Habla el responsable de la organización de la JMJ 2011, Yago de la Cierva
MADRID, martes 23 de agosto de 2011 (ZENIT.org).-
En la organización de la JMJ de Madrid hubo fallos e imprevistos, pero
las incidencias (menos de un 1%, según los organizadores) han sido muy
pequeñas para un evento de semejante magnitud.
Lo subraya a ZENIT
en esta entrevista el responsable de la organización, Yago de la Cierva,
una de las personas que más cerca estuvo del Papa en estos cuatro días
memorables.
De la Cierva explica cuáles fueron los mayores desafíos que tuvo que
enfrentar la JMJ, especialmente en el aeródromo de Cuatro Vientos debido
a las elevadas temperaturas y a la importante afluencia de peregrinos
de última hora.
Otro de los momentos difíciles de los que habla fue la violenta
tormenta imprevista que se abatió sobre el aeródromo durante la Vigilia,
que provocó que, por motivos de seguridad, no se pudiese distribuir la
comunión en la Misa del domingo en la explanada.
A pesar de los incidentes, por los que la organización pide disculpas
a los afectados, el balance de Yago de la Cierva es muy positivo: “El
secreto de una fiesta está en la calidad de sus invitados, y en la JMJ
se ha puesto en evidencia”, afirma.
-¿Cuál es su valoración general de esta 26 Jornada Mundial de la Juventud?
Yago de la Cierva: Una maravilla de la gracia. Madrid ha cambiado,
España ha cambiado, y sobre todo miles de jóvenes se han acercado a
Jesucristo gracias al magisterio del Papa. Si tuviera que destacar algo,
fue el elevadísimo número de jóvenes que supo estar centrado en lo
esencial, y dedicaron tiempo a la adoración eucarística, se confesaron y
participaron en los actos con una devoción palpable.
-¿Cuales han sido los principales problemas que han debido afrontar?
Yago de la Cierva:La Jornada Mundial es un evento de jóvenes para
jóvenes, organizado por instituciones eclesiales de todo el mundo, que
trabajan con metodologías muy distintas y culturas casi opuestas. No es
lo mismo un grupo italiano, con mucha experiencia y flexibilidad, que
otro más rígido; un grupo pequeño que compra tarjetas telefónicas
españolas que un grupo enorme con poca comunicación entre ellos;
personas de culturas donde la puntualidad es un valor y basta decir las
cosas un par de veces, y otras donde el tiempo es flexible y una valla
es una invitación a saltar... En ese sentido, la JMJ es esencialmente
un caos organizado. Pero los resultados han sido fabulosos, precisamente
porque la gente sabía a qué venía: a una peregrinación.
En segundo término están las dificultades relativas a organizar un
evento de estas dimensiones con equipos de voluntarios y presupuesto
limitado. Nos llena de satisfacción que casi todo haya salido bien, y
nos duele - y pedimos disculpas - lo que ha salido mal: grupos mal
asignados a los alojamientos, algunos errores en la distribución de la
comida en Cuatro Vientos, escasez de agua durante dos horas en algunas
zonas (debidas a que las reservas de agua se empleaban no para beber
sino para ducharse, cosa comprensible con el calor pero que trastocó
nuestros planes, etc. etc. Pero esas incidencias no llegan al 1% en
ninguno de los casos. Nos duele porque tocan a personas, pero los
expertos en grandes eventos (y la experiencia en otras JMJ lo certifica)
nos dicen que esos errores por desgracia son inevitables. Pero no por
eso le damos poca importancia, y pedimos disculpas a quienes les
afectaron.
- Respecto a las manifestaciones contrarias a la JMJ en la
Puerta del Sol y a las imágenes que han dado la vuelta al mundo, de
peregrinos insultados y zarandeados, ¿que valoración hace? ¿Ha temido la
organización en algún momento un boicot de los actos?
Yago de la Cierva:La situación política y social española no es
sencilla, y por eso no es extraño que muchos periodistas llegados a
Madrid para cubrir el evento no entendieran del todo qué estaba pasando.
Sólo hubo una manifestación en contra de la visita del Papa, que el
gobierno tuvo que aprobar porque en la solicitud oficial no constaba su
verdadera naturaleza. Las protestas del 15-M no iban contra la JMJ. Por
otra parte, algunos de los alborotadores no estaban en Madrid por
casualidad, sino que podría calificárseles de "profesionales de la
provocación". De hecho, los arrestados por la policía tenían todos
antecedentes penales; y muchos de ellos no eran españoles. Aprovecho
para agradecer y elogiar el trabajo de la policía española, que supo
mantener el orden salvo escasísimas excepciones debidas precisamente a
los violentos.
Mi valoración de estos hechos es que se han tratado de las sombras de
todo cuadro, que no hacen más que destacar las luces y las figuras. Ha
quedado mucho más claro la diferencia entre los que difunden el amor y
los que viven del odio; los que quieren ayudar a los jóvenes a que miren
al futuro con responsabilidad y esperanza, y los que se encierran en sí
mismos; los que dieron ejemplo de convivencia y los que son
intolerantes con los que no piensan como ellos, y emplean la violencia
verbal, gráfica o física... Pero ahora es más fácil apreciar la labor de
la Iglesia con los jóvenes en todo el mundo.
- Quizá uno de los momentos más delicados fue la vigilia de
oración del sábado, cuando la tormenta repentina hizo que el Papa
tuviera que detenerse y varias carpas fueron dañadas o cayeron.
¿Temieron e algun momento que el acto tuviera que suspenderse?
