El obispo de Rumbek destaca la
importancia de este suceso histórico
Una “marcha serena” hacia la
declaración de independencia que el 9 de julio, en Juba, hará oficial el
nacimiento del 54º estado africano del Sur de Sudán.
No obstante los enfrentamientos
durísimos que en el mes de junio han devastado el sur de Kordofan y los
centenares de miles de desalojados, privados de asistencia adecuada en Darfur y
Abyei, monseñor Cesare Mazzolari, obispo de la diócesis de Rumbek, tiende a
destacar la gran esperanza y el fermento vivido por el pueblo del sur de Sudán
en la vigilia de esta importante cita.
“El Sur de Sudán -afirma- está
orgulloso de ser una nueva nación y está preparado para conquistar su propia
identidad en el mundo”.
En efecto, la de 9 de julio de
2011, representa una fecha histórica: nunca, desde los años '60, es decir,
desde la época de la descolonización del continente africano se puso en
discusión las fronteras trazadas por los estados coloniales (excepto por la
secesión de Eritrea de Etiopía en 1993). La independencia del Sur de Sudán de
Sudán, que marca el fin del periodo de transición establecido en los acuerdos
de paz del 2005 y que fue aprobada por el referéndum popular del pasado 9 de
enero que decretó, con el 98'83% de los votos, la secesión del norte del país),
se ha pagado con otro tributo de sufrimiento. Casi cincuenta años de guerra
marcados por las fases sanguinarias del 1955 a 1972 y de 1983 al 2005, dos
millones de muertos, y cuatro millones de prófugos y de desplazados.
De mucha parte de esto, monseñor Mazzolari
(desde hace 30 años en misión en la Nigrizia de San Daniel Comboni)- “Sudán”,
que en lengua árabe significa “tierra de los negros”, en latín Nigritia-, fue
testigo atento y partícipe, poniéndose al lado de los más pobres y olvidados,
luchando para que les llegase a ellos la asistencia sanitaria y los programas
de desarrollo que forman parte de los derechos fundamentales de la persona.
“Nosotros misioneros -contó al
periodista Lorenzo Fazzini en el libro “Un Evangelio para África” (Ed. Lindau)-
nos quedamos aquí, con la gente, incluso cuando los Antonov bombardeaban
nuestras escuelas, hospitales y las iglesias. Estuvimos con ellos: si huían a
Etiopía a pie (un camino de 100 km), nosotros estábamos; cuando habitaban en
los campos de refugiados, nuestros sacerdotes estaban allí; si había
incursiones del ejército sudanés de liberación popular, nosotros no los
dejábamos solos”.
Un papel importante el de la
Iglesia, al servicio de un pueblo, que es el nº150 -de 182- más pobre de la
tierra. “La Iglesia -observa hoy Mazzolari en la vigilia de la independencia-
ha perseverado en la oración y en la difusión de la fe en Dios, animando el
compromiso hacia la reconciliación en una región sangrante por los conflictos,
las divisiones y los problemas tribales”.
“La voz y el testimonio de la
Iglesia -añade el obispo de Rumbek- es clara y luminosa y, después de muchos
años de sufrimiento, el Señor se está manifestando gracias a la semilla de la
fe cristiana que está creciendo en el Sur de Sudán”. Sudán, para el obispo comboniano,
“necesita entregarse a un Dios que ama al pueblo sudanés, mientras que la
Iglesia universal debe guiar las iniciativas de solidaridad hacia el Sur de
Sudán para que el pueblo pueda sentirse parte de la familia global a través de
signos de comunión”.
Si bien el territorio del próximo
54ª estado africano es muy rico de agua y de petroleo, el 90% de la población
vive con menos de un dólar al día, mientras que el analfabetismo de los adultos
es del 84%. A la tasa más alta del mundo de mortalidad de las mujeres en el
parto o a los problemas durante el embarazo, se une la desnutrición de casi la
mitad de la población infantil. Hoy el Sur de Sudán es un país cuyo sistema
económico debe reconstruirse, la sanidad y la educación debe fundarse, y se
debe desarrollar las infraestructuras necesarias para el desarrollo. También el
recurso del petróleo -que representa el 98% del balance estatal- tiene que
hacer cuentas con la falta de oleoductos y de refinerías.
“Necesitamos -explica Mazzolari-
del apoyo internacional sobre todo, en años venideros, para convertirnos a
todos los efectos en miembros de la comunidad global”.
Las celebraciones oficiales de la
independencia, informa una nota de la Coordinación de Entes solidarios en
Rumbek (cesar), comenzarán el sábado 9 de julio a las 10 en Juba, en el
mausoleo de John Garang, político y guía del ejército sudanés de liberación
popular (SPLA) en la segunda guerra civil (1983-2005). Además del presidente
del Sur de Sudán, Salva Kiir Mayardit, de Jartum se unirá también Omar
El-Bashir, actual presidente de la República de Sudán. “Una señal, la presencia
de El-Bashir- destaca la nota-, de la voluntad de diálogo y cooperación entre
Sudán y el Sur de Sudán”.
Como bendición a la nación
naciente, está previsto que antes de la proclamación de independencia,
representaciones cristianas y musulmanas (el Sur de Sudán cuenta con casi 9
millones de habitantes, la mayoría de ellos cristianos y animistas) se reunirán
para un momento de oración compartida.
A la firma de la constitución de
la república del Sur de Sudán por parte del presidente Salva Kiir, le seguirán
las intervenciones de las delegaciones internacionales. Entre estas la Liga
Árabe, exponentes del gobierno chino, representantes de la Unión Europea y de
los Estados Unidos, la presidencia de la Unión Africana y el secretario de las
Naciones Unidas, Ban Ki Moon.
Después de los momentos
institucionales, la palabra será para el deporte. El día después, domingo 10 de
julio, en el Juba Footbal Stadium, la nueva selección de fútbol del Sur de
Sudán se enfrentará con el equipo de Kenya. Mientras que el lunes 11 de julio
será el baloncesto el que represente los colores del estado africano nº54 con
el partido del Uganda contra el Juba Basketball Complex.
Por Chiara Santomiero
[Traducción del italiano por
Carmen Álvarez]
Fuente: www.zenit.org
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