El Pecado
Objetivo del tema: Cada
uno debe ser convencido (no acusado) de ser pecador; necesitado de
salvación. Darse cuenta que ningún hombre puede quitar el pecado que es
causa de todos los males.
El tema anterior se trató del amor de Dios. Sin embargo, ante la
realidad de nosotros mismos y todo cuanto nos rodea surgen algunas
preguntas muy lógicas:
1. Si
Dios nos ama, entonces ¿por qué a nivel personal se vive con tantas
inseguridades, temores, envidias, insatisfacciones, desequilibrios
emocionales, competencia, angustia, tristeza y limitaciones, y no
experimentamos su amor?
2. Si
Dios nos ama, entonces, ¿por qué a nivel comunitario las familias se
desintegran, los hijos se rebelan contra los padres, luchas de
generaciones, competencias y odios de unos para con otros?
3. Si
Dios nos ama ¿por qué la guerra, el hambre, la pobreza, la injusticia,
la discriminación, la opresión y la falta de libertad? ¿Por qué no
vivimos en el plano social el maravilloso plan de amor, justicia y paz?
4. En
el fondo late la siguiente inquietud: Si Dios nos ama, ¿por qué no lo
experimentamos? ¿por qué nuestro mundo no es un paraíso donde se viva en
armonía, paz y justicia?
A. El Problema
Antes de querer solucionar el problema debemos de conocer claramente
cuál es el problema. Sin un problema no está bien planteado jamás se
encontrará la solución.
Cuando se nos descompone un automóvil vamos con el mecánico para que
nos diga cuál es la falla. Cuando se nos descompone el reloj le pedimos
al relojero que nos lo componga. Pero, cuando se nos descompone la vida
¿a quién debemos recurrir? Y si el mundo no marcha adecuadamente hemos
de preguntarle al creador del mundo qué es lo que está sucediendo.
El, en su Palabra, nos dice: Porque todos pecaron, todos están privados de la manifestación salvífica de Dios. Rm 3, 23.
O sea, que lo impide que en nuestro mundo se manifieste el amor de Dios y se realice su plan de felicidad, paz y unión se llama pecado... El pecado es la causa de todos los males que aquejan a la humanidad.
Dios
ha hecho caer un diluvio de amor sobre nosotros, pero nosotros estamos
bajo un cristal irrompible que nos permite ver llover; pero nosotros no
nos mojamos con el Agua Viva del amor de Dios. El pecado es ese
impedimento que no nos permite experimentar el amor de Dios.
Desde
que en el paraíso Satanás engañó a nuestros primeros padres
haciéndoles creer que por sus propias fuerzas podrían alcanzar su
felicidad y realización humana comenzó todo el desastre en que vivimos:
- El hombre se alejó de Dios, fuente de vida.
- Se separó de su mujer, acusándola de ser la culpable.
- Se enemistó con la creación, que se rebeló contra él.
Desde entonces comenzaron los odios, rencores y resentimientos.
Inmediatamente después el más fuerte, (Caín) mató al más pequeño (Abel).
Dieron inicio a las guerras, las injusticias, el afán por las riquezas y
todo el mal que existe en el mundo.
El problema que tenemos es que somos pecadores, y por tanto, alejados del amor de Dios.
Y lo peor es que no podemos evitarlo, porque el pecado no es algo que
podamos impedir que entre a nosotros, sino que sale del fondo de
nuestro propio ser. Mc 1,14-15.
¿Por
qué un árbol de limones da siempre frutos agrios y ácidos y no dulce y
apetitosos? Por la simple razón de que tiene raíces de limón y no puede
dar sino limones. Así nosotros manifestamos frutos de pecado porque
nuestra raíz, el corazón, es el pecado. Necesitaríamos que alguien nos
cambiara el corazón.
Nosotros somos pecadores, por eso precisamente pecamos. Porque nuestra raíz es de pecado aparecen lógicamente frutos de pecado.
Cuando
el Rey David reconoció y confesó su pecado, dijo que había pecado
porque desde que su madre lo concibió, él ya era pecador: Sal 51,7.
El pecado es como nuestra sombra, inseparable de nosotros. Sólo hay dos maneras de que no tengamos sombra:
Þ Estar en la completa oscuridad, lo cual resulta aún peor.
Þ ser luz. Porque la luz no tiene sombra, pero esto resulta imposible para la fuerza humana.
Querer salvar la vida por nuestras propias fuerzas es hundirnos más en la desesperación de la impotencia.
Cuando comenzaron a enviar los primeros cohetes espaciales a la Luna
el problema principal que existía era que no tenían la suficiente
fuerza para llegar hasta allá y entonces caían a tierra. Incluso, entre
más alto subían, más fuerte se desplomaban, destruyéndose completamente.
Eso mismo nos pasa a nosotros cuando con nuestras propias fuerzas y
medios queremos alcanzar la felicidad, y la realización de nuestra
vida.
Þ Cuando buscamos por caminos falsos: desorden sexual, alcoholismo, drogas, activismo, afán de riquezas, poder, fama, confort, etc.
