El primer
país en reconocer a la nueva nación ha sido el propio Sudán
En una atmósfera
casi de estadio - alguno incluso hacía sonar las vuvuzelas (las ruidosas
trompetas de plástico del Mundial de fútbol 2010 de Sudáfrica), como ha
destacado Avvenire.it -, Sudán del Sur vivió el pasado 9 de julio el
tan esperado día de su independencia de Sudán, convirtiéndose oficialmente en
el país nº 54 del continente africano y en el nº 193 del mundo.
En la solemne
ceremonia, que se celebró en la capital Juba, en el mausoleo del líder
independentista John Garang, que murió en un accidente de helicóptero en julio
de 2005, participaron decenas de miles de personas, formando según la Neue
Zürcher Zeitung (9 de julio), la más numerosa concentración humana jamás
vista en la ciudad situada en las orillas del Nilo Blanco.
La celebración
comenzó con las oraciones leídas por dos líderes religiosos, uno musulmán y el
otro cristiano, monseñor Paulino Luduku Loro. “Que Dios dé alegría a todos
nuestro pueblo”, así rezó el arzobispo católico de Juba, que quiso recordar a
todos los que “nos han expresado su solidaridad durante los largos años de
guerra” y pidió además, un “nuevo entendimiento” entre el Norte y el Sur (Agence
France-Presse, 9 de julio).
El culmen del
evento llegó cuando se recogió la bandera sudanesa y se izó la de la República
de Sudán del Sur, que después de Eritrea (1993), es la segunda nación africana
nacida de una secesión. La independencia de Juba fue precedida por una larga y
sanguinaria guerra civil entre el norte musulmán y el sur animista y cristiano
que, explotando en 1955, duró (con un pausa de 1972 a 1983) hasta la firma del
Acuerdo General de Paz (CPA en acrónimo inglés), que se realizó el 9 de enero
de 2005 en la capital de Kenya, Nairobi, entre el presidente sudanés, Omar
Hassan al-Bashir y los rebeldes del Movimiento/Ejército Popular para la
Liberación del Sudán (SPLA/M) de Garang.
Se calcula que
la segunda fase de la guerra civil -la más cruenta- hay causado casi 2 millones
de víctimas y más de 4 millones de desplazados. “Nuestros mártires no han
muerto en vano”, destacó el presidente de Sudán del Sur, Salva Kiir Mayardit,
dirigiéndose a la multitud (BBC, 9 de julio). “Hemos esperado más de 56 años
para este día. Es un día que se quedará grabado en nuestros corazones y
nuestras mentes”, continuó el ex jefe rebelde, que llevaba su ya característico
sombrero negro de cowboy.
El primer país
en reconocer el mismo viernes a Sudán del Sur fue el mismo Sudán. Según la
agencia Reuters (9 de julio), se trata de un gesto de buena voluntad
de parte del régimen de Al-Bashir, sobre cuya cabeza pende todavía una orden
internacional de captura emitida por el Tribunal Penal Internacional (ICC) de La
Haya (Holanda) por crímenes de guerra y contra la humanidad cometidos en
Darfour entre el 2003 y el 2004. Al- Bashir participó además, en la ceremonia
de independencia. “Nos alegramos con nuestros hermanos del sur por la creación
de su nuevo Estado. Compartimos su alegría y su fiesta. La voluntad de la gente
del sur debe ser respetada”, dijo el hombre fuerte de Jartum, que pidió a los
Estados Unidos levantar las sanciones contra su país(BBC, 9 de julio):
Por su parte, el
presidente americano Barack Obama afirmó en una nota estar “orgullosos de
declarar que los Estados Unidos reconocen formalmente a la República de Sudán
del Sur como un Estado soberano e independiente” (Reuters, 9 de
julio). Para la Casa Blanca, la jornada del sábado “nos recuerda que después de
la oscuridad de la guerra, la luz de un nuevo amanecer es posible”. Obama lanzó
a su vez, un llamamiento a Jartum de si continúa por el camino de la paz, “el
gobierno de Sudán puede redefinir su relación con la comunidad internacional y
asegurar un futuro más próspero para su pueblo”.
También Egipto
ha reconocido a la nueva nación africana. Lo anunció el ministro de exteriores
del Cairo, Mohammed el-Orabi. Como explica la agencia Reuters (8 de
julio), el gobierno egipcio siguió el proceso de secesión con preocupación a
causa de la cuestión de la separación de las aguas del Nilo, que provee el 90%
de las necesidades hidráulicas del país. Mientras que seis países de la cuenca
del Nilo firmaron el año pasado un acuerdo sobre la redistribución de sus aguas,
que eliminaba algunos privilegios concedidos a Egipto en la época colonial, la
independencia de Sudán del Sur, que se convierte en el país nº11 de las orillas
del Nilo, podía complicar la situación.
