
Palabras del Papa a los peregrinos de lengua española (Audio)


Saludo con afecto a los peregrinos de lengua española presentes en esta oración mariana. La solemnidad de la gloriosa asunción de la Virgen María, que hoy recordamos, nos abre a la esperanza de la plenitud de la vida del Cielo, a la que Ella ya ha llegado y en la que nos aguarda. Que por la amorosa intercesión de la Madre de Dios desciendan abundantes gracias y bendiciones sobre la Iglesia y el mundo.
Texto completo:
Queridos hermanos y hermanas:
En el corazón del mes de agosto los Cristianos de Oriente y de Occidente celebran conjuntamente la Fiesta de la Asunción de María Santísima al Cielo. En la Iglesia Católica, el dogma de la Asunción – como es sabido – fue proclamado durante el Año Santo de 1950 por mi venerado predecesor el Siervo de Dios Papa Pío XII. Tal memoria hunde sus raíces en la fe de los primeros siglos de la Iglesia.
En Oriente, viene llamada aun hoy “Dormición de la Virgen”.


En la página del Evangelio de San Lucas de la liturgia de hoy, hemos leído que María “en aquellos días se levantó y se dirigió apresuradamente a la serranía, a un pueblo de Judea” (Lc 1,39). En aquellos días María se apresuraba de la Galilea hacia una pequeña ciudad cercana a Jerusalén, para ir a encontrar a su prima Isabel. Hoy la contemplamos subir hacia la montaña de Dios y entrar en la Jerusalén celestial, “vestida de sol, con la luna bajo los pies y, sobre la cabeza, una corona de doce estrellas” (Ap 12,1).
La página bíblica del Apocalipsis, que leemos en la liturgia de esta Solemnidad, habla de una lucha entre la mujer y el dragón, entre el bien y el mal. San Juan parece volvernos a proponer las primeras páginas del libro del Génesis, que narran el episodio tenebroso y dramático del pecado de Adán y Eva. Nuestros progenitores fueron vencidos por el maligno; en la plenitud de los tiempos, Jesús, nuevo Adán, y María, nueva Eva, vencen definitivamente al enemigo. Si, con la victoria de Jesús sobre el mal, también la muerte interior y física son derrotadas. María ha sido la primera en tomar entre los brazos al Hijo de Dios Jesús convertido en niño, ahora es la primera en estar junto a El en la Gloria del Cielo.


Traducción: Raúl Cabrera
Fuente: radiiovaticana.org
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