Þ Cuando confiamos en falsos redentores: materialismo, humanismo sin Dios, comunismo o capitalismo, etc.
Þ Cuando creemos en ídolos falsos: satanismo, brujería, curanderismo, control mental, meditación trascendental, conocimiento del futuro, etc.
Þ Cuando dependemos de nosotros mismos: el cumplimiento de una ley, nuestra justicia propia, nuestras buenas obras, etc.
Somos ciegos incapaces de atinar el camino. Y ningún otro nos puede
ayudar porque, como nosotros, él es también ciego. Necesitamos un poder
de lo alto que no tenemos.
Dos hombres borrachos se subieron a una barca para pasar a la otra
orilla del río. Ya estaba oscuro y ellos remaron toda la noche sin
conseguir llegar al otro lado. Al amanecer, y ya habiéndoles pasado un
poco la borrachera, se dieron cuenta que ni siquiera habían avanzado un
solo metro, ya que la barca había permanecido amarrada en la orilla del
río.
También nosotros estamos amarrados por el lazo del pecado, el cual no
nos permite, por más esfuerzo que hagamos, el llegar hasta la orilla de
la salvación. Ni nuestra buena intención, ni nuestras buenas obras, ni
nuestra propia justicia son capaces de alcanzarnos la salvación.
Y no importa cómo sea ese lazo. Un pajarito no puede volar si está
atado por una cadena de acero o por un hilo delgado, de todas maneras
no puede volar.
Necesitamos alguien que desate el lazo del pecado...
Þ El pecado es,
básicamente, no créele a Dios, no confiar en él porque confiamos más en
nosotros mismos. Creer más en nosotros que El. Preferimos a nosotros y
negarlo a él. No querer depender de su voluntad. Hacer la vida por
nuestra propia cuenta. Es tener ídolos en nuestra vida: y por ídolos
hemos de entender todo lo que de alguna manera suplanta a Dios.
Þ Pecado es todo lo que no proviene de la fe en Dios: Rom 14,23; toda actitud y actividad que brota de la fe.
Þ Los Pecados
son todas las formas concretas con las que manifestamos que estamos
creyendo más en nosotros mismo, en nuestros caminos y medios para
conseguir la felicidad y realización personal, egoísmo y orgullo son
fruto del pecado.
El Pecado hace más daño al hombre que a Dios, por eso El no quiere que pequemos, porque tanto nos ama:
El que me ofende hace daño a su alma: Prov 8,36.
En resumen, el pecado es apartarnos de Dios que es la Vida, y por tanto, entrar en la muerte:
El salario del pecado es la muerte: Rom 6,23
B. La mala noticia
El hombre tiene un problema que el hombre no puede solucionar y un enemigo al que no puede vencer.
El hombre, con toda su ciencia y todo su poder, no es capaz de echar
abajo al príncipe de este mundo, ni quitar el pecado del mundo: hace el
mal que no quiere y no hace el bien que se propone.
El
hombre es de naturaleza pecadora, por eso peca. Por tanto, el hombre no
puede cambiarse a sí mismo. Por sus propias fuerzas no es capaz de
renovarse, hacerse creatura nueva, cambiar su corazón, solucionar el
problema de su existencia.
El
hombre no puede salvarse a sí mismo, porque todo el que quiera salvar
su vida, la pierde. Ningún hombre se puede salvar por sí mismo.
Por
tanto, tampoco ningún hombre puede salvar a otro hombre. Un ciego no
puede guiar a otro ciego, pues los dos se caerían de cabeza al pozo.
El
hombre tiene un problema que el hombre no puede solucionar. Esta es la
peor de todas las noticias que podemos escuchar. Y sin embargo, es la
verdad. Ningún periódico o noticiero, tan lleno siempre de noticias
negativas, ha dado todavía una noticia tan mala como ésta.
El
día que el hombre quiso ser Dios en el Paraíso se hundió en el absurdo.
El día que el hombre quiso construir la torre de Babel que alcanzara el
cielo, fracasó ¡El hombre no puede llegar a Dios!
C. Reconoce tu problema
Ciertamente
somos pecadores, pero con una ventaja, ya que sólo los enfermos pueden
ser sanados y sólo los muertos pueden ser resucitados.
Cuando un ciego cree ver y no reconoce su limitación jamás va a
encontrar la ayuda necesaria para salir de su problema:
Si fueran ciegos no tendrían pecado; pero como dicen: “vemos”, su pecado permanece: Jn 9,41
Cada
año. Con motivo de las fiestas de aniversario de su coronación, el rey
liberaba a un prisionero. Cuando cumplió 25 años de monarca él mismo
quiso ir a la prisión acompañado de su primer ministro y toda la corte
para decidir a cual prisionero iba a liberar.
Cada uno de los encarcelados, pensando que podría ser el agraciado, preparó su discurso de defensa para exponerlo ante el rey.
- Majestad, -dijo el primero- yo soy inocente. Un enemigo me acusó falsamente, y por eso estoy en la cárcel.