Todos están de
acuerdo en que con la independencia comienza el verdadero trabajo para Juba.
Los retos que esperan al país -uno de los más pobres del mundo, tan grande como
España y Portugal juntas- son enormes. El primer desafío es el de la seguridad,
no sólo la exterior -como sugieren la crisis en la disputada región de Abyei y
la violencia en el Estado sudanés de Kordofán del Sur- sino también la
interior. Sobre el terreno de Sudán del Sur actúan al menos, siete movimientos
de rebeldes, que según Juba están financiados por Jartum. Para muchos expertos,
el verdadero enemigo de Sudán del Sur se esconde, de hecho, dentro del país, y
son la corrupción y las divisiones étnicas.
En el frente de
la seguridad hay, de todas maneras, alguna buena noticia. El Consejo de
Seguridad de la ONU aprobó el pasado viernes 8 de julio la misión UNMISS (United
Nations Mission in the Republic of South Sudan), que prevé el envío de
7.000 cascos azules y 900 policías. “Se trata de una fuerte señal de apoyo a
Sudán del Sur”, afirmó el embajador de Alemania, Peter Wittig, que este mes asume
la presidencia del organismo (Reuters, 8 de julio).
Luego están los
espinosos asuntos de las fronteras con Sudán, la deuda sudanesa y sobre todo el
del petróleo. Mientras que la mayor parte de los yacimientos sudaneses (al
menos el 75%) se encuentran en el territorio del sur, la infraestructura para
la exportación del oro negro (en particular el Gran Oleoducto del Nilo y el
puerto comercial de Port Sudan) se han quedado en las manos de Jartum). Pero
aunque Sudán del Sur se verá obligado a llegar a un acuerdo con el Norte, todo
indica que para su desarrollo económico necesitará sobre todo, ayuda de sus
vecinos Etiopía, Kenya y Uganda.
Como recuerda Reuters
(6 de julio), Sudán del Sur es, de hecho, el principal destinatario de las
exportaciones ugandesas, que según Uganda Exports Pormotions Board
llegaron, en 2009, a un volumen de 184'6 millones de dólares. EN el mismo años.
Kenya exportó bienes y servicios por 157'7 millones de dólares hacia Juba.
Según un informe del centro de consulta Frontiers Economics, una
posible reanudación de la guerra en Sudán del Sur costaría a sus vecinos hasta
el 34% de su PIB combinado durante un periodo de 10 años. Juba es, además, el
candidato más probable para convertirse en miembro de la Comunidad de África
Oriental (EAC), si los actuales estados miembros (Burundi, Kenya, Ruanda,
Tanzania y Uganda), decidiesen ampliar este grupo.
Para su
desarrollo, Juba tiene, quizás, un sorprendente as en la manga: podría
convertirse en un destino para los amantes del safari. Como recordó el
periódico español El mundo (10 de julio), en Sudán del Sur se esconde
un Serengeti “secreto”. Exploradores de la sociedad zoológica de Nueva York (Wildlife
Conservation Society o WCS) y del National Geographic descubrieron
en 2006 una gran migración en masa de herbívoros casi mayor que la de famoso
Parque Nacional del Serengeti, en Tanzania. En esta migración participaron
hasta 1'4 millones de antílopes y otros herbívoros, entre ellos el cobo de
oreja blanca, el antílope alcino y el órice beisa. Junto con el oeste de
Etiopía, la zona de Sudán del Sur donde se ha verificado esta migración, forma,
según El Mundo, el mayor ecosistema de sabana todavía intacto de toda
África.
Mientras tanto,
la prioridad absoluta es la creación -casi de cero- de un sistema sanitario y
educativo. Con una población igual a la de Milán y Roma juntas -observa Il
Corriere della Sera (9 de julio)- el nuevo país africano tiene menos de
499 chicas diplomadas en la escuela superior. Para ayudar en este colosal
desafío, las autoridades de Sudán del Sur -un país donde un niño sobre diez
muere antes de cinco años y una mujer sobre diez muere durante o después del
parto- hay 400 ONG activas además de la Iglesia católica. Este años la diócesis
de Torit pretende, por ejemplo, dedicar 9 millones de dólares a proyectos de
desarrollo (La Croix, 1 de abril).
Por Paul De
Maeyer
[Traducción
del italiano por Carmen Álvarez]
Fuente: www.zenit.org
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