Inaugurado el coloquio europeo de
parroquias
Cada vez más, las parroquias de
Europa se encuentran ante el mismo desafío: la indiferencia religiosa, ha
constatado Josep Taberner Vilar, catalán, uno de los dos copresidentes del
Coloquio Europeo de Parroquias (CEP), que se celebra su vigésima edición en
Nyíregyháza, Hungría.
El encuentro, dedicado este año
al tema “Parroquias, lugares de esperanza. Dispuestos siempre a responder a
quien os pida razón de vuestra esperanza”, está planteando una nueva pastoral,
caracterizada por la modestia y la dulzura, pero sin complejos.
En el encuentro participan
doscientas personas, de 17 países del viejo continente, durante cinco días,
hasta el viernes, para escuchar testimonios, profundizar en la vocación de la
parroquia, visitar iglesias locales y vivir encuentros ecuménicos.
Vilar ha revelado que en el
encuentro se están recogiendo “todas las aportaciones en un texto útil para las
Iglesias y la sociedad del continente”.
El avance de la secularización
Las parroquias, ¿pueden
convertirse en lugares de esperanza en la realidad europea, fragmentada y
secularizada? A esta pregunta respondió con algo de humor, pero con
convencimiento, “Yes, we can”, el padre Hubert Windisch, sacerdote y profesor
de teología pastoral en la Universidad de Friburgo, en Alemania, en una
intervención en la que sintetizó la situación de las parroquias en Alemania.
Sobre todo en el norte y el
centro del continente europeo, dijo, “somos 'extranjeros', como los cristianos
de los orígenes”, y “tenemos que preguntarnos cuál es nuestra tarea” y cómo
“demostrar nuestra pertenencia a Cristo”.
El sacerdote subrayó que los
cristianos europeos “con frecuencia se sienten oprimidos, inseguros,
angustiados y expuestos a un clima muy agresivo”.
Hablando de Alemania, constató
que “contamos con 82 millones de habitantes y sólo una tercera parte son
católicos, y los protestantes son menos aún. En una escuela de un barrio de mi
ciudad, el 60 por ciento de los niños no están bautizados y algunos estudios
recientes hablan de la 'extinción' del cristianismo en algunos países
occidentales”.
En definitiva, se experimenta “un
proceso rapidísimo de disminución tanto cuantitativa como cualitativa del
cristianismo”, que “de ser objetivo ha pasado a ser subjetivo”.
Al mismo tiempo, se ha pasado de
“una comprensión bíblica de la fe, personal e histórica, a una imagen de Dios
impersonal y sin tempo, de carácter esotérico”.
Una nueva pastoral
En estos contextos, las
parroquias y los cristianos que las animan pueden “dar razón de su esperanza”
si se transforman en una especie de “custodia” u ostensorio de la Eucraristía,
es decir, si adoptan un estilo de “transparencia espiritual”.
En el futuro de la Iglesia
occidental hay que desarrollar, por tanto, una “nueva pastoral”, hecha con
“modestia, dulzura, y respeto”, pero al mismo tiempo “sin temores” o complejos
de inferioridad, propuso el padre Windisch.
Fuente: www.zenit.org
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