Yago de la Cierva:Viví esos momentos muy cerca del Papa y la verdad,
lo único que nos preocupó es que no sabíamos cómo proteger al Papa de la
lluvia, porque llegaba horizontal... De hecho, se le preguntó al Papa
si quería retirarse, y en dos ocasiones dijo que no, que quería
continuar. Por lo que se redujo el acto, ya que no se sabe nunca cuánto
puede durar una tormenta, y se dejó la parte central: la adoración
eucarística. El mismo Papa comentó luego que se había alegrado, porque
así quedaba más claro lo esencial: la presencia de Jesús Sacramentado
entre nosotros, y la adoración personal en silencio. Y me atrevo a
añadir que también quedó más clara la personalidad del Papa y de los
jóvenes: nadie se fue, sino que afrontaron esa lluvia con alegría y
capacidad de sacrificio. No habían venido a pasar un buen rato, y esa
molestia era claramente prevista por Dios, por lo que la asumieron con
gusto.
El fuerte viento inutilizó una de las 17 tiendas eucarísticas y causó
daños en otras dos. Para evitar males mayores, la policía decidió
rasgar todas las que estaban bien, para evitar el efecto vela, y
clausurarlas, para que no hubiera más heridos; y por ese motivo no fue
posible dar la comunión la mañana siguiente, ya que se iba a distribuir
desde las carpas eucarísticas. Ese es quizá el elemento más doloroso de
la Misa: que tantos jóvenes no pudieran recibir sacramentalmente al
Señor en Cuatro Vientos, sino que tuvieran que hacer una comunión
espiritual y luego acudir a una iglesia por la tarde para recibir al
Señor sacramentado. Pero entiendo bien las razones de la Policía: en un
momento de duda, hay que optar por la seguridad física de los presentes,
teniendo en cuenta la incertidumbre del tiempo y la oscuridad reinante.
- Otro de los problemas ha sido que muchos peregrinos no
pudieron acceder al recinto de Cuatro Vientos por falta de espacio.
¿Puede explicarnos qué sucedió y por qué?
Yago de la Cierva:Cuatro Vientos tenía dos zonas: una para los
inscritos, y otra para los no inscritos. En la primera cabían 100.000
personas más que los inscritos, y sin embargo muchos jóvenes (y lo
entiendo: cuando yo tenía la edad, hice exactamente lo mismo) no
respetaron los accesos ni las zonas asignadas, y ocuparon sitios que no
les correspondían. Cuando llegaron las personas que legítimamente
deberían estar allí, al ver que los sitios estaban ocupados no quisieron
ir hacia atrás sino que ocuparon parte de los viales de comunicación.
En esas circunstancias, no era seguro para los jóvenes que siguiera
entrando más gente, porque no podrían pasar ambulancias, vehículos con
agua, etc.; y nosotros, de acuerdo con la policía, decidimos cerrar los
accesos: mejor fuera que poner en peligro a los jóvenes.
Quedaron por tanto fuera unos 18.000 peregrinos, porque muchos de
ellos prefirieron esperar en los accesos más cercanos al escenario que
ir a la parte sur, como se les indicó. Es un número notable, y de veras
que lo sentimos mucho por ellos; pero equivale a un 1% de los que
asistieron a la Vigilia. Tengo que añadir que a primera hora pedimos a
los jóvenes que abandonaran los viales y recogieran sus sacos y tiendas
de dormir, cosa que hicieron inmediatamente y por eso pudieron abrirse
las puertas y dejar pasar a todos los que estaban fuera, y a muchos
otros que participaban sólo en la Misa.
- Calor, lluvia, problemas de seguridad... ¿ha sido la JMJ más “accidentada”?
Yago de la Cierva: Pues no lo sé: todas las JMJ han tenido sus
problemas, y nosotros quizá el hecho de que este día fuera el más
caluroso del verano, y que Cuatro Vientos fuera el lugar más caluroso de
la Comunidad de Madrid ese día. Pero hay que confiar en la providencia:
al final, todo tiene sentido. El secreto de una fiesta está en la
calidad de sus invitados, y en la JMJ se ha puesto en evidencia.
-¿Personalmente, ¿qué pensó usted en el momento en el que el viento zarandeaba al papa, el escenario y los jóvenes?
Yago de la Cierva: En el coraje del Papa y en el magnífico ejemplo que dieron los jóvenes.
- ¿Que datos de participación final tiene la organización?
Yago de la Cierva:Los datos de participación no los damos nosotros,
que no tenemos instrumentos técnicos para una medición seria, sino las
autoridades y los expertos. Sabemos sólo que hubo muchas inscripciones
de última hora, y alcanzamos casi los 475.000; las compañías telefónicas
nos hablan de casi millón y medio de teléfonos operativos en Cuatro
Vientos; la Cámara de Comercio de Madrid ha indicado que el retorno
económico inmediato de la JMJ para la economía madrileña ha sido de 160
millones de €; la asociación de restauradores ha multiplicado por tres
sus cifras de negocio; el seguimiento de la JMJ a través de redes
sociales ha sido altísimo; el sistema de salud de Madrid señala que ha
sido el evento más numeroso y largo que ha atendido jamás, y está
sorprendido de que los índices de atención han sido excepcionalmente
bajos... Y como nota curiosa, no salen de su asombro que en el país del
"botellón", más de un millón de jóvenes no haya provocado ninguna
intoxicación etílica. Se ve que no habían participado nunca en una JMJ.
Por Inma Álvarez
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