- A mí -añadió otro- me confundieron con un asesino, pero yo jamás he matado a nadie.
- El juez me condenó injustamente -dijo un tercero-
Así, todos y cada uno manifestaba al rey por qué razón merecía precisamente la gracia de ser liberado.
Había un hombre en un rincón, que no se acercaba, y entonces le preguntó el rey:
- Tú, ¿por qué estás aquí?
- Porque maté a un hombre, majestad. Soy un asesino.
- Y ¿por qué lo mataste?
- Porque yo estaba muy violento en esos momentos…
- Y ¿por qué te violentaste?
- Porque no tengo dominio sobre mi coraje…
- Pasó
un momento en silencio mientras el rey decía a quién liberaría.
Entonces tomó el cetro y dijo al asesino que acababa de interrogar:
- Tú sales de la cárcel…
- Pero, majestad,- replicó el primer ministro- ¿acaso no parecen más justos cualquiera de los otros?
- Precisamente
por eso, - respondió el rey- saco a este malvado de la cárcel para que
no eche a perder a todos lo demás que parecen buenos.
El
único pecado que no puede ser perdonado es el que no reconocemos. Es
necesario confesar que somos pecadores y no tan buenos como muchas veces
tratamos de aparentar.
Lecturas para profundizar :
Þ El trigo y la cizaña, donde Jesús desentraña el misterio del mal en el mundo.
Þ El fariseo y el publicano, para que te des cuenta que sólo quien confiesa sus limitaciones es capaz de recibir la ayuda adecuada
Otras reflexiones
El pecado trae:
- Sentimientos de Culpabilidad, Soledad, no hay paz y hay tristeza.
Aunque se le quite la etiqueta lo malo es malo.
El Amor de Dios
Objetivo del Tema: Que el evangelizado experimente el amor personal e incondicional de Dios que es nuestro padre
A. Dios te ama personalmente porque El es tu Padre
Así dice Yahvé tu creador, el que te hizo: no temas porque Yo te he rescatado, te he llamado por tu nombre, tú eres mío: Is 43,1
Con amor eterno y gratuito te he amado: Jer 31,3
Dios
ama a todos los hombres pero también ama a cada uno de manera
personal, como cada uno necesita ser amado. Si tú fueras el único
habitante de todo el universo. Dios no podría amarte ya más de lo que
te ama, porque te ama con todo el amor de un Dios poderoso.
Dios no nos ama por lo que nosotros hacemos, sino por que él es nuestro padre:
Cual la ternura de un padre para con sus hijos. Así de tierno es Yahvé para quienes le buscan: Sal 103,13
B. Dios te ama incondicionalmente porque él es amor
Dios es amor: 1 Jn.4,8
¿Podría una madre olvidarse del hijo de sus entrañas? Pues Yo de ti nunca me olvidaré: Is 49,15.
Dios no te pone ninguna condición para amarte, él te ama precisamente como tú eres en estos momentos:
No
importa lo que hayas sido o seas en el presente: pecados, vicios o
defectos. Dios te ama incondicionalmente, porque su amor no cambia.
Incluso, todo fracaso, problema y hasta el pecado en tu vida son ahora
una oportunidad para que experimentes el amor de Dios que es siempre
fiel.
Dios
que señala es todopoderoso que hace todo lo que quiere con su fuerza o
omnipotencia, hay algo que no puede hacer: dejarte de amar.
Los montes se correrán y las colinas se moverán, pero mi amor de ti no se apartará: Is 54,10
En la veleta que señala la dirección de los vientos, un hombre quitó el
gallito y en su lugar puso el siguiente letrero: “Dios es amor”.
Queriendo decir que no importaba de dónde soplaran los vientos, si
había tempestad o calma, Dios siempre nos amaba. No importan las
dificultades y los cambios, Dios siempre nos ama.
Tú no necesitas aparentar otra cosa de lo que tú eres para que Dios
te ame. Te ama como eres. Es más, él te hizo así. El no sólo nos acepta
como somos sino que le gusta como somos: tiene su alegría en nosotros:
Sof 3,17. A cada uno nos dice en lo más intimo esta gran verdad: “Tú
eres mi hijo amado en quien tengo mis complacencias”.
Dios te ama con tus cualidades y defectos. El no te ama por tus
cualidades, sino con tus cualidades. Dios no te deja de amar pero él te
ama a ti. Te acepta y te acepta con amor.
Dios te ama con tus pecados y tus esfuerzos, seas rico o seas pobre.
No necesitas ponerte mascaras delante de él. El te ama porque eres
su hijo y no por otra cosa. No te ama porque tú seas bueno, sino porque
el bueno es él.
· Vean
los pájaros del cielo. Ellos no siembran ni cosechan y Dios les da
cada día su alimento. Nosotros valemos para Dios mucho más que las aves
y todos los animales juntos.
· Vean los lirios del campo. Ellos no hilan ni tejen y Dios los viste con belleza inigualable.
…cuánto más a nosotros que somos sus hijos, aunque seamos pecadores.
