En la homilía de la Misa final de la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) Madrid 2011 celebrada este domingo desde las 09:30 a.m. (hora local), el Papa Benedicto XVI alentó a los dos millones de fieles presentes a vivir integralmente la fe y resaltó que "no os guardéis a Cristo para ustedes mismos".
En el aeródromo de Cuatro Vientos en Madrid, el Santo Padre recorrió
la explanada de este lugar aproximadamente durante 15 minutos saludando
desde el papamóvil a los peregrinos y fieles presentes de quienes
recibió muchas muestras de afecto a su paso.
Antes de iniciar la Misa el Papa saludó a los jóvenes comentándoles
que esperaba que hayan podido dormir un poco "pese a las inclemencias
del tiempo" y que hayan podido elevar los ojos al cielo para rezar.
En su homilía, el Papa explicó luego en qué consiste la fe, que es un don de Dios, y como ésta "va más allá de los simples datos empíricos o históricos, y es capaz de captar el misterio de la persona de Cristo en su profundidad".
La fe, dijo el Papa, tiene su origen en el Señor y no solo
proporciona "alguna información sobre la identidad de Cristo, sino que
supone una relación personal con Él, la adhesión de toda la persona, con su inteligencia, voluntad y sentimientos, a la manifestación que Dios hace de sí mismo".
El Santo Padre señaló luego que así como antes preguntó a sus
discípulos sobre quién decían ellos que era Él, ahora esa pregunta el
Señor la dirige ese mismo cuestionamiento a los jóvenes. A él, dijo,
"respondedle con generosidad y valentía, como corresponde a un corazón
joven como el vuestro. Decidle: Jesús, yo sé que Tú eres el Hijo de Dios
que has dado tu vida por mí".
"Quiero seguirte con fidelidad y dejarme guiar por tu palabra. Tú me conoces y me amas. Yo me fío de ti y pongo mi vida entera en tus manos. Quiero que seas la fuerza que me sostenga, la alegría que nunca me abandone".
Benedicto XVI explicó también que la fe debe vivirse en la Iglesia
que "no es una simple institución humana, como otra cualquiera, sino
que está estrechamente unida a Dios. El mismo Cristo se refiere a ella
como ‘su’ Iglesia. No se puede separar a Cristo de la Iglesia,
como no se puede separar la cabeza del cuerpo. La Iglesia no vive de sí
misma, sino del Señor. Él está presente en medio de ella, y le da vida,
alimento y fortaleza".
El Papa dijo luego que para vivir la fe es necesario caminar con
Cristo en comunión con la Iglesia ya que "no se puede seguir a Jesús en
solitario".
"Quien cede a la tentación de ir ‘por su cuenta’ o de vivir la fe
según la mentalidad individualista, que predomina en la sociedad, corre
el riesgo de no encontrar nunca a Jesucristo, o de acabar siguiendo una imagen falsa de Él", alertó.
Para caminar con el Señor y crecer en la fe, prosiguió, "es
fundamental reconocer la importancia de vuestra gozosa inserción en las
parroquias, comunidades y movimientos, así como la participación en la Eucaristía de cada domingo, la recepción frecuente del sacramento del perdón, y el cultivo de la oración y meditación de la Palabra de Dios"..
"De esta amistad con Jesús nacerá también el impulso que lleva a dar
testimonio de la fe en los más diversos ambientes, incluso allí donde
hay rechazo o indiferencia. No se puede encontrar a Cristo y no darlo a
conocer a los demás. Por tanto, no os guardéis a Cristo para vosotros mismos. Comunicad a los demás la alegría de vuestra fe".
El Papa indicó que el mundo necesita la fe de los jóvenes, para que asuman la tarea de ser "discípulos y misioneros de Cristo en otras tierras y países
donde hay multitud de jóvenes que aspiran a cosas más grandes y,
vislumbrando en sus corazones la posibilidad de valores más auténticos,
no se dejan seducir por las falsas promesas de un estilo de vida sin
Dios".
"Queridos jóvenes, rezo por vosotros con todo el afecto de mi
corazón. Os encomiendo a la Virgen María, para que ella os acompañe
siempre con su intercesión maternal y os enseñe la fidelidad a la Palabra de Dios. Os pido también que recéis por el Papa, para que, como Sucesor de Pedro, pueda seguir confirmando a sus hermanos en la fe".
Finalmente el Santo Padre hizo votos para que todos los católicos
"crezcamos en santidad de vida y demos así un testimonio eficaz de que
Jesucristo es verdaderamente el Hijo de Dios, el Salvador de todos los
hombres y la fuente viva de su esperanza. Amén".
Fuente: aciprensa.com
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