“Todas las personas infelices han
perdido a Dios en su vida”
Comunicar la fe a una generación
post-comunista es la primera prioridad para un obispo de la zona nord-oriental
de Bielorrusia.
Monseñor Wladyslaw Blin, obispo
de Vitebsk, explicó la situación que vive su diócesis, a la asociación
caritativa católica Ayuda a la Iglesia Necesitada (AIN), destacando la
importancia de la nueva evangelización en un país oprimido por el comunismo
durante más de 70 años.
“Hoy debemos buscar nuevas vías
para llegar a la gente, para que permanezca firme en su propia fe”, afirmó.
“La nueva evangelización”,
añadió, “debe expresar el poder de la fe y del Evangelio, porque la gente está
perdiendo de vista el poder del Espíritu Santo”.
En este contexto, la diócesis del
prelado está comprometida con una serie de proyectos para comunicar la Buena
Noticia, como el Festival de Música Espiritual para los Jóvenes y las jornadas
de Cultura Cristiana, que alientan los intereses en las prácticas cristianas
tradicionales bielorrusas.
Entre las iniciativas está
también el “Magnificat”, el festival de películas cristiana, bajo el patronato
de monseñor Blin.
“Predicar el Evangelio es un gran
reto para la Iglesia católica”, dijo el prelado. “Antes la fe era parte de
nuestras tradiciones, pero actualmente las personas se están alejando
lentamente de ella”.
La Iglesia no se ha hecho atrás en
el afrontar cuestiones éticas y morales, y monseñor Blin organiza conferencias
médicas internacionales en Bielorrusia.
Profesionales y expertos de Roma
son enviados a hablar de la ética cristiana en la profesión médica, incluida la
dignidad de la vida.
También son muy populares las
peregrinaciones a lugares como Braclav o Buclav.
El 1 de julio, casi 2.500
peregrinos llegaron al santuario nacional en Budslau en la vigilia de la fiesta
de Nuestra Señora de Budslau.
No obstante los retos, la fe está
profundamente enraizada en muchas personas, en parte a causa de la persecución
bajo el comunismo.
Monseñor Blin, que durante el
periodo comunista estuvo exiliado en Polonia, recordó que muchos “murieron por
su fe. Casi todas las familias tienen una víctima que dio su vida por su fe en
Dios”.
“El país, sobre todo en las zonas
orientales, ha sobrevivido 70 años sin Dios. Ahora es necesario dar testimonio
a la próxima generación”.
Para el prelado, el papel de la
Iglesia católica es el de “reforzar la conciencia de la gente del hecho de que
todas las personas tienen el derecho de practicar la religión que llevan en el
corazón, la fe de sus antepasados”.
“Debemos estar allí para los
fieles”, declaró el obispo. “Queremos mostrarle a ellos que con Dios cualquiera
puede ser feliz, porque Dios es amor. Toda persona infeliz ha perdido a Dios en
su vida”.
En Bielorrusia, sobre una
población de 10 millones de habitantes casi 2 millones son católicos, mientras
que la mayoría es ortodoxa rusa.
Fuente: zenit.org
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