Es más, él ama de manera especial a los pecadores. El peor de todos los
pecadores es el más amado de Dios, porque donde abunda el pecado
sobreabunda su amor misericordioso. El más pecador es quien puede
experimentar más perdón, gozo y esperanza, porque es el más necesitado.
C. Dios quiere lo mejor porque eres su hijo
Dios, ciertamente te ama como eres, pero te ama tanto que no te
quiere dejar así. El quiere algo mucho mejor para ti.
Precisamente porque Dios te ama él quiere lo mejor para ti y tiene un plan que él hizo con toda sabiduría y amor para ti.
El
tiene poder para realizar todas las cosas incomparablemente mejor de lo
que nosotros podemos pedir o pensar, con su poder que actúa en
nosotros: Ef. 3,20
Su
plan supera con mucho lo que tú te imaginas o puedes pensar para tu
bien. Como el cielo aventaja a la tierra, así aventaja su plan al
tuyo: Is. 55, 8-9
· Desde
un principio nos creó a su imagen y semejanza, llenos de su amor y
cocreadores con él, capaces de ser sus representantes en este mundo.
· Nos creó en armonía perfecta.
· Con El: una relación personal, íntima y permanente.
· Con los demás: relaciones de justicia, verdad y servicio.
· Con nosotros mismos: con seguridad, paz y dominio propio.
· Con toda la creación: siendo libres y no esclavos de las cosas de este mundo.
· Nos llenó de Felicidad con su gozo, paz y unión.
D. Dios tomó la iniciativa para amarte
Dios te ama, lo único que te pide es que creas en su amor, que creas en él, confíes en suplan, más que en el tuyo.
Lo
primero que Dios nos pide no es que le amemos sino que nos dejemos
amar por él . Solo manifiéstale que quieres experimentar su amor por
ti.
No
se trata de que nosotros intentemos llegar a él. Es él quien quiere
llegar a nosotros. No se trata de que nosotros lo alcancemos a él, sino
de que nos dejemos alcanzar por él. Antes de que nosotros comenzáramos a
buscarlo. El ya nos andaba buscando. El tomó la iniciativa.
Un
día, Saulo de Tarso decidió perseguir a Jesús y emprendió el camino
de Damasco para apresar a los cristianos. Sin embargo, era Jesús quien
lo iba persiguiendo a él, hasta que alcanzó y lo tiró del caballo. En
ese momento Saulo quedó preso, preso del amor de Jesús. Dios lo sedujo y
él simplemente se dejó seducir: (Jer 20,7)
Escribiendo a los Gálatas dice: Ahora aman a Dios: o mejor dicho, ahora que Dios los ama a ustedes: Gal 4.9
Es que no fueron los Gálatas los que amaron a Dios. Primero Dios los
amó a ellos. El amor no consiste en que nosotros amemos a Dios
sino en que él nos amó primero: 1Jn 4,19. No fuimos nosotros los que
elegimos a él. El nos eligió primero: Jn 15,16. Nosotros no le
hacemos a Dios el favor de amarlo. Es él quien nos favorece a
nosotros con su amor que es eterno.
A veces nosotros buscamos a Dios y lo queremos amar. Pero nadie
puede amarlo si antes no ha experimentado su amor. Hay que hacer un
alto, detenernos y dejarnos alcanzar por su amor.
Dios ama a todos los hombres porque todos somos sus hijos y hechura de sus manos.
Ama a los bueno y a los malos, hombres y mujeres, católicos y protestantes, ateos o perseguidores de la Iglesia, sacerdotes, lideres sindicales, cabareteras o prostitutas. Nos ama a todos porque todos somos sus hijos.
Dios
no nos ama por lo que hacemos, sino por lo que somos: sus hijos. Dios
no nos ama porque nosotros somos buenos sino porque el Bueno es él.
No nos ama porque nosotros lo amamos, sino porque él es amor: 1Jn 4,8.
Cuestionario Nº1
1. ¿ Desde cuándo te ha amado Dios? Jeremías 31,3
…………………………………………………………………
2. ¿A quiénes ama Dios? Mateo 5,44-45:
A los ………………………..……………y a los ………………
a los…………………e…………………………………………
3. Tanto amó Dios al mundo que…………………….
……………………………………………………………
………………………………………………….Juan 3,16.
………………………………………………….Juan 3,16.
4. Dios es …………………….1ª de Juan 4,8.
5. En el amor no hay………………………………1ªJuan 4,18.
6. ¿En qué consiste el amor?…………………………………
…………………………………………………….1ª de Juan 4,10
7. Si Dios es amor (caridad), escribe de Dios lo que San Pablo dice sobre el amor (Caridad) en 1 Corintios 13, 4-8:
Dios es …………………. Dios no es ……………………
Dios es …………………. Dios no es ……………………
Dios es ……………....….. Dios no ………………………
Dios todo……………… Dios no ………………………
Dios todo ……………… Dios no ………………………
Dios todo ……………… Dios no ………………………
Dios todo ……………… Dios no………………………
Dios se…………………………
- ¿Cuál de estas características te parece la más importante para tu vida?
