su misión y a su dignidad. En estos años hemos visto también, con mucho sufrimiento, todo lo relacionado con los abusos. Creo que éstas son las cosas que hacen sufrir al Papa, más que algún chisme interno».
Ante los pesares, el Papa transmite serenidad y alegría, alentando asimismo a los fieles a pesar de las preocupaciones...
«Ciertamente. El Papa es un hombre de fe y un verdadero creyente. Es el que puede ayudar y servir a la Iglesia como roca de la fe, precisamente porque es el primero en creer. Y, en este sentido, la fe es fuente de una serenidad y de una alegría tan profunda que nadie puede apagar. La raíz de la serenidad del alma de Papa Benedicto es su misma fe y, por lo tanto, la esperanza que mana de ella».
Por lo general, a los que cumplen años se les dan regalos... El Padre Lombardi subraya sin embargo qué es lo que él ha recibido en estos años...
«Personalmente, he apreciado muchísimo el libro sobre Jesús: me pareció un esfuerzo personal que el Papa realizó, más allá de los aspectos de su ministerio que nos podíamos esperar - de él como Papa - para manifestar su relación personal con Cristo, con su preparación teológica, pero también con su espiritualidad. Ello es algo extremadamente fundamental para cada uno de nosotros y para todo creyente y cristiano. Creo que el Papa nos ha donado su búsqueda personal del Rostro de Cristo y por ello me parece el regalo más grande que he recibido de él».
La entrevista al Director de la Oficina de Prensa de la Santa Sede, con motivo del cumpleaños de Benedicto XVI y del séptimo aniversario de su elección Pontificia, termina con sus mejores deseos para el Santo Padre:
«Percibo mucho el ‘intercambio’ de infundir aliento que el Papa vive. Es decir, el Papa dice a menudo ‘he venido para confirmar en la fe y para alentar, pero agradezco el aliento que me dan cuando me responden con gratitud y cariño’. Cuando me reciben con apertura y fervor. Mi deseo, es, por lo tanto, que siga sintiendo este ‘intercambio’ y él también sea alentado - por la Iglesia y por tantas personas - en el desarrollo de su ministerio».
(CdM - RV)
radiovaticana.org
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