La Iglesia:
práctica contraria a la vida que esconde una ideología eugenésica
Después de un
intenso debate, la Cámara Baja del Parlamento Federal de Alemania -el
Bundestag-, ha decidido y ha dado vía libre a la controvertida técnica de
diagnosis preimplantacional, conocida también como PID (“Preimplantation
Diagnosis”) o PDG (“Preimplantation Genetic Diagnosis”). Con una amplia
mayoría, los diputados de Berlín aprobaron el 7 de julio, con 326 votos a favor
(de 594), una propuesta de ley [1] presentada por Peter Hintze (CDU),
subsecretario de Economía, y Ulrike Flach, vice-director de la FDP (liberales)
en el Bundestag.
El texto
(Bundestagsdrucksache 17/5451) permite someter a embriones concebidos in
vitro a una investigación genética o “screening” cuando existe un alto
riesgo de transmisión, por parte de los padres a la prole, de graves
enfermedades o malformaciones hereditarias comprobadas, la posibilidad de un
aborto espontáneo o de que el niño nazca muerto. Los elementos decisivos para
permitir la PID son la gravedad de la patología o defecto genético y el
criterio de la probabilidad. Para no incurrir en abusos, el proyecto de ley,
apenas aprobado, prevé una consulta obligatoria especialista, el OK por parte
de una comisión interdisciplinar y el consenso escrito de la mujer. El examen
se realizará sólo en los centros autorizados. En el caso de un resultado
“positivo”, el embrión “defectuoso” no se trasladará al útero de la futura
madre sino que será destruido.
Al análisis de
los diputados se sometieron también dos textos alternativos, pero que fueron
descartados. El primero de estos dos diseños de ley (BT-Drucksache 17/5450),
que recibió 260 votos favorables, fue el elaborado por Johannes Singhammer
(CSU) y Birgit Bender (Bündnis 90/Die Grünen). La propuesta en cuestión, que
fue apoyada por varios exponentes democristianos, entre los que destacar la
canciller Angela Merkel, y el líder de la Unión de CDU/CSU en el Bundestag,
Volker Kauder, y también ex ministro social-demócrata de Sanidad, Ulla Schmidt,
excluía todos los recursos a la técnica. “Se trata de la ética de la vida”,
recordó Kauder durante el debate (Welt Online, 7 de julio). “El derecho a la
vida no puede ser puesto a disposición”, añadió otro partidario del “no”, el
diputado y “Patientenbeauftragter”, es decir el mediador del Gobierno federal
para los derechos del paciente), Wolfang Zöller (CSU).
La segunda
propuesta suspendida por los diputados (BT-Drucksache 17/5452) era un texto de
compromiso, un clásico “no, pero”. Rechazado enseguida (sólo 58 votos a favor),
el proyecto en cuestión llevaba la firma del diputado socialdemocrático René
Röspel y del presidente del Bundestag, el profesor Norbert Lammert (CDU). Como
el texto precedente, mantenía la prohibición de la PID pero permitía algunas
excepciones en circunstancias muy limitadas, es decir cuando la supervivencia
del feto no estaba garantizada o cuando el nacido no habría superado el primer
año de vida. Decisiva para consentir la PID era, en este caso, la previsión de
supervivencia.
La aprobación de
la propuesta de ley Hintze- Flach ha sido acogida con amargura por parte de la
Iglesia católica, que en los meses y semanas precedentes al voto no había
dejado de afirmar su oposición clara a la técnica. “Deploramos profundamente la
decisión de hoy”, se lee en un comunicado publicado en la web de la Conferencia
Episcopal Alemana (DBK), después de la votación (7 de julio). “Nosotros los obispos
alemanes nos hemos comprometido intensamente con una clara prohibición de la
PID”, recuerda el texto.
En el
comunicado, firmado por Robert Zollitsch, obispo de Friburgo de Brisgovia
(Baden-Württemberg) y presidente del organismo, los obispos alemanes afirman
que la “selección de embriones humanos viola el precepto de la dignidad humana,
que que respeta a todos los seres humanos desde el principio”. Para la DBK,
“todo ser humano es único como persona y portador de una dignidad que no está
disponible, prescindiendo de su nivel de desarrollo, de sus capacidades
actuales, de sus talentos, de sus puntos fuertes o débiles o de su posición
social, y esto en todas las fases de su existencia”.
Sólo pocos días
antes del voto, monseñor Zollitsch había repetido, en una entrevista concedida
a la agencia de prensa KNA y retomada por la Domradio de Colonia(3 de julio),
que para la Iglesia católica el diagnóstico genético es “inaceptable porque
seres humanos deciden que es digno de ser vivido y que no lo es”. “La vida humana
inicia con la unión de un óvulo y un espermatozoide”, recordó además el
presidente de la DBK, que junto al titular de la diócesis de
Rottenburg-Stuttgart y presidente de la subcomisión de Bioética, monseñor
Gebhard Fürst, envió a mitad de junio una carta a los diputados de Baden
Württemberg.
En su carta
conjunta, los dos obispos del “Land” o región sur-occidental de Alemania,
afirmaron tener plena comprensión de los temores y preocupaciones de los padres
que son portadores de enfermedades hereditarias graves, pero recordaron también
que la selección de un embrión “sano” comporta siempre y consigo el rechazo de
los embriones humanos “no sanos” (Domradio, 17 de junio). Para Zöllitsch y
Fürst, este descarte de embriones tiene una marca clara eugenética y abre
además la puerta a otra cosa: la selección embrional en base al sexo o al
género.
En su batalla
contra la PID -el titular de la diócesis de Múnster (Renania
Septentrional-Westfalia), monseñor Félix Genn, no ha dudado en recordar la
heroica oposición del cardenal Clemens August Graf von Galen a la ideología
nacional socialista (Domradio, 5 de mayo)-, los obispos alemanes recibieron el
apoyo de movimientos como la Senioren-Union de la CDU. “Si la PID -por muy
limitada que esté- tiene que ser aprobada en Alemania, nuestra sociedad se
encuentra verdaderamente ante un cambio de paradigma. Por primera vez no serían
niños no queridos por sí mismos, sino a condición de que les falten
características que hagan preocupar a sus padres”, se lee en el manifiesto
“Kultur des Lebens” (Cultura de la vida), aprobado y publicado el pasado martes
por la organización [2].
Estos
llamamientos e intervenciones no han frenado, por tanto, a los promotores de la
PID. EN los meses pasados, varias academias científicas- entre las que está la
Academia Nacional de Ciencias Leopoldina, la Academia Alemana de las Ciencias
Técnicas y la Academia de las Ciencias de Berlín-Brandemburgo- se habían
pronunciado a favor de una autorización (al menos parcial) del diagnóstico
genético preimplantación. En febrero pasado, también una Comisión de la Orden
de los Médicos Alemanes (BÄK) había deseado un cambio de la ley a favor de la
PID.
Lo que ha
reabierto el debate sobre esta técnica en Alemania, prohibida por la Ley sobre la
protección de los embriones del 13 de diciembre, ha sido una sentencia emitida
hace exactamente un año -el 6 de julio de 2010- por el Tribunal Federal de
Casación (BGH) de Lipsia, que había absuelto a un ginecólogo que en su estudio
de Berlín había sometido a la PID a los embriones en probeta de tres parejas
con una predisposición comprobada a enfermedades genéticas y transferido en el
útero sólo embriones “sanos”.
[1] El texto
está disponible en la web: http://dipbt.bundestag.de/dip21/btd/17/054/1705451.pdf
Por Paul De Maeyer
[Traducción
del italiano por Carmen Álvarez]
Fuente: www.zenit.org
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