………………………………………………………………………
8. Uno las dos columnas haciendo concordar la cita:
Dios nos ama con de:
Þ Padre Salmo 23,3
Þ Madre Jeremías 2,2
Þ Esposo Isaías 62,5
Þ Novio Isaías 49,15
Þ Pastor Salmo 103,13
9. Responde : Verdadero o Falso V F
- Dios nos ama porque Él es nuestro Padre …. ….
- Dios nos ama porque somos cristianos …. ….
- Dios nos ama porque Él es bueno …. ….
- Dios sólo ama a los que le obedecen …. ….
- Dios ama a los pecadores …. …..
- Dios ama porque somos buenos …. …..
10. De acuerdo a Éxodo 34,6 responde: Sí No
- Dios es clemente y compasivo .… ….
- Dios es lento para enojarse …. ….
- Dios es rico en amor y fidelidad …. ….
- Dios mantiene su amor por mil generaciones …. ….
- Dios perdona la iniquidad y el pecado …. ….
La Salvación de Jesús
Objetivo del Tema: Presentar
a Jesús, muerto, resucitado y glorificado como la única solución para
el mundo y cada individuo. Proclamar que ya fuimos salvados por su
sangre.
1. Síntesis de los dos temas anteriores
Dios nos ama, pero el pecado nos impide experimentar ese amor. El hombre solo no puede salvarse.
2. La Buena Noticia
Si
el hombre era incapaz de llegar a Dios, Dios vino al hombre. Si
nosotros no teníamos las fuerzas necesarias para subir a El, EL
descendió a nosotros.
Cuando no había esperanza alguna de solución al problema más grave del
hombre, entonces brilló una luz en medio de las tinieblas: Dios cumplió
su promesa de salvación.
Tanto amó Dios al mundo que le envió a su Hijo único; no para condenar al mundo, sino para salvar al mundo: Jn 3,16-17.
Por tanto, si hay una solución para todos y para cada uno: se llama
Jesús, cuyo nombre significa: Yahvé Salva”. El no sólo trae la
salvación de Dios. El mismo es la salvación. Es el médico y la medicina
al mismo tiempo, es “Dios con nosotros”, salvándonos.
2.1.Vence a Satanás
Desde el momento mismo en que nuestros primeros padres pecaron, Dios nos prometió la salvación: Le dijo a la serpiente:
Enemistad pondré entre ti y la mujer; entre tu linaje y el de ella. Uno de su linaje te aplastará la cabeza: Gen. 3,15
Jesús,
descendiente de la mujer, aplasta la cabeza del enemigo. El príncipe de
este mundo es echado abajo y nada puede contra Jesús. Jesús es el único
que ha vencido a Satanás y a su mundo tenebroso.
¡Animo!: Yo he vencido al mundo: Jn. 16,33
2.2 Salvación del Pecado
Jesús
es el Cordero de Dios que viene a quitar el pecado del mundo para que
podamos vivir en plenitud la vida. Su misión no es sólo quitar los males
y sufrimientos de este mundo, sino arrancar la raíz que origina todo
este mal: el pecado.
- PERDONA EL PECADO:
Por
nuestro pecado, todos nosotros estábamos enemistados de Dios y teníamos
con El una cuenta pendiente que no éramos capaces de saldar.
Nos
pasó como si habiendo comido en restaurante, al momento de querer pagar
la cuenta, no tuviéramos dinero de tal manera que tendríamos que ir
irremediablemente a la cárcel. Pero, en ese instante se acerca el dueño
del establecimiento. Y nos dice: el señor que estaba sentado en al otra
mesa lo conoce a usted y ya pagó toda su cuenta.
Nosotros
debíamos a Dios una cuenta por habernos comido el fruto prohibido, y no
teniendo con qué pagar, debíamos ir al infierno. Pero, Jesús se acercó
hasta nosotros, tomó la nota de cargo que había contra nosotros y la
clavó en su cruz. El Padre, al ver tanto amor de su Hijo por nosotros,
canceló nuestra cuenta. Por tanto, ya estamos en paz con Dios porque ya
nada le debemos. Nuestro Dios es el Dios de los perdones: Neh 9,17.
Nosotros
que estábamos muertos a causa de nuestros delitos (Dios) nos vivificó
juntamente con Cristo y nos perdonó todos nuestros pecados. Canceló la
nota de cargo que había contra nosotros… Y la suprimió clavándola en al
Cruz: Col 2,13-14.
De esta manera ya ninguna condenación pesa sobre nosotros. Nuestros
pecados han sido perdonados gracias a la sangre de Cristo que le pidió a
su Padre cuando estaba colgado en la cruz: "Padre, perdónales porque no saben lo que hacen".
¿Acaso el Padre no escucharía esta oración del Hijo de sus
complacencias. Nada le puede negar a él. Por tanto, ya estamos en paz
con Dios y nos podemos acercar confiadamente a Él por los méritos de
Cristo.
- OLVIDA EL PECADO:
Dios
no sólo perdonó nuestras culpas y pecados, sino que las olvidó
completamente. Cuando Dios perdona, perdona para siempre, es decir, no
se vuelve a acordar nunca más de nuestros pecados perdonados.
Jesús,
enviado del Padre, tomó nuestros pecados y los arrojó hasta el fondo
del mar. Allí han quedado sepultados para siempre y es imposible
volverlos a sacar:
Tú te vuelves a compadecer de nosotros y pisoteas nuestras iniquidades.
¡Tú arrojas hasta el fondo del mar todos nuestros pecados! Miq 7,19
Por tanto, ya no hay quien nos acuse frente a Dios.
Dios nos había prometido a través del profeta Jeremías que en la Nueva Alianza no sólo se apiadaría de nuestras iniquidades, sino que ni se acordaría ya de nuestros pecados: Jer 31,34
Dios
no tiene una lista negra con todos nuestros pecados la cual nos será
mostrada al final de nuestra vida. No. Los pecados perdonados por Dios
ya están completamente olvidados por él. Dios sólo tiene una cosa mala:
mala memoria para nuestros pecados perdonados por la sangre de su Hijo.
Jamás los recuerda o echa en cara.
Cuando
Dios voltea a vernos nos ve perdonados con la sangre preciosa de su
Hijo Amado: somos santos e inmaculados en su presencia, ya que la sangre
de Cristo nos purificó de todo pecado y nos ha llevado hasta la
perfección: Heb 20,24
- LIBERA DEL PECADO :
La
obra de salvación no se limita a quitarnos nuestros pecados. No es como
una lavandería que nos lava lo que está manchado pero que luego
nosotros nos volvemos a ensuciar. No
Jesús no sólo vino a quitar o perdonar el pecado, sino a liberarnos del pecado, es decir nos capacita para ya no pecar.
El
pecado es una esclavitud, una debilidad que arrastra a nuestro cuerpo.
Hacemos el mal que no queremos y no somos capaces de hacer el bien que
deberíamos, de tal manera que gemimos en ansias de la liberación de esta
debilidad que nos encadena: Rom 7, 14-25.
Nos
pasó como aquellos matrimonios antiguos: desde que nacimos fuimos
desposados con el pecado. El era nuestro amo que mandaba cruelmente
sobre nosotros, nos maltrataba, hacía sufrir y nos esclavizaba. Pero un
día al ver Jesús que no éramos libres, tomó ese pecado y lo hizo morir
en su cruz, quedando de esa manera nosotros totalmente libres, gracias a
Cristo Jesús muerto y resucitado.
Una
vez ya liberados de nuestro antiguo marido, cual casta virgen, fuimos
desposados con Cristo Jesús. Desde entonces el pecado ya no señorea
sobre nosotros, ya no tenemos por qué obedecerle y hacer lo que nos
manda. El pecado ya no tiene ningún poder sobre nosotros ni estamos a su
servicio, sino que por amor servimos a Jesús, con quien ahora estamos
desposados: 2Cor 11,2.
En
Cristo Jesús fuimos hechos nuevas criaturas. Todo lo viejo pasó, el
hombre viejo murió y ahora somos completamente nuevos (2Cor 5,21). Para
ser libres nos libertó Cristo (Gal 5,1). Contamos ahora con la fuerza de
Dios para vencer el pecado y éste ya perdió todo su poder de influencia
sobre nosotros.
2.3. Comunica Vida Divina : paz.
Dios
no envió a su Hijo amado sólo a desatar nudos o romper cadenas de
pecado sino que especialmente fue enviado para traer vida, y vida en
abundancia: Jn10,10.
Jesús
es presencia del amor del Padre para con los pecadores, para allí donde
abunda el pecado, sobreabunde el amor misericordioso de Dios: Rom 5,20.
El
vivió la vida humana en toda su plenitud y riqueza, enseñándonos la
verdadera dimensión de haber sido creados a imagen y semejanza de Dios.
Jesús le da verdadero sentido a la existencia, e instaura la paz en
todas sus dimensiones.
- LA MUJER ADÚLTERA: Jn 8,3-11 (paz consigo misma).
Los
que la sorprendieron pecando la llevaron a Jesús, seguros de que iban a
confirmar la pena de muerte decretada por Moisés. Mas, contrariamente,
Jesús tiene fe en ella, aunque haya sido infiel; devolviéndole toda la
dignidad perdida. La hace mujer. Para Jesús todo tiene remedio. Es más,
ni siquiera hace alusión a su pasado. Tampoco la condena. Para ella hay
un porvenir totalmente nuevo y abierto: Vete y no peques más, le dice
- EL RICO ZAQUEO: Lc 19,1-10 (paz con los demás)
Zaqueo
era un hombre muy rico, al que nada le faltaba, excepto estatura. Sin
embargo, para compensar su baja estatura había hecho de las más altas
riquezas, a costa de injusticias y opresiones, aprovechándose de los
demás.
Un
día, entro Jesús a la ciudad de Jericó y Zaqueo se tuvo que subir a un
árbol para poder verlo. Jesús lo vio y se invitó a comer a su casa.
Desde entonces todo cambió. Le quitó la seguridad donde esta afianzada
su vida y le dio otra seguridad más firme e inconmovible; la alegría de
ser justo.
Jesús
cambio la vida de Zaqueo. Le dio un nuevo sentido, mostrándole que un
hombre no se puede satisfacer con las cosas de este mundo, que hay un
mundo más transcendente que las cosas que podemos contar o tocar: el
Reino de los Cielos. Zaqueo fue liberado de la codicia, y comenzó a
vivir en justicia y paz con todo el mundo.
- EL LADRÓN ARREPENTIDO: Lc 23,39-43 (paz con Dios)
Por
asesino y por ladrón lo habían condenado a morir en una cruz. Ya ni los
azotes ni la cárcel eran remedio para él. Nada ni nadie podía
corregirlo: por eso, lo condenaron a muerte y fue crucificado el
viernes Santo a la derecha y de otro hombre, Jesús, que nada malo había
hecho.
Todos le habían condenado, y hasta él mismo llegó a estar de acuerdo que ya no había otro remedio para él sino la muerte. "Nosotros sufrimos un justo castigo",
dijo. Le parecía normal tener que morir. Estaba convencido que para él
no había ninguna esperanza de salvación y recuperación en este mundo.
Pero
recurrió a Jesús que estaba sufriendo el mismo suplicio, y Jesús le
abrió una puerta al que todo mundo le cerraba el derecho a la
existencia. Jesús no rechazó al rechazado por la ley y la justicia de
este mundo. Al contrario, le dio una Nueva Vida al que moría: "Hoy estarás conmigo en el Paraíso".
Para Jesús no todo está acabado. La vida de ninguno termina, ni
siquiera con la muerte. Para Jesús nadie está condenado a muerte, todo
tiene remedio. El ladrón encontró la reconciliación con Dios a través de
Jesús crucificado.
3. Cómo se realizó Nuestra Salvación
Jesús realizó una vez para siempre la salvación íntegra del hombre y de todos los hombres:
3.1 Por su encarnación
La prueba de que Dios nos ama es que siendo nosotros pecadores
nos envió a su propio Hijo el cual tomó nuestra carne de pecado: Rom. 5,9.
El
Hijo de Dios, siendo de condición divina, tomó carne pecadora y habitó
entre nosotros, haciéndose semejante a nosotros en todo, menos en el
pecado: Jer. 4,15. Asumió todas nuestras limitaciones humanas y vivió
plenamente nuestra vida, con su grandeza y su miseria: lloró, cantó, se
sintió solo y abandonado, se llenaba de gozo y su rostro reflejaba
esperanza, pero tampoco le faltó el momento del pavor y de la angustia.
Admiraba los campos, el cielo y los animales, pero sufría hasta las
lágrimas la dureza de su pueblo. En fin, al hacerse hombre unió en sí
mismo, en una sola persona, toda la vida del hombre y toda la vida de
Dios. La ruptura entre Dios y el hombre originada por el pecado de
nuestros primeros padres quedó unida para siempre en el Dios-hombre a
quien llamaban Jesús.
Jesús
es "Emmanuel"; Dios con nosotros: Mt 1,23. Y si Dios está con nosotros
¿quién contra nosotros? Nada ni nadie nos puede separa del amor de Dios
manifestado en Cristo Jesús: Rom 8,31.
3.2 Por su muerte
Jesús
no fue asesinado. El voluntariamente se entregó a la muerte por amor a
nosotros los pecadores para cargar con nuestro pecado. El tomó sobre sí
todos nuestros pecados y al morir en la cruz murió con él nuestro
pecado. De esta manera nuestro pecado quedó para siempre muerto en la
cruz de Cristo.
Es
como si muere una persona que se llama Luis-Alfonso. Naturalmente que
cuando se muere Luis en ese mismo instante muere Alfonso. Eso fue lo que
sucedió en la muerte de Jesús. El no tenía pecado, pero, cargando con
todos nuestros pecados se hizo pecado: 2Cor 5,21. Por tanto, en la cruz
estaba agonizando Jesús-Pecado; y al morir Jesús a las 3 de la tarde de
aquel Viernes Santo, también murió pecado, nuestro pecado. En la cruz
de Cristo murió todo lo que debía y podía morir.
Además
Jesús suprimió todas consecuencias del pecado. Si el pecado es la causa
de todos los males en este mundo, al ser arrancada de raíz por Jesús,
fueron suprimidas todas las nefastas consecuencias del pecado:
- Con su resistencia pacífica murió toda violencia.
- Con la entrega de todo lo que tenía, murió el afán de las riquezas y la ambición de poder.
- Con su impotencia murió el deseo de dominio y poder terreno.
- Con su sumisión al Padre murió la independencia frente a Dios.
- Con el abandono en las manos de su Padre, murió toda confianza y seguridad terrenas.
- Con el perdón otorgado a sus verdugos murieron los odios, rencores y resentimientos.
- Con su confianza murió toda desesperación y angustia.
- Con su entrega murió egoísmo.
En
la cruz de Jesús murió todo lo que no nos dejaba vivir como hijos de
Dios y por su sangre fuimos rescatados, lavados y purificados. El
soportó el castigo que nos trae la paz y por sus heridas fuimos
liberados.
3.3 Por su resurrección
La
obra salvífica de Jesús no terminó en la cruz. Lo que pasó después fue
aun más admirable, ya que al tercer día de haber muerto y haber sido
sepultado, el poder de Dios lo resucitó de entre los muertos, quedando
para siempre muerto nuestro pecado, mientras que Jesús resucitaba con
una Nueva Vida para ofrecerla a todos nosotros.
Sucedió
como cuando un malhechor es sentenciado a cadena perpetua. Naturalmente
que no va querer entrar a la cárcel porque sabe que de allí nunca podrá
volver a salir. Entonces tratará de escaparse por todos los medios.
Para que esto no suceda, un policía lo amarra y se mete junto con el
malhechor hasta adentro del penal. Ciertamente los dos tiene que entrar a
la cárcel, pero en cuanto al policía lo deja detrás de la rejas, él
sale libre y el malvado queda aprisionado.
Eso
mismo fue lo que hizo Jesús para encarcelar nuestro pecado. Cargó con
él hasta la tumba y allí lo dejo encerrado y enterrado. Pero al tercer
día, Jesús salió de la tumba y dejó para siempre muerto nuestro pecado.
En la resurrección Jesús vence a la peor de todas las consecuencias del pecado: la muerte. Por eso podemos cantar victoriosos. ¿Dónde está, oh muerte tu victoria? 1 Cor 15,55
Al
resucitar Jesús abrió todas las posibilidades para la humanidad. Si un
muerto resucita entonces todo lo demás también es posible y sencillo:
los ciegos ven, los paralíticos andan, los afligidos encuentran consuelo
y esperanza. Se abre una puerta para el género humano, una luz brilla
en medio de las tinieblas. Una Nueva Vida es posible. El gozo, la paz,
la paciencia, la comprensión, la libertad, la justicia y la armonía se
pueden vivir en este mundo, porque Cristo ha resucitado. Si Dios
resucitó a Jesús de la muerte entonces también puede librarnos a
nosotros de todo lo que no nos deja vivir plenamente nuestra vida:
injusticias, opresiones, colonialismo, dependencias, etc.
Si
a través de la encarnación de su Hijo, Dios vino a hacer morada entre
los hombres, por la resurrección de Jesús un hombre está ya con Dios. Se
ha restablecido ya totalmente el puente de comunicación entre Dios con
los hombres y los hombres con Dios, gracias a la resurrección de Jesús.
En
Cristo no hay muerte. Todo es vida en él. Ha resucitado y está vivo,
ofreciéndonos su vida de resucitado. No sólo resucitó, sino que nos ha
resucitado, juntamente con él.
4 Conclusión
Jesús, muerto y resucitado, es la solución de Dios para el mundo. El es la única solución . No hay otro camino.
No hay otro Nombre dado a los hombres por el cual podamos ser salvados: Hech 4,12
El
es el único capaz de quitar el pecado del mundo y vencer a Satanás,
suprimiendo lógicamente todas las consecuencias del pecado.
En su cruz dio su vida por nosotros. En su resurrección dio su vida a
nosotros. En su cruz murió nuestro pecado y en su resurrección nos
comunicó vida abundante para que como él, vivamos como hijos de Dios.
Jesús
no nos salva hoy. Jesús ya nos salvó desde hace dos mil años por su
muerte y resurrección. Nosotros, por nuestro pecado, éramos como un
barco que se hundía en medio del mar y sólo había una barca salvavidas.
Esa barca es Jesús que cuando nos encontramos con él no sólo nos salva
nuestra vida sino que nos da una vida totalmente nueva. No hay otro
camino para ser salvado. El es la única y real esperanza para el hombre
y el mundo.
Si
Jesús no nos salva hoy es porque ya nos salvó desde hace dos mil años
por su muerte y resurrección, ciertamente su salvación sí es para hoy
para cada uno de nosotros. Es el mismo, ayer, hoy y siempre, y tiene
ganada la victoria sobre el pecado y todo el mal en este mundo.
Nosotros
estábamos muertos a causa de nuestros delitos y pecados en los cuales
vivimos en otros tiempos según el proceder de este mundo, según el
imperio de Satanás que actúa en los rebeldes en medio de las tendencias
de la carne y siguiendo los apetitos de la carne y de los malos deseos,
destinados como todos ellos también al castigo...
Pero,
Dios, rico en misericordia, por el grande amor con que nos amó,
estando muertos a causa de nuestros delitos, nos vivificó juntamente con
Cristo -por gracia han sido salvados- con él nos resucitó y nos hizo
sentar en los cielos en Cristo Jesús. Ef. 2,1-6
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